27 de julio de 2020

Reflexiones sobre la Palabra. Migaja 127.

“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (127)

 

Invitación a crecer

 

Segunda carta de San Pedro (1)

 

Queridos hermanos: 

 

San Pedro nos dirige una segunda carta a aquellos que “por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han obtenido una fe tan preciosa como la nuestra: a vosotros gracia y paz abundantes por el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor. (2 Pedro 1,1-2).

 

¿Qué se nos ha concedido con esta fe tan preciosa? “Todo lo que conduce a la vida y a la piedad” (1,3), “las preciosas y sublimes promesas” (1,4), el ser “partícipes de la naturaleza divina” (1,4).

 

¿Cómo se nos ha concedido esta vida, piedad, promesa, y participación en la naturaleza divina? “Mediante el conocimiento del que nos ha llamado con su propia gloria y potencia” (1,3). Pues “Esta es la Vida Eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y al que Tú has enviado, Jesucristo” (Juan 17,3). Conocer, amar, tener relación íntima. Recibimos la Vida, la Gracia y Paz abundantes por el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor (1,2).

 

Por eso se nos invita a subir al arca “escapando de la corrupción que reina en el mundo por la ambición” (2 Pedro 1,4). Es un subir al arca de la intimidad y conocimiento de Dios que haga desear a muchos dejar la corrupción que reina en el mundo por la ambición. Es un crecer y crecer en la fe que suscite el deseo de abandonar la injusticia, la violencia y maldad para entrar en el arca.

 

Por ello San Pedro invita a entrar más y más en el conocimiento de Dios: “poned todo empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia, a la paciencia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, y al cariño fraterno el amor. Pues estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejan ociosos ni infecundos para el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.” (2 Pedro 1, 5-8). Ni ociosos ni infecundos en el arca. Si hay quien dice tengo fe y le falta virtud, intimidad con Cristo, templanza, paciencia, piedad, cariño, amor… está sin empezar apenas a entrar en el arca. Está en el atrio de entrada todavía. Pues podemos saber muchas cosas y no entrar en la intimidad con el Señor y en el cumplimiento de sus mandamientos expresados en el cariño y el amor.

 

A veces, como vemos mucha mediocridad y falta de fe en nuestro entorno, pensamos que ser cercanos a la gente es mantener la misma mediocridad y falta de fe. Y esto es ser ciegos, cortos de vista, y quedarnos en nuestros pecados: “quien no las tenga [la lista enumerada anteriormente] es ciego y miope, que echa en el olvido la purificación de sus propios pecados. Por eso, hermanos, poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección; haciendo esto no caeréis nunca. Pues así se os facilitará muchísimo la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” (2 Pedro 1, 9-11).


Jesús, vuestro párroco

 

 


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