9 de abril de 2020

Reflexiones sobre la Palabra. Migaja 20

“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (20)

El santo confinamiento de la caridad

Queridos hermanos:

Permaneced, permaneced, permaneced, permaneced. Es la insistencia de Jesús a sus discípulos en la última cena: “permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento (…) en la vid” (Juan 15, 1-11. Puedes leer también, si quieres, los capítulos 13 al 16 del evangelio de san Juan que recoge el diálogo íntimo que Jesús tiene con sus discípulos en la víspera de su pasión). Permaneced, permaneced, permaneced, permaneced. Para nosotros no sería tanto el “quédate en casa” cuanto el “quédate en Cristo”, permanece en Jesucristo. Cristo es nuestra arca, nuestra casa.

Él ha querido permanecer para siempre con nosotros actualizando en el “hoy” de la historia su pasión, muerte y resurrección, su amor vivo hacia nosotros. El PERMANECE con nosotros en la Eucaristía, memorial de su pasión, memorial de su Pascua.

Ya el pueblo de Israel tuvo una figura y anticipo de esta presencia permanente de un Dios vivo y actuante en la historia. Y a lo largo de los siglos Israel ha celebrado el MEMORIAL de la Pascua. Memorial es algo del pasado que actúa con la misma eficacia y potencia en el presente. Esto solamente lo puede hacer Dios vivo. Dios liberó a un pueblo de esclavos en Egipto y lo llevó a la Tierra Prometida. Un hebreo diría: yo “hoy” estoy esclavo en Egipto. “Hoy” en la Pascua soy liberado por el poder de este memorial (Puedes leer Éxodo 12, 1-8. 11-14).

Nosotros celebramos el memorial de nuestra Redención, la victoria de Cristo sobre la muerte, el memorial de su Pascua (Ver 1 Corintios 11, 23-26).

También nosotros nos vemos “hoy” esclavos del Faraón, de nuestros pecados. También nosotros estamos necesitados de que el Señor haga Pascua con nosotros “hoy”. Para perpetuar esta acción de Dios en nosotros instituyó la Eucaristía y el Sacramento del Orden e invitó a celebrar la Pascua: “HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA, EN MEMORIAL MÍO”.

En la última cena dijo a sus discípulos: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros” (Jn 13,34). Y un bello ejemplo de este amor lo había dado un momento antes al lavar los pies de los discípulos. (Juan 13, 1-15).

Hermanos: ¿Quién, viendo a Jesús y viendo este amor, desea permanecer para siempre en este amor? ¿Cómo no estar agradecidos y celebrar la Pascua? (Puedes leer Sal 116 (115), 12-18). ¿Quién quiere “confinar” su vida de tal forma que el amor de Cristo que recibimos en la Eucaristía sea nuestra casa, nuestra celda para siempre? ¿PARA SIEMPRE CONFINADOS EN LA CARIDAD? Sí, la caridad que nos hace LIBRES.
Jesús, vuestro párroco

Post:
Dios mediante, al acabar la Misa de la Cena del Señor, os enviaré la homilía grabada. Espero la acojas como un regalo del Señor. Un abrazo.

No hay comentarios: