30 de diciembre de 2011

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI A LA CURIA ROMANA CON MOTIVO DE LAS FELICITACIONES DE NAVIDAD

DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
A LA CURIA ROMANA CON MOTIVO
DE LAS FELICITACIONES DE NAVIDAD

Sala Clementina
Jueves 22 de diciembre de 2011

Señores Cardenales,
Venerados Hermanos en el Episcopado y en el Presbiterado,
queridos hermanos y hermanas

Vivimos hoy en un momento especialmente intenso. La santa Navidad está ya muy cerca y lleva a la gran familia de la Curia romana a reunirse para este hermoso intercambio de felicitaciones, que conllevan el deseo recíproco de vivir con alegría y auténtico fruto espiritual la fiesta de Dios que se hizo carne y puso su morada entre nosotros (cf. Jn 1,14). Esta es para mí una ocasión no sólo para expresar mi felicitación personal, sino también para manifestar a cada uno de vosotros mi agradecimiento y el de la Iglesia por vuestro generoso servicio; os ruego que lo transmitáis también a todos los colaboradores de nuestra gran familia. Doy las gracias de modo particular al Cardenal Decano, Angelo Sodano, que se ha hecho portavoz de los sentimientos de todos los presentes y de los que trabajan en las diferentes oficinas de la Curia, del Governatorato, incluidos los que desempeñan su ministerio en las Representaciones Pontificias repartidas por todo el mundo. Todos estamos comprometidos en que el anuncio que los ángeles proclamaron en la noche de Belén, «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad» (Lc 2,14), resuene en toda la tierra para llevar gozo y esperanza.

En este final del año, Europa se encuentra en una crisis económica y financiera que, en última instancia, se funda sobre la crisis ética que amenaza al Viejo Continente. Aunque no están en discusión algunos valores como la solidaridad, el compromiso por los demás, la responsabilidad por los pobres y los que sufren, falta con frecuencia, sin embargo, la fuerza que los motive, capaz de inducir a las personas y a los grupos sociales a renuncias y sacrificios. El conocimiento y la voluntad no siguen siempre la misma pauta. La voluntad que defiende el interés personal oscurece el conocimiento, y el conocimiento debilitado no es capaz de fortalecer la voluntad. Por eso, de esta crisis surgen preguntas muy fundamentales: ¿Dónde está la luz que pueda iluminar nuestro conocimiento, no sólo con ideas generales, sino con imperativos concretos? ¿Dónde está la fuerza que lleva hacia lo alto nuestra voluntad? Estas son preguntas a las que debe responder nuestro anuncio del Evangelio, la nueva evangelización, para que el mensaje llegue a ser acontecimiento, el anuncio se convierta en vida.

En efecto, el gran tema de este año, como también de los siguientes, es cómo anunciar el Evangelio. ¿De qué manera la fe, en cuanto fuerza viva y vital, puede llegar a ser hoy realidad? Todos los acontecimientos eclesiales del año que está por concluir han estado relacionados en definitiva con este tema. Se han realizado viajes a Croacia, a España, para la Jornada Mundial de la Juventud, a mi Patria, Alemania, y finalmente a África, Benín, para la entrega del Documento postsinodal sobre justicia, paz y reconciliación; un documento del que ha de nacer una realidad concreta en las diversas Iglesias particulares. Han sido inolvidables también los viajes a Venecia, a San Marino, a Ancona, para el Congreso eucarístico, y a Calabria. Y ha tenido lugar, en fin, la importante jornada del encuentro entre las religiones y entre las personas en búsqueda de verdad y de paz en Asís; una jornada concebida como un nuevo impulso en la peregrinación hacia la verdad y la paz. La institución del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización nos remite anticipadamente al Sínodo que sobre el mismo tema tendrá lugar en el próximo año. También tiene que ver con ello el Año de la Fe, en recuerdo del comienzo del Concilio, hace cincuenta años. Cada uno de estos acontecimientos ha tenido su propio matiz. En Alemania, el país de origen de la Reforma, la cuestión ecuménica, con todas sus dificultades y esperanzas, ha tenido naturalmente una importancia particular. Indisolublemente unida a esto, hay siempre en el centro de las discusiones una pregunta: ¿Qué es una reforma de la Iglesia? ¿Cómo sucede? ¿Cuáles son sus caminos y sus objetivos? No sólo los fieles creyentes, sino también otros ajenos, observan con preocupación cómo los que van regularmente a la iglesia son cada vez más ancianos y su número disminuye continuamente; cómo hay un estancamiento de las vocaciones al sacerdocio; cómo crecen el escepticismo y la incredulidad. ¿Qué debemos hacer entonces? Hay una infinidad de discusiones sobre lo que se debe hacer para invertir la tendencia. Y, ciertamente, es necesario hacer muchas cosas. Pero el hacer, por sí solo, no resuelve el problema. El núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces.

En este sentido, el encuentro en África con la gozosa pasión por la fe ha sido de gran aliento. Allí no se percibía ninguna señal del cansancio de la fe, tan difundido entre nosotros, ningún tedio de ser cristianos, como se percibe cada vez más en nosotros. Con tantos problemas, sufrimientos y penas como hay ciertamente en África, siempre se experimentaba sin embargo la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia. De esta alegría nacen también las energías para servir a Cristo en las situaciones agobiantes de sufrimiento humano, para ponerse a su disposición, sin replegarse en el propio bienestar. Encontrar esta fe dispuesta al sacrificio, y precisamente alegre en ello, es una gran medicina contra el cansancio de ser cristianos que experimentamos en Europa.

