28 de octubre de 2017

Domingo 29 de Octubre de 2017. 30 TO A.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com



Domingo 29 de Octubre de 2017


              Queridos hermanos:
El amor es una respuesta. Porque se nos ha dado el amor, se nos ha revelado el amor, podemos amar. El amor no es que nosotros amemos, no es que nosotros hayamos amado (cf. 1 Jn 4,10). El amor consiste en que Él nos amó y nos envió a su Hijo (1 Jn 4,10). Él nos amó primero (1 Jn 4,19). El amor que nosotros tenemos es una respuesta. Utilicemos otra imagen: el amor que nosotros tenemos a Dios o a los demás es un reflejo de su luz. Igual que la Luna refleja la luz del Sol. La luna no tiene luz propia. Otra imagen: nosotros somos la lámpara que tiene dentro una luz que no proviene de Él. La han encendido en su corazón. Y esa lámpara irradia la luz que se ha colocado en el corazón para hacer brillar su luz. “El mismo Dios que dijo: “De las tinieblas brille la luz”, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar el conocimiento de la gloria de Dios que está en la faz de Cristo.” (2 Co 4,6). Esta luz no viene de nosotros. Viene de Dios. (cf. 2 Co 4,7).
El amor es una respuesta al amor. Decía el Papa Benedicto XVI: “el israelita creyente reza cada día con las palabras del Libro del Deuteronomio que, como bien sabe, compendian el núcleo de su existencia: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas» (6, 4-5).
Jesús, haciendo de ambos un único precepto, ha unido este mandamiento del amor a Dios con el del amor al prójimo, contenido en el Libro del Levítico: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (19, 18; cf. Mc 12, 29- 31). Y, puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4, 10), ahora el amor ya no es sólo un «mandamiento», sino la respuesta al don del amor, con el cual viene a nuestro encuentro. (Deus Caritas Est 1).
Así se entiende que Jesús hablara que para conocerse era conveniente ver los frutos: “por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,16). Es decir, por la respuesta que da el árbol se sabe qué árbol es: si da espinas, si da uvas, si da higos… (Mt 7, 16-20). Nuestras respuestas son los frutos. Son respuestas a lo que recibimos o rechazamos. Jesucristo ha venido a revelar y sembrar en nuestros corazones su amor, el don de su Espíritu Santo. Para ser sarmientos unidos a la vid y dar el fruto dulce de la caridad, del amor a Dios y al prójimo. Y amarlos como nos dice el Señor Jesús. No queremos amar a Dios y amar a los demás sin Jesucristo. No queremos dar uvas sin estar unidos a la Vid, a Jesucristo y a su Iglesia. Sería un engaño robarle el fruto al que lo sembró, robarle la luz al que la infundió en nuestros corazones. Por Cristo, con Cristo y en Cristo queremos dar la respuesta de amor a Dios y al prójimo. Amar a Jesucristo nos lleva a amar a Dios y a amar a los hermanos, que son Jesucristo para nosotros.
Jesús, vuestro párroco
Lectura del santo evangelio según san Mateo          22, 34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús habla hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
- «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»
Él le dijo:  - “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»
Palabra del Señor.
 
EL EVANGELIO COMENTADO
POR EL PAPA FRANCISCO
El Evangelio de hoy nos recuerda que toda la Ley divina se resume en el amor a Dios y al prójimo. El evangelista Mateo relata que algunos fariseos se pusieron de acuerdo para poner a prueba a Jesús (cf. 22, 34-35). Uno de ellos, un doctor de la ley, le hizo esta pregunta: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?» (v. 36). Jesús, citando el libro del Deuteronomio, le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este mandamiento es el principal y primero» (vv. 37-38). Y hubiese podido detenerse aquí. En cambio, Jesús añadió algo que no le había preguntado el doctor de la ley. Dijo: «El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (v. 39). Tampoco este segundo mandamiento Jesús lo inventa, sino que lo toma del libro del Levítico. Su novedad consiste precisamente en poner juntos estos dos mandamientos —el amor a Dios y el amor al prójimo— revelando que ellos son inseparables y complementarios, son las dos caras de una misma medalla. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo y no se puede amar al prójimo sin amar a Dios. El Papa Benedicto nos dejó un bellísimo comentario al respecto en su primera encíclica Deus caritas est, (nn. 16-18).
En efecto, el signo visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo y a los demás, a su familia, el amor de Dios es el amor a los hermanos. El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es el primero no porque está en la cima de la lista de los mandamientos. Jesús no lo puso en el vértice, sino en el centro, porque es el corazón desde el cual todo debe partir y al cual todo debe regresar y hacer referencia.
Ya en el Antiguo Testamento la exigencia de ser santos, a imagen de Dios que es santo, comprendía también el deber de hacerse cargo de las personas más débiles, como el extranjero, el huérfano, la viuda (cf. Ex 22, 20-26). Jesús conduce hacia su realización esta ley de alianza, Él que une en sí mismo, en su carne, la divinidad y la humanidad, en un único misterio de amor.
Ahora, a la luz de esta palabra de Jesús, el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. Ya no podemos separar la vida religiosa, la vida de piedad del servicio a los hermanos, a aquellos hermanos concretos que encontramos. No podemos ya dividir la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de la proximidad a su vida, especialmente a sus heridas. Recordad esto: el amor es la medida de la fe. ¿Cuánto amas tú? Y cada uno se da la respuesta. ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor.
En medio de la tupida selva de preceptos y prescripciones —a los legalismos de ayer y de hoy— Jesús abre una brecha que permite distinguir dos rostros: el rostro del Padre y el del hermano. No nos entrega dos fórmulas o dos preceptos: no son preceptos y fórmulas; nos entrega dos rostros, es más, un solo rostro, el de Dios que se refleja en muchos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen misma de Dios. Y deberíamos preguntarnos, cuando encontramos a uno de estos hermanos, si somos capaces de reconocer en él el rostro de Dios: ¿somos capaces de hacer esto?
De este modo Jesús ofrece a cada hombre el criterio fundamental sobre el cual edificar la propia vida. Pero Él, sobre todo, nos donó el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como Él, con corazón libre y generoso. Por intercesión de María, nuestra Madre, abrámonos para acoger este don del amor, para caminar siempre en esta ley de los dos rostros, que son un rostro solo: la ley del amor.” (Francisco. Ángelus. 26 de octubre de 2014).
                  La caridad
1822         La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.

1823         Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo (cf Jn 13,34). Amando a los suyos "hasta el fin" (Jn 13,1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: "Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor" (Jn 15,9). Y también: "Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado" (Jn 15,12).

1824  Fruto del Espíritu y plenitud de la ley, la caridad guarda los mandamientos de Dios y de Cristo: "Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor" (Jn 15,9-10; cf Mt 22,40; Rm 13,8-10).

1825  Cristo murió por amor a nosotros cuando éramos todavía enemigos (cf Rm 5,10). El Señor nos pide que amemos como él hasta nuestros enemigos (cf Mt 5,44), que nos hagamos prójimos del más lejano (cf Lc 10,27-37), que amemos a los niños (cf Mc 9,37) y a los pobres como a él mismo (cf Mt 25,40.45).

  El apóstol S. Pablo ofrece una descripción incomparable de la caridad: "La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta (1 Co 13,4-7).

1826  "Si no tengo caridad -dice también el apóstol- nada soy...". Y todo lo que es privilegio, servicio, virtud misma..."si no tengo caridad, nada me aprovecha" (1 Co 13,1-4). La caridad es superior a todas las virtudes. Es la primera de las virtudes teologales: "Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad" (1 Co 13,13).

1827  El ejercicio de todas las virtudes está animado e inspirado por la caridad. Esta es "el vínculo de la perfección" (Col 3,14); es la forma de las virtudes; las articula y las ordena entre sí; es fuente y término de su práctica cristiana. La caridad asegura y purifica nuestra facultad humana de amar. La eleva a la perfección sobrenatural del amor divino.

2055  Cuando le hacen la pregunta "¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?" (Mt 22,36), Jesús responde: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas" (Mt 22,37-40; cf Dt 6,5; Lv 19,18). El Decálogo debe ser interpretado a la luz de este doble y único mandamiento de la caridad, plenitud de la Ley:
  En efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud (Rm 13,9-10).

2083.  Jesús resumió los deberes del hombre para con Dios en estas palabras: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente" (Mt 22,37; cf Lc 10,27: "...y con todas tus fuerzas"). Estas palabras siguen inmediatamente a la llamada solemne: "Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor" (Dt 6,4).
  Dios amó primero. El amor del Dios Único es recordado en la primera de las "diez palabras". Los mandamientos explicitan a continuación la respuesta de amor que el hombre está llamado a dar a su Dios.
Santa María, Madre de Dios, tú has dado al mundo la verdadera luz, Jesús, tu Hijo, el Hijo de Dios. Te has entregado por completo a la llamada de Dios y te has convertido así en fuente de la bondad que mana de Él.
Muéstranos a Jesús. Guíanos hacia Él. Enséñanos a conocerlo y amarlo, para que también nosotros podamos llegar a ser capaces de un verdadero amor y ser fuentes de agua viva en medio de un mundo sediento. (Benedicto XVI. Oración final encíclica Deus Caritas Est).

1. En la colecta del Domund del pasado domingo se recaudaron 1.072 €. Todavía se puede aportar algún donativo para las misiones.
2. El próximo 4 de noviembre a las 11.00 h., será la presentación oficial del Itinerario Diocesano de Formación (IDF)
A cargo del obispo auxiliar monseñor Javier Salinas, en el Seminario de Moncada. Para obtener más información sobre el IDF y sus materiales se puede consultar la web de la Vicaría para la Evangelización y Transmisión de la Fe.
3. YA ESTÁ A SU DISPOSICIÓN EL EVANGELIO 2018, el calendario parroquial Y LIBRETAS PARA APUNTES.
4. Recuerden que en la madrugada del sábado 28 al domingo 29 cambia la hora: Se retrasa una hora. A las tres serán las dos.
5. La semana que viene es la solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles difuntos. Habrá horario especial de misas. Puede encargar las misas para las diversas horas y rezar por todos los fieles difuntos. También se hará el IV Festival Holywins con los niños. Holywins significa LO SANTO VENCE. Todos los niños y padres que quieran  participar tendrán que disfrazarse de algún santo. Al finalizar  tendremos una merienda en los locales parroquiales compartiendo algunos dulces. Recordad: Miércoles 1 de Noviembre a las 17.00 h. la acogida para vestirse y a las 17.30 h. el inicio del Festival. Animo y celebremos esta fiesta con Alegría.
6. Inicio de curso Buen Pastor: sábado 5 de noviembre de 11.30 h. a 13.00 h. Jesús es el Señor es lo sábados a las 16.30 h. y Anatolé los viernes a las 18.00 h.
Del 30 de octubre al 5 de noviembre de 2017
Lunes 29.  19.30 h.: En sufragio de: María Jesús Ruiz; Víctor Ferragut; Ana Tulia Ramírez Medina; Juan Escrivá. 
Martes 30. Por la tarde: Solemnidad de todos los Santos. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Ana Tulia Ramírez Medina; Juan Escrivá; Juanita Saez. 
Miércoles 1. Solemnidad de todos los Santos. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención. 
Jueves 2. Conmemoración de todos los fieles difuntos. 10.00 h.: Sin intención. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Dif. Fam. Ferrer-Puig. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 3. San Martín de Porres, religioso. 19.30 h.: En sufragio de: Isabel Terrades y Petri Martínez. 
Sábado 4. Por la mañana: San Carlos Borromeo. Por la tarde: Domingo XXXI del Tiempo Ordinario. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Dif. Fam. García –Estruch. 19.30 h.: En sufragio de: Clemente Jesús Serrano Serrano y Ana Montblanc. 21.00 h.: Sin intención. 
Domingo 5. Domingo XXXI del Tiempo Ordinario. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

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