27 de abril de 2009

La Iglesia y el sida

ALLI donde hay un hospital dedicado al sida, lo mismo en Africa que en Asia o Iberoamérica, también en Europa, son monjas y curas católicos los que están a pie de cama para atender a los enfermos.He recorrido en trabajo profesional más de cien países. En las leproserías de todo el mundo, en los asilos de ancianos terminales, en los hospitales para enfermos infecciosos, sólo se encuentra uno con misioneras y misioneros católicos. Esa es la escueta verdad. Nunca me he tropezado en esos lugares con un comunista militante, con uno de esos manifestantes que vociferan contra la Iglesia. Los misioneros y misioneras permanecen al margen de las pancartas y los sermones políticos. Derraman su amor sobre los leprosos, los sidosos, los enfermos terminales, los ancianos sin techo, los desfavorecidos y desamparados.

Aún más, todos los profesionales del periodismo sabemos que cuando estalla una tragedia del tipo que sea en el tercer mundo, encontraremos información certera en la misionera o el misionero españoles, que ejercen su ministerio en los lugares más miserables.Nunca fallan, esa es la realidad.

José Luis Rodríguez Zapatero, para dar una lección a la Iglesia Católica, ha decidido obsequiar a Africa con un millón de preservativos pagados a través de los impuestos con los que sangra a los ciudadanos españoles. ¿A cuántos militantes del PSOE, encabezados por Bibiana Aído, va a enviar para que se instalen durante diez años en los hospitales especializados en sida, para que convivan con los enfermos, les atiendan, les den de comer, les limpien, les acompañen? El Papa ha instalado en el Africa enferma a muchos millares de monjas y curas, de misioneros y misioneras. Obras son amores.Esa es la diferencia entre los que vociferan y los que derraman cariño y atenciones.

Conocí en enero de 1967, cuando carecía de la celebridad que adquirió posteriormente, a Teresa de Calcuta. Pasé un día con ella visitando sus hangares para enfermos terminales. Escuché con atención lo que me decía. Fue una lección de quién sabía mejor que nadie en qué consisten las tierras duras del hambre, el mundo de los desfavorecidos profundos. Supe que estaba hablando con una santa. Y así lo escribí. Pues bien, en el cuerno africano, en las ciudades estercoleros de Africa, en los pueblos escombreras de Asia, en las favelas brasileñas o en las villamiserias peruanas, trabajan para los más pobres, para los más desfavorecidos, millares y millares de teresitas de Calcuta.

El Papa cree que la mejor forma de combatir el sida en Africa es la monogamia y la fidelidad. No ha tenido en cuenta lo estupendas que están las negritas y lo difícil que tiene que ser, ante el espectáculo de tanta belleza y atractivo, que los negros politeístas y polígamos practiquen la virtud de la monogamia. Pero ironías aparte, quienes combaten el sida en Africa, quienes atienden a los enfermos son las misioneras, los misioneros católicos.Escuché en una tertulia de radio a un simpático homosexual cebarse con el Papa y despotricar contra la Iglesia. Se me ocurrió aclararle: «Dicen que el sida está especialmente extendido entre los homosexuales aunque afecte ya a los heterosexuales. Seguro que tú nunca te pondrás enfermo. Pero ten por seguro que, si así fuera, quien te atenderá con amor y dedicación en el hospital será una monja católica». Se quedó callado como una puta el simpático gay y los tertulianos se apresuraron a cambiar de tema.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

26 de abril de 2009

¿TIENES FUERZA PARA LEVANTARTE?

¿TIENES FUERZA PARA LEVANTARTE? IMPACTANTE TESTIMONIO DE UN JOVEN

Feliz Pascua. Cristo se ha levantado de la muerte.
Paz y bien
Jesús


Homilía de D. Carlos Osoro en la toma de posesión como Arzobispo de Valencia



Sábado 18 de Abril de 2009

Homilía en la toma de posesión como Arzobispo de Valencia

Excelentísimo y Reverendísimo Señor Nuncio de Su Santidad.
Querido D. Agustín.
Eminentísimos y Reverendísimos señores Cardenales.
Queridos hermanos en el episcopado.
Estimados sacerdotes y diáconos de esta Archidiócesis y de Oviedo y Santander.
Queridos seminaristas. Queridos miembros de la Vida Consagrada.

Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana y Honorables Consellers.
Molt Excel.lent Presidenta de les Corts Valencianes.
Señor Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana.
Excelentísima Señora Alcaldesa de Valencia y miembros de la corporación municipal.
Autoridades civiles, militares y académicas de Valencia, del Principado de Asturias, y de Cantabria.

Hermanos y hermanas todos en el Señor.

Gracias a todos los que estáis aquí presentes: mis queridos hijos y hermanos de Valencia. Con vosotros vengo a vivir y a ser vuestro pastor y hermano. En el camino de mi ministerio episcopal no puedo olvidar a la Diócesis de Orense y de recordar a Santa María Madre y a todos los cristianos de aquella tierra gallega que me ayudaron y me enseñaron a vivir mis primeros pasos en el ministerio episcopal.

Asturias ha sido mi segundo lugar de servicio y aprendizaje: queridos hermanos de Asturias, sacerdotes, religiosos y laicos, he vivido el ministerio episcopal intensamente con vosotros durante siete años; gracias por haberme dado algo de vuestro corazón lleno de riqueza. Tenéis un corazón muy grande (grandón decimos en Asturias), con él me habéis enseñado a vivir el Evangelio, el mismo que desde hace muchos siglos descubrieron, vivieron y transmitieron los asturianos; en ese corazón siempre hay un hueco para el otro, sea quien sea. Gracias por haberme ayudado a encontrarme más con Jesucristo en su Iglesia.

Queridos hermanos de Cantabria, queridos hermanos que venís del pueblo donde nací para este mundo y para Dios, Castañeda. A todos vosotros, queridos paisanos, os debo el haber conocido a Jesucristo en aquella tierra y haber aprendido a amar a la Iglesia; el haberme incorporado a la Iglesia de Jesucristo desde el nacimiento, el haber sido llamado al ministerio sacerdotal y al episcopal siendo miembro de aquel presbiterio diocesano; junto a vosotros tengo un recuerdo especial para mis padres que ya fallecieron y para mis hermanos y sobrinos que me acompañan hoy. Gracias de corazón a todos: orensanos, asturianos y cántabros.

Germans i germanes, fills molt estimats en Jesucrist, Nostre Senyor, vull que les meues primeres paraules com a Pastor vostre arriben als vostres oïts en la llengua que molts de vosaltres haveu escoltat als braços de les vostres mares. Al dirigir-me a vosatros així, ho faig amb la clara convicció i voluntat que el Senyor m’ha enviat a València per a ser pastor segons el cor de Crist i amb vosaltres anunciar-lo a tots el hòmens, i així mostrar, rescatar i reafirmar a Jesucrist que està en l’arrel de la vostra cultura i les vostres tradicions. Sé, com vosatros, que anunciar a Jesucrist no es fa des d’una transmissió memoritzada i gelada, ja que no és una doctrina. Ell és una persona, per això este anunci es fa fonamentalment amb el testimoni de la pròpia experiència de l’encontre amb Jesucrist, que té la força d’obrir els cors dels hòmens al contacte amb la Veritat. Aquella mateixa experiència que va fer valents a Pere i a Joan quant digueren: “Nosaltres no podem deixar de parlar d’allò que hem vist i sentit”, i que va fer al Sanedrí haver d’expressar-se d’esta manera: “és evident per a tots els habitants de Jerusalem, que ells han realitzat un senyal manifest i no podem negar-ho” (Fets 4, 13-21).

Demaneu al Senyor que jo visca així entre vosaltres i d’esta manera, amb el presbiteriat diocesà, que ho expresse amb la meua vida als seminaristes, futurs sacerdots i col·laboradors. Ajudeu-me vosatros, els sacerdots, a ser testimoni fidel de Déu, ací i ara, ja que l’home hui té fonamentalment ànsia de trobar la Veritat, de viure en la Veritat, de buscar la Veritat. Es per açò, perquè vos vull dir des de l’inici del meu ministeri que sols units a Jesucrist, sols amb Ell, l’arxidiòcesi de València trobarà el seu present i el seu futur i viurà amb passió la missió d’anunciar l’Evangeli.

Vull ser amb vosaltres pastor sant, perquè per a santificar-vos he vingut i desitge junt amb vosatros complir la missió que el Senyor encomana a l’Església.
Ho vull fer a l’estil i manera dels meus predecessors, entre els que es troben grans sants i hòmens de fe i força evangelitzadora. Recorde ara als darrers arquebisbes D. Marcelino Olaechea Loizaga, el servent de Déu D. José Maria Garcia Lahiguera, D. Miguel Roca Cabanellas i D. Agustín Garcia-Gasco i Vicente, que hui m’acompanya i m’anima com a verdader pare i germà. Gràcies, D. Agustin.

Vengo como pastor de esta archidiócesis. El Señor Jesús eligió de entre sus discípulos a Doce para que estuvieran con Él. La elección de los Doce fue un acto de amor querido libremente por Jesús en unión profunda con el Padre y con el Espíritu Santo. Hoy doy gracias al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo porque aquel don espiritual de los comienzos ha llegado hasta nosotros mediante la imposición de las manos, es decir, la consagración episcopal, que otorga la plenitud del sacramento del orden. Así a través de los Obispos y de los presbíteros que les ayudan, el Señor Jesucristo, aunque sentado a la derecha de Dios Padre, continúa estando presente entre los creyentes. Doy gracias al Santo Padre el Papa Benedicto XVI, a quien de un modo especial Valencia se ha vinculado con su presencia entre nosotros con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias, porque al nombrarme vuestro arzobispo, nos hace ver cómo el Buen Pastor no abandona a su rebaño, sino que lo custodia y protege mediante mi ministerio y en virtud de la participación ontológica en su vida y su misión, haciendo posible que se desarrolle de manera eminente y visible el papel de maestro, pastor y sacerdote. Actuaré en su nombre en el ejercicio de las funciones que comporta el ministerio pastoral porque he sido constituido como vicario y embajador suyo (cf. LG 21; 27).

Vengo en nombre de Jesucristo a quitar los miedos, a dar esperanza y a ser testigo de cómo hay que vivir en el amor. “Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado….. Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana y se apareció primero a María Magdalena… Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y llorosos” (Mc 16, 6b; 9-10). Esto fue lo que el mensajero de Dios dijo a las mujeres y lo mismo nos dice a nosotros: Jesús no es un personaje del pasado. Él vive y, como ser viviente, camina delante de nosotros; nos llama a seguirlo a Él, el viviente, y a encontrar nosotros el camino de la vida. Vemos junto a Cristo resucitado con ojos de esperanza a esta humanidad. Es verdad que, resucitando el Señor no ha quitado el sufrimiento y el mal del mundo, pero lo ha vencido en su raíz con la superabundancia de la gracia. A la prepotencia del mal ha opuesto la omnipotencia de su Amor. Como vía para la paz y la alegría nos ha dejado el Amor que no teme a la muerte. Por eso nos dijo, “que os améis unos a otros como yo os he amado”(Jn 13, 34).

Queridos hermanos sacerdotes: en la Pascua nos alegramos de que Cristo no ha quedado en el sepulcro. Su cuerpo no ha conocido la corrupción; pertenece al mundo de los vivos y no al de los muertos. Su muerte fue un acto de amor. No estamos tristes y llorosos como los primeros discípulos que, ante el anuncio de la resurrección, tuvieron dificultades para creer. Nosotros creemos no sólo porque aceptamos una doctrina, sino que creemos por habernos encontrado con Jesucristo muerto y resucitado. En la última cena, Él anticipó la muerte y la transformó en el don de sí mismo. Su comunión existencial con Dios era concretamente una comunión existencial con el amor de Dios y este amor es la verdadera potencia contra la muerte. Es más fuerte que la muerte. De ahí que la resurrección sea como un estallido de luz, una explosión del amor que inaugura una nueva dimensión del ser, de la vida, en la que también ha sido integrada la materia, de manera transformada y a través de la cual surge un mundo nuevo.

Ayudadme a entregar de primera mano esta experiencia que quita y elimina los miedos y da siempre esperanza. En nuestra existencia diaria son muchas las ocasiones que tenemos para comunicar de modo sencillo y convencido nuestra fe a los demás. Os lo digo a vosotros los sacerdotes y a los diáconos. Por eso os digo que siempre nuestros encuentros despierten la fe, la esperanza y el amor en los demás. Ayudadme a hacer verdad el mandato del Señor a los discípulos: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”(Mc 16, 15)

Queridos seminaristas: habéis sido llamados a proclamar la Buena Nueva a toda la creación. Sois para mí siempre el don más grande que Dios regala a su Iglesia para que se mantenga en la esperanza y dé esperanza al mundo. Permitidme hacer esta afirmación después de haber proclamado el Evangelio que hemos escuchado: la Pascua constituye el corazón del cristianismo. Por eso en vuestra formación es esencial el encuentro con Jesucristo crucificado y resucitado. Os aseguro que sin esta experiencia personal y comunitaria, sin una íntima amistad con Jesús, la fe es superficial y estéril, la esperanza desaparece y el amor es inconstante. Eliminad los miedos. No busquéis seguridades más que en Cristo. Vuestra vida, para que contagie a otros jóvenes que se incorporen con vosotros al anuncio del Evangelio, ha de fundarse en no querer ofender al otro, en el miedo de destruir por culpa propia las bases del amor. Queridos seminaristas, mirad, quien ama a Dios sabe que únicamente existe una amenaza real para el hombre: El peligro de perder a Dios mismo. Quien aparta a Dios de su vida para liberarse del verdadero miedo, entra en la tiranía del miedo sin esperanza.

Queridos miembros de la vida consagrada: seguid dando un sí total a Jesucristo con el que aproximáis el cielo a la tierra. Monasterios contemplativos, religiosos de vida activa, institutos seculares, sociedades de vida apostólica, vírgenes consagradas y otras formas de consagración en la Iglesia: anunciemos la Buena Nueva a todos los hombres. Que cada día penetre más ese sí de Jesucristo en vuestra vida, de tal manera que regenere vuestra alma. Que vuestro yo esté en Él y así podáis decir con San Pablo: “No vivo yo, es Cristo quien vive en mí”. Es entonces cuando se realiza el misterio del Cuerpo de Cristo, tal y como lo expuso San Juan Eudes en su tratado sobre el corazón de Jesús: “Te ruego que pienses que Jesucristo es tu verdadera cabeza y que tú eres uno de sus miembros. Él es para ti lo que la cabeza para sus miembros, todo lo que es suyo es tuyo: espíritu, corazón, cuerpo, alma, todo. Lo puedes utilizar como si fuera tuyo…Tú eres para Él como un miembro para la cabeza, que desea intensamente adoptar todas tus capacidades como si fuesen suyas” (F. Cayré, Patrologie et histoire de la
théologie III, París 1950, pp. 81-85). Espero de vosotros, queridos hermanos y hermanas, ayuda en el anuncio del Evangelio en nuestra tierra de Valencia.

Queridos hermanos laicos, cristianos todos: la Iglesia es nuestra casa. Ésta es nuestra casa. En la Iglesia católica tenemos todo lo que es bueno, todo lo que es motivo de seguridad y de consuelo. Deseo deciros que quien acepta a Cristo, “camino, verdad y vida” en su totalidad, tiene garantizada la paz y la felicidad en ésta y en la otra vida. Vale la pena ser fieles, vale la pena perseverar en la propia fe. Pero la coherencia en la fe necesita de una sólida formación doctrinal y espiritual, ya que así contribuimos a la construcción de una sociedad más justa, más humana y más cristiana. El Catecismo de la Iglesia Católica, incluso en su versión reducida, titulada Compendio, ayuda a tener nociones claras sobre nuestra fe. Los laicos debéis tomar una nueva conciencia de vuestra misión particular en el seno de la única misión de la Iglesia: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación”. Comprometeos en la edificación de una sociedad justa, solidaria, fraterna. Sed mensajeros de la Buena Nueva de Jesús. Contribuid a la venida del Reino de Dios. Santificad el mundo e infundid el espíritu del Evangelio. Servid al bien común y conoced la doctrina social de la Iglesia. Afrontad la tareas diarias en los campos político, económico, social y cultural. Cuidemos los movimientos apostólicos y las nuevas comunidades surgidas en estos años como un don privilegiado del Espíritu Santo a la Iglesia, como nos ha dicho el Papa Benedicto XVI, para así responder de manera eficaz a los desafíos de nuestro tiempo. El Espíritu Santo quiere la multiformidad de los movimientos al servicio del único Cuerpo que es la Iglesia.

Antes de terminar, permitidme tener tres recuerdos muy especiales.

Uno, para las familias cristianas que se ven muy amenazadas por motivos diversos. La Iglesia debe poner todos los medios a su alcance para ayudar a las familias que constituyen la célula fundamental de toda sociedad sana. Creedme familias cristianas: sin la confianza en Dios, sin la confianza en Cristo, que nos da también la capacidad de la fe y de la vida, la familia no puede sobrevivir. Hagamos todo lo que favorezca a la familia: círculos familiares, catequesis familiares, enseñar la oración en familia, pues donde se hace oración juntos, está presente el Señor y está presente la fuerza que puede romper la esclerocardía, la dureza del corazón, que es el verdadero motivo del divorcio.

Otro recuerdo va para los niños con quienes el Señor tuvo y expresó un cariño singular. Desde que soy obispo he tenido una relación especial con vosotros. Os he escrito una carta cada mes para expresaros que en el origen de todo ser humano está presente Dios Creador. Por eso tenemos el deber de acogeros como hijos que sois, no sólo de unos padres, sino también de Dios, que os ama por vosotros mismos y os llama a la filiación divina. Os ayudaré y estaré a vuestro lado para que la dimensión trascendente crezca cada día más en vuestro corazón, y, como el Señor, pediré a quienes os rodeen: “dejad que los niños se acerquen a mí”.

Y por último un tercer recuerdo para los jóvenes. Siempre ha estado vinculado mi ministerio a los jóvenes. Siendo obispo creí un deber mantener una correspondencia permanente con vosotros. En vosotros he visto siempre al joven a quien tanto quiso Jesús y que nunca le abandonó. Me refiero al Apóstol San Juan. Cuento con vosotros en el anuncio del Evangelio, como contó Jesús con San Juan e invoco para vosotros al Espíritu Santo, Espíritu de fortaleza y de testimonio, para que os haga capaces de proclamar el Evangelio sin temor hasta los confines de la tierra.

Que la Mare de Déu dels Desamparats os enseñe a acoger la Palabra de Dios, a conservarla y a meditarla en vuestro corazón como lo hizo Ella durante toda su vida.

Germans i germanes, Jesucrist es farà present ara entre nosaltres. En el Sant Sopar, al llavar els peus als seus deixebles, ens deixà el manament de l’Amor: “Com jo vos he estimat, així estimeu-vos també vosatros els uns als altres” (Jn 13,34). Això sols es possible units a Ell, com els sarments al cep (Jn 15,1-8). Així va decidir Ell mateix quedar-se en mig de nosaltres en l’Eucaristia, per a que poguérem permanéixer amb Ell.

Quan ens alimentem amb fe del seu Cos i de la seua Sang, el seu amor passa a nosaltres i ens fa capaços per a donar la vida pels nostres germans i no viure sols per a mosatros mateixos. És des d’ací, des d’on naix l’alegria cristiana, l’alegria de l’amor i de ser volguts. En esta alegria està la Fe, l’Amor, i l’Esperança.

La Dona eucarística per excel·lència és Maria, a Ella com un desemparat la invoque per que intercedisca per nosaltres i ens faça viure el misteri de l’Eucaristia. Mare de Déu dels Desemparats, prega per mosatros!

Invoquem també al mateix temps la intercessió dels sants que ací sempre invoqueu: sant Vicent Màrtir, sant Vicent Ferrer, santo Tomás de Villanueva, sant Juan de Ribera, Sants i Santes de Déu, màrtirs del segle XX de València, pregueu per nosaltres ara i sempre. Amén.

¿No se lo digas a mamá?

'No se lo digas a mamá', por Mariló Montero

Mariló Montero es la mujer del periodista Carlos Herrera. Tiene una hija adolescente. Mariló también es periodista y como todos está absolutamente sorprendida con la decisión de Bibiana Aído de permitir que las niñas de 16 años aborten sin el consentimiento de sus padres. El artículo no tiene desperdicio. Bibiana no es madre. Quizá por eso no entiende el desgarro que supone para una madre el dejar a una hija sola en ese trago. Leedlo, os gustará.

No se lo digas a mamá

DIARIO DE SEVILLA
21/03/09
Mariló Montero

Me gustaría saber la identidad de los nueve expertos en los que la ministra Bibiana Aído se escuda para defender que una niña de dieciséis años puede abortar sin consultar con sus padres. Me gustaría saber de qué son expertos y si son padres y madres. Me gustaría saber en qué se fundamentan para decir que dejar tan dramática decisión en manos de una adolescente aterrada es lo mejor para ella. Me gustaría saber si se han parado a pensar que esa criatura, tras mantener una relación sexual precipitada, va a empezar a sufrir lo que la literatura científica ya ha diagnosticado ante un aborto.

El síndrome de aborto reúne quince síntomas psicológicos que van desde la angustia al sentimiento de culpabilidad, la ansiedad, los terrores nocturnos, la depresión, los trastornos de alimentación o de la vida sexual. Síntomas que pueden llegar a aparecer, dicen los psicólogos de la Asociación de Víctimas del Aborto, incluso años después de haber abortado. Me gustaría saber con qué valor lanza la joven ministra Aído, con una sonrisa, como quien anuncia un anticonceptivo novedoso, que una niña de dieciséis años está tan capacitada para abortar como para casarse.

Una niña de dieciséis años no está capacitada para abortar ni para casarse, por mucho que se esté normalizando lo que son parches en la vida. Una cosa es que lo haga y otra bien distinta la sacudida que la vida le da a una adolescente casada, quien sale adelante gracias a los apoyos de la familia. Me gustaría saber quién le va a informar a una adolescente de dieciséis años de que si se queda preñada puede abortar sin decírselo a los padres y también en quién se va a apoyar ante semejante circunstancia. ¿En la mamá-administración, o en su mejor amiga, con la que intercambia los vaqueros e inventa en su habitación coreografías de Beyoncé? Me gustaría saber si esos expertos conocen lo que es ser padres y las complicaciones a las que nos enfrentamos para conquistar la confianza de nuestros hijos en la difícil adolescencia. Me gustaría saber el protocolo de actuación que se llevará a cabo cuando una niña de dieciséis años acuda al centro para abortar y cómo será tratada. Me gustaría saber qué pretenden con esta propuesta de ley, que autoriza a que se rompa la confianza entre hijos y padres. Y me gustaría saber qué se pretende de los padres el día que nuestra hija decidiera abortar en soledad. ¿La recibimos con un aplauso? ¿Le damos sopa caliente? ¿Le preguntamos si llegó a ponerle nombre? ¿O quién habría sido el padre? ¿Debemos obviar el tema, o celebrarlo con una barbacoa? ¿Trae esas instrucciones la nueva reforma de la ley del aborto? Una cuestión más: ¿meterán en la cárcel a una madre que le discuta esa decisión a su hija adolescente? O es la ley del "no se lo digas a mamá porque no la necesitas". Señorita Aído, me gustaría saber si mi hija ha abortado sola. Porque soy su madre.

25 de abril de 2009

Domingo 26 de abril


HOJA

PARROQUIAL


Parroquia de Sant Francesc de Borja

Domingo 26 de abril de 2009

3º Domingo de Pascua. Ciclo B




 Este es el día en que actuó el Señor,

sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Queridos hermanos:

La semana pasada escuchábamos en el evangelio la aparición del resucitado a la comunidad reunida en el primer día de la semana.

Esta aparición instituía nuestro domingo, “el Díes Dómini”, Día del Señor, cada ocho días. Es el domingo cristiano que deja atrás el sábado, reunión de los judíos. En este encuentro Jesús les da la paz, los llena de alegría, les muestra sus llagas gloriosas, los libera de toda culpabilidad y cuenta con ellos para la misión. Aunque le abandonaron o no creyeron en él, como Tomás.

La existencia del domingo cristiano es una de las pruebas de la veracidad de la resurrección y de la manifestación de Jesús a sus elegidos. Domingo tras domingo, la Iglesia, tras dos mil años, es convocada por el resucitado.

Hoy en el evangelio volvemos a encontrarnos en el primer día de la semana, el día de la resurrección, con los discípulos reunidos en el Cenáculo, hablando de lo que el Señor ha hecho, comentando las apariciones de Jesús a los dos de Emaús y a Pedro.

Cada domingo que nos reunimos a celebrar la Eucaristía, Jesús se presenta en medio, como si del primer día de la semana se tratara, como si del día de la resurrección se tratara. Es un Día eterno, atemporal, que recoge toda la historia, personal y colectiva, y la concentra en una persona, Jesús, al que se puede ver, palpar, que nos habla, que nos abre la mente y el entendimiento para comprender las escrituras, que come con nosotros y se nos da como alimento, que es nuestro abogado defensor, si pecamos. Y nos envía como testigos de este perdón: “se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos”.

Todos los días actúa Dios, pero sobre todo uno: el Día del Señor.

Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Jesús, vuestro párroco

 

  




+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 24, 3 5-48

En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: — «Paz a vosotros.»

Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma.

Él les dijo: — «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo.»

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no

acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:

— «¿Tenéis ahí algo que comer?»

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: — «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y sal­mos acerca de mí tenía que cumplirse.»

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: — «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto.»

Palabra del Señor.

 

 

 




El sepulcro vacío

640 "¿Por qué buscar entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24, 5-6). En el marco de los acontecimientos de Pascua, el primer elemento que se encuentra es el sepulcro vacío. No es en sí una prueba directa. La ausencia del cuerpo de Cristo en el sepulcro podría explicarse de otro modo (cf. Jn 20,13; Mt 28, 11-15). A pesar de eso, el sepulcro vacío ha constituido para todos un signo esencial. Su descubrimiento por los discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la Resurrección. Es el caso, en primer lugar, de las santas mujeres (cf. Lc 24, 3. 22- 23), después de Pedro (cf. Lc 24, 12). "El discípulo que Jesús amaba" (Jn 20, 2) afirma que, al entrar en el sepulcro vacío y al descubrir "las vendas en el suelo"(Jn 20, 6) "vio y creyó" (Jn 20, 8). Eso supone que constató en el estado del sepulcro vacío (cf.Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesús no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro (cf. Jn 11, 44).

Las apariciones del Resucitado

641 María Magdalena y las santas mujeres, que venían de embalsamar el cuerpo de Jesús (cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del Sábado (cf. Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al Resucitado (cf. Mt 28, 9-10;Jn 20, 11-18).Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles (cf. Lc 24, 9-10). Jesús se apareció en seguida a ellos, primero a Pedro, después a los Doce (cf. 1 Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su testimonio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34).

 

642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los Apóstoles - y a Pedro en particular - en la  construcción de la era nueva que comenzó en la mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los apóstoles son las piedras de fundación de su  Iglesia. La fe de la primera comunidad de  creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y, para la mayoría, viviendo entre ellos todavía. Estos "testigos de la Resurrección de Cristo" (cf. Hch 1, 22) son ante todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de quinientas personas a las que se apareció Jesús en una sola vez, además de Santiago y de todos los apóstoles (cf. 1 Co 15, 4-8).

 

643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, los evangelios nos presentan a los discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14).

 

644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús resucitado, los discípulos dudan todavía (cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu (cf. Lc 24, 39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda (cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea referida por Mateo, "algunos sin  embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según la cual la resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació - bajo la acción de la gracia divina- de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.

 




La aceptación social del aborto y la crisis económica actual son una muestra de la más profunda crisis de la conciencia moral que existe en las sociedades actuales, y también en la española. Así lo hizo notar el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) durante la apertura de la plenaria de los obispos este pasado lunes en Madrid.

El cardenal se refirió especialmente a la cuestión del aborto, so-bre la que advirtió que "uno de los campos de la vida social donde urge evangelizar de nuevo es el de la conciencia acerca del don inestimable de la vida de cada ser humano". Lo preocupante de este tema es que "amplios sectores sociales han empezado a considerar públicamente que eliminar a los que van a nacer no sería algo de por sí reprobable" y "tal mentalidad ha encontrado eco en las legislaciones".

En este sentido, recordó que los obispos siempre "han anunciado el Evangelio de la Vida" y negó que esto suponga "hacer política": "Se trata más bien de procurar por medios legítimos el reconocimiento efectivo de aquellos valores éticos fundamentales que trascienden, preceden y sustentan la misma acción política". "Si, por una trágica ofuscación de la conciencia colectiva, el escepticismo llegara a poner en duda hasta los principios fundamentales de la ley moral, el mismo ordenamiento democrático se tambalearía en sus fundamentos, reduciéndose a un puro mecanismo de regulación empírica de intereses diversos y contrapuestos", añadió citando a Juan Pablo II.

Añadió que "cuando la crisis de la conciencia moral en la sociedad afecta a un bien tan decisivo como es la vida humana y el derecho a la misma, no es de extrañar que la crisis moral pueda extenderse y de hecho se extienda a otros aspectos de la existencia de las personas y de las sociedades".

Recordó también la necesidad de defender el derecho de los padres a educar a sus hijos, y añadió que "se violan los derechos de los padres y de las escuelas cuando se impone legalmente a todos una determinada visión antropológica y moral, es decir, una formación estatal de las conciencias", en referencia a la polémica asignatura "Educación para la Ciudadanía".

Respecto a la actual crisis económica, la consideró como una expresión más de esa "crisis de la conciencia moral" que "afecta no sólo a los campos de derechos fundamentales como el derecho a la vida y el derecho a la educación, sino también al derecho al trabajo". Ante esto, los católicos deben dar una doble respuesta: por un lado, con un aumento de las ayudas económicas, y en segundo lugar, también con "el discernimiento de las causas éticas, tanto individuales como sociales, que han provocado la situación de crisis".

Para el purpurado, "será muy difícil superar esta crisis, de tan hondas raíces morales y humanas, sin el respeto de los imperativos espirituales y morales de la sobriedad y de la austeridad de vida; de la aceptación del sacrificio personal, compartido por todos, en aras del bien común; de la concepción y realización del trabajo como un derecho, pero también como un deber generosa y creativamente practicado".

También es necesaria "una regulación normativa jurídica y administrativamente eficaz de la vida económica y financiera que proteja mejor a las instituciones estatales, a las financieras y a las empresas de conductas gravemente egoístas e inmorales, tantas veces estimuladas por generalizados patrones de vida marcados por el ansia del enriquecimiento fácil y rápido". Recordó que los propios obispos, de-cidieron aumentar los fondos destinados a las Cáritas diocesanas. Y advirtió, que "en los meses transcurridos desde entonces la situación ha ido empeorando". Por ello invitó a todas las diócesis a aumentar su apoyo a las Cáritas, especialmente con la próxima colecta con motivo del Corpus Christi.

 




Cuando santo Tomás Moro (1447-1535), que fue canciller de Enrique VIII y condenado a muerte por decapitación, estaba encerrado en la Torre de Londres, le asaltó una noche la tentación del suicidio. Respondió así: “¿Colgarme yo? Por una parte, está el hecho de que peso demasiado, estoy demasiado gordo, y correría el riesgo de que se rompiera la cuerda. Por otra, ni siquiera tengo la cuerda”. Y rompió a reír y desapareció la tentación.

He aquí su famosa oración:

“Dame, Señor, una buena digestión y, naturalmente, algo que digerir. Dame la salud del cuerpo y el buen humor necesario para conservarla. Dame un alma serena, Señor, que tenga siempre ante los ojos loo que es bueno y puro, de forma que no me escandalice ante el pecado, sino que sepa encontrar en modo de ponerle remedio. Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los refunfuños, los suspiros y los lamentos, y no permitas que me tome demasiado en serio eso tan avasallador que se llama “yo”. Dame el sentido del ridículo. Concédeme la gracia de entender las bromas a fin de tener alegría en la vida y hacer partícipes de ella a los demás. Amén.

  





1. El lunes 27 de abril a las 5 de la tarde habrá escuela de Catequistas.

2. El mismo lunes a las 20.30 h. en los locales parroquiales habrá reunión para preparar el campamento de verano con niños.

3. El miércoles 29 de abril después de la misa vespertina habrá ensayo de cantos.

4. El jueves 30 de abril a las 8.30 tarde habrá reunión del Consejo de Pastoral.

5. El domingo 3 de mayo se celebrará la procesión del traslado del Santísimo Sacramento desde la Colegiata de Gandía a la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, con motivo del centenario de la llegada de la Congregación de las Esclavas a Gandía en 1908. Comenzará a las 6.30 tarde.

6. De lunes a jueves a las 6 de la tarde será el ensayo de la comuniones de los niños que comulgan el domingo 3 de mayo.

 






Del 27 de abril al 3 de mayo de 2009

 

Lunes 27.  19.30 h.: En sufragio de: Difuntos familia Martínez Royo.

Martes 28. 19.00 h.: En sufragio de: Rvdo D. José Soler Cardona.

Miércoles 29. 19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche.

Jueves 30. 19.30 h.: En sufragio de: Difuntos familia Martínez Royo.

Viernes 1. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo D. José Soler Cardona.

Sábado 2. IV de Pascua. 18.00 h.: Con niños. Sin intención.

19.30 h.: En sufragio de: Difuntos familia Ferrer Puig.

21.00 h.: En sufragio de: Rogelio Roselló. Bautismo de Miguel Ángel Kleba

Domingo 3. IV de Pascua. 12.00 h. Pro Pópulo. PRIMERAS COMUNIONES.