29 de julio de 2020

Reflexiones sobre la Palabra. Migaja 129.

“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (129)

 

Atención a los falsos profetas y maestros

 

Segunda carta de San Pedro (3)

 

Queridos hermanos: 

San Pedro nos avisa de que surgirán falsos profetas que propondrán ideas equivocadas que llevan a la perdición. No puede ser más actual:

“Lo mismo que hubo en el pueblo falsos profetas, también habrá entre vosotros falsos maestros que propondrán herejías de perdición y, negando al Dueño que los adquirió, atraerán sobre sí una rápida perdición. Muchos seguirán su libertinaje y por causa de ellos se difamará el camino de la verdad. Y por codicia negociarán con vosotros con palabras artificiosas; su sentencia está activa desde antiguo y su perdición no duerme. (2 Pedro 2,1-3).

Error que lleva a la perdición, libertinaje, difamación del Camino de la Verdad, codicia. Y pone San Pedro varios ejemplos del pasado. En primer lugar los ángeles que pecaron:

“En efecto, Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en las tenebrosas cavernas del infierno, los entregó reservándolos para el juicio” (2 Pedro 2,4).

 

También propone a la generación del Diluvio: “y no perdonó al mundo antiguo provocando el diluvio sobre un mundo de impíos, aunque preservó a Noé, el pregonero de la justicia, y a otros siete” (2 Pedro 2,5).

También propone las Ciudades de Sodoma y Gomorra:

“condenó a la catástrofe a las ciudades de Sodoma y Gomorra, reduciéndolas a ceniza y dejándolas como ejemplo para los impíos del futuro; libró al justo Lot, acosado por la conducta libertina de los corruptos —pues este justo, con lo que veía y oía de aquellos con quienes convivía, sentía atormentada su alma justa por sus obras inicuas—. (2 Pedro 2,6-8).

Ha propuesto San Pedro el ejemplo de Noé y de Lot, que han sido librados. También el Señor nos librará. Librará a los piadosos:

“Así pues, bien sabe el Señor librar de la prueba a los piadosos y guardar a los impíos para castigarlos en el día del juicio, y sobre todo a los que andan tras la carne con deseos lascivos y desprecian el Señorío.” (2 Pedro 2,9-10).

Jesús, vuestro párroco

 

 

 


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