29 de diciembre de 2018

Domingo 30 de diciembre de 2018. SAGRADA FAMILIA C.

HOJA PARROQUIAL

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
              Queridos hermanos:
El misterio de la Navidad está lleno de perfume a familia.  (Cf. Francisco. Amoris Laetitiae 65). El secreto de la Familia de Nazaret es que tiene en medio a Jesús, el Hijo de Dios encarnado. Necesitamos sumergirnos en el misterio del nacimiento de Jesús en el seno de un matrimonio especial: el misterio de la acogida de María al Verbo Encarnado con su “hágase”, el misterio de la obediencia y cuidado de José acogiendo a María y al Niño. “La encarnación del Verbo en una familia humana, en Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo.” (Idem, 65)
La Familia cristiana, que lleva en medio de su debilidad al Hijo de Dios, por su oración, por su escucha de la Palabra de Dios, por la celebración de la Eucaristía dominical, por la caridad, sigue siendo para el mundo un SIGNO que conmueve a quien no está vacunado por la ideología o cegado por la idolatría. “cada familia, a pesar de su debilidad, puede llegar a ser una luz en la oscuridad del mundo” (Idem, 66).
La Sagrada Familia vive una Alianza de amor y fidelidad. (Idem, 66). Lleva esta Alianza consigo. Esta alianza es la que les mantiene unidos, perseverantes, peregrinos, sin instalarse.
Esta Alianza se renueva en cada Eucaristía para la familia. La Eucaristía es la Alianza Nueva y Eterna. Esta Alianza es lo que necesitan los esposos, los hijos, los padres. Alianza que nada puede romper, Alianza sellada en su cruz y resurrección, Alianza que habla de un amor fiel de Dios, Alianza actualizada por el Espíritu Santo en cada Sacramento, sobre todo el de la Eucaristía: “El Espíritu que infunde el Señor renueva el corazón y hace al hombre y a la mujer capaces de amarse como Cristo nos amó.” (Idem, 120). Alianza que consolida el vínculo y que nos hace capaces de amar con un amor renovado y para siempre.
Alianza que lleva a que los esposos mantengan su fidelidad “cuando su cónyuge se ha vuelto físicamente desagradable, o cuando no satisface las propias necesidades, a pesar de que muchas ofertas inviten a la infidelidad o al abandono... dándose mutuamente el sí quiero hasta la muerte” (cf. Idem, 162). Alianza que se va haciendo añeja por “la fidelidad de la espera y de la paciencia. Esa fidelidad llena de sacrificios y de gozos” que va como floreciendo en la edad. (cf. Idem, 231).
Esa alianza Nueva hace que los años no deterioren la relación, o quede en la mediocridad y que, hasta en las crisis encuentra un estímulo para superar obstáculos y un tiempo de paciencia para llegar a beber juntos el mejor vino. (cf. Idem, 232).
El mejor regalo para una Familia es que redescubra y celebre la Eucaristía, la Alianza Nueva y Eterna.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.              2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
LA FAMILIA CRISTIANA

1655         Cristo quiso nacer y crecer en el seno de la Sagrada Familia de José y de María. La Iglesia no es otra cosa que la "familia de Dios". Desde sus orígenes, el núcleo de la Iglesia estaba a menudo constituido por los que, "con toda su casa", habían llegado a ser creyentes (cf Hch 18,8). Cuando se convertían deseaban también que se salvase "toda su casa" (cf Hch 16,31 y 11,14). Estas familias convertidas eran islotes de vida cristiana en un mundo no creyente.

