3 de febrero de 2024

Domingo 3 de febrero de 2024 - B

DOMINGO 5º DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B

 En una de las plegarias eucarísticas que proclamamos en nuestras reuniones dominicales, decimos que Jesucristo "anunció la salvación a los pobres, la liberación a los oprimidos y a los afligidos el consuelo". Y si sabemos leer el evangelio, veremos que esta salvación Cristo no lo reduce al espíritu, al "alma", sino que él lo quiere para todo el hombre y para todos los hombres.

Es lo que hemos leído en el evangelio de hoy. Jesús no dice a la suegra de Pedro: "resígnate y quédate con tu enfermedad". No: Jesucristo le da la mano y la levanta. Es el sentido de todas las curaciones que hallamos en el evangelio: Jesús, porque ama, libera del mal, de cualquier mal. Él comunica bien y libera del mal (lo combate), sin poner fronteras a su acción. Es lo que significa la constante unión que hallamos en el evangelio de Mc entre "curar muchos enfermos" y "expulsar muchos demonios".

En resumen podemos decir, que Jesús NO DEJA EL MUNDO TAL COMO ESTÁ. Lo quiere cambiar. Y no se limita al espíritu, sino que actúa en todo el hombre. Porque Jesús no ama a las "almas", sino a las personas, hombres y mujeres concretos (a la suegra de Pedro, por ejemplo).

+ Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,29-39.

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:

-Todo el mundo te busca.

El les respondió:
-Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Formación en la fe

 CAPÍTULO 7

LOS GESTOS LITURGICOS (II)

 

MANOS JUNTAS: Es señal de respeto y de oración. Es un gesto de humildad, y de actitud orante y confiada. Es el gesto más acomodado a la celebración litúrgica. Es la mejor postura a la hora de ir a comulgar.

 EXTENDER LAS MANOS Y ELEVAR A LA VEZ LOS BRAZOS: Son súplicas solemnes; oraciones, plegaria de la misa, paternóster, prefacio. Levantar y extender las manos al rezar expresa los sentimientos del alma que busca y espera el auxilio de lo alto. Hoy es un gesto reservado al ministro que celebra la santa misa.

EXTENDER Y VOLVER A JUNTAR LAS MANOS: Es el deseo del sacerdote de estrechar a la asamblea en un común abrazo de fraternidad, de recoger las intenciones y deseos de todos para ofrecérselos a Dios, y derramar sobre ellos las misericordias de Dios.

 MANOS QUE DAN Y RECIBEN LA PAZ: Las manos extendidas, abiertas y acogedoras simbolizan la actitud de un corazón pacífico y fraternal, que quiere comunicar algo personal y está dispuesto a acoger lo que se le ofrece. Cuando unas manos abiertas salen al encuentro de otras en idéntica actitud, se percibe el sentimiento profundo de un hermano que sale al encuentro de otro hermano, para ratificar, comunicar o restablecer la paz.

MANOS QUE RECIBEN EL CUERPO DEL SEÑOR: Las manos dispuestas para recibir la Santa Comunión han de ser signo de humildad, de pobreza, de espera, de disponibilidad y de confianza. Son signo de respeto y de acogida, pues el Pan eucarístico no se coge sino que se acoge, se recibe.

 SEÑAL DE LA CRUZ: Es el gesto más noble y el más frecuente y elocuente. No es un garabato, que termina besándose uno el dedo pulgar. Se produce de dos modos: sobre uno mismo, con los dedos extendidos de la mano derecha; o, cuando un sacerdote debe bendecir en nombre de Cristo, sobre las personas u objetos con la misma mano levemente encorvada. ¿Qué significa hacerse la señal de la cruz? Primero venerar la cruz redentora de Cristo. Segundo, sellar con ella nuestra persona cristiana y así fortalecerla para hacer el bien y evitar el mal. Esa señal comienza en la frente, para que Dios, con su Santa Cruz, nos quite los malos pensamientos y nos proteja los buenos. Después de la frente va al pecho para que nos quite los malos deseos del corazón y nos proteja los buenos. Y finalmente, nos envuelve de izquierda a derecha, para proteger del mal todo nuestro ser.

Rincón de oración

 ORAR  ES...

¿CUÁNDO SE DEBE ORAR?

Se debe orar siempre, en toda ocasión. Podríamos, incluso, afirmar que la vida del cristiano, es toda ella oración, si, en verdad, es una vida vivida para Dios y en relación a Él. Pero también podemos caer en el error de pensar que como toda acción, vivida desde la fe, es oración, no es necesario dedicar momentos para perderlos "a solas con el Señor".

Para un padre de familia no basta con que todo cuanto realiza lo haga por su mujer y sus hijos, será también básico que dedique tiempo a estar con su mujer y con sus hijos. Del mismo modo no basta con que nosotros lo hagamos todo por Dios, sino que también será elemental el que dediquemos tiempo a estar con Él.

Cada día debemos reservar unos momentos para la oración, para la intimidad con el Señor, para el sosiego espiritual. Este momento no surge si no está previsto, preparado. Fijemos para cada día nuestra cita con el Señor, y no faltemos a ella.

 ¿DÓNDE ORAR?

Lo más sencillo sería decir: "en cualquier sitio". Cualquier lugar es bueno para encontrarse con Dios, para la oración. Esto es cierto; podemos orar en el trabajo, en la fábrica, en el taller, en la universidad. Podemos encontrarnos con Dios en la calle, en el cine, en la fiesta, etc.

Pero también es verdad que no todos los lugares favorecen de la misma manera este encuentro con Jesucristo. La oración se puede hacer menos difícil si procuramos un ambiente adecuado. Lugar apropiado sería aquel que facilite la soledad, el silencio; un sitio donde no haya apenas elementos que desvíen la atención. La meditación y la contemplación pueden verse favorecidas cuando el sujeto se encuentra en un paraje natural: junto a un río, en una montaña alta, frente al mar, o cuando nos encontramos en una habitación desnuda de adornos, o frente a la luz tenue de una vela, etc. Nunca olvidemos que un lugar privilegiado será siempre delante del sagrario, donde Cristo está realmente presente en el sacramento de la Eucaristía, por eso es tan importante ante él crear un clima de silencio.

 Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Tiempo de Cuaresma

El próximo día 14 comenzamos el tiempo de Cuaresma con el Miércoles de Ceniza. Comenzamos este tiempo “fuerte” de Cuaresma-Pascua-Pentecostés. Así, el tiempo Ordinario queda interrumpido y vuelve a retomarse después de Pentecostés.

 El ejemplo de los Santos

+ 6 de Febrero: San Pablo Miki y compañeros mártires:  “Yo declaro que perdono al jefe de la nación que dio la orden de crucificarnos, y a todos los que han contribuido a nuestro martirio”.

 


El primero que llevó el anuncio de la fe cristiana a Japón fue San Francisco Javier, quien trabajó allí de 1549 a 1551. Más tarde fue catequista jesuita un joven llamado Pablo Miki, nacido entre los años 1564 y 1566, de una rica familia de Kyoto. En 1587 el emperador, que se propuso la conquista de Corea, cambió su actitud benévola para con los cristianos y publicó un decreto de expulsión de los misioneros extranjeros.
La orden se cumplió en parte: algunos misioneros permanecieron en el país de incógnito. El 9 de diciembre fueron arrestados seis franciscanos, tres jesuitas y quince laicos terciarios franciscanos, a los que se les añadieron después otros dos, que eran catequistas.
Los 26 fueron llevados de Meaco a Nagasaki, donde fueron crucificados en una colina el 5 de febrero de 1597. Despertaron gran conmoción las palabras de perdón y de testimonio evangélico pronunciadas por Pablo Miki desde la cruz, y la serenidad y valentía que demostraron Luis Ibaraki (de 11 años), Antonio (de trece) y Tomás Cosaki (de catorce), que murieron cantando el salmo: “Laudate, pueri, Dominum...” 

  


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