31 de mayo de 2011

Carta del Papa al Pontificio Instituto de Música Sacra

CIUDAD DEL VATICANO, martes 31 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la Carta que el Papa Benedicto XVI ha dirigido al Pontificio Instituto de Música Sacra, con motivo del centenario de su fundación, y que ha sido hecha pública hoy por la Santa Sede.

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Al venerado Hermano cardenal Zenon Grocholewski

Gran Canciller del Pontificio Instituto de Música Sacra

Han transcurrido cien años desde cuando mi santo predecesor Pío X fundó la Escuela Superior de Música Sacra, elevada a Pontificio Instituto tras veinte años por el Papa Pío XI. Esta importante efeméride es motivo de alegría para todos los cultivadores de la música sacra, pero más en general para cuantos, a partir naturalmente de los Pastores de la Iglesia, dan peso a la importancia de la Liturgia, de la que el canto sacro es parte integrante (cfr Conc. Ecum. Vat II, Const. Sacrosanctum Concilium, 112). Estoy por tanto particularmente contento de expresar mis verdaderas felicitaciones por este evento y de formularle a Usted, venerado Hermano, al Director y a toda la comunidad del Pontificio Instituto de Música Sacra mis votos cordiales.

Este Instituto, que depende de la Santa Sede, forma parte de la singular realidad académica constituida por las Universidades Pontificias romanas. De modo especial, está vinculado al Ateneo San Anselmo y a la orden benedictina, como atestigua también el hecho de que su sede didáctica esté colocada, desde 1983, en la abadía de San Girolamo in Urbe, mientras que la sede legal e histórica sigue estando en Sant’Apollinare. Al cumplirse el centenario, el pensamiento va a todos aquellos – y solo el Señor les conoce perfectamente – que cooperaron de alguna forma en la actividad de la Escuela Superior, antes, y después del Pontificio Instituto de Música Sacra: desde los Superiores que se sucedieron en su dirección, a los ilustres profesores, a las generaciones de alumnos. A la acción de gracias a Dios por los múltiples dones concedidos, se acompaña el reconocimiento por cuanto cada uno ha dado a la Iglesia, cultivando el arte musical al servicio del culto divino.

Para captar claramente la identidad y la misión del Pontificio Instituto de Música Sacra, es oportuno recordar que el Papa san Pío X lo fundó ocho años después de haber emanado el Motu proprio Tra le sollecitudini, del 22 de noviembre de 1903, con el que llevó a cabo una profunda reforma en el campo de la música sacra, volviendo a la gran tradición de la Iglesia contra las influencias ejercidas por la música profana, especialmente operística. Esta intervención magisterial necesitaba, para su realización en la Iglesia universal, de un centro de estudio y de enseñanza que pudiese transmitir de modo fiel y cualificado las líneas indicadas por el Sumo Pontífice, según la auténtica y gloriosa tradición que se remonta a san Gregorio Magno. En el arco de los últimos cien años, esta Institución ha por tanto asimilado, elaborado y transmitido los contenidos doctrinales y pastorales de los Documentos pontificios, como también del Concilio Vaticano II, concernientes a la música sacra, para que puedan iluminar y guiar la obra de los compositores, de los maestros de capilla, de los liturgistas, de los músicos y de todos los formadores en este campo.

Un aspecto fundamental, particularmente querido para mí, deseo poner de relieve a este propósito: cómo desde san Pío X hasta hoy se percibe, a pesar de la natural evolución, la sustancial continuidad del Magisterio sobre la música sacra en la Liturgia. En particular, los Pontífices Pablo VI y Juan Pablo II, a la luz de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, quisieron reafirmar el fin de la música sacra, es decir, "la gloria di Dio y la santificación de los fieles" (n. 112), y los criterios fundamentales de la tradición, que me limito a recordar: el sentido de la oración, de la dignidad y de la belleza; la plena adhesión a los textos y a los gestos litúrgicos; la implicación de la asamblea y, finalmente, la legítima adaptación a la cultura local, conservando al mismo tiempo la universalidad del lenguaje; la primacía del canto gregoriano, como modelo supremo de música sacra, y la sabia valoración de las demás formas expresivas, que forman parte del patrimonio histórico-litúrgico de la Iglesia, especialmente, pero no solo, la polifonía; la importancia de la schola cantorum, en particular en las iglesias catedrales. Son criterios importantes, que hay que considerar atentamente también hoy. A veces, de hecho, estos elementos, que se encuentran en la Sacrosanctum Concilium, como, precisamente, el valor del gran patrimonio eclesial de la música sacra o la universalidad que es característica del canto gregoriano, se consideraron expresiones de una concepción que respondía a un pasado que superar y descuidar, porque limitaba la libertad y la creatividad del individuo y de las comunidades. Pero tenemos que preguntarnos siempre de nuevo: ¿quién es el auténtico sujeto de la Liturgia? La respuesta es sencilla: la Iglesia. No es el individuo o el grupo el que celebra la Liturgia, sino que es ante todo acción de Dios a través de la Iglesia, que tiene su historia, su rica tradición y su creatividad. La Liturgia, y en consecuencia la música sacra, "vive de una relación correcta y constante entre sana traditio y legitima progressio, teniendo bien presente que estos dos conceptos – que los Padres conciliares claramente subrayaban - se integran mutuamente porque “la tradición es una realidad vive, que por ello incluye en sí misma el principio del desarrollo, del progreso” (Discurso al Pontificio Instituto Litúrgico, 6 de mayo de 2011).

Todo esto, venerado Hermano, forma, por así decirlo, el "pan cotidiano" de la vida y del trabajo del Pontificio Instituto de Música Sacra. Sobre la base de estos sólidos y seguros elementos, a los que se añade una experiencia ya secular, os animo a llevar adelante con renovado ímpetu y compromiso vuestro servicio en la formación profesional de los estudiantes, para que adquieran una seria y profunda competencia en las diversas disciplinas de la música sacra. Así, este Pontificio Instituto seguirá ofreciendo una contribución válida para la formación, en este campo, de los pastores y de los fieles laicos en las diversas Iglesias particulares, favoreciendo también un adecuado discernimiento de la calidad de las composiciones musicales utilizadas en las celebraciones litúrgicas. Para estas importantes finalidades podéis contar con mi solicitud constante, acompañada por el particular recuerdo en la oración, que confío a la intercesión celestial de la Beata Virgen María y de santa Cecilia, mientras, augurando copiosos frutos de las celebraciones centenarias, de corazón le imparto a usted, al director, a los profesores, al personal y a todos los alumnos del Instituto una especial Bendición Apostólica.

En el Vaticano, 13 de mayo de 2011

BENEDICTUS PP. XVI

28 de mayo de 2011

Domingo 29 de mayo. VI de Pacua.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 22 de mayo de 2011.

                 Queridos hermanos:
La Campaña del Enfermo nos ha invitado a reflexionar sobre los jóvenes y la salud a la luz de la fe en Jesucristo, y a participar en la misión evangelizadora de la Iglesia siendo portadores de salud y servidores de la vida. ¿Cómo se enfrentan hoy los jóvenes a los acontecimientos fundamentales de la existencia, es decir, a la salud y la enfermedad, a la vida y la muerte, al sufrimiento y la curación? La salud es uno de los bienes fundamentales del ser humano y constituye una de sus aspiraciones permanentes. Para los mismos jóvenes la salud es algo muy importante en su vida. Pero junto a la alta valoración de la salud, encontramos comportamientos y actitudes contradictorias. Ponemos nuestra salud en manos de los grandes avances de las ciencias médicas y quizá nos sentimos menos responsables de nuestra salud.
La Iglesia ha de aportar aquello que le es más propio, es decir, seguir a Jesús: Jesús no pasó de largo ante los enfermos, se acercó a ellos, se conmovió ante su situación, les dedicó una atención preferente y les libró de la soledad y abandono en que
se encontraban reintegrándolos a la comunidad. Los jóvenes disponen de un enorme potencial interior para ayudar a los que sufren.  Jesús ama la vida, se conmueve ante la muerte y llora. A Jesús no le deja indiferente la muerte. Mirar la muerte, a la luz de Jesús, ayuda a vivir más plenamente la vida y a valorar y agradecer la vida como un don que se ha de vivir en actitud de agradecimiento y alabanza. Enfermedad, dolor y sufrimiento son experiencias personales, cargadas siempre de misterio, un misterio difícil de aceptar y de sobrellevar, difícil de expresar con palabras. Los jóvenes sufren y enferman. Jesús pasó por esta experiencia humana y nos enseñó cómo debemos vivirlo personalmente. Las actitudes de Jesús nos ayudan a vislumbrar desde la fe el sentido de la vida, también en medio del sufrimiento, y el valor redentor del amor. A todos nos incumbe la tarea y la responsabilidad de cuidar y curar la vida en sus grandes acontecimientos y trasmitir formas sanas de vida. Como testigos de Cristo resucitado tenemos que vivir curando la vida y aliviando el sufrimiento.(Mensaje de los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral)
Arturo, vuestro vicario



Lectura del santo evangelio según san Juan         14, 15‑21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
‑ «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque vive con vosotros y está con vosotros.
No os dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, y vosotros conmigo y yo con vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»
Palabra del Señor.
Es fundamental que los cristianos colaboren para que todos los hombres, en todo el mundo, conozcan y acepten el mensaje divino de salvación. “Para ejercer este apostolado, el Espíritu Santo, que produce la santificación del pueblo de Dios por el ministerio y por los Sacramentos, concede también dones peculiares a los fieles (Cf. 1 Cor., 12,7) "distribuyéndolos a cada uno según quiere" (1 Cor., 12,11), para que "cada uno, según la gracia recibida, poniéndola al servicio de los otros", sean también ellos "administradores de la multiforme gracia de Dios" (1 Pe., 4,10), para edificación de todo el cuerpo en la caridad (Cf. Ef., 4,16).” (AA 3)
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    El Espíritu es el don que Jesús pidió y pide continuamente al Padre para sus amigos; el primer y principal don que nos ha obtenido con su Resurrección y Ascensión al cielo. De esta oración de Cristo nos habla el pasaje evangélico de hoy, que tiene como contexto la última Cena. El Señor Jesús dijo a sus discípulos: «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre» (Jn 14, 15-16). Aquí se nos revela el corazón orante de Jesús, su corazón filial y fraterno. Esta oración alcanza su cima y su cumplimiento en la cruz, donde la invocación de Cristo es una cosa sola con el don total que él hace de sí mismo, y de ese modo su oración se convierte —por decirlo así— en el sello mismo de su entrega en plenitud por amor al Padre y a la humanidad: invocación y donación del Espíritu Santo se encuentran, se compenetran, se convierten en una única realidad. «Y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre». En realidad, la oración de Jesús —la de la última Cena y la de la cruz— es una oración que continúa también en el cielo, donde Cristo está sentado a la derecha del Padre. Jesús, de hecho, siempre vive su sacerdocio de intercesión en favor del pueblo de Dios y de la humanidad y, por tanto, reza por todos nosotros pidiendo al Padre el don del Espíritu Santo. (Homilia Benedicto XVI)
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Como espíritu de Jesús, tiene la misión de traer a la memoria todo lo que Jesús dijo e hizo, para llevarnos así a la verdad plena (Jn 14, 26); sólo por el Espíritu lograrán entender los discípulos lo que les había dicho Jesús (Jn 12, 16). Recordar quiere decir volver a pasar algo por el corazón: “La tradición de la Iglesia va creciendo en la Iglesia con la ayuda del Espíritu Santo; es decir, crece la comprensión de las palabras e instituciones transmitidas cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón (Lc 2, 19-51), cuando comprenden internamente los misterios que viven…; así, el Espíritu Santo, por quien la voz viva del Evangelio resuena en la Iglesia y, por ella, en el mundo entero, va introduciendo a los fieles en la verdad plena”.  (DV 8)
UNA SEGUNDA PROMESA

"La Sagrada Escritura es la palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo". "La Tradición recibe la palabra de Dios, encomendada por Cristo y el Espíritu Santo a los apóstoles, y la transmite íntegra a los sucesores; para que ellos, iluminados  por el Espíritu de la verdad, la conserven, la expongan y la difundan fielmente en su predicación"

Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Credo de Nicea-Constantinopla), estará ahora junto a los discípulos y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles (cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13). El Espíritu Santo es  revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre.

"Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Co 2, 11). Pues bien, su Espíritu que lo revela nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viva, pero no se revela a sí mismo. El que "habló por los profetas" nos hace oír la Palabra del Padre. Pero a él no le oímos. No le conocemos sino en la obra mediante la cual nos revela al Verbo y nos dispone a recibir al Verbo en la fe. El Espíritu de verdad que nos "desvela" a Cristo "no habla de sí mismo" (Jn 16, 13). Un ocultamiento tan discreto, propiamente divino, explica por qué "el mundo no puede recibirle, porque no le ve ni le conoce", mientras que los que creen en Cristo le conocen porque él mora en ellos (Jn 14, 17).

La Iglesia, Comunión viviente en la fe de los apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo:
-en las Escrituras que El ha inspirado:
-en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia son testigos siempre actuales;
-en el Magisterio de la Iglesia, al que El asiste;
-en la liturgia sacramental, a través de sus palabras  y sus símbolos, en donde el Espíritu Santo nos pone en Comunión con Cristo;
– en la oración en la cual El intercede por nosotros;
–en los carismas y ministerios mediante los que se edifica  la Iglesia;
– en el testimonio de los santos, donde El manifiesta su  santidad y continúa la obra de la salvación.
“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos...” Si me amáis… No dice: si sois valientes, si entendéis, si parecéis inteligentes… Tampoco dice: si sois obedientes… Y mucho menos: si no queréis ir al infierno.
Si me amáis… El estímulo, la motivación, el estilo de nuestra conducta, no puede ser más que el amor. Si es otra cosa, nuestros comportamientos, si bien irreprensibles desde el punto de vista de la observancia formal de la ley, no son cristianos.  Jesús, en los discursos de despedida, no nos deja una doctrina, un manual de instrucciones, y mucho menos un código. Nos deja un deseo, un único deseo. Que amemos. Si hemos aprendido a amar, hemos aprendido lo fundamental. Si hemos entendido el amor, hemos entendido todo lo que había que entender.
Si me amáis… puedo marchar tranquilo. Puedo fiarme de vosotros. Porque haréis las cosas como es debido. Porque haréis la única cosa agradable a Dios. La Iglesia es la Iglesia de Cristo, no cuando es el lugar de la obediencia, de la disciplina, de la ortodoxia, de la cultura, sino cuando es la Iglesia del amor.
Si me amáis… no me avergonzaré de vosotros. Si me amáis… mi misión puede verse cumplida. (Alessandro Pronzato).
(Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011).
Creemos firmemente que Jesucristo se entregó en la Cruz para ofrecernos su amor; en su pasión, soportó nuestros sufrimientos, cargó con nuestros pecados, nos consiguió el perdón y nos reconcilió con Dios Padre, abriéndonos el camino de la vida eterna. De este modo, hemos sido liberados de lo que más atenaza nuestra vida: la esclavitud del pecado, y podemos amar a todos, incluso a los enemigos, y compartir este amor con los hermanos más pobres y en dificultad.
Son muchos los que en nuestro mundo viven sumidos en el pozo del desamparo, la marginación y la exclusión. Una de las experiencias más dramáticas que puede tener un ser humano es descubrir que la sociedad en la que vive no le necesita, no cuenta con él, y por tanto, prescinde de él. El Dios de Jesús de Nazaret es el Dios de los que no cuentan, de los excluidos. Es el Dios que busca hacerles JUSTICIA, rescatarles y darles lo que necesitan para vivir, lo que les es propio, la dignidad humana. Quizás por ello este Dios también está excluido en esta “civilización” en la que vivimos. (Caritas Diocesana de Valencia).
1. Lunes 30 a las 19,30h se reunirá la Comisión Arciprestal de catequesis en Xeresa para preparar el encuentro de catequistas de final de curso que tendrá lugar el 18 de junio en la Parroquia de San Pedro y San Pablo de la playa de Gandía. A las 21h continuarán los cursillos prematrimoniales, lunes y jueves.
2. Martes 31 a las 19h en el Colegio El Calderón de El Grau tendrá lugar una reunión para acabar de preparar la jornada para la educación integral del sábado 4 de junio.
3. El miércoles 1 de junio los niños de 3º  curso de comunión tendrán el final de curso con la visita al convento de las Clarisas a las 18h. A las 21h estará la reunión de padres para el campamento de Orea.
4. Jueves 2, a las 18h, los niños de 2º comunión recibirán el sacramento del Perdón. A las 20,30h por ser primer jueves de mes estará la Adoración del Santísimo Sacramento.
5. Viernes 3 estará la visita ordinaria a los enfermos a partir de las 10h.
6. El sábado 4 a las 10h estará la Jornada para la educación integral en el Colegio de El Calderón de El Grau con dos sesiones: “hacia una autoridad positiva” y “como establecer normas y límites”. A las 18h. Tendremos la Eucaristía final de curso para los niños de comunión.
7. Domingo 5 a las 18,30h será el encuentro con los jóvenes de la JMJ en la Parroquia de Cristo Rey.
Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
Ingresados hasta el 20-5-2011: 45.771,66 €. + 132 €
Ingresados hasta el 27-5-2011: 45.903,66 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
Caixa Ontinyent, C/. Madrid 38:
2045-6028-12-0000095170

Del 30 al 5 de junio 2011
  • Lunes 30. 19.30 h.: Rosendo Roche.
  • Martes 31. Visitación de la Virgen María. 19.30 h.: Sin intención.
  • Miércoles 1. San Justino. 19.30 h.: Sin intención.
  • Jueves 2. 19.30 h.: En sufragio de: Familia Ferrer Puig.
  • Viernes 3. 19.30 h.: En sufragio de: Rogelio Roselló.
  • Sábado 4. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Familia García Estruch.
    • 19.30 h.: En sufragio de: Manolita Castellá Ruiz y Federico Gregori Femenía.
    • 21.00 h.: Sin intención
  • Domingo 5. LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR. 12 h.: Pro Pópulo.

27 de mayo de 2011

El Camino Neocatecumenal prepara una misión en Europa por la JMJ

40.000 jóvenes de todo el continente acudirán este fin de semana a Düsseldorf

MADRID, jueves 26 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- En preparación para la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Madrid el próximo mes de agosto, Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal, y el Padre Mario Pezzi, se reunirán con 40.000 jóvenes de toda Europa.

La reunión se celebrará el 29 de mayo de 2011, a las 15 horas en el Esprit Arena de Düsseldorf y será presidida por el cardenal Joachim Meisner, arzobispo de Colonia, según explicó el propio Argüello a ZENIT.

Camino de Düsseldorf, estos jóvenes harán “Misiones ciudadanas” por toda Alemania, anunciando a Jesucristo a través de sus experiencias e instando a los jóvenes a participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid con el Santo Padre Benedicto XVI. Durante la reunión, antes de la llamada vocacional, será interpretada la obra sinfónica “El sufrimiento de los inocentes”, compuesta por Kiko Argüello.

El encuentro en el Esprit Arena tendrá lugar en  italiano y será traducido a ocho idiomas. Antes del encuentro, a las 2:30 p.m. en el vestíbulo del Hotel Tulip Inn, que se encuentra dentro delEsprit Arena de Düsseldorf tendrá lugar una conferencia de prensa en la que Kiko Argüello, Carmen Hernández y el Padre Mario Pezzi, se encontraran con los periodistas.

- ¿Por qué este encuentro en preparación de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.

Kiko Argüello: El encuentro de Madrid será un acontecimiento muy importante para el futuro de Europa y queremos preparar a los jóvenes. En Madrid habrá cerca de doscientos mil jóvenes de las comunidades neocatecumenales de todo el mundo y cada grupo dedicará unos días a evangelizar en un pueblo o una ciudad.

- ¿Por qué desea presentar a los jóvenes esta sinfonía como una preparación para Madrid?

Kiko Argüello: En esta pequeña obra se muestra a la Virgen María bajo la cruz, contemplando el suplicio de su hijo, siempre sumisa al escándalo del sufrimiento de los inocentes en su carne, en la carne de su hijo: "¡Ay!, que dolor", canta una voz mientras una espada atraviesa su alma.

El sufrimiento de los inocentes: personas arrojadas a la calle, muertos de frío; niños abandonados y criados en orfanatos horrendos donde son violados y abusados; la mujer que sabía que sufre de Parkinson, abandonada por su marido y a quien el hijo, enfermo mental, le golpeaba con un bastón y que pedía limosna en frente de mi casa; filas de mujeres y de niños desnudos que van hacia la cámara de gas…  ¡que misterio el sufrimiento de personas inocentes que pagan por los pecados de los demás!

- Este concierto se llevó a cabo también en Israel frente a un numeroso grupo de hebreos que quedaron muy impresionados. El rabino Rosen dijo: "Hemos experimentado algo realmente magnífico… esta obra magnífica ha mostrado una profunda resonancia con la identidad hebrea, con el sufrimiento de los hebreos y la esperanza de los hebreos." Rabí Levkovitz también se quedó impresionado: "Después de una música que expresa tanto dolor, es muy difícil hablar. Esta música, para mí, ha expresado el gran sufrimiento que hay en el mundo. He aprendido mucho de esta música, porque la música es algo que viene del alma, desde un lugar interior. He venido aquí para decir que me siento como en los días del Mesías" y la directora del conservatorio en Jerusalén, ha dicho:"No tenía ni idea de cuanto me iba a conmover y de cómo me ha cambiado para el resto de mi vida ... he sentido una grandeza y pureza de fe, de amor y de solidaridad que me ha dejado atónita ... esta música ha cambiado algo en mí y ahora me siento vinculado a otra realidad universal". ¿Por qué, en esta ocasión, dedicó este concierto a las víctimas del Holocausto

Kiko Argüello: Algunos dicen que tras el horror de Auschwitz no se puede creer en Dios. Nietzsche escribió, "Si Dios existe y no ayuda a los que sufren, es un monstruo. Y si no puede ayudarles, no es Dios, no existe".

¡No! No es cierto! Dios se ha hecho hombre para cargar sobre sí el sufrimiento de todos los inocentes. Un guardia de Auschwitz ha dicho que cuando vio la fila de prisioneros que iban a morir tuvo un dolor profundo en su corazón y escuchó una voz que no sabía de dónde venía, que le dijo, "Metete desnudo en la fila con ellos y ve a la muerte".

Esto es lo que hizo Jesús: Él es el inocente, completamente inocente, el cordero llevado al matadero que no abrió la boca, él ha cargado con el pecado de todos. Nos gustaría contemplar y sostener a la Virgen que acepta la espada que, de acuerdo con el profeta Ezequiel, Dios ha preparado por los pecados de su pueblo, y ahora atraviesa el alma de esta pobre mujer; y también de Jesús cuando, en el jardín de Getsemaní, un ángel le ayuda a beber la copa preparada para los pecadores.

El profeta Ezequiel habla de esta espada y de esta copa.

- ¿Qué significa esta profecía de Ezequiel sobre la espada y la copa?

Kiko Argüello: Dios ha visto que su pueblo, que había elegido para ser testigo de su amor a todos los hombres, lo abandona y se hace peor que los demás; entonces el profeta enumera la cantidad de los pecados cometidos: pecados sexuales, incestoentre hermano y hermana, padres que violan a su hija o se van a la cama con la nuera, hombres que cometen adulterio con la mujer del vecino; el sábado no se respeta por amor al dinero, la gente está llena de violencia y de mentiras, derraman sangre; la idolatría de los que sacrifican a los hijos a Moloch ... Dios le había dicho también a su pueblo que no se aliara con Egipto, que era entonces el mayor poder y por tanto tenía la mayor seguridad humana, sino que confiara en Él; pero la gente no le escucha y continúa hasta el abismo de la violencia y la perversión. El profeta tiene una impresionante lista de todas las abominaciones cometidas y después grita: "Espada, espada afilada para matar." Entonces llega Nabucodonosor y la espada entró en Jerusalén y corrió la sangre por las calles y quemaron el templo y se llevó a todo el pueblo exiliado a Babilonia: se cumplieron todas las profecías de Ezequiel.

- Algunos entienden la profecía de la espada como un castigo ...

Kiko Argüello: No, esta espada no es un castigo de Dios. En realidad Dios es paciente y evita que el desastre ocurra por qué no quiere la muerte del pecador sino que se convierta y viva, pero llega un momento en que los hombres con sus pecados, apartándose de Dios, ellos mismos se precipitan en un abismo.

Un abismo físico, pero que es un abismo moral, que es el infierno, la separación total de Dios. El hecho es que han llegado a ser tan pérfidos que caen en un abismo de autodestrucción.

No sólo no es un castigo, pero Dios envía a su hijo, el Padre envía a su Hijo, para que salve a los hombres de este infierno y asocia a su madre a esta obra de llevar sobre sí los pecados. Cristo beberá esta copa de la amargura y la beberá hasta el fondo, para que nosotros podamos recibir el perdón de los pecados; pero sobre todo para que podamos ser curados  del infierno más profundo; y su madre le ayuda dejándose atravesar el corazón con la espada.

- También el Santo Padre cuando invitó a los jóvenes a Madrid, habló del infierno, sobre todo en relación con la situación actual en Europa y Occidente: “La cultura actual… sobre todo en Occidente, tiende a excluir a Dios…, se constata una especie de eclipse de Dios … un verdadero rechazo del cristianismo … hay una fuerte corriente de pensamiento laicista que quiere apartar a Dios de la vida de las personas y la sociedad, planteando e intentando crear un paraíso sin Él. Pero la experiencia enseña que el mundo sin Dios se convierte en un infierno, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza.”

Kiko Argüello: Sí, la situación en Europa y Occidente es muy grave.

Esta profecía de Ezequiel está siempre presente, también para nosotros hoy: no pueden haber en el mundo incesto, matar a los niños por el aborto, robar, matar ...

Es una profecía poderosa que la Virgen ha asumido acompañando a su hijo sobre la cruz, sobre todo para salvar a la humanidad del infierno, porque el sufrimiento más grande no es la muerte física, o el tsunami o los otros desastres: lo más terrible es la muerte del espíritu, vemos hoy la enorme cantidad de suicidios que hay, el abismo en el que se hunde el hombre y la sociedad por separarse de Dios

- ¿Por qué esta profecía en este encuentro?

Kiko Argüello: En esta reunión animaré a los jóvenes a que sean fuertes. Cristo ha bebido la copa y la Virgen se ha dejado atravesar por la espada. Ahora ya podemos evangelizar al mundo y dar a la gente el fruto de la copa de Jesucristo y de la espada de la Virgen: la resurrección y la victoria sobre la muerte.

En resumen, todo esto está relacionado con la nueva evangelización: dar a los jóvenes esta alegría y esta fuerza. La música habla de las profundidades de nuestro ser y nos lleva a amar a la Virgen que lo hace todo para que  podamos evangelizar y salvar a la humanidad.

En Alemania, El Camino está presente en 16 diócesis, con 80 comunidades y dos seminarios Redemptoris Mater para la Nueva Evangelización, en las diócesis de Berlín y Colonia. Hay cinco Missio ad Gentes enviadas por el Santo Padre, dos en Chemnitz, y tres en la diócesis de Colonia.

Son grupos de familias numerosas, cada una acompañada por un sacerdote, que van a vivir en áreas donde la Iglesia está ausente. En Chemnitz por ejemplo, que era la antigua Karlmarxstadt y que iba a ser la ciudad modelo del “paraíso” comunista. Allí, los no bautizados son el 98 por ciento de la población y no saben quién es Jesús. El comunismo ha dejado un vacío que no se puede superar políticamente, pero que sólo Jesucristo puede llenar. Incluso en Rusia en los últimos días, Putin ha reconocido que la mayor amenaza para el futuro es la crisis de la familia y la falta de hijos  y ha propuesto que no se ofrezca el aborto como servicio médico. El cardenal Joachim Meisner, el 25 de marzo de 2011 firmó el decreto para el establecimiento de la misión ad gentes en su diócesis, que es una nueva forma de hacer presente a  la iglesia, no a través de la parroquia tradicional sino a través de una comunidad de personas que viven en el medio de la gente, como era en la Iglesia primitiva.

El Camino Neocatecumenal es un camino de iniciación cristiana reconocido oficialmente por la Iglesia Católica para que, bautizados y no bautizados, puedan iniciar un camino de fe a través del cual puedan redescubrir el bautismo y llevar a cabo una experiencia personal de Cristo y de la salvación.

26 de mayo de 2011

Benedicto XVI: la Noche del Yaboq

Hoy en la Audiencia General
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 25 de mayo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis que el Papa pronunció hoy durante la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro con peregrinos procedentes de todo el mundo.
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Queridos hermanos y hermanas,
hoy quisiera detenerme con vosotros en un texto del Libro del Génesis que narra un episodio un poco especial de la historia del Patriarca Jacob. Es un fragmento de difícil interpretación, pero importante en nuestra vida de fe y de oración; se trata del relato de la lucha con Dios en el vado de Yaboq, del que hemos escuchado un trozo.
Como recordaréis, Jacob le había quitado a su gemelo Esaú la primogenitura, a cambio de un plato de lentejas y después recibió con engaños la bendición de su padre Isaac, que en ese momento era muy anciano, aprovechándose de su ceguera. Huido de la ira de Esaú, se refugió en casa de un pariente, Labán; se había casado, se había enriquecido y volvía a su tierra natal, dispuesto a enfrentar a su hermano, después de haber tomado algunas prudentes medidas. Pero cuando todo está preparado para este encuentro, después de haber hecho que los que estaban con él, atravesasen el vado del torrente que delimitaba el territorio de Esaú, Jacob se queda solo, y es agredido por un desconocido con el que lucha toda la noche. Esta lucha cuerpo a cuerpo -que encontramos en el capítulo 32 del Libro del Génesis- se convierte para él en una singular experiencia de Dios.
La noche es es momento favorable para actuar a escondidas, el tiempo oportuno, por tanto, para Jacob, de entrar en el territorio del hermano sin ser visto y quizás con la ilusión de tomar por sorpresa a Esaú. Sin embargo es él el sorprendido por un ataque imprevisto, para el que no estaba preparado. Había usado su astucia para intentar evitarse una situación peligrosa, pensaba tener todo bajo control, y sin embargo, se encuentra ahora teniendo que afrontar una lucha misteriosa que lo sorprende en soledad y sin darle la oportunidad de organizar una defensa adecuada. Indefenso, en la noche, el Patriarca Jacob lucha contra alguien. El texto no especifica la identidad del agresor; usa un término hebreo que indica “un hombre” de manera genérica, “uno, alguien”; se trata de una definición vaga, indeterminada, que quiere mantener al asaltante en el misterio. Está oscuro, Jacob no consigue distinguir a su contrincante, y también para nosotros, permanece en el misterio; alguien se enfrenta al Patriarca, y este es el único dato seguro que nos da el narrador. Sólo al final, cuando la lucha ya ha terminado y ese “alguien” ha desaparecido, sólo entonces Jacob lo nombrará y podrá decir que ha luchado contra Dios.
El episodio se desarrolla en la oscuridad y es difícil percibir no sólo la identidad del asaltante de Jacob, sino también como se ha desarrollado la lucha. Leyendo el texto, resulta difícil establecer quien de los dos contrincantes lleva las de ganar; los verbos se usan a menudo sin sujeto explícito, y las acciones suceden casi de forma contradictoria, así que cuando parece que uno de los dos va a prevalecer, la acción sucesiva desmiente enseguida esto y presenta al otro como vencedor. Al inicio, de hecho, Jacob parece ser el más fuerte, y el adversario – dice el texto – “no conseguía vencerlo” (v.26); y finalmente golpea a Jacob en el fémur, provocándole una dislocación. Se podría pensar que Jacob sucumbe, sin embargo, es el otro el que le pide que le deje ir; pero el Patriarca se niega, imponiendo una condición: “No te soltaré si antes no me bendices” (v.27). El que con engaños le había quitado a su hermano la bendición del primogénito, ahora la pretende de un desconocido, de quien quizás empieza a percibir las connotaciones divinas, sin poderlo reconocer verdaderamente.
El rival, que parece estar retenido y por tanto vencido por Jacob, en lugar de ceder a la petición del Patriarca, le pregunta su nombre: “¿Cómo te llamas?”. El patriarca le responde: “Jacob” (v.28). Aquí la lucha da un giro importante. Conocer el nombre de alguien, implica una especie de poder sobre la persona, porque el nombre, en la mentalidad bíblica, contiene la realidad más profunda del individuo, desvela el secreto y el destino. Conocer el nombre de alguien quiere decir conocer la verdad sobre el otro y esto permite poderlo dominar. Cuando, por tanto, por petición del desconocido, Jacob revela su nombre, se está poniendo en las manos de su adversario, es una forma de entrega, de consigna total de sí mismo al otro.
Pero en este gesto de rendición, también Jacob resulta vencedor, paradójicamente, porque recibe un nombre nuevo, junto al reconocimiento de victoria por parte de su adversario, que le dice: “En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (v.29). “Jacob” era un nombre que recordaba el origen problemático del Patriarca; en hebreo, de hecho, recuerda al término “talón”, y manda al lector al momento del nacimiento de Jacob, cuando saliendo del seno materno, agarraba el talón de su hermano gemelo (Gn 25, 26), casi presagiando el daño que realiza a su hermano en la edad adulta, pero el nombre de Jacob recuerda también al verbo “engañar, suplantar”. Y ahora, en la lucha, el Patriarca revela a su oponente, en un gesto de rendición y donación, su propia realidad de quien engaña, quien suplanta; pero el otro, que es Dios, transforma esta realidad negativa en positiva: Jacob el defraudador se convierte en Israel, se le da un nombre nuevo que le marca una nueva identidad. Pero también aquí, el relato mantiene su duplicidad, porque el significado más probable de Israel es “Dios fuerte, Dios vence”.
Por tanto, Jacob ha prevalecido, ha vencido – es el mismo adversario quien los afirma – pero su nueva identidad, recibida del mismo contrincante, afirma y testimonia la victoria de Dios. Y cuando Jacob pide a su vez el nombre de su oponente, este no quiere decírselo, pero se le revela en un gesto inequívoco, dándole su bendición. Esta bendición que el Patriarca le había pedido al principio de la lucha se le concede ahora. Y no es una bendición obtenida mediante engaño, sino que es gratuitamente concedida por Dios, que Jacob puede recibir porque está solo, sin protección, sin astucias ni engaños, se entrega indefenso, acepta la rendición y confiesa la verdad sobre sí mismo. Por esto, al final de la lucha, recibida la bendición, el Patriarca puede finalmente reconocer al otro, al Dios de la bendición: “He visto a Dios cara a cara, y he salido con vida” (v.31), ahora puede atravesar el vado, llevando un nombre nuevo pero “vencido” por Dios y marcado para siempre, cojeando por la herida recibida.
Las explicaciones que la exégesis bíblica da con respecto a este fragmento son muchas; en particular los estudiosos reconocen aquí intentos y componentes literario de varios tipos, como también referencias a algún cuento popular. Pero cuando estos elementos son asumidos por los autores sagrados y englobados en el relato bíblico, cambian de significado y el texto se abre a dimensiones más amplias. El episodio de la lucha en el Yaboq se muestra al creyente como texto paradigmático en el que el pueblo de Israel habla de su propio origen y delinea los trazos de una relación especial entre Dios y el hombre. Por esto, como se afirma también en el Catecismo de la Iglesia Católica, “la tradición espiritual de la Iglesia ha visto en este relato el símbolo de la oración como combate de la fe y la victoria de la perseverancia” (nº 2573). El texto bíblico nos habla de la larga noche de la búsqueda de Dios, de la lucha para conocer el nombre y ver su rostro; es la noche de la oración que con tenacidad y perseverancia pide a Dios la bendición y un nombre nuevo, una nueva realidad fruto de conversión y de perdón.
La noche de Jacob en el vado de Yaboq se convierte así, para el creyente, en un punto de referencia para entender la relación con Dios que en la oración encuentra su máxima expresión. La oración exige confianza, cercanía, casi un cuerpo a cuerpo simbólico no con un Dios adversario y enemigo, sino con un Señor que bendice y que permanece siempre misterioso, que aparece inalcanzable.
Por esto el autor sacro utiliza el símbolo de la lucha, que implica fuerza de ánimo, perseverancia, tenacidad en el alcanzar lo que se desea. Y si el objeto del deseo es la relación con Dios, su bendición y su amor, entonces la lucha sólo puede culminar en el don de sí mismo a Dios, en el reconocimiento de la propia debilidad, que vence cuando consigue abandonarse en las manos misericordiosas de Dios.
Queridos hermanos y hermanas, toda nuestra vida es como esta larga noche de lucha y de oración, de consumar en el deseo y en la petición de una bendición a Dios que no puede ser arrancada o conseguida sólo con nuestras fuerzas, sino que debe ser recibida con humildad de Él, como don gratuito que permite, finalmente, reconocer el rostro de Dios. Y cuando esto sucede, toda nuestra realidad cambia, recibimos un nombre nuevo y la bendición de Dios. Pero aún más: Jacob que recibe un nombre nuevo, se convierte en Israel, también da al lugar un nombre nuevo, donde ha luchado con Dios, le ha rezado, lo renombra Penuel, que significa “Rostro de Dios”. Con este nombre reconoce que el lugar está lleno de la presencia del Señor, santifica esa tierra dándole la impronta de aquel misterioso encuentro con Dios. Aquel que se deja bendecir por Dios, se abandona a Él, se deja transformar por Él, hace bendito el mundo. Que el Señor nos ayude a combatir la buena batalla de la fe (cfr 1Tm 6,12; 2Tm 4,7) y a pedir, en nuestra oración, su bendición, para que nos renueve en la espera de ver su Rostro. ¡Gracias!
[En español dijo]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo del Movimiento Scout católico, acompañado por el Señor Obispo de Solsona, así como a los demás grupos provenientes de España, México, Guatemala, Ecuador, Venezuela, Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos. Que el Señor nos ayude a combatir el buen combate de la fe. Muchas gracias.
[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
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21 de mayo de 2011

Domingo 22 de mayo. V de Pascua

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 22 de mayo de 2011.

  
Hemos de agradecer al apóstol Tomás su escasa capacidad para comprender las palabras de Jesús al tiempo que su sinceridad y confianza para pedir aclaraciones a Jesús. Cuando Jesús dice: “Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”. Tomás le pregunta: ‑ «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”.
Querido hermanos: La hermosa respuesta de Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”, nos ayuda a centrar nuestra mirada en Jesús. Comulgamos plenamente con las palabras que el nuevo  Beato Juan Pablo II realizó en su primera encíclica sobre Jesucristo, Redentor del hombre: “La única orientación del espíritu, la única dirección del entendimiento, de la voluntad y del corazón es para nosotros ésta: hacia Cristo, Redentor del hombre; hacia Cristo, Redentor del mundo. A Él nosotros queremos mirar, porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación, renovando la afirmación de Pedro «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna». (…) Debemos tender constantemente a Aquel «que es la cabeza», a Aquel «de quien todo procede y para quien somos nosotros», a Aquel que es al mismo tiempo «el camino, la verdad» y «la resurrección y la vida», a Aquel que viéndolo nos muestra al Padre, a Aquel que debía irse de nosotros — se refiere a la muerte en Cruz y después a la Ascensión al cielo — para que el Abogado viniese a nosotros y siga viniendo constantemente como Espíritu de verdad. En Él están escondidos «todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia», y la Iglesia es su Cuerpo. La Iglesia es en Cristo como un «sacramento, o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano» y de esto es Él la fuente. ¡Él mismo! ¡Él, el Redentor!” (Redemptor Hominis nº 7).
Frente a los relativismos del momento volvemos a proclamar: ¡Este es… el camino, el único camino! ¡Éste es… la Verdad, la única Verdad! ¡Éste es… la Vida, la única Vida! Y esto no lo podemos callar. Es necesario anunciarlo: “¡El hombre es amado por Dios! Este es el simplicísimo y sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es «el Camino, la Verdad, y la Vida!» (Jn 14, 6). Esta nueva evangelización (...) está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras, en las cuales la fe consiga liberar y realizar todo su originario significado de adhesión a la persona de Cristo y a su Evangelio, de encuentro y de comunión sacramental con Él, de existencia vivida en la caridad y en el servicio.” (Beato Juan Pablo II. Christifideles Laici nº 34).

Jesús, vuestro párroco

Lectura del santo evangelio según san Juan        14, 1‑12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‑ «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: ‑ «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? »
Jesús le responde: ‑ «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.»
Felipe le dice: ‑ «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
Jesús le replica: ‑ «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.»
Palabra del Señor.

Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres (cf. Hch 17,30-31). (Cf. Lumen gentium, 17; Juan Pablo II, Redemptoris missio, 11.)  Esta verdad de fe no quita nada al hecho de que la Iglesia considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo excluye esa mentalidad indiferentista «marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que “una religión es tan buena como otra”». (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 36). Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos. Sin embargo es necesario recordar a « los hijos de la Iglesia que su excelsa condición no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a una gracia especial de Cristo; y si no responden a ella con el pensamiento, las palabras y las obras, lejos de salvarse, serán juzgados con mayor severidad ». (Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 14). Se entiende, por lo tanto, que, siguiendo el mandamiento de Señor (cf. Mt 28,19-20) y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia « anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas». (Declaración Dominus Iesus nº 22)
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“En los años de preparación al Gran Jubileo la Iglesia, mediante encuentros de notable interés simbólico, ha tratado de establecer una relación de apertura y diálogo con representantes de otras religiones. El diálogo debe continuar. En la situación de un marcado pluralismo cultural y religioso, tal como se va presentando en la sociedad del nuevo milenio, este diálogo es también importante para proponer una firme base de paz y alejar el espectro funesto de las guerras de religión que han bañado de sangre tantos períodos en la historia de la humanidad. El nombre del único Dios tiene que ser cada vez más, como ya es de por sí, un nombre de paz y un imperativo de paz. Pero el diálogo no puede basarse en la indiferencia religiosa, y nosotros como cristianos tenemos el deber de desarrollarlo ofreciendo el pleno testimonio de la esperanza que está en nosotros (cf. 1 P 3,15). No debemos temer que pueda constituir una ofensa a la identidad del otro lo que, en cambio, es anuncio gozoso de un don para todos, y que se propone a todos con el mayor respeto a la libertad de cada uno: el don de la revelación del Dios-Amor, que «tanto amó al mundo que le dio su Hijo unigénito» (Jn 3,16). Todo esto, como también ha sido subrayado recientemente por la Declaración Dominus Iesus, no puede ser objeto de una especie de negociación dialogística, como si para nosotros fuese una simple opinión. Al contrario, para nosotros es una gracia que nos llena de alegría, una noticia que debemos anunciar. La Iglesia, por tanto, no puede sustraerse a la actividad misionera hacia los pueblos, y una tarea prioritaria de la missio ad gentes sigue siendo anunciar a Cristo, «Camino, Verdad y Vida» (Jn 14,6), en el cual los hombres encuentran la salvación.” (Beato Juan Pablo II. Novo Millennio Ineunte, nºs 55-56)

457           El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: (…)
Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien, era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacia falta que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros, un socorro; esclavos, un libertador. ¿No tenían importancia estos razonamientos? ¿No merecían conmover a Dios hasta el punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla ya que la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado? (San Gregorio de Nisa, or. catech. 15).
458 El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios. (…)
459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: "Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí ... "(Mt 11, 29). "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí" (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la transfiguración, ordena: "Escuchadle" (Mc 9, 7;cf. Dt 6, 4-5). El es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf. Mc 8, 34).
460 El Verbo se encarnó para hacernos "partícipes de la naturaleza divina" (2 P 1, 4): "Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: Para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios" (S. Ireneo, haer., 3, 19, 1). "Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios" (S. Atanasio, Inc., 54, 3). "El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos participantes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres").  (Santo Tomás de Aquino, opusc 57 in festo Corp. Chr., 1).

Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida, te pedimos estar constantemente atentos a los signos de tu presencia, siendo colaboradores y servidores de la Verdad, de la Vida y del Camino que conduce al Padre. Haz a tu Iglesia diácono tuyo, servidor de tu Reino, que colabore en la creación de nuevos "lugares de esperanza" (cf. Spe salvi, 32 ss) en los que el Reino de Dios se haga presente con todo su poder salvador, superando toda separación entre fe y vida, oponiéndonos a los falsos caminos de verdad y de vida, rechazando la falsa dicotomía entre la fe y la vida política, pues, como ha afirmado el Concilio Vaticano II, "ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios" (Lumen gentium, 36). Que nos esforcemos en enriquecer la sociedad y la cultura de Gandía con la belleza y la verdad del Evangelio, presentando con audacia y responsabilidad a Cristo, "el mismo ayer, hoy y siempre", y las verdades inmutables que se fundamentan en Él (cf. Gaudium et spes, 10; Hb 13,8): son verdades que nos hacen libres. Se trata de las únicas verdades que pueden garantizar el respeto de la dignidad y de los derechos de todo hombre, mujer y niño en nuestro mundo, incluidos los más indefensos de todos los seres humanos, como los niños que están aún en el seno materno. Amén. (cf. Benedicto XVI. 20 abril 2008)
«Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe» (Col 2, 7).  «Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza: será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto» (Jer 17, 7-8). Echar raíces, para el profeta, significa volver a poner su confianza en Dios. Jesús mismo se presenta como nuestra vida (cf. Jn 14, 6). Por ello, la fe cristiana no es sólo creer en la verdad, sino sobre todo una relación personal con Jesucristo.” (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la XXVI Jornada Mundial de la Juventud 2011).
1. El lunes 23 y el jueves 26 de mayo, a las 21.00 h., continúan los cursillos prematrimoniales en nuestra parroquia.
2. El lunes 23 de mayo, a las 10.00 h., reunión del Equipo de pastoral de la salud y a las 20.30 h. se reunirá el grupo de oración.
3. El sábado 28 de mayo, a las 10,30 h., habrá una reunión con los educadores y catequistas para preparar el Campamento de Orea con los niños. Este campamento será del 12 al 16 de julio. Animamos a todos los niños para apuntarse. La inscripción son 50 € hasta el 31 de mayo. La reunión informativa para los padres (Normas, actividades, consejos…) se realizará el 1 de Junio a las 20.30 h. en la Parroquia San Francisco de Borja.
4. El domingo 29 de mayo, 6º domingo de Pascua, celebraremos la Pascua del enfermo. En la misa de 12.00 habrá celebración comunitaria de la unción de enfermos.
¿Quienes han de recibir la Unción de Enfermos y cuando?
· Las personas que estén gravemente enfermas; quienes van a someterse a una operación grave en breve; aquellos ancianos que presentan limitaciones severas o bien las manifestaciones de un envejecimiento acelerado o fruto de una enfermedad; los enfermos graves que han perdido el conocimiento, y de quienes puede suponerse que pedirían el sacramento si pudieran; los niños enfermos graves si comprenden el significado de este sacramento. Por esto rogamos no la reciban quienes no se encuentren entre las situaciones indicadas de severidad y gravedad. Para celebrar esta fiesta, rogamos la colaboración de jóvenes que colaboren con el equipo de pastoral de la salud.
5. Peregrinación parroquial por la ruta ignaciana siguiendo las huellas de San Francisco de Borja, del 19 al 24 de julio, pasando por Zaragoza, Oñate, Santuario de Loyola, Santuario de Ntra Sra. de Arantzazu, Bilbao, San Sebastián, Daroca, entre otros.
6. Jornada para la Educación integral organizada por la Vicaría VIII: el sábado 4 de junio desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde en el Colegio Calderón del Grau de Gandía.

Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
Ingresados hasta el 13-5-2011: 45.456,66 €. + 315
Ingresados hasta el 20-5-2011: 45.771,66 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
Caixa Ontinyent, C/. Madrid 38:
2045-6028-12-0000095170

Del 23 al 29 de mayo 2011
Lunes 23.  19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles.  
Martes 24. 19.30 h.: En sufragio de: Enrique Santosjuanes Canet.  
Miércoles 25. 19.30 h.: Sin intención. Jueves 26. San Felipe Neri. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 27. 19.30 h.: En sufragio de: Matías Díez Martín.  
Sábado 28. VI de Pascua. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: BODA: David Sanz y Carmen Esparza. 21.00 h.: En sufragio de: Antonio Ros Pastor. 
Domingo 29. VI de Pascua. 12.00 h. Pro Pópulo. Pascua del enfermo. CELEBRACIÓN COMUNITARIA DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS.