20 de julio de 2020

Reflexiones sobre la Palabra. Migaja 119.

“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (119)


Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé 

 

Queridos hermanos: 

 

Jesús utilizó en su catequesis sobre los últimos tiempos la expresión “cuando venga el hijo del hombre pasará como en tiempo de Noé…” (cf. Mateo 24,37).

 

Te invito a leer el texto completo: 

 

“Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre” (Mateo 24, 37-44).


En este texto Jesús habla de la generación del Diluvio con esta expresión “En los días antes del diluvio, la gente…”. Y añade las acciones que realizaban de forma corriente y habitual: comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo”.

 

Las acciones de las que habla Jesús no son malas en sí mismas. Ninguna de ellas: comer no es malo, beber tampoco, casarse tampoco. 


Entonces ¿dónde está su malicia, perversión e injusticia? 


En estar atentos a sí mismos y no a su Creador. En no percatarse de lo que viene encima a todos los habitantes de la tierra, y que había sido anunciado por Noé a sus contemporáneos. En vivir en lo que el Papa Francisco ha llamado “la globalización de la indiferencia.

 

Puede que estemos en este mundo pensando…: “una vez pase esta situación haré tal viaje, tal fiesta, un buen banquete, una buena borrachera…” Podemos pensar…: “hemos pasado ya el diluvio de la pandemia…” 


Pensamos así con necedad. Pues es fácil estar anestesiados, adormecidos sin entrar en diálogo con el Señor para caer en la cuenta que “la noche está avanzada, el día está cerca”: “Comportaos así, reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no deis pábulo a la carne siguiendo sus deseos” (Romanos 13, 11-14).

 

Jesús, vuestro párroco

 

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