1656         En nuestros días, en un mundo frecuentemente extraño e incluso hostil a la fe, las familias creyentes tienen una importancia primordial en cuanto faros de una fe viva e irradiadora. Por eso el Concilio Vaticano II llama a la familia, con una antigua expresión, "Ecclesia domestica" (LG 11; cf. FC 21). En el seno de la familia, "los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, y han de fomentar la vocación personal de cada uno y, con especial cuidado, la vocación a la vida consagrada" (LG 11).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“El Evangelio de hoy invita a las familias a acoger la luz de esperanza que proviene de la casa de Nazaret, en la cual se ha desarrollado en la alegría la infancia de Jesús, quien —dice san Lucas— «iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres» (2, 52). El núcleo familiar de Jesús, María y José es para todo creyente, y en especial para las familias, una auténtica escuela del Evangelio. Aquí admiramos el cumplimiento del plan divino de hacer de la familia una especial comunidad de vida y amor. Aquí aprendemos que todo núcleo familiar cristiano está llamado a ser «iglesia doméstica», para hacer resplandecer las virtudes evangélicas y llegar a ser fermento de bien en la sociedad. Los rasgos típicos de la Sagrada Familia son: recogimiento y oración, mutua comprensión y respeto, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad.
Del ejemplo y del testimonio de la Sagrada Familia, cada familia puede extraer indicaciones preciosas para el estilo y las opciones de vida, y puede sacar fuerza y sabiduría para el camino de cada día.
La Virgen y san José enseñan a acoger a los hijos como don de Dios, a generarlos y educarlos cooperando de forma maravillosa con la obra del Creador y donando al mundo, en cada niño, una sonrisa nueva. Es en la familia unida donde los hijos alcanzan la madurez de su existencia, viviendo la experiencia significativa y eficaz del amor gratuito, de la ternura, del respeto recíproco, de la comprensión mutua, del perdón y de la alegría.
Quisiera detenerme sobre todo en la alegría. La verdadera alegría que se experimenta en la familia no es algo casual y fortuito. Es una alegría que es fruto de la armonía profunda entre las personas, que hace gustar la belleza de estar juntos, de sostenernos mutuamente en el camino de la vida. Pero en la base de la alegría está siempre la presencia de Dios, su amor acogedor, misericordioso y paciente hacia todos.
Si no se abre la puerta de la familia a la presencia de Dios y a su amor, la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos y se apaga la alegría. En cambio, la familia que vive la alegría, la alegría de la vida, la alegría de la fe, la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad.
Que Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que ha traído Cristo al nacer como don para la humanidad.” (Francisco. 27.12.2015)
El Niño Jesús

Señor Jesús, colocado en medio de la montaña escarpada, en el medio de la Cueva oscura, en un pesebre, como LUZ DEL MUNDO y PAN DE LA VIDA.
Señor Jesús, que en medio de nuestra oscuridad, de nuestra tiniebla, de nuestras preocupaciones, de nuestras dificultades, de “la crisis” y de cada una de nuestras crisis personales… BRILLA “LA LUZ” de la fe, de la esperanza y de la caridad que enciendes en nuestros corazones.
Tú has venido como el Sol, que ha salido de su alcoba, contento como un héroe, el Sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte.”
Señor Jesús, que has realizado con nosotros un admirable intercambio: te has hecho hombre para que nosotros podamos participar de tu divinidad; has venido a las tinieblas y sombras de muerte para que fuéramos iluminados por Ti. Tú, el Eterno, engendrado por el Padre desde toda la Eternidad, te has hecho mortal, siendo generado en el tiempo por medio de la Virgen María.

Tú, el que es, el Mesías, el Cristo, el Ungido, el que estás con nosotros todos los días de nuestra vida, te has hecho PAN DE VIDA. Depositado en un pesebre y nacido en Beth-lehem, en la Casa del Pan, te conviertes en alimento de los que te reconocen, como la mula o el buey.
Tú, recostado en el pesebre, envuelto en pañales, nos recuerdas que también yacerás recostado en el sepulcro, envuelto en lienzos, lienzos que serán abandonados tras tu resurrección. Con tu nacimiento has asumido tu muerte en cruz, muerte que viene a rescatarnos del pecado y del miedo a la muerte y hacernos participar de tu misma vida por la fe y la confianza. Recostado en un pesebre, recostado en el sepulcro y recostado en el altar, cada Eucaristía nos hace presente este misterio de nuestra salvación.
Señor Jesús, adéntranos en este misterio, escondámonos juntos en la cueva de tu Luz, de tu amor al Padre, y salgamos juntos a llevar esta Luz a tantos pobres, mendigos de amor que vagan sin sentido, a tantas familias que viven desunidas o tienen por normal el odio o la indiferencia.
1. Tienen a su disposición el Evangelio 2019, y el Calendario 2019, tanto de mesa como de pared. Ayúdenos a difundirlo.
concurso de dibujo-pintura,
redacción y poesía
Bajo el lema: “Busco posada”.
Entrega de un detalle a cada participante:
el domingo 30 de diciembre en la misa de 11.30 h.
Entrega de premios de los ganadores: el 5 de enero a las 20.30 h., coincidiendo con la presencia de SSMM los Reyes de Oriente.

Del 31 de diciembre al 6 de enero  de 2019

Lunes 31. Por la mañana : San Silvestre I, Papa.
Por la tarde: SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS.
18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Salvador Escrivá; José Antonio Puchades.
Martes 1. SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS.
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
Miércoles 2. San Basilio el Grande y San Gregorio Nacianceno, obispos y doctores. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Ferrer-Puig. 
Jueves 3. Santísimo Nombre de Jesús. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 4. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 5. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR.
18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Escrivá-Morant.
20.30 h. Llegada de SS.MM los Reyes de Oriente.
Domingo 6. SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR.
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:







22 de diciembre de 2018

Domingo 23 de diciembre de 2018. 4 ADV C.

HOJA PARROQUIAL

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
               Queridos hermanos:
La escena de la visitación no tiene desperdicio. Y conmueve las entrañas al ver el amor tan gratuito y desbordante de un Dios que tiene prisa de llevar la salvación y anticipar en esta escena, de la Visitación, lo que será en Pentecostés: la efusión del Espíritu Santo, el ser colmados de alegría, el recibir el espíritu de profecía para anunciar al Salvador.
“No lo merezco”, podría ser la expresión de cualquiera de nosotros. “No soy digno”, podríamos decir como el centurión romano. Isabel dice: “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” La humildad es visitada por el Humilde en la Humilde. Esto es lo que dirá Isabel cuando queda embarazada: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la gente». (Lc 1,25).
La humildad que se abre a lo inesperado se llena de asombro y de alegría. Isabel no esperaba tal visita de María, que es la Madre de su Señor. Y esto ha llenado a Isabel del Espíritu Santo y de uno de sus mejores frutos: la alegría. ¡Isabel, una persona mayor, que era estéril, embarazada, llena de alegría y profetizando! Dice el Evangelio: “en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.” (Lc 1,44).
«Todo es alegría. Pero nosotros cristianos no estamos muy acostumbrados a hablar de alegría, de gozo. Creo que muchas veces nos gustan más los lamentos. ¿Qué es la alegría? La clave para comprender esta alegría es lo que dice el Evangelio: “Isabel fue colmada de Espíritu Santo”. Es el Espíritu Santo quien nos da la alegría». (…) «Es precisamente el Espíritu quien nos guía. Él es el autor de la alegría, el creador de la alegría. Y esta alegría en el Espíritu nos da la verdadera libertad cristiana. Sin alegría, nosotros, cristianos, no podemos llegar a ser libres. Nos convertimos en esclavos de nuestras tristezas, en cambio, la alegría cristiana deriva precisamente de la alabanza a Dios. ¿Qué es este alabar a Dios? Alabarle a Él gratuitamente, como es gratuita la gracia que Él nos da. Y la eternidad será esto: alabar a Dios. Pero esto no será aburrido, será bellísimo. Esta alegría nos hace libres. (…) Es precisamente la Virgen quien trae las alegrías. La Iglesia la llama causa de nuestra alegría, causa nostrae letitiae. ¿Por qué? Porque trae nuestra alegría más grande, trae a Jesús. Y trayendo a Jesús hace que “este niño salte de alegría en el seno de la madre”. (Francisco. Meditación diaria en las misas matutinas. 31-5-2013).
Era poco que el Señor le hubiera concedido un hijo a Isabel. Quiso en ella hacer muchas más maravillas, a través de María, causa de nuestra alegría. Pues el brazo del Señor es sobreabundantísimo en gracias y dones a los humildes que se abren a lo inesperado.

Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas                 1, 39-45

En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor.
MARÍA VIRGEN Y MADRE
506   "Más bienaventurada es María al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo" (S. Agustín, virg. 3).
MARÍA Y LA IGLESIA
507   María es a la vez virgen y madre porque ella es la figura y la más perfecta realización de la Iglesia (cf. LG 63): "La Iglesia se convierte en Madre por la palabra de Dios acogida con fe, ya que, por la predicación y el bautismo, engendra para una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. También ella es virgen que guarda íntegra y pura la fidelidad prometida al Esposo" (LG 64).
717 La "visitación" de María a Isabel se convirtió así en "visita de Dios a su pueblo" (Lc 1, 68).
2617 La oración de María se nos revela en la aurora de la plenitud de los tiempos. (…) En la fe de su humilde esclava, el don de Dios encuentra la acogida que esperaba desde el comienzo de los tiempos. La que el Omnipotente ha hecho "llena de gracia" responde con la ofrenda de todo su ser: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Fiat, ésta es la oración cristiana: ser todo de El, ya que El es todo nuestro.
LA NECESIDAD DE QUE EL SALVADOR NOS VISITE
457 Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacia falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“El Evangelio de este domingo de Adviento subraya la figura de María. La vemos cuando, justo después de haber concebido en la fe al Hijo de Dios, afronta el largo viaje de Nazaret de Galilea a los montes de Judea, para ir a visitar y ayudar a su prima Isabel. El ángel Gabriel le había revelado que su pariente ya anciana, que no tenía hijos, estaba en el sexto mes de embarazo (cf. Lc  1, 26.36). Por eso, la Virgen, que lleva en sí un don y un misterio aún más grande, va a ver a Isabel y se queda tres meses con ella. En el encuentro entre las dos mujeres —imaginad: una anciana y la otra joven, es la joven, María, la que saluda primero: El Evangelio dice así: «Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1, 40). Y, después de ese saludo, Isabel se siente envuelta de un gran asombro (…) que resuena en sus palabras: «¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» (v. 43). Y se abrazan, se besan, felices estas dos mujeres: la anciana y la joven. Las dos embarazadas.
Para celebrar bien la Navidad, estamos llamados a detenernos en los «lugares» del asombro. Y, ¿cuáles son los lugares del asombro en la vida cotidiana? Son tres. El primer lugar es el otro, en quien reconocemos a un hermano, porque desde que sucedió el Nacimiento de Jesús, cada rostro lleva marcada la semejanza del Hijo de Dios. Sobre todo cuando es el rostro del pobre, porque como pobre Dios entró en el mundo y y dejó, ante todo, que los pobres se acercaran a Él.
Otro lugar del asombro —el segundo— en el que, si miramos con fe, sentimos asombro, es la historia. Muchas veces creemos verla por el lado justo, y sin embargo corremos el riesgo de leerla al revés. Sucede, por ejemplo, cuando ésta nos parece determinada por la economía de mercado, regulada por las finanzas y los negocios, dominada por los poderosos de turno. El Dios de la Navidad es, en cambio, un Dios que «cambia las cartas»: ¡Le gusta hacerlo! Como canta María en el Magnificat, es el Señor el que derriba a los poderosos del trono y ensalza a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y a los ricos despide vacíos (cf. Lc 1, 52-53). Este es el segundo asombro, el asombro de la historia.
Un tercer lugar de asombro es la Iglesia: mirarla con el asombro de la fe significa no limitarse a considerarla solamente como institución religiosa que es, sino a sentirla como Madre que, aun entre manchas y arrugas —¡tenemos muchas!— deja ver las características de la Esposa amada y purificada por Cristo Señor.  Una Iglesia que sabe reconocer los muchos signos de amor fiel que Dios continuamente le envía. Una Iglesia para la cual el Señor Jesús no será nunca una posesión que defender con celo: quienes hacen esto, se equivocan, sino Aquel que siempre viene a su encuentro y que ésta sabe esperar con confianza y alegría, dando voz a la esperanza del mundo. La Iglesia que llama al Señor: «Ven Señor Jesús». La Iglesia madre que siempre tiene las puertas abiertas, y los brazos abiertos para acoger a todos. Es más, la Iglesia madre que sale de las propias puertas para buscar, con sonrisa de madre a todos los alejados y llevarles a la misericordia de Dios. ¡Este es el asombro de la Navidad!” (Francisco. Ángelus. 20-12-2015).
La Virgen María

Señor Jesús, que en la Virgen María tu Padre nos ha concedido una digna morada, la verdadera posada para su Hijo que Dios esperaba desde el comienzo de los tiempos. Ella que ha ofrecido todo su ser al responder al anuncio del Ángel Gabriel: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Ella que ha respondido “Hágase”, modelo de oración cristiana. Ella que se ha puesto totalmente en las manos del Padre, para ser totalmente suya, como humilde sierva.
Concédenos parecernos a ella. Concédenos ser totalmente de María para ser totalmente tuyos, Señor, ya que Tú has queridos ser totalmente nuestro, para que fuéramos totalmente del Padre.
Bendito seas, Señor, por María.
Si has colocado a María en el centro con el color de la realeza, el color rojo, el color púrpura, el color de la vida y de la sangre, es porque María no hace sino llevarnos a ti, Señor Jesús, centro de la Historia, principio y fin de todo lo creado. Concédenos, como ella, que nuestra vida siempre oriente hacia Ti.
La has colocado como puerta, Tú que eres la puerta. Para llegar a ti has querido que lo hiciéramos a través de tan humilde madre, de tan humilde mujer. A través de María vamos seguros a Ti. Y así, aunque el paisaje tenebroso y árido de nuestra vida, parecido a la montaña y a la cueva oscura, pueda apesadumbrarnos, la presencia de María y la tuya en el interior de la cueva, nos hace no temer. Si está María y estás Tú, nada debemos temer. Concédenos, como María, ser puerta siempre abierta a tu presencia y a nuestros hermanos para que entren a Ti. Que no seamos de los que ni entran ni dejen entrar.
A través de María has llegado al mundo unido indisolublemente en matrimonio a nuestra carne. Tu carne es la carne de María, es la carne que comulgamos en cada Eucaristía, carne que es la Luz que ilumina las tinieblas de toda cueva. María, vestida de túnica azul, ha sido revestida del color rojo de la divinidad.
María, en el icono de la divinidad, no te mira, parece que mira más allá, meditando en su corazón estos acontecimientos recién vividos de su maternidad virginal, virgen antes del parto, virgen durante el parto y virgen después del parto. María parece meditar que su deseo hubiera sido darte algo más y no simplemente un pesebre y el seno de una cueva inhóspita utilizada como establo. Pero no ha podido, porque “no han encontrado sitio en la posada”. Señor Jesús, la única posada ha sido María. Y José. Este santo matrimonio ha sido tu posada. Y una cueva donde se encuentran un buey y una mula. Concede que nuestras familias sean verdaderas posadas de tu Santidad, de tu amor tierno y misericordioso.

1. La colecta para Cáritas parroquial del pasado 15 y 16 de diciembre ha ascendido a 494,11 €.
2. Tienen a su disposición el Evangelio 2019, y el Calendario 2019, tanto de mesa como de pared. Ayúdenos a difundirlo.
También encontrarán en el despacho Turrón solidario para ayudar a la Ciudad de la Esperanza.
CONCURSO DE DIBUJO-PINTURA,

REDACCIÓN Y POESÍA
bajo el lema: “Busco posada”. Encontrarán las bases a la entrada de la Iglesia y en el blog de la parroquia.
El Plazo límite de presentación de trabajos: el viernes 28 de diciembre de 2018. Entrega de un detalle a cada participante:
el domingo 30 de diciembre en la misa de 11.30 h. Entrega de premios de los ganadores: el 5 de enero a las 20.30 h., coincidiendo con la presencia de SSMM los Reyes de Oriente.

Del 24 al 30 de diciembre de 2018

Lunes 24. Por la tarde COMIENZA EL TIEMPO DE NAVIDAD
NATIVIDAD DEL SEÑOR
 18.00 h.: MISA DE LA VIGILIA. Con niños. 19.30 h.: MISA DE LA VIGILIA. 00.00 h.: MISA DE MEDIANOCHE.
Martes 25. MISA DE LA AURORA. 10.00 h.
MISA DEL DÍA. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.
Miércoles 26. FIESTA DE SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Valls-Peiró.
Jueves 27. FIESTA DE SAN JUAN APÓSTOL Y EVANGELISTA. 19.30 h.: Sin intención.
Viernes 28. FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES, MÁRTIRES. 19.30 h.: A intención de una feligresa.
Sábado 29. POR LA TARDE:
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: A intención de una feligresa. 19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 30. FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: Juanita Saez. 
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:








14 de diciembre de 2018

Domingo 16 de diciembre de 2018. 3 ADV C.

HOJA PARROQUIAL

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
              Queridos hermanos:
«¿Entonces, qué debemos hacer?»
Esta pregunta se la hacen a Juan el Bautista. Tres veces le preguntan lo mismo. Y a todos responde: pueblo en general, incluso publicanos y soldados. Y por tanto, nadie queda excluido de la salvación que ofrece el Señor. Es una llamada a la conversión que da frutos de justicia.
Si somos de los que hemos pecado, pero no hemos reparado la ofensa, ¿qué debemos hacer? Por ejemplo, si hemos robado, hemos de devolver las cosas robadas. Si hemos calumniado, hemos de restablecer la reputación del que ha sido calumniado. Si hemos herido con nuestras palabras o acciones, hemos de compensar las heridas de alguna forma. Reparar la ofensa, reparar el daño, sería un fruto de la conversión. (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1459). Como Zaqueo que dijo, que si había defraudado a alguien, le devolvería cuatro veces más (cf. Lc 19,8).
Pero hay que tener en cuenta que el primer dañado por el pecado es el pecador mismo, tanto en sus relaciones con Dios como con el prójimo. Por eso, la absolución del pecado no remedia todo el mal ocasionado. Tras ser liberado del pecado, “el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe "satisfacer" de manera apropiada o "expiar" sus pecados. Esta satisfacción se llama también "penitencia". (Idem 1459).
La limosna hecha a los pobres es una de las obras de justicia que mejor expresa la conversión (cf Tb 4, 5-11; Si 17,22) y es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna: El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo (Lc 3,11). Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros (Lc 11,41). Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: "id en paz, calentaos o hartaos", pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? (St 2,15-16; cf. 1 Jn 3,17). (cf. Idem 2447). A su vez, las obras de misericordia, instruir, aconsejar, consolar, confortar, perdonar y sufrir con paciencia, dar de comer, dar techo, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos y rezar por ellos, son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (ídem 2447). Si somos comerciantes, si somos médicos o sanitarios, si somos abogados, si somos padres de familia…. cada uno debe preguntarse «¿entonces, qué debemos hacer?», pues la conversión ha de llegar a las obras concretas y a las costumbres adquiridas para abrirnos al Señor, para estar dispuestos a recibir su Santo Espíritu.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas                                   3, 10-18

En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?»
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacemos nosotros?»
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros, ¿qué debemos hacer nosotros?»
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.
Palabra del Señor.
¿QUE DEBEMOS HACER?
Hacer posible un nuevo futuro
por la confesión de los pecados

1455         La confesión de los pecados, incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro.

1456         La confesión de los pecados hecha al sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de la penitencia: "En la confesión, los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente, incluso si estos pecados son muy secretos y si han sido cometidos solamente contra los dos últimos mandamientos del Decálogo (cf Ex 20,17; Mt 5,28), pues, a veces, estos pecados  hieren más gravemente el alma y son más peligrosos que los que han sido cometidos a la vista de todos"
  Cuando los fieles de Cristo se esfuerzan por confesar todos los pecados que recuerdan, no se puede dudar que están presentando ante la misericordia divina para su perdón todos los pecados que han cometido. Quienes actúan de otro modo y callan conscientemente algunos pecados, no están presentando ante la bondad divina nada que pueda ser perdonado por mediación del sacerdote. Porque `si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo que ignora' (S. Jerónimo).

1457  Según el mandamiento de la Iglesia "todo fiel llegado a la edad del uso de razón debe confesar al menos una vez al año, los pecados graves de que tiene conciencia". "Quien tenga conciencia de hallarse en pecado grave que no celebre la misa ni comulgue el Cuerpo del Señor sin acudir antes a la confesión sacramental a no ser que concurra un motivo grave y no haya posibilidad de confesarse; y, en este caso, tenga presente que está obligado a hacer un acto de contrición perfecta, que incluye el propósito de confesarse cuanto antes".

1458  Sin ser estrictamente necesaria, la confesión de los pecados veniales, sin embargo, se recomienda vivamente por la Iglesia. En efecto, la confesión habitual de los pecados veniales ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, a progresar en la vida del Espíritu. Cuando se recibe con frecuencia, mediante este sacramento, el don de la misericordia del Padre, el creyente se ve impulsado a ser él también misericordioso  (cf Lc 6,36):
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“En el Evangelio de hoy hay una pregunta que se repite tres veces: «¿Qué cosa tenemos que hacer?» (Lc 3, 10.12.14). Se la dirigen a Juan el Bautista tres categorías de personas: primero, la multitud en general; segundo, los publicanos, es decir los cobradores de impuestos; y tercero, algunos soldados. Cada uno de estos grupos pregunta al profeta qué debe hacer para realizar la conversión que él está predicando. A la pregunta de la multitud Juan responde que compartan los bienes de primera necesidad. Al primer grupo, a la multitud, le dice que compartan los bienes de primera necesidad, y dice así: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo» (v. 11). Después, al segundo grupo, al de los cobradores de los impuestos les dice que no exijan nada más que la suma debida (cf. v. 13). ¿Qué quiere decir esto? No pedir sobornos. Es claro el Bautista. Y al tercer grupo, a los soldados les pide no extorsionar a nadie y de acontentarse con su salario (cf. v. 14). Son las respuestas a las tres preguntas de estos grupos. Tres respuestas para un idéntico camino de conversión que se manifiesta en compromisos concretos de justicia y de solidaridad. Es el camino que Jesús indica en toda su predicación: el camino del amor real en favor del prójimo.
(…) Ninguna categoría de personas está excluida de recorrer el camino de la conversión para obtener la salvación, ni tan siquiera los publicanos considerados pecadores por definición: tampoco ellos están excluidos de la salvación.” (Francisco. Ángelus. 13-12-2015).
El Buey y la Mula

Señor Jesús, que viniste a los tuyos y los tuyos no te recibieron, que buscaste hospedaje, pero no había sitio en la posada (cf. Lc 2,6).

Cuántas veces nos ocurre lo que anunciaba Isaías: que no te reconocemos, que no te comprendemos, mientras que el buey conoce a su amo y el asno el pesebre de su dueño. (cf. Is 1,3).

Ya durante tu ministerio público encontraste más fe en el Centurión romano o en la sirofenicia que en tu pueblo. Pues tu pueblo natal no te acogió, tu pueblo de Nazaret te rechazó, muchos no te entendieron, otros te dieron la espalda y dejaron de ir contigo. Solamente te acogieron los pobres, los humildes, los niños y los pequeños.

Señor, en el buey y la mula has querido representar a judíos y gentiles que acuden a tu llamada: “Venid a mi los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.”

Como la mula que lleva el peso, la carga, representa a los gentiles que llevan la carga de sus pecados y como el buey que trabaja, uncido con el yugo, representa a los judíos que estaban bajo el yugo de la ley, Tú vienes a liberarnos de ese yugo y de esa carga: “Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mt 11, 28–30).

Concédenos acudir a ti, responder a tu llamada, acogerte, concédenos tu yugo suave, que es tu Santo Espíritu; concédenos tu carga ligera, que es la caridad.

Tú que acoges a todos y no fuiste acogido, Tú que a nadie rechazas, concédenos a nosotros no rechazar a nadie ni por ideología, creencia, raza. Concédenos ser acogedores, hospitalarios, misericordiosos. Ama tú en nosotros. Danos tu Santo Espíritu y tendremos en gran honor parecernos al buey o a la mula, que te reconocen en tu Palabra, en los Sacramentos, en las personas que nos rodean, sobre todo cuando están expuesto a mayor debilidad o pobreza. Ellos hicieron contigo lo que nosotros estamos llamados a hacer con nuestros hermanos más pequeños.

Danos tu Santa Caridad y encontraremos nuestro alimento, nuestro pesebre, en amar con misericordia, en hacernos prójimos del otro y servirle activamente, sobre todo cuando esté más necesitado, sea cual sea la situación o edad de la persona.
El sábado 22 a las 11.00 de la mañana tendrá lugar la “Siembra de Estrellas” con los niños de la catequesis para sembrar la Alegría del Evangelio por las calles de nuestro barrio.


LIMOSNA PENITENCIAL
Durante el tiempo de adviento las limosnas
y donativos penitenciales
(fruto de la conversión y el Sacramento del Perdón),
irán destinadas a Cáritas parroquial.

CAMPAÑA DEL BOTE O DEL KILO
En todas las misas del tiempo de Adviento,
antes o después de la misa, se podrán ofrecer
botes o kilos de alimentos no perecederos
para el Economato Interparroquial
que serán depositados en una cesta en el templo.

BIENHECHORES DE CARIDAD
Aportación de una pequeña cantidad mensual (5 €) en suscripción bancaria a la cuenta de Cáritas parroquial de Bankia:

ES62-2038-6230-7160-00004245
1. Durante el tiempo de ADVIENTO se realizará la ORACIÓN COMUNITARIA de lunes a viernes, a las 6.30 de la mañana.
2. Tienen a su disposición el Evangelio 2019, el Calendario 2019, tanto de mesa como de pared, libretas para apuntes y la rifa de un móvil. La rifa será el 21 de diciembre. También encontrarán en el despacho Turrón solidario para ayudar a la Ciudad de la Esperanza.
3. Preparación de la Liturgia de Navidad: Martes 18 de diciembre a las 20.30 h.
4. Limpieza general del templo: Sábado 22 de diciembre: . Rogamos la ayuda de todo el que pueda para que la Iglesia esté limpia para las celebraciones de Navidad.
concurso de dibujo-pintura,

redacción y poesía
bajo el lema: “Busco posada”. Encontrarán las bases a la entrada de la Iglesia y en el blog de la parroquia.
El Plazo límite de presentación de trabajos: el viernes 28 de diciembre de 2018. Entrega de un detalle a cada participante:
el domingo 30 de diciembre en la misa de 11.30 h. Entrega de premios de los ganadores: el 5 de enero a las 20.30 h., coincidiendo con la presencia de SSMM los Reyes de Oriente.

Del 17 al 23 de diciembre de 2018

Lunes 17.  19.30 h.: Sin intención. 
Martes 18. 19.30 h.: Sin intención. 
Miércoles 19. 19.30 h.: Sin intención. 
Jueves 20. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Espí—Sanchis. 
Viernes 21. San Pedro Canisio. 19.30 h.: Sin intención. 
Sábado 22. Por la tarde: DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: A intención de una feligresa. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención. 
Domingo 23. DOMINGO CUARTO DE ADVIENTO. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles.

A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio. 
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Puedes descargar la Hoja Parroquial: