26 de octubre de 2019

Domingo 27 de octubre de 2019. 30 TO C.

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
     Queridos hermanos:
Si la parábola del domingo pasado nos invitaba a la oración perseverante e insistente de la viuda, este domingo Jesús nos presenta otra parábola para hacernos ver la importancia de la oración humilde, que empieza pidiendo perdón: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”. Así comenzamos nuestra oración en cada Eucaristía, pidiendo perdón. Kyrie (Señor), eleison (ten piedad o ten compasión). Antes de escuchar como discípulos y de dar gracias en la Plegaria Eucarística está el reconocimiento humilde de quienes somos, de nuestra miseria, de nuestro pecados y también la apertura a la Misericordia del Señor que como médico ha venido a salvar a los pecadores.
La soberbia, bien expresada en el fariseo del evangelio, es una apropiación de los dones recibidos, en sus obras, hasta el punto de despreciar a los demás. “Más que rezar, en realidad se mira a sí mismo. ¡Reza a sí mismo! El fariseo se complace de la propia observancia de los preceptos.” (véase Francisco. Audiencia. 1-6-2016). La soberbia hace que no se vea pecador. Que no necesite salvador. No necesita la ayuda de Dios. Ha caído en la mentira de la serpiente: “Seréis como Dios”. Y se ha hecho Dios de sí mismo sin necesitar a Dios. La soberbia se basta a sí misma. Vive en una suficiencia. Se apoya en sus fuerzas, confía en sus obras. Da gracias. Pero es un soberbio. Cuando Dios mismo se ha hecho necesitado en Jesús, ha querido necesitar de nosotros. “Dame de beber, dirá a la samaritana. Tengo sed, dirá en la cruz. La verdadera oración brota de un corazón mendigo de su perdón y de su gracia. Por eso el publicano es ejemplo de vida y de oración. El hombre es un mendigo de Dios. “¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde "lo más profundo" (Sal 130, 14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14). (Véase Catecismo 2559).
Jesús, vuestro párroco



+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas
18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
EL FARISEO Y EL PUBLICANO

2613         S. Lucas nos ha trasmitido tres parábolas principales sobre la oración:

La tercera parábola, "el fariseo y el publicano" (cf Lc 18, 9-14), se refiere a la humildad del corazón que ora. "Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador". La Iglesia no cesa de hacer suya esta oración: "¡Kyrie eleison!".

LA HUMILDAD ES NECESARIA

2559         "La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes" (San Juan Damasceno, f. o. 3, 24). ¿Desde dónde hablamos cuando oramos?  ¿Desde la altura de nuestro orgullo y de nuestra propia voluntad, o desde "lo más profundo" (Sal 130, 14) de un corazón humilde y contrito? El que se humilla es ensalzado (cf Lc 18, 9-14). La humildad es la base de la oración. "Nosotros no sabemos pedir como conviene"(Rom 8, 26). La humildad es una disposición necesaria para recibir gratuitamente el don de la oración: el hombre es un mendigo de Dios (cf San Agustín, serm 56, 6, 9).

PEDIR PERDÓN ES LO PRIMERO

2631  La petición de perdón es el primer movimiento de la oración de petición (cf el publicano: "ten compasión de mí que soy pecador": Lc 18, 13). Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad confiada nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, y de los unos con los otros (cf 1 Jn 1, 7-2, 2): entonces "cuanto pidamos lo recibimos de El" (1 Jn 3, 22). Tanto la celebración de la eucaristía como la oración personal comienzan con la petición de perdón.
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“Hoy, con otra parábola, Jesús quiere enseñarnos cuál es la actitud correcta para rezar e invocar la misericordia del Padre; cómo se debe rezar; la actitud correcta para orar. Es la parábola del fariseo y del publicano (cf. Lc 18, 9-14).
Ambos protagonistas suben al templo para rezar, pero actúan de formas muy distintas, obteniendo resultados opuestos. El fariseo reza «de pie» (v. 11), y usa muchas palabras. Su oración es, sí, una oración de acción de gracias dirigida a Dios, pero en realidad es una exhibición de sus propios méritos, con sentido de superioridad hacia los «demás hombres», a los que califica como «ladrones, injustos, adúlteros», como, por ejemplo, —y señala al otro que estaba allí— «este publicano» (v. 11). Pero precisamente aquí está el problema: ese fariseo reza a Dios, pero en realidad se mira a sí mismo. ¡Reza a sí mismo! En lugar de tener ante sus ojos al Señor, tiene un espejo. Encontrándose incluso en el templo, no siente la necesidad de postrarse ante la majestad de Dios; está de pie, se siente seguro, casi como si fuese él el dueño del templo. Él enumera las buenas obras realizadas: es irreprensible, observante de la Ley más de lo debido, ayuna «dos veces por semana» y paga el «diezmo» de todo lo que posee. En definitiva, más que rezar, el fariseo se complace de la propia observancia de los preceptos. Pero sus actitudes y sus palabras están lejos del modo de obrar y de hablar de Dios, que ama a todos los hombres y no desprecia a los pecadores. Al contrario, ese fariseo desprecia a los pecadores, incluso cuando señala al otro que está allí. O sea, el fariseo, que se considera justo, descuida el mandamiento más importante: el amor a Dios y al prójimo.
(…) ¿Se puede rezar con arrogancia? No. ¿Se puede rezar con hipocresía? No. Solamente debemos orar poniéndonos ante Dios así como somos. (…) Es necesario aprender a encontrar de nuevo el camino hacia nuestro corazón, recuperar el valor de la intimidad y del silencio, porque es allí donde Dios nos encuentra y nos habla. Sólo a partir de allí podemos, a su vez, encontrarnos con los demás y hablar con ellos. El fariseo se puso en camino hacia el templo, está seguro de sí, pero no se da cuenta de haber extraviado el camino de su corazón.
El publicano en cambio —el otro— se presenta en el templo con espíritu humilde y arrepentido: «manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho» (v. 13). Su oración es muy breve, no es tan larga como la del fariseo: «¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!». Nada más. ¡Hermosa oración! En efecto, los recaudadores de impuestos —llamados precisamente, «publicanos»— eran considerados personas impuras, sometidas a los dominadores extranjeros, eran mal vistos por la gente y en general se los asociaba con los «pecadores». La parábola enseña que se es justo o pecador no por pertenencia social, sino por el modo de relacionarse con Dios y por el modo de relacionarse con los hermanos. Los gestos de penitencia y las pocas y sencillas palabras del publicano testimonian su consciencia acerca de su mísera condición. Su oración es esencial. Se comporta como alguien humilde, seguro sólo de ser un pecador necesitado de piedad. Si el fariseo no pedía nada porque ya lo tenía todo, el publicano sólo puede mendigar la misericordia de Dios. Y esto es hermoso: mendigar la misericordia de Dios. Presentándose «con las manos vacías», con el corazón desnudo y reconociéndose pecador, el publicano muestra a todos nosotros la condición necesaria para recibir el perdón del Señor. Al final, precisamente él, así despreciado, se convierte en imagen del verdadero creyente.
Jesús concluye la parábola con una sentencia: «Os digo que este —o sea el publicano — bajó a su casa justificado y aquel no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado» (v. 14). (…) La soberbia compromete toda acción buena, vacía la oración, aleja de Dios y de los demás. Si Dios prefiere la humildad no es para degradarnos: la humildad es más bien la condición necesaria para ser levantados de nuevo por Él, y experimentar así la misericordia que viene a colmar nuestros vacíos. Si la oración del soberbio no llega al corazón de Dios, la humildad del mísero lo abre de par en par. Dios tiene una debilidad: la debilidad por los humildes. Ante un corazón humilde, Dios abre totalmente su corazón. Es esta la humildad que la Virgen María expresa en el cántico del Magníficat: «Ha puesto los ojos en la humildad de su esclava. [...] su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen» (Lc 1, 48.50). Que nos ayude ella, nuestra Madre, a rezar con corazón humilde. Y nosotros, repetimos tres veces, esa bonita oración: «Oh Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador». (Francisco. Audiencia. 1-6-2016).
EL PELIGRO DEL CANSANCIO
“Ante estos hechos innegables, se adueña tal vez de nosotros, pastores, el cansancio y tal vez nos falte incluso empuje evangelizador ¿podemos estar como espectadores pasivos sin reaccionar? ¿Nos da lo mismo que sea así?”

POR ESO UN SÍNODO EN ESTOS MOMENTOS
“Por eso comenzamos el Sínodo diocesano, porque necesitamos con la fuerza del Espíritu Santo, una renovación interior que nos de fuerzas para evangelizar, ser testigos y anunciadores del Evangelio, necesitamos ser en verdad y eficazmente una Iglesia evangelizada y evangelizadora, que se atreva con libertad, obedeciendo a Dios antes que a los hombres o a los poderes del mundo, a anunciar a Jesucristo como la gran verdad que salva y renueva al mundo, una Iglesia que se atreva como Jesús a anunciar el Reino de Dios y a llamar a la conversión, una Iglesia que haga cristianos, discípulos de Jesús, testigos de la fe y el Evangelio en nuestro mundo, en la vida pública, en todas las esferas de la vida personal y social. Sin conversión no hay Iglesia.” (De la Homilía de D. Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en la misa inicio Sínodo)
KYRIE ELEISON.
¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.
SEÑOR, TEN PIEDAD.

El próximo viernes 1 de Noviembre celebraremos la Solemnidad de todos los Santos. Con motivo de esta gran fiesta Cristiana, que nos llena de esperanza y alegría, hemos preparado el VI Festival Holywins para los niños. Holywins significa LO SANTO VENCE.
Todos los niños y padres que quieran  participar tendrán que vestirse de algún santo. Al finalizar  tendremos una merienda en los locales parroquiales compartiendo algunos dulces. Recordad: Viernes 1 de Noviembre a las 17.00 h. la acogida para vestirse y a las 17.30 h. el inicio del Festival. Ánimo.


Con más de 70 personas apuntadas ya, te animamos a este curso basado en la pedagogía Montessori.

Lo impartirá Teruca Tamarit, que tiene el título de formadora de profesores, padres y catequistas obtenido en Roma.
Comienza el lunes 18 de noviembre a las 20.15 h. en el templo parroquial. Puede apuntarse en sacristía o despacho o llamando al 608286822.



Dos donativos: 60 €.
Gracias por tu colaboración.
Donativos en BANKIA
ES83-2038-6230-7530-0042-0970

1. El lunes 28 de octubre a las 10.15 h. será la reunión del Equipo de Pastoral de la Salud.
2. Catequesis parroquial:
Catequesis del Buen Pastor (3-5 años):
Los sábados a las 16.30 h..
Catequesis de Jesús es el Señor (de comunión):
Los sábados a las 16.30 h.
Catequesis de Confirmación (9-11 años):
Los viernes a las 18.00 h.
Catequesis de Postconfirmación (12-18 años):
Los viernes a las 20.00 h.
3. La semana que viene es la solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles difuntos.
El viernes 1 de noviembre a las 16.30 h. en el Cementerio de Gandía se celebrará la Eucaristía de la Solemnidad de Todos los Santos por todos los fieles difuntos. La comunidad cristiana de Gandía se une en oración en sufragio por todos los difuntos.
4. Colecta Caritas parroquial del 12—13 de octubre: 318,04 €
5. Colecta del Domund para las misiones del 19-20 de octubre: 921,49 €. Todavía se están recibiendo donativos para el Domund.
6. Recuerden que en la madrugada del sábado 26 al domingo 27 cambia la hora: Se retrasa una hora. A las tres serán las dos.
Del 28 de octubre al 3 de noviembre de 2019
Lunes 28. San Simón y San Judas, apóstoles. 19.30 h.: En sufragio de: Isabel Terrades y Petri Martínez, y Agustín Martínez. 
Martes 29. 19.30 h.: En sufragio de:Rosendo Roche; Agustín Martínez. 
Miércoles 30. 19.30 h.: En sufragio de: María Jesús Ruiz; Víctor Ferragut.
Jueves 31. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 19.30 h.: Sin intención. No habrá Eucaristía a las 21.00 h.
Viernes 1. SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS. 10.00 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 11.30 h.: Pro Pópulo. 16.30.: EN EL CEMENTERIO DE GANDÍA. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 2. CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS.
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. Sr. D. Jesús Blanquer Batallar; Fam. Ferrer - Puig; Alberto Belda Serra. No habrá Eucaristía 21.00 h.
Domingo 3. DOMINGO 31 DEL TIEMPO ORDINARIO
10.00 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: Clemente Jesús Serrano Serrano y Ana Montblanc.


A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

19 de octubre de 2019

Domingo 20 de octubre de 2019. 29 T.O. C.

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
NECESARIO ORAR, SIEMPRE, SIN DESAFALLECER
                 Queridos hermanos:
Escuchamos en el Evangelio de este domingo que Jesús “decía una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.” (Lc 18,1). Y nos ofrece la parábola de la viuda importuna.
En el combate contra los amalecitas que atacan por la espalda aparecen diversas dificultades y obstáculos:
1. El cansancio que fatiga nuestro seguimiento del Señor y nos hace bajar los brazos y dejar la oración que suplica y grita al Señor.
2. La soledad es otra dificultad. Moisés se cansó de tener los brazos levantados, pero encontró el apoyo del otro. “Con la ayuda de los hermanos nuestra oración puede continuar, hasta que el Señor concluya su obra.” (Francisco. Homilía. Domingo 16 de octubre de 2016). Moisés tuvo la ayuda de Aarón y de Jur en la montaña y de Josué y el resto de los israelitas que combatían en el valle contra los amalecitas. La viuda del Evangelio estaba sola. Esa viuda es la Iglesia orante que persevera sin desfallecer. “Cada uno de nosotros se cansa. Pero no estamos solos, hacemos parte de un Cuerpo. Somos miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, cuyos brazos se levantan al cielo día y noche gracias a la presencia de Cristo resucitado y de su Espíritu Santo. Y sólo en la Iglesia y gracias a la oración de la Iglesia podemos permanecer firmes en la fe y en el testimonio.”  (Francisco. Homilía. Domingo 16 de octubre de 2016).
3. El desaliento que viene de la sequedad de la oración. La victoria en la batalla ante Amalec o ante el juez injusto por causa del adversario, es larga. Y desabrida. Con poco sabor o sustancia. Incluso desagradable en muchos momentos. Dan ganas de abandonar. Pero es cuando hemos de recordar la Palabra de Dios y la fuerza del Espíritu Santo para no desfallecer. La virtud de la esperanza ha de emplearse aquí con todo su dinamismo, pues la esperanza: “protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna” (Catecismo 1818). Si Moisés o la viuda no hubieran tenido esperanza en la insistencia de su oración hubieran tirado la toalla.
4. La inercia y la pereza pueden dificultar descubrir la necesidad de la oración para reconquistar la fuerza del amor a Dios y al prójimo. Quizá no somos conscientes de la gravedad de la situación. El amor vencerá, pero ante la injusticia o la maldad o la indiferencia ¿nos encontrará con un amor humilde, confiado y perseverante, como un ardor incansable? “Contra nuestra inercia y nuestra pereza, el combate de la oración es el del amor humilde, confiado y perseverante” (Catecismo 2742)
Jesús, vuestro párroco

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús decía una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor.
LA VIUDA IMPORTUNA

2613  S. Lucas nos ha trasmitido tres parábolas principales sobre la oración:

La primera, "el amigo importuno" (cf Lc 11, 5-13), invita a una oración insistente: "Llamad y se os abrirá". Al que ora así, el Padre del cielo "le dará todo lo que necesite", y sobre todo el Espíritu Santo que contiene todos los dones.

La segunda, "la viuda importuna" (cf Lc 18, 1-8), está centrada en una de las cualidades de la oración: es necesario orar siempre, sin cansarse, con la paciencia de la fe. "Pero, cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará fe sobre la tierra?".

La tercera parábola, "el fariseo y el publicano" (cf Lc 18, 9-14), se refiere a la humildad del corazón que ora. "Oh Dios, ten compasión de mí que soy pecador". La Iglesia no cesa de hacer suya esta oración: "¡Kyrie eleison!".

2621  En su enseñanza, Jesús instruye a sus discípulos para que oren con un corazón purificado, una fe viva y perseverante, una audacia filial. Les insta a la vigilancia y les invita a presentar sus peticiones a Dios en su Nombre. Él mismo escucha las plegarias que se le dirigen.
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“Al inicio de la celebración eucarística de hoy hemos dirigido al Señor esta oración: «Crea en nosotros un corazón generoso y fiel, para que te sirvamos siempre con fidelidad y pureza de espíritu» (Oración Colecta).
Nosotros solos no somos capaces de alcanzar un corazón así, sólo Dios puede hacerlo, y por eso lo pedimos en la oración, lo imploramos a él como don, como «creación» suya. De este modo, hemos sido introducidos en el tema de la oración, que está en el centro de las Lecturas bíblicas de este domingo y que nos interpela también a nosotros, (…)
Orar, por tanto, como Moisés, que fue sobre todo hombre de Dios, hombre de oración. Lo contemplamos hoy en el episodio de la batalla contra Amalec, de pie en la cima del monte con los brazos levantados; pero, en ocasiones, dejaba caer los brazos por el peso, y en esos momentos al pueblo le iba mal; entonces Aarón y Jur hicieron sentar a Moisés en una piedra y mantenían sus brazos levantados, hasta la victoria final.
Este es el estilo de vida espiritual que nos pide la Iglesia: no para vencer la guerra, sino para vencer la paz.
En el episodio de Moisés hay un mensaje importante: el compromiso de la oración necesita del apoyo de otro. El cansancio es inevitable, y en ocasiones ya no podemos más, pero con la ayuda de los hermanos nuestra oración puede continuar, hasta que el Señor concluya su obra.
San Pablo, escribiendo a su discípulo y colaborador Timoteo le recomienda que permanezca firme en lo que ha aprendido y creído con convicción (cf. 2 Tm 3,14). Pero tampoco Timoteo no podía hacerlo solo: no se vence la «batalla» de la perseverancia sin la oración. Pero no una oración esporádica e inestable, sino hecha como Jesús enseña en el Evangelio de hoy: «Orar siempre sin desanimarse» (Lc 18,1). Este es el modo del obrar cristiano: estar firmes en la oración para permanecer firmes en la fe y en el testimonio. Y de nuevo surge una voz dentro de nosotros: «Pero Señor, ¿cómo es posible no cansarse? Somos seres humanos, incluso Moisés se cansó». Es cierto, cada uno de nosotros se cansa. Pero no estamos solos, hacemos parte de un Cuerpo. Somos miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, cuyos brazos se levantan al cielo día y noche gracias a la presencia de Cristo resucitado y de su Espíritu Santo. Y sólo en la Iglesia y gracias a la oración de la Iglesia podemos permanecer firmes en la fe y en el testimonio.
Hemos escuchado la promesa de Jesús en el Evangelio: Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche (cf. Lc 18,7). Este es el misterio de la oración: gritar, no cansarse y, si te cansas, pide ayuda para mantener las manos levantadas. Esta es la oración que Jesús nos ha revelado y nos ha dado a través del Espíritu Santo. Orar no es refugiarse en un mundo ideal, no es evadir a una falsa quietud. Por el contrario, orar y luchar, y dejar que también el Espíritu Santo ore en nosotros. Es el Espíritu Santo quien nos enseña a rezar, quien nos guía en la oración y nos hace orar como hijos.
Los santos son hombres y mujeres que entran hasta el fondo del misterio de la oración. Hombres y mujeres que luchan con la oración, dejando al Espíritu Santo orar y luchar en ellos; luchan hasta el extremo, con todas sus fuerzas, y vencen, pero no solos: el Señor vence a través de ellos y con ellos. (Los santos) han combatido con la oración la buena batalla de la fe y del amor. Por ello han permanecido firmes en la fe con el corazón generoso y fiel. Que, con su ejemplo y su intercesión, Dios nos conceda también a nosotros ser hombres y mujeres de oración; gritar día y noche a Dios, sin cansarnos; dejar que el Espíritu Santo ore en nosotros, y orar sosteniéndonos unos a otros para permanecer con los brazos levantados, hasta que triunfe la Misericordia Divina.” (Francisco. Homilía. Domingo 16 de octubre de 2016)
PARA QUÉ UN SÍNODO

EN ESTOS MOMENTOS
“Para fortalecer y avivar nuestra fe como fieles testigos de Dios vivo y de su Hijo Jesucristo, para vivir esa fe cada vez con mayor vigor y ser capaces de comunicarla a los demás con fuerza y alegría.”

CUAL ES LA SITUACIÓN EN LA QUE VIVIMOS
“Vivimos tiempos recios en un mundo en que se padece el olvido de Dios, el silencio de Dios, se vive como si Dios no existiera, la práctica dominical como signo elocuente de lo que sucede ha descendido muchísimo, se echa en falta la presencia de cristianos en la vida pública y crece la apostasía silenciosa de muchos cristianos, cierta pasividad ante los que sufren está ahí, el individualismo se apodera de todos también de los cristianos, hay una debilidad evangelizadora en las comunidades cristianas, y una quiebra moral sobre todo en los países de Occidente. La fuerza del relativismo se impone por doquier... “
(De la Homilía de D. Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en la misa inicio Sínodo)
Oración del Mes Misionero Extraordinario


Padre nuestro, tu Hijo Unigénito Jesucristo resucitado de entre los muertos encomendó a sus discípulos el mandato de "id y haced discípulos a todas las gentes". Tú nos recuerdas que a través de nuestro bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia. Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenosla gracia de ser testigos del Evangelio, valientes y tenaces, para que la misión encomendada a la Iglesia, que aún está lejos de ser completada, pueda encontrar manifestaciones nuevas y eficaces que traigan vida y luz al mundo. Ayúdanos a hacer que todos los pueblos puedan experimentar el amor salvífico y la misericordia de Jesucristo, Él que es Dios y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos

“Bautizados y enviados”. El Domund se mantiene en la estela del tema “Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo”, propuesto por el papa Francisco para la celebración del Mes Misionero Extraordinario de octubre de 2019, a los cien años del gran documento misionero de Benedicto XV Maximum illud.

El lema lo explica con claridad el presidente de las OMP, Mons. Dal Toso: “En el bautismo hemos recibido la vida divina, y, gracias a eso, somos profetas, es decir, anunciadores del misterio de Cristo, por Él enviados”. Nos situamos, pues, en el punto de partida de nuestro envío al mundo: como la Iglesia es misionera por naturaleza, así nosotros somos misioneros por nuestro bautismo.

Con motivo de la visita de las reliquias de santa Bernardette Soubirous a Valencia se han organizado diversos actos.
Os proponemos el siguiente:
Martes 22 de octubre

16.30: Salida en bus a Valencia
18.00: Rosario meditado en la catedral
19.00: santa misa en la catedral de Valencia presidida por el arzobispo
20.00: procesión de antorchas
Al finalizar regreso a Gandía
(Siempre que haya número suficiente de personas para el bus)



1. Catequesis parroquial
Catequesis del Buen Pastor (3-5 años):
Inicio el sábado 19 de octubre a las 16.30 h..
Catequesis de Jesús es el Señor (de comunión):
Los sábados a las 16.30 h.
Catequesis de Confirmación (9-11 años):
Los viernes a las 18.00 h.
Catequesis de Postconfirmación (12-18 años):
Los viernes a las 20.00 h.
Habrá reunión con los padres del segundo curso de Jesús es el Señor el sábado 19 de octubre a las 16.45 h. y con los de primero el sábado 26 de octubre a la misma hora.
2. CURSILLOS PREMATRIMONIALES
En la parroquia de San Francisco de Borja de Gandía los lunes y jueves a las 21.00 h.
3. Semana Personas sin hogar. Del 21 al 27 de octubre:
LUNES 21, presentaremos los datos de sinhogarimo en Gandia en rueda de prensa, así como el objetivo y el mensaje de la campaña de este año.
Al igual que el año pasado, colgaremos bufandas en el mobiliario urbano de Gandia para visibilizar a las personas que viven en la calle. A la iniciativa, este año, se suma la Cooperativa Comercial Centre Històric, que también pondrá bufandas en sus escaparates durante toda la semana.
MARTES 22, Vigilia de Oración por las personas sin hogar en las Clarissas a las 20.30 horas
JUEVES 24, Flashmob en la plaza del Ayuntamiento a las 12 del mediodía con lectura de manifiesto, testimonio y colgada de cartel
VIERNES 25, jornada de puertas abiertas en el Centro de Atención Integral.
Del 21 al 27 de octubre de 2019
Lunes 21. 19.30 h.: En sufragio de: Agustín Martínez García. 
Martes 22. San Juan Pablo II, Papa. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta; Ana Tulia Ramírez Medina. Miércoles 23. San Juan de Capistrano, presbítero. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles. 
Jueves 24. San Antonio Mª Claret, obispo. 19.30 h.: En sufragio de: Francisco Rodríguez Melis. 
Viernes 25. 19.30 h.: En sufragio de: José y Ester. 
Sábado 26. Por la tarde: DOMINGO TREINTA DEL TIEMPO ORDINARIO. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 21.00 h.: Sin intención. 
Domingo 27. DOMINGO TREINTA DEL TIEMPO ORDINARIO. 10.00 h.: En sufragio de: Pepita Catalá Climent y Enrique. Por las almas del purgatorio. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta.

A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial: