1 de febrero de 2020


2 de febrero de 2020

FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

        

 

     Queridos hermanos:

Celebramos este domingo la Fiesta de la Presentación del Señor. La popularmente llamada “Candelaria”. La Tradición Oriental llamaba a esta Fiesta la Fiesta del Encuentro. El Encuentro del Señor con el pueblo fiel. Y así ocurre. Dos jóvenes, María y José, llevan a un niño. Y se encuentran con dos ancianos, Simeón y Ana, que estaban esperando la Venida del Señor. Es un Encuentro gozoso y lleno de significado. El Papa precisamente nos está continuamente invitando a crear la cultura del Encuentro. ¿Qué hace falta para ello? Detenerse. Es lo que hacen José y María. Se detienen ante estos dos ancianos. Y les dan tiempo escuchando con paciencia y atención lo que les están diciendo del niño. Si vemos María y José no hablan. Están en silencio. Más bien escuchan. Esto nos habla del dominio que tenían de sí mismos, de su silencio interior para escuchar sin ruidos en el corazón o en la mente. También nos habla de su despojo de toda prisa, dejando a un lado las propias necesidades y urgencias, dejando espacio al otro. Simeón y Ana se fueron con la sensación de haber sido escuchados y que se les ha dado importancia (cf. Francisco. Amoris Laetitiae nº 137-138).

José y María llevan en sus brazos al que crea la cultura del encuentro, al que deja espacios de comunión, de caridad, de acogida, de integración. Y facilitan esta tarea. No son expectadores de lo que ocurre, en su corazón está la capacidad que hace posible la proximidad (cf. Francisco. Evangelii Gaudium nº 171). Pido al Señor una parroquia como la Sagrada Familia de Nazaret, como María y José que dejan que Jesús sea puesto en manos de otro, Que haga de nuestra parroquia un “desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación.” (cf. Idem nº 87). Que la Sagrada Familia nos saque de la esclavitud del aislamiento en la propia familia, la propia comunidad, el propio grupo, incluso de la propia parroquia. Que nos ayuda a vivir un cristianismo cuerpo a cuerpo, cara a cara: “El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. (…) El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura.” (Idem nº 88). Pero Simeón y Ana, sobre todo, se fueron con la experiencia de haberse encontrado con el Salvador. Que el Señor nos conceda el encuentro personal, diario y renovado con Jesucristo o al menos, dejarnos encontrar por él. (cf. Idem nº 3).

Jesús, vuestro párroco


+ Lectura del Evangelio según san Lucas 2,22-40



Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

–«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre:

–«Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.

El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor

 



529    La Presentación de Jesús en el templo (cf.Lc 2, 22-39) lo muestra como el Primogénito que pertenece al Señor (cf. Ex 13,2.12-13). Con Simeón y Ana toda la expectación de Israel es la que viene al Encuentro de su Salvador (la tradición bizantina llama así a este acontecimiento). Jesús es reconocido como el Mesías tan esperado, "luz de las naciones" y "gloria de Israel", pero también "signo de contradicción". La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado "ante todos los pueblos".


 
 


EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA



“La liturgia de hoy nos muestra a Jesús que va al encuentro de su pueblo. Es la fiesta del encuentro: la novedad del Niño se encuentra con la tradición del templo; la promesa halla su cumplimiento; María y José, jóvenes, encuentran a Simeón y Ana, ancianos. Todo se encuentra, en definitiva, cuando llega Jesús.

¿Qué nos enseña esto? En primer lugar, que también nosotros estamos llamados a recibir a Jesús que viene a nuestro encuentro. Encontrarlo: al Dios de la vida hay que encontrarlo cada día de nuestra existencia; no de vez en cuando, sino todos los días. Seguir a Jesús no es una decisión que se toma de una vez por todas, es una elección cotidiana. Y al Señor no se le encuentra virtualmente, sino directamente, descubriéndolo en la vida, en lo concreto de la vida. De lo contrario, Jesús se convierte en un hermoso recuerdo del pasado. Pero cuando lo acogemos como el Señor de la vida, el centro de todo, el corazón palpitante de todas las cosas, entonces él vive y revive en nosotros. Y nos sucede lo mismo que pasó en el templo: alrededor de él todo se encuentra, la vida se vuelve armoniosa. Con Jesús hallamos el ánimo para seguir adelante y la fuerza para estar firmes. El encuentro con el Señor es la fuente. Por tanto, es importante volver a las fuentes: retornar con la memoria a los encuentros decisivos que hemos tenido con él, reavivar el primer amor, tal vez escribir nuestra historia de amor con el Señor. Le hará bien a nuestra vida consagrada, para que no se convierta en un tiempo que pasa, sino que sea tiempo de encuentro.

Si recordamos nuestro encuentro decisivo con el Señor, nos damos cuenta de que no surgió como un asunto privado entre Dios y nosotros. No, germinó en el pueblo creyente, en medio de tantos hermanos y hermanas, en tiempos y lugares precisos. El Evangelio nos lo dice, mostrando cómo el encuentro tiene lugar en el pueblo de Dios, en su historia concreta, en sus tradiciones vivas: en el templo, según la Ley, en clima de profecía, con los jóvenes y los ancianos juntos (cf. Lc 2,25-28.34). Lo mismo en la vida consagrada: germina y florece en la Iglesia; si se aísla, se marchita. Madura cuando los jóvenes y los ancianos caminan juntos, cuando los jóvenes encuentran las raíces y los ancianos reciben los frutos. En cambio, se estanca cuando se camina solo, cuando se queda fijo en el pasado o se precipita hacia adelante para intentar sobrevivir. Hoy, fiesta del encuentro, pidamos la gracia de redescubrir al Señor vivo en el pueblo creyente, y de hacer que el carisma recibido se encuentre con la gracia de hoy.

El Evangelio también nos dice que el encuentro de Dios con su pueblo tiene un principio y una meta. Se parte de la llamada al templo y se llega a la visión en el templo. La llamada es doble. Hay una primera llamada «según la Ley» (v. 22). Es la de José y María, que van al templo para cumplir lo que la ley prescribe. El texto lo subraya casi como un estribillo, cuatro veces (cf. vv. 22.23.24.27). (…) Luego hay una segunda llamada, según el Espíritu. Es la de Simeón y Ana. También esta está resaltada con insistencia: tres veces, refiriéndose a Simeón, se habla del Espíritu Santo (cf. vv. 25.26.27) y concluye con la profetisa Ana que, inspirada, alaba a Dios (cf. v. 38). Dos jóvenes van presurosos al templo llamados por la Ley; dos ancianos movidos por el Espíritu. Esta doble llamada, de la Ley y del Espíritu, ¿qué nos enseña para nuestra vida espiritual y nuestra vida consagrada? Que todos estamos llamados a una doble obediencia: a la ley —en el sentido de lo que da orden bueno a la vida—, y al Espíritu, que hace todo nuevo en la vida. Así es como nace el encuentro con el Señor: el Espíritu revela al Señor, pero para recibirlo es necesaria la constancia fiel de cada día. Sin una vida ordenada, incluso los carismas más grandes no dan fruto. Por otro lado, las mejores reglas no son suficientes sin la novedad del Espíritu: la ley y el Espíritu van juntos. (…) Dios nos llama a que lo encontremos a través de la fidelidad en las cosas concretas —a Dios se le encuentra siempre en lo concreto—: oración diaria, la misa, la confesión, una caridad verdadera, la Palabra de Dios de cada día, la proximidad, sobre todo a los más necesitados, en el cuerpo o en el espíritu. Son cosas concretas, como en la vida consagrada la obediencia al Superior y a las Reglas. Si esta ley se practica con amor —con amor—, el Espíritu viene y trae la sorpresa de Dios.” (Francisco. Homilía. 2-2-2019).


 



María, Madre de Dios, madre de esperanza, sostennos en los momentos de oscuridad, de dificultad, de desaliento, de aparente fracaso o de auténticas derrotas humanas. María, esperanza nuestra, ayúdanos a hacer de nuestra vida una ofrenda agradable al Padre celestial, y un don gozoso para nuestros hermanos, una actitud que mira siempre al mañana.
María, enséñanos a cantar contigo las maravillas que el Señor realiza en nosotros, en tantos hijos e hijas tuyos y a manifestar a todos que nuestra condición es la de pueblo consagrado a aquel que nos ha redimido, tu Hijo Jesucristo.
María, madre de la esperanza en medio de esta comunidad de discípulos tan frágiles, ayúdanos con tu intercesión a confiar que la Iglesia crecerá y cumplirá su misión de llevar el Evangelio al mundo entero y que el Reino de tu Hijo Jesucristo no tendrá fin.
María, Madre nuestra, desde el Cielo continúa alentando nuestra esperanza, bendice y ayuda a los que son especialmente consagrados, para que también participen de la misión de llevar esperanza a un mundo sufriente, pues jamás se ha oído decir que hayas abandonado a ninguno de cuantos han acudido a tu amparo, reclamado tu protección e implorado tu auxilio.





 
Coste total del 1er ventanal: 880 €.
Ha habido un donativo de 300 €
y dos donativos de 20 €: 340 €: 
Recaudado hasta hoy 945 €.
¡¡¡¡¡PAGADO EL PRIMER VENTANAL!!!!!
Iniciamos recogida de donativos para el 2º ventanal.
Presupuesto 650 €.
Sobrante primer ventanal 65 €.
Donativos en BANKIA
ES83-2038-6230-7530-0042-0970




1. Catequesis para jóvenes y adultos: Te invitamos a estas catequesis. Son los martes y jueves a las 8.30 noche, entrando por la calle Ciudad de Laval 29. Habrá servicio de guardería para los que tengan necesidad.

2. Cursillos prematrimoniales: El lunes 3 de febrero a las 9.00 noche comenzarán los cursillos prematrimoniales en la parroquia de Cristo Rey de Gandía. Continuarán los lunes y jueves durante diez sesiones.

3. Última sesión del curso para profesores, padres, catequistas educadores. Lunes 3 de febrero a las 20.30 h. en el templo parroquial.

4. Curso básico de voluntariado de Cáritas: 6 sesiones del mes de febrero: 3, 5, 10, 12, 17 y 19 y una sesión de valoración del trabajo realizado en el mes de octubre.

Las sesiones serán de 18.30 a 20.00 h.

Es imprescindible la inscripción previa:

E-mail: caritasinterparroquial.gandia@gmail.com

Teléfonos: 962873364 / 600454258 (whatsapp)

5. El sábado y domingo que viene la colecta irá destinada a Manos Unidas, en su lucha contra el hambre en el Mundo.








Lunes 3. San Blas, Ob. y Mart. San Oscar, Ob. 19.30 h.: En sufragio de:Rogelio Roselló.
Martes 4. 19.30 h.: En sufragio de:Octavio Monllor Colomina.
Miércoles 5. Sta. Águeda Vir. Y Mart. 19.30 h.: Sin intención.
Jueves 6. Stos. Pablo Miki y compañeros. 19.30 h.: Sin intención.
Viernes 7. 19.30 h.: En sufragio de:Ricardo Sánchez López.
Sábado 8. San Jerónimo Emiliano, Sta. Josefa Bakhita.
Por la tarde: DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO.
18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Dif. fam. García - Estrúch
19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova.
21.00 h.: Sin intención.
Domingo 9. DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO.
10.00 h.: Sin intención.
11.30 h.: Pro Pópulo.
19.30 h.: Sin intención.








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