25 de enero de 2020

Domingo 26 de enero de 2020. 3 T.O. A.

   
              Queridos hermanos:
Celebramos este domingo una FIESTA NUEVA: “establezco que el III Domingo del Tiempo Ordinario esté dedicado a la celebración, reflexión y divulgación de la Palabra de Dios.” (Carta apostólica en forma de «motu proprio» del Santo Padre Francisco Aperuit Illis con la que se instituye el Domingo de la Palabra de Dios). Con estas palabras el Papa Francisco instituía el año pasado esta Fiesta: “Dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable.” Con esta intención: “Que el domingo dedicado a la Palabra haga crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.
Y las lecturas de este domingo no pueden ser más oportunas. Pues la Palabra eterna del Padre se ha hecho carne y ha ido a habitar entre nosotros. ¿En qué situación te encuentras? Allí irá la Palabra de Dios a hablarte. Si estás desanimado, sin esperanza. Si piensas que nadie te comprende…
Cuando escuchamos, leemos, meditamos, oramos, estudiamos, escrutamos la Palabra de Dios el Señor viene a hablarte, aconsejarte, consolarte, iluminarte. Viene a hacerte crecer en la fe, a afianzarte en la confianza, abrir horizontes de esperanza, moverte al perdón, a un amor más grande...
La Palabra de Dios va a habitar al territorio de Zebulón y Neftalí, que era la parte más al norte de Israel, limítrofe a las zonas más paganas. Por eso era llamada esa zona “Galilea de los gentiles”.
Si crees que estás alejado de Dios o que Dios se ha alejado de ti, abre la Palabra. El Señor está cerca de ti y viene a hablarte.  Si crees que no vale la pena seguir viviendo y estás en tinieblas, si la vida no ofrece más que sinsabores o amarguras, una luz viene a brillar en tu vida. Escucha la Palabra de Dios.
Si estás dividido, con desunión en la familia, o vives en el individualismo, “la Biblia es el libro del pueblo del Señor que al escucharlo pasa de la dispersión y la división a la unidad. La Palabra de Dios une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo.” Si crees que Dios no cuenta contigo escucha la voz que te llama y te habla por medio de su Palabra. Si crees que eres un inútil que no puede ayudar a nadie, escúchale decirte: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Que nunca falte en tu vida esta relación decisiva con la Palabra viva que el Señor nunca se cansa de dirigirte a ti, su Esposa, para que puedas crecer en el amor y en el testimonio de fe. La Palabra de Dios es viva y eficaz, capaz de transformar al que escucha y prender fuego en su corazón.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 12-23

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Palabra del Señor.
LA INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN
545          Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino: "No he venido a llamar a justos sino a pecadores" (Mc 2, 17; cf. 1 Tim 1, 15). Les invita a la conversión, sin la cual no se puede entrar en el Reino, pero les muestra de palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia ellos (cf. Lc 15, 11-32) y la inmensa "alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta" (Lc 15, 7).

1989         La primera obra de la gracia del Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según el anuncio de Jesús al comienzo del evangelio: "Convertíos porque el Reino de los Cielos está cerca" (Mt 4,17). Movido por la gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado, acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto. "La justificación entraña, por tanto, el perdón de los pecados, la santificación y la renovación del hombre interior (Cc. de Trento: DS 1528).

1427 Jesús llama a la conversión. Esta llamada es una parte esencial del anuncio del Reino: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1,15). En la predicación de la Iglesia, esta llamada se dirige primeramente a los que no conocen todavía a Cristo y su Evangelio. Así, el Bautismo es el lugar principal de la conversión primera y fundamental. Por la fe en la Buena Nueva y por el Bautismo (cf. Hch 2,38) se renuncia al mal y se alcanza la salvación, es decir, la remisión de todos los pecados y el don de la vida nueva.
1428 Ahora bien, la llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que "recibe en su propio seno a los pecadores" y que siendo "santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación" (LG 8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del "corazón contrito" (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia (cf Jn 6,44; 12,32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero (cf 1 Jn 4,10).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

El Evangelio de hoy (cf. Mateo 4, 12-23) narra el inicio de la predicación de Jesús en Galilea. Él deja Nazaret, una aldea de las montañas, y se establece en Cafarnaúm, un centro importante a orillas del lago, habitado en su mayor parte por paganos, punto de cruce entre el Mediterráneo y el interior mesopotámico. Esta elección indica que los destinatarios de su predicación no son sólo sus compatriotas, sino todos los que llegan a la cosmopolita «Galilea de los gentiles» (v 15; cf. Isaías 8, 23): así se llamaba. Vista desde la capital Jerusalén, aquella tierra es geográficamente periférica y religiosamente impura, porque estaba llena de paganos, por la mezcla con quienes no pertenecían a Israel. Ciertamente de Galilea no se esperaban grandes cosas para la historia de la salvación. Y sin embargo, justamente desde allí — justo desde allí— se difunde aquella “luz” sobre la cual hemos meditado los domingos pasados: la luz de Cristo. Se difunde precisamente desde la periferia. El mensaje de Jesús reproduce el del Bautista, proclamando el «Reino de los Cielos» (v. 17). Este Reino no conlleva la instauración de un nuevo poder político, sino el cumplimiento de la alianza entre Dios y su pueblo, que inaugurará un periodo de paz y de justicia. Para estrechar este pacto de alianza con Dios, cada uno está llamado a convertirse, transformando su propio modo de pensar y de vivir. Esto es importante: convertirse no solo es cambiar la manera de vivir, sino también el modo de pensar. Es una transformación del pensamiento. No se trata de cambiar la ropa, ¡sino las costumbres! Lo que diferencia a Jesús de Juan Bautista es el estilo y el método. Jesús elige ser un profeta itinerante. No se queda esperando a la gente, sino que se dirige a su encuentro. ¡Jesús está siempre en la calle! Sus primeras salidas misioneras tienen lugar alrededor del lago de Galilea, en contacto con la muchedumbre, en particular con los pescadores. Allí Jesús no sólo proclama la llegada del Reino de Dios, sino que busca compañeros que se asocien a su misión de salvación. En este mismo lugar encuentra dos parejas de hermanos: Simón y Andrés, Santiago y Juan; les llama diciendo: «Venid conmigo y los haré pescadores de hombres» (v. 19). La llamada les llega en plena actividad de cada día: el Señor se nos revela no de manera extraordinaria o asombrosa, sino en la cotidianidad de nuestra vida. Ahí debemos encontrar al Señor; y ahí Él se revela, hace sentir su amor a nuestro corazón; y ahí —con este diálogo con Él en la cotidianidad de nuestra vida— cambia nuestro corazón. La respuesta de los cuatro pescadores es rápida e inmediata: «al instante, dejando las redes, le siguieron» (v. 20). Sabemos efectivamente que habían sido discípulos del Bautista y que, gracias a su testimonio, ya habían empezado a creer en Jesús como el Mesías (cf. Juan 1, 35-42).
Nosotros, cristianos de hoy en día, tenemos la alegría de proclamar y testimoniar nuestra fe, porque hubo ese primer anuncio, porque existieron esos hombres humildes y valientes que respondieron generosamente a la llamada de Jesús. A orillas del lago, en una tierra impensable, nació la primera comunidad de discípulos de Cristo. Que la conciencia de estos inicios suscite en nosotros el deseo de llevar la palabra, el amor y la ternura de Jesús a todo contexto, incluso a aquel más dificultoso y resistente. ¡Llevar la Palabra a todas las periferias! Todos los espacios del vivir humano son terreno al que arrojar las semillas del Evangelio, para que dé frutos de salvación.
Que la Virgen María nos ayude con su maternal intercesión a responder con alegría a la llamada de Jesús, a ponernos al servicio del Reino de Dios. (Francisco. Ángelus. 22-1-2017).
ORACIÓN POR LA UNIDAD
Y RECONCILIACIÓN DE LOS CRISTIANOS
Dios clemente, sana la memoria herida por los acontecimientos del pasado, que dañaron nuestras Iglesias y aún las mantienen distanciadas. Dios clemente, enséñanos a mantener los ojos puestos en Jesús, la Luz Verdadera.
Dios clemente, fortalece nuestra confianza en tu providencia cuando nos sintamos abrumados por las tempestades de la vida. Dios clemente, transforma nuestras divisiones en armonía y nuestra desconfianza en aceptación mutua.
Dios clemente, danos valor para decir la verdad con justicia y con amor. Dios clemente, rompe las barreras, visibles e invisibles, que nos impiden acoger a nuestros hermanos y hermanas que están en peligro y pasan necesidad.
Dios clemente, cambia nuestros corazones y los corazones de nuestras comunidades cristianas para que seamos instrumentos de tu sanación.

Somos testigos de que Dios no nos ha dejado solos: nos ha amado, curado, perdonado, sanado de tantas enfermedades interiores y exteriores. Te invitamos a estas catequesis. Son los martes y jueves a las 8.30 noche, entrando por la calle Ciudad de Laval 29. Habrá servicio de guardería para los que tengan necesidad.

El domingo 26 de enero la Iglesia celebra la Infancia Misionera, con el lema: “Con Jesús a Egipto. Siempre en marcha”. 

La colecta de la misa con niños del sábado 25 de enero irá destinada a este fin.

Durante este mes de enero les invitamos a colaborar con la infancia misionera del Domund aportando `céntimos rojos´, es decir, monedas de 1, 2 y 5 céntimos. Traedlas en bolsitas. Gracias.

El lunes 27 de enero a las 20.00 h. en la calle Duque
Carlos de Borja 15 habrá un encuentro formativo con el título “Llamados a dar esperanza a los empobrecidos y descartados… ¡Una exigencia del Evangelio!”, a cargo de Montse Escribano, teóloga.

Coste total del 1er ventanal: 880 €.
No se ha recaudado ningún donativo esta semana.
Recaudado hasta hoy 605 €.
Gracias por tu colaboración. Donativos en BANKIA
ES83-2038-6230-7530-0042-0970 
1. El lunes 27 de enero a las 10.15 h. se reunirá el Equipo de Pastoral de la Salud. Comenzará a trabajar el documento de la Conferencia Episcopal «Sembradores de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida».
2. Dos últimas sesiones del curso para profesores, padres, catequistas educadores. Lunes 27 de enero y 3 de febrero a las 20.30 h. en el templo parroquial.
3. El sábado 1 de febrero a las 10.30 h. en la Parroquia de Cristo Rey habrá un encuentro de formación de voluntarios.
4. Cursillos prematrimoniales: El lunes 3 de febrero a las 9.00 noche comenzarán los cursillos prematrimoniales en la parroquia de Cristo Rey de Gandía. Continuarán los lunes y jueves durante diez sesiones.
5. Semana del enfermo: del 9 al 16 de febrero. Habrá una misa por los enfermos, una vigilia de adoración, una película, un testimonio... Ya daremos más información.
Para todos aquellos que quieran colaborar con Cáritas en sus diversos proyectos o en la acogida de Cáritas parroquial, se ofrece el Curso básico de Voluntariado. Será durante 6 sesiones del mes de febrero: 3, 5, 10, 12, 17 y 19 y una sesión de valoración del trabajo realizado en el mes de octubre.
Las sesiones serán de 18.30 a 20.00 h.
Es imprescindible la inscripción previa:
E-mail: caritasinterparroquial.gandia@gmail.com
Teléfonos: 962873364 / 600454258 (whatsapp)
Del 27 al 2 de febrero de 2020
Lunes 27. Santa Ángela de Merici, virgen. 19.30 h.
Martes 28. Santo Tomás de Aquino, pbro. y doctor. 19.30 h.
Miércoles 29. San Valero, obispo. 19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche; Luis Borrull.
Jueves 30. 19.30 h.: En sufragio de: Víctor Ferragut; José Ramón Ferri Molina. Pidiendo por las intenciones de Pepa Ribes.
Viernes 31. San Juan Bosco, presbítero. 19.30 h.
Sábado 1. Por la tarde:
fiesta de la presentación del señor.
18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 2. fiesta de la presentación del señor.
10.00 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Ferrer-Puig. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: Alberto Belda Serra.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

18 de enero de 2020

Domingo 19 de enero de 2020. 2 T.O. A

   
                Queridos hermanos:
Como prolongación de las Fiestas de la Navidad escuchamos hoy un evangelio de San Juan evangelista. Aparece el otro Juan, Bautista, dando un bellísimo testimonio preparado desde el principio: “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.” (Jn 1,6-8).
Juan Bautista dará testimonio de la luz, de un cordero que quita el pecado del mundo, de un hombre que está por delante de él, porque existía antes que él, de uno sobre el que se posa el Espíritu de Dios, de aquel que ha de bautizar con Espíritu Santo, del Hijo de Dios.
Es un testimonio necesario.
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».
«Este es el que ha de bautizar con Espíritu Santo».
«Este es el Hijo de Dios».
Un cordero que nos sumerge en el Espíritu Santo y que es el Hijo de Dios. La Santísima Trinidad queda manifiesta en el testimonio de San Juan Bautista. No es un testimonio sobre sí mismo. Es sobre Jesucristo.
A cuantos reciben su testimonio pueden abrirse a la luz, y recibirla, para ser hijos de Dios y sembrar el mundo con su luz, con la mansedumbre de cordero, con el perdón de los pecados, con la gracia y caridad del Espíritu Santo.
Jesucristo viene como cordero a perdonarnos los pecados. Los nuestros y los del mundo entero. Y viene a adentrarnos en las profundidades del amor de Dios, que es su Santo Espíritu, por medio de su Bautismo. Y viene a hacernos hijos de Dios. Y por ello, nos hace hermanos, ovejas, corderos, de su rebaño, transformados por la gracia. Jesús nos va transformando en Corderos. Pero alguno podría decir: “yo tengo reacciones de lobo, a mi no me puede querer”. Entonces escucha: Jesús es el Cordero que quita el pecado del mundo. Es decir: quita lo que de lobos ha dejado en nosotros el pecado. No tiene reparo en acercarse a lobos para transformarlos. Por ello acudamos al Pastor de las ovejas. Sin miedo. Jesús pastorea ovejas, transforma lobos. Ahora bien, no puede hacer nada con quien es lobo, pero se cree oveja, yendo por la vida disfrazado de oveja. Seamos fríos o calientes, pero no tibios. Transformados en ovejas y esperando las Bodas del Cordero, colaboremos con el Pastor en rescatar lobos para hacerlos ovejas por el amor, el perdón y la intercesión.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 29-34

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo." Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo."
Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios.»
Palabra del Señor.
SAN JUAN BAUTISTA LO SEÑALÓ
COMO EL CORDERO

608  Juan Bautista, después de haber aceptado bautizarle en compañía de los pecadores (cf. Lc 3, 21; Mt 3, 14-15), vio y señaló a Jesús como el "Cordero de Dios que quita los pecados del mundo" (Jn 1, 29; cf. Jn 1, 36). Manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53, 7; cf. Jr 11, 19) y carga con el pecado de las multitudes (cf. Is 53, 12) y el cordero pascual símbolo de la Redención de Israel cuando celebró la primera Pascua (Ex 12, 3-14;cf. Jn 19, 36; 1 Co 5, 7). Toda la vida de Cristo expresa su misión: "Servir y dar su vida en rescate por muchos" (Mc 10, 45).

NUESTRO BAUTISMO ES UN NUEVO NACIMIENTO

720  Con Juan Bautista, el Espíritu Santo, inaugura, prefigurándolo, lo que realizará con y en Cristo: volver a dar al hombre la "semejanza" divina. El bautismo de Juan era para el arrepentimiento, el del agua y del Espíritu será un nuevo nacimiento (cf. Jn 3, 5).

NUESTRO BAUTISMO ES UN  ASIMILARSE A JESÚS

537  Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección: debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del Espíritu para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir una vida nueva" (Rm 6, 4).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“Queridos hermanos y hermanas:
En el centro del Evangelio de hoy (Juan 1, 29-34) está la palabra de Juan Bautista: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (v. 29). Una palabra acompañada por la mirada y el gesto de la mano que le señalan a Él, Jesús. Imaginamos la escena. Estamos en la orilla del río Jordán. Juan está bautizando; hay mucha gente, hombres y mujeres de distintas edades, venidos allí, al río, para recibir el bautismo de las manos de ese hombre que a muchos les recordaba a Elías, el gran profeta que nueve siglos antes había purificado a los israelitas de la idolatría y les había reconducido a la verdadera fe en el Dios de la alianza, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob.
Juan predica que el Reino de los cielos está cerca, que el Mesías va a manifestarse y es necesario prepararse, convertirse y comportarse con justicia; e inicia a bautizar en el Jordán para dar al pueblo un medio concreto de penitencia (cf Mateo 3, 1-6). Esta gente venía para arrepentirse de sus pecados, para hacer penitencia, para comenzar de nuevo la vida. Él sabe, Juan sabe, que el Mesías, el Consagrado del Señor ya está cerca, y el signo para reconocerlo será que sobre Él se posará el Espíritu Santo; de hecho Él llevará el verdadero bautismo, el bautismo en el Espíritu Santo (cf Juan 1, 33).
Y el momento llega: Jesús se presenta en la orilla del río, en medio de la gente, de los pecadores —como todos nosotros—. Es su primer acto público, la primera cosa que hace cuando deja la casa de Nazaret, a los treinta años: baja a Judea, va al Jordán y se hace bautizar por Juan. Sabemos qué sucede —lo hemos celebrado el domingo pasado—: sobre Jesús baja el Espíritu Santo en forma de paloma y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf Mateo 3, 16-17). Es el signo que Juan esperaba. ¡Es Él! Jesús es el Mesías. Juan está desconcertado, porque se ha manifestado de una forma impensable: en medio de los pecadores, bautizado como ellos, es más, por ellos. Pero el Espíritu ilumina a Juan y le hace entender que así se cumple la justicia de Dios, se cumple su diseño de salvación: Jesús es el Mesías, el Rey de Israel, pero no con el poder de este mundo, sino como Cordero de Dios, que toma consigo y quita el pecado del mundo.
Así Juan lo indica a la gente y a sus discípulos. Porque Juan tenía un numeroso círculo de discípulos, que lo habían elegido como guía espiritual, y precisamente algunos de ellos se convertirán en los primeros discípulos de Jesús. Conocemos bien sus nombres: Simón, llamado después Pedro, su hermano Andrés, Santiago y su hermano Juan. Todos pescadores, todos galileos como Jesús.
Queridos hermanos y hermanas: ¿Por qué nos hemos detenido mucho en esta escena? ¡Porque es decisiva! No es una anécdota, es un hecho histórico decisivo. Es decisiva por nuestra fe; es decisiva también por la misión de la Iglesia. La Iglesia, en todos los tiempos, está llamada a hacer lo que hizo Juan el Bautista, indicar a Jesús a la gente diciendo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». Él es un el único Salvador, Él es el Señor, humilde, en medio de los pecadores. Pero es Él. Él, no es otro poderoso que viene. No, no. Él.
Y estas son las palabras que nosotros sacerdotes repetimos cada día, durante la misa, cuando presentamos al pueblo el pan y el vino convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Este gesto litúrgico representa toda la misión de la Iglesia, la cual no se anuncia a sí misma. Ay, ay cuando la Iglesia se anuncia a sí misma. Pierde la brújula, no sabe dónde va. La Iglesia anuncia a Cristo; no se lleva a sí misma, lleva a Cristo. Porque es Él y solo Él quien salva a su pueblo del pecado, lo libera y lo guía a la tierra de la vida y de la libertad.
La Virgen María, Madre del Cordero de Dios, nos ayude a creer en Él y a seguirlo.” (Francisco. Ángelus. 15-1-2017).
«Nos mostraron una humanidad poco común» (Cf. Hch 28, 2) es el lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que se celebrará del 18 al 25 de enero de 2020.

Este año el Octavario se inspira en la narración de la tempestad que sufrió la nave que llevaba a san Pablo a Roma con algunos prisioneros y que acabaron socorridos en Malta «con verdadera humanidad por los nativos de la isla y por el personaje principal, Publio, que acogió en su propia casa a los náufragos y los auxilió hasta la admiración».
«Un relato de gran actualidad- afirman los obispos-, si pensamos en las travesías de los emigrantes y refugiados en busca de puerto seguro en el Mediterráneo. Miles de ellos huyen de sus países de origen perseguidos por su fe o sus ideas. El relato contrastado con la realidad de cada día es una fuerte llamada a la unidad de acción de todos los cristianos, para que tratemos con solícita humanidad a cuantos nos piden ayuda. Los países de los que proceden los emigrantes padecen males sociales y desórdenes que les obligan a buscar unas condiciones de vida mejor entre nosotros. Es necesario ayudar a los países que los emigrantes abandonan, promoviendo en ellos el respeto a los derechos humanos, la libertad religiosa y el bienestar social que ahora no pueden legítimamente ofrecer a cuantos se ven obligados a emigrar».
Espíritu de amor, ven y habita entre nosotros.
¡Ven, Espíritu Santo!
Espíritu de unidad, muéstranos el camino hacia la unidad de los cristianos.
¡Ven, Espíritu Santo!
Espíritu de la hospitalidad, enséñanos a ser acogedores.
¡Ven, Espíritu Santo!
Espíritu de compasión, inculca dentro de nosotros una actitud de respeto hacia todos los que nos encontremos.
¡Ven, Espíritu Santo!
Espíritu de esperanza, ayúdanos a deshacernos de todo lo que dificulta nuestro peregrinar ecuménico.
¡Ven, Espíritu Santo!
(cf. https://www.conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2019/12/2019-relaciones-interconfesionales-semana-oracion-materiales.pdf

Dios no nos deja solos, sino que se hace presente para responder a las preguntas decisivas sobre el sentido de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré? Para responder a estas preguntas, Dios se hizo hombre. Su cercanía trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento.” (Papas Francisco. Carta sobre el significado y el valor del Belén).
Somos testigos de que Dios no nos ha dejado solos: nos ha amado, curado, perdonado, sanado de tantas enfermedades interiores y exteriores. Te invitamos a estas catequesis. Son los martes y jueves a las 8.30 noche, entrando por la calle Ciudad de Laval 29. Habrá servicio de guardería para los que tengan necesidad.

Jesús está creciendo en brazos de José y María, ahora es un “refugiado” en Egipto. Viajaremos con la Sagrada Familia de Belén a Egipto para descubrir el sentido misionero de este tiempo de huida y persecución.

La colecta de la misa con niños del sábado 25 de enero irá destinada a este fin.
Más información en http://www.infanciamisionera.es/
Durante este mes de enero les invitamos a colaborar con la infancia misionera del Domund aportando `céntimos rojos´, es decir, monedas de 1, 2 y 5 céntimos. Traedlas en bolsitas. Gracias.
Coste total del 1er ventanal: 880 €.
Estas semana dos donativos de 100 y 50 €: 455 + 150 =
Recaudado hasta hoy 605 €.
Gracias por tu colaboración. Donativos en BANKIA
ES83-2038-6230-7530-0042-0970 
1. Colecta Pro-Venezuela del pasado 11-12 de enero: 521 €.
2. Cursillos prematrimoniales: El lunes 3 de febrero a las 9.00 noche comenzarán los cursillos prematrimoniales en la parroquia de Cristo Rey de Gandía. Continuarán los lunes y jueves durante diez sesiones.
3. El miércoles 22 de enero a las 18.00 h. habrá reunión con el equipo de Cáritas.
4. El sábado 25 de enero a las 16.30 h. habrá reunión del párroco con los padres de los niños que están en segundo curso de Jesús es el Señor.
5. El sábado 25 de enero en la misa de 18.00 h. se hará la entrega de los Diez Mandamientos a los niños que están en tercer curso de Jesús es el Señor.

Dos últimas sesiones de este curso para profesores, padres, catequistas educadores.
El curso es los lunes: 20 y 27 de enero; a las 20.15 h. es la acogida y a las 20.30 h. comienza la sesión en el templo parroquial.
Del 20 al 26 de enero de 2020
Lunes 20. 19.30 h.: San Fabián, Papa y Mártir. San Sebastián, mártir. San Fructuoso, obispo y compañeros, mártires. En sufragio de: Dif.fam. Espí-Sanchis.
Martes 21. Bta. Josefa María de Santa Inés. 19.30 h.: En acción de gracias.
Miércoles 22. Fiesta de San Vicente, diácono y mártir. 19.30 h.: Por las intenciones de Pepa Ribes.
Jueves 23. San Ildefonso obispo. 19.30 h.: En sufragio de: De José Antonio Cabanilles.
Viernes 24. San Francisco de Sales, obispo y doctor. 19.30 h.: En sufragio de: José Llorca Casasempere.
Sábado 25. Fiesta de la Conversión de San Pablo, apóstol.
Por la tarde: DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO.  
18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 26. DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO.
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial: