4 de mayo de 2018

Domingo 6 de mayo de 2018. 6 PASCUA B.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com




Domingo 6 de Mayo de 2018


                  Queridos hermanos:
El amor y la alegría son dos frutos de estar unidos a Jesús, de estar unidos al amor que el Padre tiene a Jesús, de dejarnos alimentar por la savia del Espíritu Santo. Dos frutos del trato de amistad con Jesús, «tratando de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama». (Santa Teresa de Jesús. Libro de la Vida, 8, 5). Dos frutos de recibir las confidencias que Jesús ha recibido del Padre. Dos frutos de la elección de Jesús y de la oración, sobre todo, de la Eucaristía.
Estos grandes tesoros, el amor y la alegría, no son dos bienes inalcanzables, reservados a unos pocos. Jesucristo quiere que sean nuestros, vida de nuestra vida. Por eso no se los ha reservado. Para ello hace falta permanecer en Jesús, en la Vid, en su amor. Huyendo de toda suficiencia para el amor o la alegría. No somos la fuente del amor y la alegría. Sin Jesús se nos seca el amor y la alegría. No somos capaces por nosotros mismos de estar siempre alegres (cf. Flp 4,4) ni de amar como Él nos amó. Por eso Jesús insiste tanto en permanecer en este amor, permanecer en la Vid (v. 4.5.6.7.9.10).
Y estos dos frutos han de crecer: la alegría ha de llegar a plenitud (v. 11). El amor, cuya fuente es el Padre, el manantial es Jesús, y el agua viva el Espíritu Santo, ese amor en nosotros, ha de hacerse también “más grande” (v. 13), y llegar a “la anchura y la longitud, la altura y la profundidad” (Ef 3,18) de este amor.
Este amor y esta alegría son frutos para ofrecer cada día con obras concretas de amor y alegría a tantos que están en la tristeza, la indiferencia, el rencor o el odio. San Juan de la Cruz en una carta dirigida a una religiosa meses antes de morir dice así: “…adonde no hay amor, ponga amor, y sacará amor” (Carta a la Madre María de la Encarnación, en Segovia. Madrid, 6 de julio de 1591).
Esta frase “adonde no hay amor, ponga amor, y sacará amor” bien podríamos decir adonde no hay alegría, ponga alegría, y sacará alegría. O también, teniendo en cuenta que la alegría y el amor son frutos de estar unidos a Jesús, adonde no hay Cristo, ponga a Cristo, y sacará a Cristo.
Como tantos santos, estamos llamados a «vivir el momento presente colmándolo de amor» (Francisco. Gaudete et Exsultate 17). Unidos a Cristo “que cada instante sea expresión de amor entregado bajo la mirada del Señor.” (Idem 31). En este mandato del amor, Jesús no nos ha entregado un precepto más. Nos ha entregado unos rostros a los que mirar y amar y en los que encontrar el rostro de Cristo (cf GE 61). Nos ha elegido para ser su amor y su alegría en el mundo.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
   Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»
Palabra del Señor.
Los frutos de la comunión eucarística

1391         La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús.

1394         Como el alimento corporal sirve para restaurar la pérdida de fuerzas, la Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales. Dándose a nosotros, Cristo reaviva nuestro amor y nos hace capaces de romper los lazos desordenados con las criaturas y de arraigarnos en él.

1396         La unidad del Cuerpo místico: La Eucaristía hace la Iglesia. Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo los une a todos los fieles en un solo cuerpo: la Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo (cf 1 Co 12,13). La Eucaristía realiza esta llamada.

Porque Cristo murió por nuestro amor, cuando hacemos conmemoración de su muerte en nuestro sacrificio, pedimos que venga el Espíritu Santo y nos comunique el amor; suplicamos fervorosamente que aquel mismo amor que impulsó a Cristo a dejarse crucificar por nosotros sea infundido por el Espíritu Santo en nuestro propios corazones, con objeto de que consideremos al mundo como crucificado para nosotros, y sepamos vivir crucificados para el mundo...y, llenos de caridad, muertos para el pecado vivamos para Dios (S. Fulgencio de Ruspe).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“El Evangelio de hoy —san Juan, capítulo 15— nos vuelve a llevar al Cenáculo, donde escuchamos el mandamiento nuevo de Jesús. Dice así: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado» (v. 12). Y, pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente, añade: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando» (vv. 13-14). Estas palabras, pronunciadas durante la última Cena, resumen todo el mensaje de Jesús; es más, resumen todo lo que Él hizo: Jesús dio la vida por sus amigos. Amigos que no lo habían comprendido, que en el momento crucial lo abandonaron, traicionaron y renegaron. Esto nos dice que Él nos ama aun sin ser merecedores de su amor: ¡así nos ama Jesús!
De este modo, Jesús nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que permanece siempre como algo abstracto o exterior a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo, porque Él, en primer lugar, lo realizó, le dio carne, y así la ley del amor se escribe una vez para siempre en el corazón del hombre (cf. Jer 31, 33). Y ¿cómo está escrita? Está escrita con el fuego del Espíritu Santo. Y con este mismo Espíritu, que Jesús nos da, podemos caminar también nosotros por este camino.
Es un camino concreto, un camino que nos conduce a salir de nosotros mismos para ir hacia los demás. Jesús nos mostró que el amor de Dios se realiza en el amor al prójimo. Ambos van juntos. Las páginas del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores han tenido acogida en el corazón de Cristo.
Por lo tanto, esta Palabra del Señor nos llama a amarnos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos y no siempre estamos de acuerdo… pero es precisamente allí donde se ve el amor cristiano. Un amor que también se manifiesta si existen diferencias de opinión o de carácter, ¡pero el amor es más grande que estas diferencias! Este es el amor que nos ha enseñado Jesús. Es un amor nuevo porque lo renueva Jesús y su Espíritu. Es un amor redimido, liberado del egoísmo. Un amor que da alegría a nuestro corazón, como dice Jesús mismo: «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» (v. 11).
Es precisamente el amor de Cristo, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones, el que realiza cada día prodigios en la Iglesia y en el mundo. Son muchos los pequeños y grandes gestos que obedecen al mandamiento del Señor: «Que os améis unos a otros, como yo os he amado» (cf. Jn15, 12). Gestos pequeños, de todos los días, gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona sola y con dificultades, sin casa, sin trabajo, inmigrante, refugiada… Gracias a la fuerza de esta Palabra de Cristo, cada uno de nosotros puede hacerse prójimo del hermano y la hermana que encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad. En estos gestos se manifiesta el amor que Cristo nos enseñó.
Que en esto nos ayude nuestra Madre Santísima, para que en la vida cotidiana de cada uno de nosotros el amor de Dios y el amor del prójimo estén siempre unidos.” (Francisco. Regina Coeli. 10-5-2015).

GAUDETE ET EXSULTATE

Te podrías preguntar:
¿Pero yo
                            también
                                            puedo ser
                                                          santo?
Deja que te responda el Papa:

“Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración. No es así.

Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra.

¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega.

¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia.

¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos.

¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús.

¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales.” (GE 14).

Deja que la gracia de tu Bautismo
fructifique en un camino de santidad. (GE 15).
Señor, Tú nos bendices con el don de la familia. Te damos gracias por el amor, la fuerza y el consuelo que las familias dan al enfermo.
Vuelve hacia ellas tu mirada y protégelas cada día.
Haz que este momento doloroso sirva para unirlas, para que sus miembros se preocupen más unos de otros y sean capaces de manifestar más abiertamente su amor mutuo y su fe en Ti.
Señor, acompáñalas en su camino y bendícelas con tu gracia para que sientan tu cercanía y tu ayuda mientras cuidan a sus enfermos, y sufren y gozan con ellos. Amén.
En este VI domingo de Pascua la Iglesia española nos invita a celebrar la Pascua del Enfermo. Una celebración que pone fin a la Campaña del enfermo, iniciada el 11 de febrero con la Jornada Mundial. El tema de esta Campaña es “Acompañar a la familia en la enfermedad”. Todos vivimos en el marco de una familia, y cuando un miembro enferma, enferma toda la familia. En esta situación tan delicada y significativa la Iglesia tiene que estar volcada con la familia que sufre, especialmente con aquellas familias que forman parte de la comunidad parroquial, tratando de acompañar, aliviar, y crear las condiciones para que les resulte menos doloroso y difícil.
En nuestra parroquia celebraremos la Pascua del enfermo en la misa de 11.30 h. con la celebración comunitaria de la unción de enfermos.
¿Quienes han de recibir la Unción de Enfermos y cuando?
Las personas que estén gravemente enfermas; quienes van a someterse a una operación grave en breve; aquellos ancianos que presentan limitaciones severas o bien las manifestaciones de un envejecimiento acelerado o fruto de una enfermedad; los enfermos graves que han perdido el conocimiento, y de quienes puede suponerse que pedirían el sacramento si pudieran; los niños enfermos graves si comprenden el significado de este sacramento. Invitamos a los fieles a comunicarnos acerca de aquellas personas que pudieran recibir este hermoso sacramento.
Para celebrar esta fiesta, rogamos a los de jóvenes que colaboren con el equipo de pastoral de la salud.
1. Durante varios domingos se están realizando encuentros de oración y predicación de la Buena Noticia llamados Misión en las Plazas con el Papa Francisco. Se realiza esta misión en las principales ciudades de Europa. Último domingo 6 de mayo en el Parque San Pere.
2. De lunes a viernes a las 10.00 h.: oración de la mañana con exposición del Santísimo Sacramento.
3. El viernes 11 de mayo exposición con el Santísimo Sacramento desde las 16.30 h.
4. SEMANA DE LA VIDA: Domingo 6 de mayo a las 17.30 h. en los locales parroquiales de San Francisco de Borja de Gandía Película sobre el tema y coloquio.
5. Campamento interparroquial: del 2 al 8 de julio en el Campamento San Juan Pablo II de Siete Aguas. Ya están los folletos a su disposición. Para la solicitud de becas para el campamento rogamos se hagan antes de final del mes de mayo.
6. Comenzamos la campaña de recogida para la reforma de los ventanales que quedaron por reformar cuando se puso el aire acondicionado en el templo. Coste alrededor de 1.500 €.
7. En este mes de mayo hemos enviado una capillita en honor a la Virgen de los Desamparados para que pase por las casas, junto con un hoja con oraciones dirigidas a la Virgen María. Pueden solicitar el paso por su casa en despacho o sacristía.
8. El sábado 12 de mayo a las 16.45 h. habrá reunión con los padres  cuyos hijos están en el segundo curso de la catequesis Jesús es el Señor.
9. Fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Madre de los Desamparados en la Colegiata de Gandía. Novenario: del 3 al 11 de mayo a las 19.00 h. Misa Solemne: domingo 13 de mayo a las 12.30 h. en la Insigne Colegiata. 20.00 h. Solemne Procesión.
Del 7 al 13 de mayo de 2018

Lunes 7. 19.30 h.: Sin intención. 
Martes 8. La Virgen María, Madre de las Gracias. Propio diocesano. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova. 
Miércoles 9. 19.30 h.: Sin intención. 
Jueves 10. Fiesta de San Juan de Ávila, presbítero y doctor. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 11. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 12. Por la mañana: Fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Madre de los Desamparados.
Por la tarde: Solemnidad de la Ascensión del Señor. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: En sufragio de: Antonio Polvoreda y dif. fam.
Domingo 13. Solemnidad de la Ascensión del Señor. 10.00 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Llorca-Todolí. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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