La magnífica experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, ha sido también una medicina contra el cansancio de creer. Ha sido una nueva evangelización vivida. Cada vez con más claridad se perfila en las Jornadas Mundiales de la Juventud un modo nuevo, rejuvenecido, de ser cristiano, que quisiera intentar caracterizar en cinco puntos.

1. Primero, hay una nueva experiencia de la catolicidad, la universalidad de la Iglesia. Esto es lo que ha impresionado de inmediato a los jóvenes y a todos los presentes: venimos de todos los continentes y, aunque nunca nos hemos visto antes, nos conocemos. Hablamos lenguas diversas y tenemos diferentes hábitos de vida, diferentes formas culturales y, sin embargo, nos encontramos de inmediato unidos, juntos como una gran familia. Se relativiza la separación y la diversidad exterior. Todos quedamos tocados por el único Señor Jesucristo, en el cual se nos ha manifestado el verdadero ser del hombre y, a la vez, el rostro mismo de Dios. Nuestras oraciones son las mismas. En virtud del encuentro interior con Jesucristo, hemos recibido en nuestro interior la misma formación de la razón, de la voluntad y del corazón. Y, en fin, la liturgia común constituye una especie de patria del corazón y nos une en una gran familia. El hecho de que todos los seres humanos sean hermanos y hermanas no es sólo una idea, sino que aquí se convierte en una experiencia real y común que produce alegría. Y, así, hemos comprendido también de manera muy concreta que, no obstante todas las fatigas y la oscuridad, es hermoso pertenecer a la Iglesia universal, a la Iglesia católica, que el Señor nos ha dado.

2. De aquí nace después un modo nuevo de vivir el ser hombres, el ser cristianos. Una de las experiencias más importantes de aquellos días ha sido para mí el encuentro con los voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud: eran alrededor de 20.000 jóvenes que, sin excepción, habían puesto a disposición semanas o meses de su vida para colaborar en los preparativos técnicos, organizativos y de contenido de la JMJ, y precisamente así habían hecho posible el desarrollo ordenado de todo el conjunto. Al dar su tiempo, el hombre da siempre una parte de la propia vida. Al final, estos jóvenes estaban visible y «tangiblemente» llenos de una gran sensación de felicidad: su tiempo que habían entregado tenía un sentido; precisamente en el dar su tiempo y su fuerza laboral habían encontrado el tiempo, la vida. Y entonces, algo fundamental se me ha hecho evidente: estos jóvenes habían ofrecido en la fe un trozo de vida, no porque había sido mandado o porque con ello se ganaba el cielo; ni siquiera porque así se evita el peligro del infierno. No lo habían hecho porque querían ser perfectos. No miraban atrás, a sí mismos. Me vino a la mente la imagen de la mujer de Lot que, mirando hacia atrás, se convirtió en una estatua de sal. Cuántas veces la vida de los cristianos se caracteriza por mirar sobre todo a sí mismos; hacen el bien, por decirlo así, para sí mismos. Y qué grande es la tentación de todos los hombres de preocuparse sobre todo de sí mismos, de mirar hacia atrás a sí mismos, convirtiéndose así interiormente en algo vacío, «estatuas de sal». Aquí, en cambio, no se trataba de perfeccionarse a sí mismos o de querer tener la propia vida para sí mismos. Estos jóvenes han hecho el bien –aun cuando ese hacer haya sido costoso, aunque haya supuesto sacrificios– simplemente porque hacer el bien es algo hermoso, es hermoso ser para los demás. Sólo se necesita atreverse a dar el salto. Todo eso ha estado precedido por el encuentro con Jesucristo, un encuentro que enciende en nosotros el amor por Dios y por los demás, y nos libera de la búsqueda de nuestro propio «yo». Una oración atribuida a san Francisco Javier dice: «Hago el bien no porque a cambio entraré en el cielo y ni siquiera porque, de lo contrario, me podrías enviar al infierno. Lo hago porque Tú eres Tú, mi Rey y mi Señor». También en África encontré esta misma actitud, por ejemplo en las religiosas de Madre Teresa que cuidan de los niños abandonados, enfermos, pobres y que sufren, sin preguntarse por sí mismas y, precisamente así, se hacen interiormente ricas y libres. Esta es la actitud propiamente cristiana. También ha sido inolvidable para mí el encuentro con los jóvenes discapacitados en la fundación San José, de Madrid, encontré de nuevo la misma generosidad de ponerse a disposición de los demás; una generosidad en el darse que, en definitiva, nace del encuentro con Cristo que se ha entregado a sí mismo por nosotros.

3. Un tercer elemento, que de manera cada vez más natural y central forma parte de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y de la espiritualidad que proviene de ellas, es la adoración. Fue inolvidable para mí, durante mi viaje en el Reino Unido, el momento en Hydepark, en que decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, respondieron con un intenso silencio a la presencia del Señor en el Santísimo Sacramento, adorándolo. Lo mismo sucedió, de modo más reducido, en Zagreb, y de nuevo en Madrid, tras el temporal que amenazaba con estropear todo el encuentro nocturno, al no funcionar los micrófonos. Dios es omnipresente, sí. Pero la presencia corpórea de Cristo resucitado es otra cosa, algo nuevo. El Resucitado viene en medio de nosotros. Y entonces no podemos sino decir con el apóstol Tomás: «Señor mío y Dios mío». La adoración es ante todo un acto de fe: el acto de fe como tal. Dios no es una hipótesis cualquiera, posible o imposible, sobre el origen del universo. Él está allí. Y si él está presente, yo me inclino ante él. Entonces, razón, voluntad y corazón se abren hacia él, a partir de él. En Cristo resucitado está presente el Dios que se ha hecho hombre, que sufrió por nosotros porque nos ama. Entramos en esta certeza del amor corpóreo de Dios por nosotros, y lo hacemos amando con él. Esto es adoración, y esto marcará después mi vida. Sólo así puedo celebrar también la Eucaristía de modo adecuado y recibir rectamente el Cuerpo del Señor.

4. Otro elemento importante de las Jornadas Mundiales de la Juventud es la presencia del Sacramento de la Penitencia que, de modo cada vez más natural, forma parte del conjunto. Con eso reconocemos que tenemos continuamente necesidad de perdón y que perdón significa responsabilidad. Existe en el hombre, proveniente del Creador, la disponibilidad a amar y la capacidad de responder a Dios en la fe. Pero, proveniente de la historia pecaminosa del hombre (la doctrina de la Iglesia habla del pecado original), existe también la tendencia contraria al amor: la tendencia al egoísmo, al encerrarse en sí mismo, más aún, al mal. Mi alma se mancha una y otra vez por esta fuerza de gravedad que hay en mí, que me atrae hacia abajo. Por eso necesitamos la humildad que siempre pide de nuevo perdón a Dios; que se deja purificar y que despierta en nosotros la fuerza contraria, la fuerza positiva del Creador, que nos atrae hacia lo alto.

5. Finalmente, como última característica que no hay que descuidar en la espiritualidad de las Jornadas Mundiales de la Juventud, quisiera mencionar la alegría. ¿De dónde viene? ¿Cómo se explica? Seguramente hay muchos factores que intervienen a la vez. Pero, según mi parecer, lo decisivo es la certeza que proviene de la fe: yo soy amado. Tengo un cometido en la historia. Soy aceptado, soy querido. Josef Pieper, en su libro sobre el amor, ha mostrado que el hombre puede aceptarse a sí mismo sólo si es aceptado por algún otro. Tiene necesidad de que haya otro que le diga, y no sólo de palabra: «Es bueno que tú existas». Sólo a partir de un «tú», el «yo» puede encontrarse a sí mismo. Sólo si es aceptado, el «yo» puede aceptarse a sí mismo. Quien no es amado ni siquiera puede amarse a sí mismo. Este ser acogido proviene sobre todo de otra persona. Pero toda acogida humana es frágil. A fin de cuentas, tenemos necesidad de una acogida incondicionada. Sólo si Dios me acoge, y estoy seguro de ello, sabré definitivamente: «Es bueno que yo exista». Es bueno ser una persona humana. Allí donde falta la percepción del hombre de ser acogido por parte de Dios, de ser amado por él, la pregunta sobre si es verdaderamente bueno existir como persona humana, ya no encuentra respuesta alguna. La duda acerca de la existencia humana se hace cada vez más insuperable. Cuando llega a ser dominante la duda sobre Dios, surge inevitablemente la duda sobre el mismo ser hombres. Hoy vemos cómo esta duda se difunde. Lo vemos en la falta de alegría, en la tristeza interior que se puede leer en tantos rostros humanos. Sólo la fe me da la certeza: «Es bueno que yo exista». Es bueno existir como persona humana, incluso en tiempos difíciles. La fe alegra desde dentro. Ésta es una de las experiencias maravillosas de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Nos llevaría muy lejos hablar ahora también del encuentro de Asís de manera detallada, como merecería la importancia del acontecimiento. Agradezcamos sencillamente a Dios porque nosotros –representantes de las religiones del mundo y también representantes del pensamiento en búsqueda de la verdad – pudimos encontrarnos aquel día en un clima de amistad y de respeto recíproco, en el amor por la verdad y en la responsabilidad común por la paz. Podemos esperar que de este encuentro haya nacido una nueva disponibilidad para servir la paz, la reconciliación y la justicia.

Por último, quisiera agradecer de corazón a todos vosotros por el apoyo para llevar adelante la misión que el Señor nos ha confiado como testigos de su verdad, y os deseo a todos la alegría que Dios, en la encarnación de su Hijo, nos ha querido dar. Feliz Navidad a todos vosotros. Gracias.

Kiko Argüello: «La familia cristiana, si tiene fe auténtica, es invencible»

La razón

 

Kiko Argüello: «La familia cristiana, si tiene fe auténtica, es invencible»

Kiko Argüello: «La familia cristiana, si tiene fe auténtica, es invencible» 

JERUSALÉN. Miles de jóvenes del Camino Neocatecumenal participarán mañana en esta gran fiesta, como han hecho cada año. Desde Europa llegarán miles de ellos para dar gracias por su familia y el iniciador del Camino –Doctor Honoris Causa por su apoyo y defensa de la familia- estará como cada año en Colón.

–Podríamos decir que Madrid se ha convertido ya en la capital de la familia en Europa. ¿Por qué es necesario continuar celebrando este Día de la Familia?
–Porque Europa se juega su futuro sobre la familia cristiana. La realidad es que no nacen hijos y falta el cambio generacional. Basta con estudiar un poco lo que sucede en el norte de Europa, donde las familias están prácticamente destruidas. Es una sociedad en la que la gente está sola y esto afecta a la economía porque, por ejemplo, consumen sólo un tipo de alimentos y el comercio se estanca. En una familia con cinco hijos los niños necesitan zapatos, camisas, etcétera. Toda la industria, la economía, se regenera. La familia educa a los hijos en el amor y en la solidaridad hacia los demás. Es algo de sentido común. Pero, ¿qué está sucediendo en la Europa de hoy? Queremos también dar un testimonio por encima de lo religioso, es decir, desde el punto de vista humano.

–Y estos dos puntos de vista…
–Para una sociedad equilibrada es importante la familia porque es la célula fundamental. Hay que recordar que el Papa Pablo VI, en la «Humanae Vitae», señala que todo acto conyugal tiene que ser abierto a la vida. Es un sacramento donde se hace presente el Espíritu Santo. La Iglesia considera el tálamo nupcial como un altar, porque es donde se da lugar a la vida humana. ¿Cómo es posible que en nuestra sociedad, en la que vivimos hoy, continúen matando niños, por ejemplo, mediante el aborto? Es inaudito. 

–¿Se ha perdido conciencia de lo que es el matrimonio?
–Es importante conocer todas las catequesis de Juan Pablo II que hablan sobre la Teología del Cuerpo en la que explica la maravilla de la sexualidad, que en el cristianismo es algo santo. Es el respeto al cuerpo. Cuando se obliga al cuerpo a hacer un acto contrario al plan de Dios la misma naturaleza se altera. Esto sucede porque la naturaleza quiere dar la vida, no matarla y Dios ha querido mostrar el amor que tiene a la humanidad en un sacramento: el matrimonio. Por eso, Dios se muestra ante el pueblo de Israel como el esposo y cuando Moisés les lleva desde Egipto al Monte Sinaí lo presenta como una esposa y realiza un acto esponsal con él. Los rabinos señalan que la Alianza en el Monte Sinaí es la «ketubbah» –contrato matrimonial en hebreo-, los diez mandamientos. Estos son los fundamentos de nuestra civilización judeocristiana que ya se han destruido.

–¿Afecta esto a las raíces de nuestra cultura?
–Algunos dicen que nuestras raíces no son cristianas, lo que es una barbaridad. Sin embargo, quisiéramos que Europa fuera consciente de la gracia inmensa que es ser cristiano. Esto es tener una vida nueva, inmortal, que nos ha dado Jesucristo. Porque los cristianos tenemos dentro Vida Eterna. Por eso, el matrimonio es indisoluble y es posible amar al marido o la mujer en la dimensión del enemigo. Los matrimonios que no tienen fe no lo pueden resistir, se sienten amenazados por la alteridad del otro y se matan, se separan o se divorcian. Los cristianos no porque podemos perdonarnos. Nuestro ser más profundo es subsanado y curado por gracia del Espíritu Santo.

–¿Qué piensas del lema de este año «Gracias a la familia hemos nacido»?
–Me parece muy acertado porque ha sido un testimonio ver a un millón y medio de jóvenes en Madrid el pasado agosto. Sabemos que el 70 por ciento pertenecían a familias numerosas. Hemos visto lo contentos que estaban a pesar de las horas que han pasado al sol. La Policía ha dicho que no ha encontrado jóvenes borrachos ni drogados y se ha visto una juventud nueva, un signo de esperanza que muestra una Iglesia viva. Estamos pasando la fe a los hijos en las familias como hacían los primeros cristianos. 

   La familia, si tiene fe auténtica, es invencible, por lo que estamos muy contentos de ver que los jóvenes del Camino Neocatecumenal son mejores que nosotros y tienen mucha ilusión. Para la Jornada de la Juventud vinieron cerca 200.000 jóvenes de esta iniciación cristiana que es el Camino y les enviamos antes a evangelizar por toda Europa. Todo es fruto de la familia cristiana. Por eso en Madrid van a dar gracias a Dios por ella.

27 de diciembre de 2011

Belén: Celebración Sinfónico-Catequética “El sufrimiento de los inocentes”

Queridos hermanos:

Os hacemos seguir el e-mail que hemos recibido del Centro Neocatecumenal de Madrid, referente a la retransmisión de la Celebración Sinfónico-Catequética "El sufrimiento de los inocentes". Tal como se nos indica, difundidlo lo mas posible. 

FELIZ NAVIDAD

"Estimados hermanos:  El próximo martes, día 27 de diciembre, tendrá lugar en Belén la Celebración Sinfónico-Catequética “El sufrimiento de los inocentes” para todos los cristianos de Tierra Santa, en la víspera de los Santos Inocentes. El Bethlehem Convention Palace, situado ante las piscinas del Rey Salomón, albergará a unas 2.000 personas. La celebración estará presidida por el Patriarca de Jerusalén, Su Beatitud Fouad Twal.

La retransmisión en directo del evento comenzará a las 17,30 h. (hora España e Italia) y se podrá seguir en TV e internet en:

TELEVISIÓN
            ESPAÑA: A través del Canal MARÍA VISIÓN que se ve en ANDALUCÍA y las afueras de MADRID. Para comprobar si se ve dicho canal es importante resintonizar la TDT en el caso de que no tengamos María Visión ya sintonizada de antemano.
            ITALIA: TV2000 emitirá la celebración para todo el país.

 INTERNET
            A través de www.mariavision.es y www.tv2000.it. Se puede ver desde cualquier lugar.
           
        Próximamente informaremos también de la emisión en TV de la celebración en diferido para todaEspaña.  
De igual modo, MARÍA VISIÓN emitirá en diferido el Concierto para Latinoamérica y RADIO MARÍA ESPAÑA emitirá en los próximos días toda la celebración. Informaremos de ello a su tiempo."

Feliz Navidad,
 Álvaro de Juana - Centro Neocatecumenal de Madrid

24 de diciembre de 2011

LAUS DEO. Revista parroquial, Navidad 2011


EDITORIAL

        Querido hermano:
Sirva esta publicación para felicitarte la Navidad y el Año nuevo 2012. Tanto D. Arturo, el vicario parroquial, como yo, deseamos que Jesús, el Salvador, sea colocado por la Virgen María en el altar de tu corazón para que lo contemples y adores, para que crezca en ti y te lleve a ser como Él.
"Desde hace dos mil años la Iglesia es la cuna en la que María deposita a Jesús y lo confía a la adoración y a la contemplación de todos los pueblos". (cfr. Bto. Juan Pablo II. Bula Incarnationis Mysterium, nº 11).
Hay una gran relación entre el pesebre de Belén, el altar del Cenáculo, el madero de la cruz donde fue Jesús crucificado y el altar de cualquier Iglesia del mundo.
Desde que el Verbo Eterno, el Hijo de Dios, la Palabra del Padre, se hizo “carne” (cf. Jn 1,14), toda carne puede ser el lugar desde el que ofrecer el culto a Dios, toda carne puede ser un pesebre del Hijo de Dios, un altar donde se ofrece un sacrificio de alabanza.
Desde que el Verbo se hizo carne, nuestra carne, la carne de todo hombre, puede ser la cuna y el altar donde se deposita al Hijo de Dios para amarnos y salvarnos. “El Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre”. (Concilio Vaticano II. Gaudium et Spes 22).
La cuna donde fue depositado Jesús nos habla de la precariedad con la que viene al mundo también hoy. Viene a salvar con la fuerza de un niño. ¡Con cuánta precariedad viene un niño a este mundo! Y de esta precariedad participó también el Hijo de Dios. “¡Qué grande es el valor de la vida humana si el Hijo de Dios la ha asumido y ha hecho de ella el lugar donde se realiza la salvación para toda la humanidad!” (Bto. Juan Pablo II. Evangelium Vitae nº 33). Rechazado por un mundo hostil, perseguido por Herodes para matarlo (cf. Mt 2,13), inadvertido por indiferentes, distraídos y ocupados en tantas cosas, «no tenían sitio en el alojamiento» (Lc 2, 7); acogido, sin embargo, por los justos que ofrecieron su carne como una cuna, como un altar, que como la Virgen María dijeron: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Lc 1,38). La cuna del Señor es la carne de María, es su más hermoso altar. Que sea tu carne, tu vida, esa cuna, ese altar que acoja al Verbo y le dé culto de alabanza.
¡Feliz y Santa Navidad!
Jesús, vuestro párroco

El arte de ser padres. D. Francisco Carrio.


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La acción del Espíritu Santo en el matrimonio. D. Vicente Fontestad.




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22 de diciembre de 2011

Los santos inocentes se celebran con música en Belén

(Noticia publicada en la web del Patriarcado latino de Jerusalén)

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CONCIERTO EN BELÉN

Víspera de la fiesta de los Santos Inocentes

200 músicos de España e Italia

EL SUFRIMIENTO DE LOS INOCENTES

CELEBRACIÓN SINFÓNICA CATEQUÉTICA


Presentamos una pequeña composición musical, que entiendo como una celebración, y, al tiempo, una catequesis sobre el sufrimiento de los inocentes, sobre el sufrimiento de la Virgen. ¿Puede la música decir algo profundo sobre un tema tan importante como este...?

Dios se hizo hombre para asumir Él mismo el sufrimiento de todos los inocentes. Él es el Inocente por excelencia, el cordero llevado al matadero que no abre la boca, que carga sobre sí mismo los pecados de todos. Esta pequeña obra presenta a la Virgen María que padece en su propia carne el escándalo del sufrimiento de los inocentes, en la carne de su propio hijo. «¡Ah, ¡qué dolor!», canta una voz, mientras una espada atraviesa su corazón. Nos gustaría mostrar, con estos bocetos musicales, como un ángel ayudó a la Virgen; al igual que le sucedió a Jesús en el Huerto de los Olivos, cuando un ángel le ayudó a beber el cáliz preparado para los pecadores. Nos gustaría contemplar y sostener a la Virgen que acepta este puñal, que, según el profeta Ezequiel, Dios preparó por los pecados de su pueblo, y ahora atraviesa el alma de esta pobre mujer: ¡María, María! ¡Madre de Dios! Santa Theotokos. ¡Ánimo! Eres la madre de Dios, que se enfrenta al pecado por nosotros y se ofrece para la salvación de todos. Madre de Dios y Madre nuestra.

Kiko Argüello

Informaciones práticas:

Concierto de Belén – Sinfonía compuesta por Kiko Argüello
Martes, 27 de diciembre de 2011; 18:00 horas
Palacio de Congresos - Piscinas de Salomón - Belén
Entrada libre
Para más información, diríjase a la Domus Galilaeae en el teléfono 04 6809100

(Traducción del francés por Daniel Berzosa y López, OCSSJ)

20 de diciembre de 2011

Confirmaciones en la Parroquia

Otoño 11 663Desde hace dos cursos cinco jóvenes de nuestra parroquia se han preparado para poder recibir el sacramento de la Confirmación. Sus nombres Ignacio, Samuel, Marta, María y Paula.
Su preparación ha sido durante este tiempo en una sala dedicada a Teresita Leiseux así han empezado a saborear en sus vidas lo que significa ser el corazón de la Iglesia. También durante estos dos cursos se ha intentado acercarlos a figuras bíblicas: Abraham, David. Santos como San Francisco de Borja, San Francisco de Asís se pretende que su formación para recibir este Sacramento sea no teórico sino muy vivo, que su vida se vea muy unida a la Palabra de Dios y a todas aquellas personas que han tenido una respuesta muy cercana al Señor.
Nos hemos dedicado a vivir con ellos momentos de oración, momentos de convivencia para aproximar sus vidas a Dios, a la Iglesia y a la comunidad formada por personas que saben no perfectos.
Se partió de reconocer en sus vidas donde estaban, que era el centro de sus vidas y saber que Dios ocupaba un segundo puesto nunca el primer lugar para luego ver como Dios hace posible lo que para nosotros es imposible.
La ceremonia se preparó con una convivencia de dos días donde se reflexionó sobre los signos de la Confirmación, sobre el hombre de la carne y del Espíritu, Nicodemo, los huesos secos así como el discurso del llano de Jesús.
Se preparó una celebración sobre el Sacramento de la Reconciliación, una vigilia de oración y una cena entre todos.
La celebración fue pensada y presidida por Ilmo. Sr. Jesús Sánchez donde consiguió transmitirles la necesidad de responder en primera persona ante el amor de Dios que se tiene que compartir con todas las personas aunque nos duela su respuesta.
Al final de la celebración se entregó a los recién confirmados una carta de D. Carlos Osoro Arzobispo de Valencia dirigida a los confirmados animándoles a continuar en su vocación y don que recibieron con el Sacramento de la Confirmación, y como signo la parroquia entrego a los jóvenes una cruz que lleva grabado el Shemá y los padres obsequiaron con un precioso Arcángel San Miguel a los catequistas.
confirmados en 11 con sus catequistas

18 de diciembre de 2011

Festival de Navidad en la Parroquia san Francisco de Borja

Este domingo día 18 de Diciembre se realizó en la Parroquia el que ya viene siendo tradicional “festival de Navidad” en su tercera edición, con la participación de familias y diferentes grupos de la Parroquia.

Como novedad esta vez, se incorporaron actuaciones de los grupos de Primero, Segundo y Tercero de catequesis de infancia.

Al finalizar las distintas actuaciones con canto de villancicos, algún baile y una recitación de la obra de Santa Teresa del Niño Jesús, se pasó a tomar una merienda en los locales parroquiales.

17 de diciembre de 2011

18 de Diciembre de 2011. IV ADV B

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 18 de diciembre de 2011.
 
 

clip_image002EN LA ESCUELA DE MARÍA

                  Queridos hermanos:

Próxima ya la celebración gozosa de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, en este cuarto domingo de adviento, encontramos en el Evangelio a María acogiendo el anuncio del Arcángel San Gabriel.

De su mano te invitamos a vivir el tiempo de la espera del Salvador, en tu corazón como si fuera el seno de María, en tu familia, como si fuera el hogar de Nazaret, en la parroquia, como tu familia cuya madre es María.

Ella es la casa que sabe cual es su dueño, que desarrolla sus tareas y, con vigilancia, aguarda la venida de su Señor, como nos decía el Evangelio del primer domingo de Adviento. Ella es la Casa de la Bendición y la Vida que acoge al Señor en su seno, ella es el arca de la Alianza, el Templo de Dios vivo. Ella es la Casa siempre abierta a la gracia, a la Luz del Señor, que siempre vela y vigila para que el Señor entre en su casa cuando llegue. Ella es la que mejor ha preparado la venida del Señor, la que mejor ha acogido al mensajero del Señor. Su obediencia y docilidad a la Palabra de Dios nos ayudan a ser como ella. Ella es la puerta del cielo, siempre abierta. Ella es el aquaeductus, como dirá San Bernardo. ““El Manantial divino fluye por un canal privilegiado: la Virgen María.” (Benedicto XVI. 25-3-2006). Ella es la “llena de gracia”. Ese es el nombre con el que Dios la ve y la llama. Llena de gracia, que vendría a significar la "amada" por Dios. (cf. Benedicto XVI. 25-3-2006). “Ella nos invita, como en su Anunciación, a presentar con humildad los interrogantes que conducen a la luz, para concluir siempre con la obediencia de la fe: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 38). (...) ¡María no vive más que en Cristo y en función de Cristo! (Bto. Juan Pablo II. Rosarium Virginis Mariae 14-15. 2002).

“La anunciación del ángel a María se encuentra entre estas confortadoras palabras: «No temas, María» y «Ninguna cosa es imposible para Dios» (Lc 1, 30.37). En verdad, toda la existencia de la Virgen Madre está marcada por la certeza de que Dios está a su lado y la acompaña con su providencia benévola.” (Bto. Juan Pablo II. Evangelium Vitae 105).

Así de disponible sea nuestro corazón, nuestro hogar, nuestra parroquia. Y la alegría marcará la diferencia con otros corazones, otras casas: la alegría del cielo en el anuncio del Arcángel y la alegría de responder con la fe: “dichosa tú que has creído”, como le dirá su prima Isabel. Que esta misma alegría perdure en el corazón de los jóvenes que reciben este domingo la confirmación y sea su guía luminosa para seguir a Cristo como María.

Jesús, vuestro párroco

 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas          1, 26‑38

 

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: – «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo: – «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel­: – «¿Cómo será eso pues no conozco a varón?»

El ángel le contestó: – «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.

Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»

María contestó: – «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor.

 


     Señor,

no te canses de mandar a tu ángel.

Que no se canse de saludarnos

diciendo: “Alégrate”

y "El Señor está contigo".

No te canses de decirnos que nosotros somos tu casa,

aunque seamos pobres y débiles,

este saludo nos limpiará y hará bellos en tu presencia.

Ven Señor Jesús,

Haz en nosotros aquello que nos has dicho.

Y tú Virgen María,

Casa de Dios y Puerta del cielo siempre abierta,

ruega por nosotros.

 

"El príncipe de este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios" (Eph. 19, 1;cf. 1 Co 2, 8). (S. Ignacio de Antioquía)

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María ofrece a la Iglesia el espejo en el que es invitada a reconocer su propia identidad así como las disposiciones del corazón, las actitudes y los gestos que Dios espera de ella.

La existencia de María es para la Iglesia una invitación a radicar su ser en la escucha y acogida de la Palabra de Dios. Porque la fe no es tanto la búsqueda de Dios por parte del hombre cuanto el reconocimiento de que Dios viene a él, lo visita y le habla. Esta fe, cierta de que «ninguna cosa es imposible para Dios» (cf Gn 18,14; Lc 1,37), vive y se profundiza en la obediencia humilde y amorosa con la que la Iglesia sabe decirle al Padre: «hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). La fe continuamente remite a la persona de Jesús: «Haced lo que él os diga» (Jn 2,5), y lo acompaña en su camino hasta los pies de la cruz. María, en la hora de las tinieblas más profundas, persiste valientemente en la fe, con la única certeza de la confianza en la palabra de Dios.

También de María aprende la Iglesia a conocer la intimidad de Cristo. María, que ha llevado en sus brazos al pequeño niño de Belén, enseña a conocer la infinita humildad de Dios. Ella, que ha acogido el cuerpo martirizado de Jesús depuesto de la cruz, muestra a la Iglesia cómo recoger todas las vidas desfiguradas en este mundo por la violencia y el pecado. La Iglesia aprende de María el sentido de la potencia del amor, tal como Dios la despliega y revela en la vida del Hijo predilecto: «dispersó a los que son soberbios y exaltó a los humildes» (Lc1,51-52). Y también de María los discípulos de Cristo reciben el sentido y el gusto de la alabanza ante las obras de Dios: «porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso» (Lc 1, 49). Ellos aprenden que están en el mundo para conservar la memoria de estas «maravillas» y velar en la espera del día del Señor. (Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia. Congregación para la Doctrina de la Fe (31 de mayo de 2004)

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"Desde hace dos mil años la Iglesia es la cuna en la que María deposita a Jesús y lo confía a la adoración y a la contemplación de todos los pueblos" (Juan Pablo II. Bula Incarnationis Mysterium, nº 11).

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“María es la obra maestra divina en la que el Padre confía el Hijo a la humanidad. (…) Toda la creación, y en ella la humanidad entera, está como a la espera del consenso de una humilde doncella para que se realice la voluntad salvífica de Dios. (…) Ella es la Puerta abierta por la cual debe entrar el Salvador del mundo.(…) Ella es el ingreso y el acceso al Verbo encarnado, es "el pórtico exterior del Santuario, que miraba a oriente" (Ez 44,1), porque a través de Ella ha llegado hasta nosotros Jesús, el Sol de Justicia.” (Card. James Francis Stafford. 9 de diciembre de 2000)

 

494           Al anuncio de que ella dará a luz al "Hijo del Altísimo" sin conocer varón, por la virtud del Espíritu Santo (cf. Lc 1, 28-37), María respondió por "la obediencia de la fe" (Rm 1, 5), segura de que "nada hay imposible para Dios": "He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 37-38). Así dando su consentimiento a la palabra de Dios, María llegó a ser Madre de Jesús y, aceptando de todo corazón la voluntad divina de salvación, sin que ningún pecado se lo impidiera, se entregó a sí misma por entero a la persona y a la obra de su Hijo, para servir, en su dependencia y con él, por la gracia de Dios, al Misterio de la Redención (cf. LG 56):

 

Ella, en efecto, como dice S. Ireneo, "por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el género humano". Por eso, no pocos Padres antiguos, en su predicación, coincidieron con él en afirmar "el nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe lo desató la Virgen María por su fe". Comparándola con Eva, llaman a María `Madre de los vivientes' y afirman con mayor frecuencia: "la muerte vino por Eva, la vida por María". (LG. 56).

 

506 María es virgen porque su virginidad es el signo de su fe "no adulterada por duda alguna" (LG 63) y de su entrega total a la voluntad de Dios (cf. 1 Co 7, 34-35). Su fe es la que le hace llegar a ser la madre del Salvador: "Más bienaventurada es María al recibir a Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo" (S. Agustín, virg. 3).

 

507 María es a la vez virgen y madre porque ella es la figura y la más perfecta realización de la Iglesia (cf. LG 63): "La Iglesia se convierte en Madre por la palabra de Dios acogida con fe, ya que, por la predicación y el bautismo, engendra para una vida nueva e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios. También ella es virgen que guarda íntegra y pura la fidelidad prometida al Esposo" (LG 64).

 

510 María "fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen al parir, Virgen durante el embarazo, Virgen después del parto, Virgen siempre" (S. Agustín, serm. 186, 1): Ella, con todo su ser, es "la esclava del Señor" (Lc 1, 38).

 

511 La Virgen María "colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres" (LG 56). Ella pronunció su "fiat" "ocupando el lugar de toda la naturaleza humana" (Santo Tomás, s.th. 3, 30, 1 ): Por su obediencia, Ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.

 

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1. Tienen a su disposición en el despacho parroquial el Evangelio 2012.

2. Les invitamos a colaborar con la Asociación de Padres Discapacitados Psíquicos (Aspadis), con la compra de “turrón solidario” en el despacho parroquial.

3. El 22 de diciembre será la “Rifa de Navidad”. Para esta rifa les pedimos su participación para hacer la cesta navideña.

4. Algunas actividades propias del tiempo de Adviento:

· Oración de la mañana: de lunes a viernes, a las 6.30 de la mañana y a las 9.30 de la mañana con exposición del Santísimo.

· Horario de confesiones durante el tiempo de Adviento:

De lunes a sábado de 7.00 a 7.30 tarde. Domingos de 11.30 a 12.00 h.

· Durante el tiempo de Adviento el Equipo de Cáritas lanza la Campaña de recogida de alimentos.

5. Celebraciones comunitarias del Perdón:

- El martes 20 a las 20.30 horas en la parroquia de San Nicolás.

- El miércoles 21 a las 20.30 horas en la parroquia de San Francisco de Borja.

- El jueves 22 a las 20.30 horas en la parroquia de Cristo Rey.

 


1.Algunas colectas realizadas:

Colecta de Cáritas 10-11 de diciembre: 307,50 €

Colecta extraordinaria obras 3-4 de diciembre: 315 €.

2.  El lunes 19 se reunirá el grupo de oración para tener una charla de formación a las 20.30 h. en los locales parroquiales. Y a las 22 h., el Equipo de pre-bautismales recibirán una catequesis sobre el bautismo.

3. El martes 20 a las 21.30 h. en los locales ensayo de cantos para la Misa de Medianoche de la Natividad del Señor.

4. El jueves 22 a las 5 de la tarde habrá una oración y merienda con el Equipo de catequistas.

5. Para la Misa de Medianoche del día 24, en el momento del canto del Gloria, os rogamos traigáis campanitas para los niños con el fin de acompañar al canto.

6. Se está organizando un viaje a Madrid a celebrar la fiesta de la sagrada Familia con los jóvenes el viernes 30 de diciembre. Al tiempo que la celebración de fin de año con jóvenes en Toledo: 30-31 y 1 de enero.



Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:

Ingresados hasta el 2-12-2011: 51.820,66 €.
+ 265,06 €
Ingresados hasta el 9-12-2011:
52.087,72 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
BANCAJA (Paseo Germanías 82)
2077-0249-55-1101860850


Del 12 al 18 de diciembre de 2011

Lunes 19. 19.30 h.: Sin intención.

Martes 20. 19.30 h.: En sufragio de difuntos familia Espí Sanchis.

Miércoles 21. 19.30 h.: sin intención.

Jueves 22. 19.30 h.: En sufragio de Pedro del Amo.

Viernes 23. 19.30 h.: En sufragio de José Antonio Cabanilles.

Sábado 24. Natividad del Señor. 19.30 h.: Misa de la Vigilia. 00.00 h.: Misa de Medianoche.

Domingo 25. Natividad del Señor. 12.00 h. Pro Pópulo.

 

«Te suplico encarecidamente, oh Virgen santa,
que yo reciba a Jesús por aquel Espíritu
por obra del cual tú misma engendraste a Jesús.
Que mi alma reciba a Jesús por aquel Espíritu,
por obra del cual tu carne concibió al mismo Jesús.
Que yo ame a Jesús en aquel mismo Espíritu,
en el que tú lo adoras como Señor y lo contemplas como Hijo».

(san Ildefonso de Toledo)