19 de febrero de 2009

Domingo 22 de febrero



HOJA

PARROQUIAL


Parroquia de Sant Francesc de Borja

Domingo 15 de febrero de 2009

VII Domingo del T.O.






Llegaron cuatro

llevando un paralítico

 

Queridos hermanos:

Nuestro mundo está enfermo. Tiene una parálisis que afecta a las partes más importantes del ser. Los miembros están paralizados en la búsqueda de la verdad por el relativismo reinante. En su postración, este mundo busca pasarlo bien como única meta. Tiene incluso una parálisis cerebral que le incapacita para distinguir el bien del mal, la verdad de la mentira, hasta el punto de llamar enfermedad a la misma curación.

Quitar a Dios de la vida: ahí está la enfermedad. El pecado es la verdadera enfermedad que produce en nosotros como una parálisis: parálisis del alma, de la esperanza y de la alegría, parálisis de la fidelidad y del amor verdadero.

Y nuestra sociedad dice: quitar a Dios de la vida: ahí está la curación. Decía Sigmund Freud que Dios es la neurosis universal de la humanidad, la enfermedad de la que empieza por fin a curarse el mundo. Además dice nuestra sociedad de la Iglesia: «El mundo está lleno de miserias y tú no tienes nada mejor que ofrecer que hablar de perdón de los pecados. Tú has inventado la culpa y el pecado, para convertirte en necesaria y para librar de aquello que tú misma has inventado».

Y ¿qué debemos hacer? Lo mismo que los porteadores del paralítico: “Llegaron cuatro llevando un paralítico (…) Viendo Jesús la fe que tenían”. Dice San Juan Crisóstomo: “Es de notar que no dijo la fe del paralítico, sino la de los que lo llevaban: que a veces ocurre que alguno recobra la salud por la fe de otro. (hom. 30 sobre San Mateo.) Y dice también Beda: “por el mérito de unos se perdonan a otros sus pecados”.

La Iglesia son esos cuatro porteadores. Ante la dificultad (“como no podían meterlo, por el gentío”) se las ingenian para llevar al paralítico a Jesús. Hagamos nosotros como estos porteadores, llevemos a nuestra sociedad a Jesús, con la oración y con el ofrecimiento de nuestras obras y sufrimientos.

Jesús, vuestro párroco

 



+  Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 1-12

 

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaúm, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.

Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:

— «Hijo, tus pecados quedan perdonados.»

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: — «¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:

— «¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al para­lítico “tus pecados quedan perdonados” o decirle ”levántate, coge la camilla y echa a andar”?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.»

Entonces le dijo al paralítico: — «Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.»

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vis­ta de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

— «Nunca hemos visto una cosa igual.»

Palabra del Señor.

 




1421 El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (cf Mc 2,1-12), quiso que su Iglesia continuase, en la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros. Este es finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los enfermos.

 

1503 Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también de perdonar los pecados (cf Mc 2,5-12): vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan (Mc 2,17).

 

1441 Sólo Dios perdona los pecados (cf Mc 2,7). Porque Jesús es el Hijo de Dios, dice de sí mismo: "El Hijo del hombre tiene poder de perdonar los pecados en la tierra" (Mc 2,10) y ejerce ese poder divino: "Tus pecados están perdonados" (Mc 2,5; Lc 7,48). Más aún, en virtud de su autoridad divina, Jesús confiere este poder a los hombres (cf Jn 20,21-23) para que lo ejerzan en su nombre.

 

2616 Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso: cf Mc 1, 40-41; Jairo: cf Mc 5, 36; la cananea: cf Mc 7, 29; el buen ladrón: cf Lc 23, 39-43), o en silencio (los portadores del paralítico: cf Mc 2, 5; la hemorroísa que toca su vestido: cf Mc 5, 28; las lágrimas y el perfume de la pecadora: cf Lc 7, 37-38).

 




“Lo que ocurrió aquel día en casa de Simón es lo que Jesús sigue haciendo hoy en la Iglesia. Nosotros somos aquel paralítico, cada vez que nos presentamos, esclavos del pecado, para recibir el perdón de Dios.” (Padre Raniero Cantalamessa OFM Cap.)

 

“Jesús comienza con la curación de la más grave de las enfermedades, esa parálisis espiritual que deja radicalmente impedido al hombre cuando éste rechaza a Dios, una enfermedad de la que el hombre en modo alguno puede curarse a sí mismo, ni siquiera con los múltiples métodos psicológicos que los hombres inventan para tratar de olvidarse de su culpa o para darse a sí mismos la absolución de sus pecados.” (HANS URS von BALTHASAR)

 

“Existe Dios. Existe la culpa. Y existe el perdón. donde existe el perdón, se da asimismo la curación. Entonces se da la invitación a servir y a curar, que hace que el paralítico camine. Donde sólo se «cura», entonces esa curación queda como algo vacío. En fin de cuentas, sólo se cura allí donde se perdona, donde el amor misericordioso de Dios otorga al hombre lo que no ha pedido, pero que necesita antes que ninguna otra cosa”. (JOSEPH RATZINGER)

 

“Quienes por un mal deseo, siendo amantes del mundo, se retraen de las buenas obras, yacen enfermos y lánguidos; éstos, por su misma enfermedad, como hallándose sin fuerza alguna, no pueden obrar bien alguno. Tal fue en el alma aquel paralítico: los que le llevaban no pudiendo presentarlo al Señor, abrieron el techo y por él lo dejaron caer (Mc 2,3-4). Es como si quisieras hacer esto con con el alma: abrir el techo y poner ante el Señor el alma paralítica, descoyuntada en todos sus miembros y sin obra buena alguna, cargada con sus pecados y sufriendo con el mal de su deseo”. (San Agustín Sermón 46,13)

 




   “Querido Jesús, yo creo que tú eres el Hijo de Dios y mi Salvador. Concédeme Tu amor para limpiarme de mis errores y maldades. Envíame Tu luz para dejar atrás toda la oscuridad. Dame Tu paz para llenar mi corazón. Ahora abro la puerta de mi corazón y Te pido por favor que vengas a mi vida y me des tu regalo de vida eterna. Amén”.

 






En esa camilla llevada por cuatro hombres, se nos insinúa y representa el misterio de la «comunión de los santos», como dice san Pablo: que hemos de aportar algo nosotros a lo que falta a los sufrimientos de Cristo, para «el bien de la Iglesia».  Es un misterio consolador y muy olvidado en nuestros días, en los que sólo se cotiza la aportación personal e inmediata en procurar el bien de los demás, y en que se da preferencia al bien físico o humano sobre el espiritual. La Iglesia se sostiene, y es llevada hacia Cristo, sobre todo por las oraciones de unos por otros, muy especialmente por el amor crucificado de muchos ignorados. Lágrimas de madre han llevado a Agustín a la conversión. Lágrimas, oraciones, penitencias, sacrificios, vidas anodinas y sacrificadas, llevan almas a Cristo. Enfermos, madres de familia escondidas en su oscuro hogar, trabajadores infatigables en su fábrica o taller, simples administradores en una oficina, con su humildad y monotonía, labradores sudorosos del campo que trabajan de sol a sol, una multitud de almas sacrificadas que se han acostumbrado a servir a los demás, pisoteadas mil veces por sus amos, pero llenos de y amor ofrecen cada día su trabajo y sufrimiento diario por el bien de la Iglesia, son los que la sostienen y la llevan a Cristo. Éste es el misterio tan poco entendido en el momento actual de las monjas de Clausura, que viven el misterio de la «comunión de los santos», negándose a sí mismas una infinidad de bienes que podrían tener en su familia y en la sociedad, sin pretender nada más que alcanzar el máximo grado de amor sacrificado, muy conscientes de que enriquecen a la Iglesia y a la sociedad, con una riqueza misteriosa, bien no apreciado, pero solemnemente reconocido por la Iglesia en todos los tiempos. Toda esa multitud de almas que viven muy intensamente su fe y su amor a Cristo, son las que llevan sobre sus hombros a una multitud de inválidos o paralíticos, que no tienen fuerzas para caminar hacia Él. (Jesús Martí Ballester)

 





1. El lunes 23 de febrero de 5 a 6 de la tarde habrá Escuela de catequistas.

2. Catequesis para jóvenes y adultos para la iniciación cristiana: los lunes y jueves de 9 a 10 de la noche.

3. El martes 24 de febrero a las 6 de la tarde en los PP. Jesuitas es la reunión de la coordinadora de jóvenes del arciprestazgo de Gandía.

4. El miércoles 25 de febrero comienza la cuaresma. Habrá dos misas durante el día: una a las seis de la tarde con los niños y otra a las 7.30 tarde.

5.  El viernes 27 de febrero a las 6 de la tarde en el templo parroquial será la primera confesión de los niños que comulgan este año.

6. El sábado 28 de febrero en la Parroquia de San Francesc de Cullera tendrá lugar una de las dos Jornadas para ministros extraordinarios de la Eucaristía y miembros de los Equipos de Liturgia. La otra será el sábado 7 de febrero y será en la Parroquia de San José de Gandía.


 














De no esperar que los difuntos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos; mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso.

2 Macabeos 12, 44-45



Del 23 de febrero al 1 de marzo de 2009

 



Lunes 23.  19.30 h.: En sufragio de: Jesús Morant y Ángeles López; José Antonio Cabanilles.

Martes 24. 19.00 h.: En sufragio de: Antonio Gómez Marchante

Miércoles 25. De ceniza.

18.00 h.: Con niños. Sin intención.

19.30 h.: Sin intención.

Jueves 26. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Gómez Marchante

Viernes 27. 19.30 h.: Sin intención.

Sábado 28. 1º de Cuaresma

18.00 h.: Con niños. Sin intención.

19.30 h.: En sufragio de: Luis Borrull.

21.00 h.: Sin intención

Domingo 1. 1º de Cuaresma

12.00 h. Pro Pópulo.