31 de mayo de 2014

Domingo 1 de junio de 2014. ASCENSIÓN.


Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Domingo 1 de junio de 2014

                 Queridos hermanos:
Celebramos este domingo la Solemnidad de la Ascensión del Señor. Decía A. Chomjakov que “al cielo sólo se puede subir junto con todos; al infierno va cada uno solo”, (cit. en El Camino del Espíritu de Spidlik). Jesucristo lleva en su humanidad a todos los hombres al cielo. En la encarnación se unió a todos, padeció la cruz por todos y resucitó al tercer día para que “en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén”. (Lc 24, 47). En su ascensión se lleva a todos. Es el Misterio de la elección de todos y cada uno en la persona de Cristo (Ef 1,4ss).
¿Qué hace Cristo al ascender? Levanta las manos y bendice a los discípulos. Él, como Sumo sacerdote, presenta sus llagas gloriosas ante el Padre en una intercesión por todos, para que no se pierda ninguno. “Cuando sea elevado atraeré a todos hacia mi” (Jn 12,32). ¿Y qué hacen los discípulos? Según la conclusión de San Lucas, adorar, “se postraron”, bendecir a Dios, estar unidos, reunirse y estar llenos de alegría.
Estas palabras pueden resumir aquello que hará de primera comunidad cristiana una Iglesia misionera hasta los confines de la tierra, procurando llegar a todos. La adoración y bendición a Dios, por un lado, y la unión en caridad, llenos de alegría, son las dos alas que les hará volar al anuncio misionero.
Decía Dominique Rey, obispo de Toulon (Francia), en el congreso sobre Nueva Evangelización organizado por las diócesis de Solsona y Vic el 7 y 8 de enero de 2012, que “el dinamismo misionero de la Iglesia no se reduce a un movimiento hacia fuera. La Iglesia es primeramente misionera por su existencia como comunidad reunida por la fe, la liturgia, la caridad, y que vive del Evangelio. Ofrece entonces la prueba, el signo de la presencia en ella de Jesucristo resucitado. Interpela a aquellos que buscan una esperanza, una comunión, un sentido a la vida; esta era ya la manera misionera descrita por los Hechos de los Apóstoles (2,42)”.
Una comunidad cristiana que vive en el gozo de ser amada y perdonada, que mantiene la adoración y la bendición con entusiasmo, cuyos cristianos pasan tiempo juntos, que, no solo irradia caridad hacia fuera, sino también entre sus miembros, que se conocen y ayudan mutuamente, que cuida la belleza, reverencia y dignidad de las celebraciones, sobre todo de la eucarística, una comunidad así, ya es misionera. Se convierte en signo del cielo, visibilización del cuerpo glorioso de Jesucristo. Y esto debe llegar hasta los confines de la tierra.
Jesús, vuestro párroco
+  Conclusión del santo evangelio según san Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: — «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
Palabra del Señor.
La misión, exigencia de la catolicidad de la Iglesia
849  El mandato misionero. "La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser 'sacramento universal de salvación', por exigencia íntima de su misma catolicidad, obedeciendo al mandato de su Fundador se esfuerza por anunciar el Evangelio a todos los hombres" (AG 1): "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 19-20).
850           El origen la finalidad de la misión. El mandato misionero del Señor tiene su fuente última en el amor eterno de la Santísima Trinidad: "La Iglesia peregrinante es, por su propia naturaleza, misionera, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el plan de Dios Padre" (AG 2). El fin último de la misión no es otro que hacer participar a los hombres en la comunión que existe entre el Padre y el Hijo en su Espíritu de amor (cf Juan Pablo II, RM 23).
851 El motivo de la misión. Del amor de Dios por todos los hombres la Iglesia ha sacado en todo tiempo la obligación y la fuerza de su impulso misionero: "porque el amor de Cristo nos apremia..." (2 Co 5, 14; cf AA 6; RM 11). En efecto, "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1 Tm 2, 4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera.
852 Los caminos de la misión. "El Espíritu Santo es en verdad el protagonista de toda la misión eclesial" (RM 21). Él es quien conduce la Iglesia por los caminos de la misión. Ella "continúa y desarrolla en el curso de la historia la misión del propio Cristo, que fue enviado a evangelizar a los pobres... impulsada por el Espíritu Santo, debe avanzar por el mismo camino por el que avanzó Cristo; esto es, el camino de la pobreza, la obediencia, el servicio y la inmolación de sí mismo hasta la muerte, de la que surgió victorioso por su resurrección" (AG 5). Es así como la "sangre de los mártires es semilla de cristianos" (Tertuliano, apol. 50).
“La alegría de los discípulos después de la «ascensión» corrige nuestra imagen de este acontecimiento. La «ascensión» no es un marcharse a una zona lejana del cosmos, sino la permanente cercanía que los discípulos experimentan con tal fuerza que les produce una alegría duradera. Así, la conclusión del Evangelio de Lucas nos ayuda a comprender mejor el comienzo de los Hechos de los Apóstoles en el que se relata explícitamente la «ascensión» de Jesús. Aquí, a la partida de Jesús precede un coloquio en el que los discípulos –todavía apegados a sus viejas ideas– preguntan si acaso no ha llegado el momento de instaurar el reino de Israel. A esta idea de un reino davídico renovado Jesús contrapone una promesa y una encomienda. La promesa es que estarán llenos de la fuerza del Espíritu Santo; la encomienda consiste en que deberán ser sus testigos hasta los confines del mundo. Se rechaza explícitamente la pregunta acerca del tiempo y del momento. La actitud de los discípulos no debe ser ni la de hacer conjeturas sobre la historia ni la de tener fija la mirada en el futuro desconocido. El cristianismo es presencia: don y tarea; estar contentos por la cercanía interior de Dios y –fundándose en eso– contribuir activamente a dar testimonio en favor de Jesucristo.” (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret)
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“Juan es el único que habla explícitamente de « mandato » —palabra que equivale a « misión »— relacionando directamente la misión que Jesús confía a sus discípulos con la que él mismo ha recibido del Padre: « Como el Padre me envió, también yo os envío » (Jn 20, 21). Jesús dice, dirigiéndose al Padre: « Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo » (Jn 17, 18). Todo el sentido misionero del Evangelio de Juan está expresado en la « oración sacerdotal »: « Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tu has enviado Jesucristo » (Jn 17, 3). Fin último de la misión es hacer participes de la comunión que existe entre el Padre y el Hijo: los discípulos deben vivir la unidad entre sí , permaneciendo en el Padre y en el Hijo, para que el mundo conozca y crea (cf. Jn 17, 21-23). Es éste un significativo texto misionero que nos hace entender que se es misionero ante todo por lo que se es, en cuanto Iglesia que vive profundamente la unidad en el amor, antes de serlo por lo que se dice o se hace.” (S. Juan Pablo II, Redemptoris missio 23)
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“Hemos escuchado en la primera lectura cómo la comunidad apostólica estaba reunida en oración en el Cenáculo, con María, la madre de Jesús (cf. Hch 1,12-14). Esto es un retrato de la Iglesia, que hunde sus raíces en el acontecimiento pascual. En efecto, el Cenáculo es el lugar en el que Jesús instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio, en la Última Cena; y donde, resucitado de entre los muertos, derramó el Espíritu Santo sobre los Apóstoles la tarde de Pascua (cf. Jn 20,19-23). El Señor había ordenado a sus discípulos «que no se alejaran de Jerusalén sino “aguardad que se cumpla la promesa del Padre”» (Hch 1,4); es decir, les había pedido que permanecieran juntos para prepararse a recibir el don del Espíritu Santo. Y ellos se reunieron en oración con María en el Cenáculo, en espera del acontecimiento prometido (cf. Hch 1,14). Permanecer juntos fue la condición puesta por Jesús para recibir la llegada del Paráclito, y la oración prolongada fue el presupuesto de su concordia. Encontramos aquí una formidable lección para toda comunidad cristiana. A veces se piensa que la eficacia misionera depende principalmente de una atenta programación y de su sagaz puesta en práctica mediante un compromiso concreto. Ciertamente, el Señor pide nuestra colaboración, pero antes de cualquier respuesta nuestra es necesaria su iniciativa: su Espíritu es el verdadero protagonista de la Iglesia, al que se ha de invocar y acoger.” (Benedicto XVI, Homilia 5 junio 2011)
Jesús, quisiéramos saber qué ha sido para ti volver al seno del Padre, volver a él no sólo como Dios, sino también como hombre, con las manos, los pies y el costado con esa llaga de amor. Sabemos lo que es entre nosotros la separación de las personas que amamos: la mirada los sigue todo lo que puede cuando se alejan… Concédenos, como a los apóstoles, esa luz que ilumina los ojos del corazón y que nos hace intuir que estás presente para siempre.
Como cada año, el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española (CEE) anima a los católicos y a todas las personas que aprecian la labor de la Iglesia a marcar la X a favor de la Iglesia en su Declaración de la Renta. En esta ocasión el lema de la Campaña es “Haz de tu Declaración de la Renta, una declaración de principios [...] En el último Ejercicio, correspondiente al IRPF de 2012, (Campaña de la Renta 2013) un total de 7.339.102 declaraciones fueron a favor de la Iglesia, lo que supone que la cantidad total recaudada por Asignación Tributaria fue de 249.051.689. Teniendo en cuenta que 1 de cada 5 de las declaraciones son conjuntas, se puede estimar que en torno a 9 millones de declarantes asignaron a favor de la Iglesia Católica, aproximadamente 900.000 más de las que asignaban en el año 2006. Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia en España depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia. Quienes libremente quieran hacerlo, pueden marcar la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración. Un 0,7 por ciento de sus impuestos se dedicará así, sin coste adicional alguno para el contribuyente, a la enorme labor que la Iglesia desarrolla. Es compatible con marcar la casilla llamada “Fines sociales”. En ese caso, el Estado dedicará un 0,7%  a esos “fines” y un 0,7% a la Iglesia. ”.
1. El lunes 2, a las 18 h., los niños de 1º de comunión tendrán el final de curso con la visita a la Virgen de los Desamparados en la Colegiata.
2. El grupo de oración se reunirá el lunes 2 a las 20.30 h.
3. El martes 3 los niños de 2º curso de catequesis de comunión visitarán el Palacio a las 18 h. dando así por concluido el curso.
4. Los niños de 3º curso de comunión irán de excursión, final de curso, al convento de las Clarisas el miércoles 4 a las 18 h.
5. El jueves 5, después de la Eucaristía, estará la Adoración por ser primer jueves de mes.
6. El viernes 6 se visitará a los enfermos de la parroquia a partir de las 10.30 h. Se ruega si tienen algún familiar enfermo o conocen de alguna persona que necesite los sacramentos lo comunique a D. Jesús o D. Arturo.
7. El grupo Anatolé tendrá el final de curso el viernes 6 por la tarde a las 18 h. Ya por la noche, el grupo de confirmación, también concluirán el curso a las 20.15 h.
8. El sábado estará la última Misa de niños, a las 18 h. Rogamos la máxima participación posible para dar gracias a Dios por todos los bienes que han recibido vuestros hijos a lo largo de este curso.
9. Peregrinación diocesana a Lourdes de enfermos y discapacitados con el Sr. Arzobispo del 26 al 30 de junio. Interesados contactar con Elena.
10. Campamento con niños y jóvenes de 6 a 12 años en la Sierra de Mariola del 12 al 20 de julio. Contactar con D. Arturo o Pau Todolí.
11. Peregrinación a Santiago de Compostela del 7 al 17 de agosto. Interesados contactar con D. Arturo.
Del 2 al 8 de junio de 2014
Lunes 2. 19.30 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Ferrer—Puig. 
Martes 3. 19.30 h.: En sufragio de Rogelio Roselló. 
Miércoles 4. S. Bonifacio, Obispo y Martir. 19.30 h.: En sufragio de Octavio Monllor Colomina. 
Jueves 5. 19.30 h.: sin intención. 
Viernes 6. 19.30 h.: sin intención. 
Sábado 7. PENTECOSTÉS. 18.00 h.: Con niños: En sufragio de los difuntos de la familia García—Estruch. 19.30 h.: En sufragio de Fernando García Morant. 21.00 h.: sin intención.
Domingo 8. PENTECOSTÉS. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. Bautizos. 19.30 h.: En sufragio de Antonio Casanova.

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23 de mayo de 2014

Domingo 25 de mayo de 2014. VI PAS A


Parroquia de Sant Francesc de Borja
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Domingo 25 de mayo de 2014

Queridos hermanos:
Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad.” (Jn 14, 16) Estas palabras de nuestro Señor Jesucristo nos hablan de una promesa: el envío del Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad.
La semana pasada escuchábamos en el Evangelio de boca de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6). El Espíritu del Señor nos hace vivir en la verdad, nos convence en lo que respecta a la verdad y a la mentira, porque él nos explica el mensaje de Cristo. Él es el defensor porque nos dice, explica la verdad al contrario del diablo, padre y “príncipe de la mentira” (Jn 8, 44). ¡Cuántas palabras escuchamos en nuestras vidas, y sin embargo son dardos encendidos que atentan contra nuestra vida y la de los demás! Es esta la función del diablo, como lo hizo con Eva, presentar al mal bajo la forma del bien. Por eso Dios quiere enviar a su Espíritu para convencer al mundo en lo que respecta que el mundo se ha equivocado al no creer en el Cristo: “Nadie puede decir que Jesús es el Señor sino es bajo la acción del Espíritu Santo” (1 Co 12, 3).
Este Espíritu, que ha sido prometido a los Apóstoles, y ahora se nos anuncia su envío en plenitud, se perpetua a lo largo de los siglos en la Iglesia por medio de los sacramentos en particular en el de la Confirmación. De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de Pentecostés. Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo; hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11); nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf DS 1319; LG 11,12). (CEC 1302 y 1303).
Que la Virgen, esposa del Espíritu Santo, interceda por nosotros para que seamos cada día presencia del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Arturo vuestro vicario
Lectura del santo evangelio según san Juan         14, 15‑21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‑ «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»

Palabra del Señor.
729           Solamente cuando ha llegado la Hora en que va a ser glorificado Jesús promete la venida del Espíritu Santo, ya que su Muerte y su Resurrección serán el cumplimiento de la Promesa hecha a los Padres (cf. Jn 14, 16-17. 26; 15, 26; 16, 7-15; 17, 26): El Espíritu de Verdad, el otro Paráclito, será dado por el Padre en virtud de la oración de Jesús; será enviado por el Padre en nombre de Jesús; Jesús lo enviará de junto al Padre porque él ha salido del Padre. El Espíritu Santo vendrá, nosotros lo conoceremos, estará con nosotros para siempre, permanecerá con nosotros; nos lo enseñará todo y nos recordará todo lo que Cristo nos ha dicho y dará testimonio de él; nos conducirá a la verdad completa y glorificará a Cristo. En cuanto al mundo lo acusará en materia de pecado, de justicia y de juicio.
730 Por fin llega la Hora de Jesús (cf. Jn 13, 1; 17, 1): Jesús entrega su espíritu en las manos del Padre (cf. Lc 23, 46; Jn 19, 30) en el momento en que por su Muerte es vencedor de la muerte, de modo que, "resucitado de los muertos por la Gloria del Padre" (Rm 6, 4), enseguida da a sus discípulos el Espíritu Santo dirigiendo sobre ellos su aliento (cf. Jn 20, 22). A partir de esta hora, la misión de Cristo y del Espíritu se convierte en la misión de la Iglesia: "Como el Padre me envió, también yo os envío" (Jn 20, 21; cf. Mt 28, 19; Lc 24, 47-48; Hch 1, 8).
1108 La finalidad de la misión del Espíritu Santo en toda acción litúrgica es poner en comunión con Cristo para formar su Cuerpo. El Espíritu Santo es como la savia de la viña del Padre que da su fruto en los sarmientos (cf Jn 15,1-17; Ga 5,22). En la Liturgia se realiza la cooperación más íntima entre el Espíritu Santo y la Iglesia. El Espíritu de Comunión permanece indefectiblemente en la Iglesia, y por eso la Iglesia es el gran sacramento de la comunión divina que reúne a los hijos de Dios dispersos. El fruto del Espíritu en la Liturgia es inseparablemente comunión con la Trinidad Santa y comunión fraterna (cf 1 Jn 1,3-7).
"El Espíritu sopla donde quiere", dice Jesús en su conversación con Nicodemo (Jn 3,8). No podemos trazar pues, sobre el plan doctrinal y práctico, normas que conciernen exclusivamente a las intervenciones del Espíritu Santo en la vida de los hombres. Puede manifestarse bajo las formas más libres y más imprevistas: "jugaba con la bola de la tierra" (cf Pr 8,31)… Pero para los que quieren captar las ondas sobrenaturales del Espíritu Santo, hay una regla, una exigencia que se impone de modo ordinario: la vida interior.  Dentro del alma es donde se encuentra con este huésped indecible: "dulce huésped del alma", dice el maravilloso himno litúrgico de Pentecostés. El hombre se hace "templo del Espíritu Santo", nos repite san Pablo (1Co 3,16; 6,19). El hombre de hoy, y también el cristiano muy a menudo, incluso los que están consagrados a Dios, tienden a secularizarse. Pero no podrá, jamás deberá olvidar esta exigencia fundamental de la vida interior si quiere que su vida sea cristiana y esté animada por el Espíritu Santo. Pentecostés ha sido precedido por una novena de recogimiento y de oración. El silencio interior es necesario para oír la palabra de Dios, para sentir su presencia, para oír la llamada de Dios. Hoy, nuestro espíritu está demasiado volcado hacia el exterior; no sabemos meditar, no sabemos orar; no sabemos acallar todo el ruido que hacen en nosotros los intereses exteriores, las imágenes, los humores. No hay en el corazón el espacio tranquilo y consagrado para recibir el fuego de Pentecostés… La conclusión es clara: hay que darle a la vida interior un sitio en el programa de nuestra ajetreada vida; un sitio privilegiado, silencioso y puro; debemos encontrarnos a nosotros mismos para que pueda vivir en nosotros el Espíritu vivificante y santificante.” (Pablo VI, Audiencia General 17-05-1972)
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“Cuando ya era inminente para Jesús el momento de dejar este mundo, anunció a los apóstoles « otro Paráclito ». El evangelista Juan, que estaba presente, escribe que Jesús, durante la Cena pascual anterior al día de su pasión y muerte, se dirigió a ellos con estas palabras: « Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo... y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de la verdad ».Precisamente a este Espíritu de la verdad Jesús lo llama el Paráclito, y Parákletos quiere decir « consolador », y también « intercesor » o « abogado ». Y dice que es « otro » Paráclito, el segundo, porque él mismo, Jesús, es el primer Paráclito, al ser el primero que trae y da la Buena Nueva. El Espíritu Santo viene después de él y gracias a él, para continuar en el mundo, por medio de la Iglesia, la obra de la Buena Nueva de salvación. De esta continuación de su obra por parte del Espíritu Santo Jesús habla más de una vez durante el mismo discurso de despedida, preparando a los apóstoles, reunidos en el Cenáculo, para su partida, es decir, su pasión y muerte en Cruz.” (S. Juan Pablo II, Dominum et vivificantem)
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“Y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito para que esté con vosotros siempre: el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce”; es la promesa de otro Defensor: el Espíritu de la verdad: “no os dejaré desamparados, volveré”. Nos acercamos a la fiesta de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo: “vosotros le conocéis porque permanece a vuestro lado y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, yo volveré a vosotros”. Y en esta nueva venida Jesús revela nuestra unión con el Padre: “Sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros”. “Allí donde está la Iglesia, allí está también el Espíritu de Dios; y allí donde está el Espíritu de Dios, está la Iglesia y toda gracia (San Ireneo, haer. 3, 24, 1)"
Dios es Amor. Tú, Padre, nos has amado tanto, lo hemos experimentado a lo largo de la Historia: en Egipto, en Israel, en la Cruz, en nuestras vidas. A veces la enfermedad pretende arrebatarnos esta increíble experiencia, otras veces, es la ocasión para vivirla. También hoy sigo sintiendo tu Amor, en tantos acontecimientos, en tantas experiencias, en tantas personas. Un amor que no me deja indiferente: me empuja también a mí a Amar, a amar en dos direcciones: a Ti y al hermano. Dame tu Espíritu, Señor, para amar siempre como Tú: mirar como Tú, servir como Tú, entregarme como Tú. Con los enfermos, pero también cuando a mi me toque la enfermedad o el sufrimiento. Que tu Amor me contagie y penetre, para llegar a decir también yo: “ya no soy yo, es Cristo quien ama en mí.” (CEE Comisión episcopal de Pastoral de la salud)
Como cada año, el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española (CEE) anima a los católicos y a todas las personas que aprecian la labor de la Iglesia a marcar la X a favor de la Iglesia en su Declaración de la Renta. En esta ocasión el lema de la Campaña es “Haz de tu Declaración de la Renta, una declaración de principios [...] En el último Ejercicio, correspondiente al IRPF de 2012, (Campaña de la Renta 2013) un total de 7.339.102 declaraciones fueron a favor de la Iglesia, lo que supone que la cantidad total recaudada por Asignación Tributaria fue de 249.051.689. Teniendo en cuenta que 1 de cada 5 de las declaraciones son conjuntas, se puede estimar que en torno a 9 millones de declarantes asignaron a favor de la Iglesia Católica, aproximadamente 900.000 más de las que asignaban en el año 2006. Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia en España depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia. Quienes libremente quieran hacerlo, pueden marcar la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración. Un 0,7 por ciento de sus impuestos se dedicará así, sin coste adicional alguno para el contribuyente, a la enorme labor que la Iglesia desarrolla. Es compatible con marcar la casilla llamada “Fines sociales”. En ese caso, el Estado dedicará un 0,7%  a esos “fines” y un 0,7% a la Iglesia. ”.
1. El domingo 25 de mayo será la Fiesta en honor a la Virgen de Gracia en el Convento de las Clarisas. A las 10.30 h. la Eucaristía solemne y a las 20.00 h. la Solemne procesión.
2. El lunes 26 se reunirá el equipo de Pastoral de la salud a las 10.30 h. para su sesión de formación en los locales parroquiales.
3. El grupo de Descanso se reunirá el martes 27 a las 20.30 h. en los locales parroquiales.
4. El equipo de Liturgia tendrá su reunión el miércoles 28 a las 20.30 h. en los locales parroquiales.´
5. El jueves 29 los niños de 2º curso de catequesis de comunión recibirán el sacramento del Perdón a las 18 h.
6. El próximo domingo 1 de junio continúa la Misión por las Plazas en tiempo de Pascua. A las 11,00 de la mañana en el parque de las Esclavas se rezará la Oración de la mañana y se realizará el anuncio de la Buena Noticia. Invitarles a participar en este acto parroquial siguiendo las enseñanzas del Papa Francisco de salir a las calles a anunciar el amor de Cristo vivo y resucitado.
7. Este año el campamento parroquial será del 12 al 20 de julio en la Sierra de Mariola. Los padres que estén interesados en que sus hijos participen, se pongan en contacto con D. Arturo.
8. El Camino de Santiago este verano será del 7 al 16 de agosto. Habrá una reunión informativa el viernes 30 a las 20.30 h. en los locales parroquiales.
9. La peregrinación diocesana a Lourdes este año será del 26 al 30 de junio. Esta peregrinación está presidida por el Sr. Arzobispo. Los interesados pónganse en contacto con Elena Navarro.
Del 26 al 1 de junio de 2014
Lunes 26. S. Felipe Neri. 19.30 h.: sin intención. 
Martes 27. 19.30 h.: sin intención. 
Miércoles 28. 19.30 h.: sin intención. 
Jueves 29. 19.30 h.: En sufragio de Rosendo Roche. 
Viernes 30. 19.30 h.: En sufragio de Víctor Ferragut. 
Sábado 31. (Por la mañana) LA VISITACIÓN  DE LA VIRGEN MARÍA. (Por la tarde) ASCENSIÓN DEL SEÑOR. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de Estanislao Estrugo Castillo y Estanislao Estrugo Gómez. 21.00 h.: sin intención. 
Domingo 25. ASCENSIÓN DEL SEÑOR. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo.  19.30 h.: sin intención.

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17 de mayo de 2014

Domingo 18 de mayo de 2014. 5 PAS A


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Domingo 18 de mayo de 2014

          Queridos hermanos:
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6). Una persona, ante las situaciones que le vienen, puede elegir el camino del bien o el del mal. Pero ante las situaciones diarias o de la vida, ¿cómo sabemos que estamos optando por el camino del bien? Jesús en “algunos pasajes evangélicos importantes desde este punto de vista, ante todo el último coloquio del Maestro con los Apóstoles, en la vigilia de la pasión, cuando habla de “la casa del Padre”, en la cual Él va a prepararles un lugar (cf. Jn 14, 1-3). Respondiendo a Tomás que le preguntaba sobre el camino, Jesús dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Jesús es el camino porque ninguno va al Padre sino por medio de Él (cf. Jn 14, 6). Más aún: quien lo ve a Él, ve al Padre (cf. Jn 14, 9). “¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?” (Jn 14, 10). (S. Juan Pablo II, Audiencia general 8 de septiembre 1987). Por tanto Cristo es el Camino que conduce al Padre. El Catecismo de la Iglesia Católica (CEC) dirá: “Dios [Padre] es origen primero de todo y autoridad transcendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos” (239). En el inicio de la celebración de cualquier sacramento siempre nos signamos diciendo: “En el nombre del Padre, del Hijo...” El Padre es el origen, el principio. Pero, ¿cómo vamos a conocer al Padre si Cristo no nos lo da a conocer, Él que se ha hecho uno como nosotros?
En primer lugar hay que decir que tenemos que convertirnos en discípulos de Jesús, escucharlo, aceptar su palabra, que es palabra de vida eterna; significa considerar a Jesucristo el único verdadero modelo en el cual nos inspiramos y vivir en la obediencia de la fe. Significa, en otras palabras, tomar a Cristo en serio, fundar la propia vida sobre la roca de la palabra de Dios y nutrir la propia fe con la Eucaristía. El discípulo de Cristo vive un verdadero amor a la Iglesia, fundada por el mismo Cristo para nuestra salvación, y considera la participación en la asamblea eucarística del día del Señor como un empeño al cual nunca se puede faltar.
El discípulo de Cristo, además, está pendiente de los hermanos, es solidario y sensible con los pobres, respetuoso de todos, promotor de la justicia y de la bondad, y colaborador en la edificación de una sociedad más humana.
Que la Virgen María, madre de Cristo y de la Iglesia, nos auxilie para que escuchemos a su Hijo y podamos conocer la Verdad a la cual ella siempre estuvo atenta.
Arturo vuestro vicario
Lectura del santo evangelio según san Juan        14, 1‑12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
‑ «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: ‑ «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? »
Jesús le responde: ‑ «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: ‑ «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: ‑ «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»

Palabra del Señor.
458           El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 Jn 4, 9). "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16).    
459           El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí..." (Mt 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la transfiguración, ordena: "Escuchadle" (Mc 9, 7;cf. Dt 6, 4-5). El es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8, 34).
460 El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: Para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (S. Ireneo, haer., 3, 19, 1). "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (S. Atanasio, Inc., 54, 3). "El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos participantes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres" (Santo Tomás de A., opusc 57 in festo Corp. Chr., 1).
2466 En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó toda entera. "Lleno de gracia y de verdad" (Jn 1,14), él es la "luz del mundo" (Jn 8,12), la Verdad (cf Jn 14,6). El que cree en él, no permanece en las tinieblas (cf Jn 12,46). El discípulo de Jesús, "permanece en su palabra", para conocer "la verdad que hace libre" (cf Jn 8,31-32) y que santifica (cf Jn 17,17). Seguir a Jesús es vivir del "Espíritu de verdad" (Jn 14,17) que el Padre envía en su nombre (cf Jn 14,26) y que conduce "a la verdad completa" (Jn 16,13). Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional de la Verdad: "Sea vuestro lenguaje: `sí, sí'; `no, no'" (Mt 5,37).
La luz del rostro de Dios resplandece con toda su belleza en el rostro de Jesucristo, «imagen de Dios invisible» (Col 1, 15), «resplandor de su gloria» (Hb 1, 3), «lleno de gracia y de verdad» (Jn 1, 14): él es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). Por esto la respuesta decisiva a cada interrogante del hombre, en particular a sus interrogantes religiosos y morales, la da Jesucristo; más aún, como recuerda el concilio Vaticano II, la respuesta es la persona misma de Jesucristo: «Realmente, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado. Pues Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es decir, de Cristo, el Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la grandeza de su vocación.» (S. Juan Pablo II, Veritatis splendor)
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“Para poner remedio a esta mentalidad relativista, cada vez más difundida, es necesario reiterar, ante todo, el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo. Debe ser, en efecto, firmemente creída la afirmación de que en el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el cual es «el camino, la verdad y la vida» (cf. Jn 14,6), se da la revelación de la plenitud de la verdad divina: «Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (Mt 11,27). «A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha revelado» (Jn 1,18); « porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente » (Col 2,9-10). (Declaración Dominus Iesus, Congregación para la Doctrina de la fe)
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La fe en Jesús conlleva seguirlo cada día, en las sencillas acciones que componen nuestra jornada. «Es propio del misterio de Dios actuar de manera discreta. Sólo poco a poco va construyendo su historia en la gran historia de la humanidad. Se hace hombre, pero de tal modo que puede ser ignorado por sus contemporáneos, por las fuerzas de renombre en la historia. Padece y muere y, como Resucitado, quiere llegar a la humanidad solamente mediante la fe de los suyos, a los que se manifiesta. No cesa de llamar con suavidad a las puertas de nuestro corazón y, si le abrimos, nos hace lentamente capaces de “ver”» (Jesús de Nazaret II, Madrid 2011, p. 321). San Agustín afirma que «era necesario que Jesús dijese: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6), porque una vez conocido el camino faltaba por conocer la meta» (Tractatus in Ioh., 69, 2: ccl 36, 500), y la meta es el Padre. Para los cristianos, para cada uno de nosotros, por tanto, el camino al Padre es dejarse guiar por Jesús, por su palabra de Verdad, y acoger el don de su Vida. Hagamos nuestra la invitación de san Buenaventura: «Abre, por tanto, los ojos, tiende el oído espiritual, abre tus labios y dispón tu corazón, para que en todas las criaturas puedas ver, escuchar, alabar, amar, venerar, glorificar y honrar a tu Dios» (Itinerarium mentis in Deum, I, 15). (Benedicto XVI, Regina Caeli 22 de mayo 2011)
Señor Jesús, tú que nos has mostrado el rostro del Padre, indicarnos el camino para que perseveremos en el conocimiento de tu palabra y en el alimento de los sacramentos. Derrama sobre nuestros corazones la fuerza del Espíritu Santo para que deseemos los bienes eternos: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti único Dios verdadero” (Jn 17, 3). Tú que quieres que todos tengamos vida y vida en abundancia suscita en nosotros el deseo de poder participar del sacrificio pascual, para que podamos dar la vida por los más desfavorecidos.
Como cada año, el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española (CEE) anima a los católicos y a todas las personas que aprecian la labor de la Iglesia a marcar la X a favor de la Iglesia en su Declaración de la Renta. En esta ocasión el lema de la Campaña es “Haz de tu Declaración de la Renta, una declaración de principios [...] En el último Ejercicio, correspondiente al IRPF de 2012, (Campaña de la Renta 2013) un total de 7.339.102 declaraciones fueron a favor de la Iglesia, lo que supone que la cantidad total recaudada por Asignación Tributaria fue de 249.051.689. Teniendo en cuenta que 1 de cada 5 de las declaraciones son conjuntas, se puede estimar que en torno a 9 millones de declarantes asignaron a favor de la Iglesia Católica, aproximadamente 900.000 más de las que asignaban en el año 2006. Desde 2008, el sostenimiento de la Iglesia en España depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia. Quienes libremente quieran hacerlo, pueden marcar la casilla de la Iglesia Católica en su Declaración. Un 0,7 por ciento de sus impuestos se dedicará así, sin coste adicional alguno para el contribuyente, a la enorme labor que la Iglesia desarrolla. Es compatible con marcar la casilla llamada “Fines sociales”. En ese caso, el Estado dedicará un 0,7%  a esos “fines” y un 0,7% a la Iglesia. ”.
1. El domingo 25 de mayo será la Fiesta en honor a la Virgen de Gracia en el Convento de las Clarisas. A las 10.30 h. la Eucaristía solemne y a las 20.00 h. la Solemne procesión.
2. El domingo 11 de mayo comienza la Misión por las Plazas en tiempo de Pascua. Durante cinco domingos seguidos a las 11,00 de la mañana en el parque de las Esclavas se rezará la Oración de la mañana y se realizará el anuncio de la Buena Noticia. Invitarles a participar en este acto parroquial siguiendo las enseñanzas del Papa Francisco de salir a las calles a anunciar el amor de Cristo vivo y resucitado.
3.Del 19 al 22 de mayo serán los ensayos con los niños que comulgan el 25 de mayo en la misa de 12.00 h.
4. El sábado 24 tendrá lugar la XI Jornada de Pastoral de la salud para agentes, profesionales sanitarios, capellanes de hospital y sacerdotes en el Centro de Arrupe de Valencia a partir de las 10 h. Por la tarde, en la Misa de las 19.30 h., estará la Pascua del enfermo donde se administrará el sacramento de la Unción de los enfermos a todos aquellos enfermos que estén en necesidad de recibirlo.
5. Este año el campamento parroquial será del 12 al 20 de julio en la Sierra de Mariola. Los padres que estén interesados en que sus hijos participen, se pongan en contacto con D. Arturo.
6. El Camino de Santiago este verano será del 7 al 16 de agosto. Habrá una reunión informativa el viernes 30 a las 20.30 h. en los locales parroquiales.
Del 19 al 25 de mayo de 2014
Lunes 19.  19.30 h.: sin intención. 
Martes 20. 19.30 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Espí—Sanchis. 
Miércoles 21. 19.30 h.: En sufragio de Francisco Martí Escolano. J
ueves 22. 19.30 h.: sin intención. 
Viernes 23. 19.30 h.: En sufragio de José Antonio Cabanilles. 
Sábado 24. Sexto domingo de Pascua. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: PASCUA DEL ENFERMO. Sin intención. 21.00 h.: sin intención. 
Domingo 25. Sexto domingo de Pascua. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. 1ª COMUNIONES. 19.30 h.: sin intención.


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