23 de septiembre de 2009

Antes de empezar (escritos de San Francisco de Borja)

z_francisco_borja1Con ocasión de la celebración del V aniversario del nacimiento de San Francisco de Borja, queremos también desde la Parroquia realizar algunas acciones orientadas a vivir de una forma nueva y santa el Jubileo de nuestro patrón. Una de entre las programadas es la que hoy se inicia: el acercamiento a la obra literaria del santo Duque.

Para este propósito no se aspira el realizar un análisis exhaustivo y total de su producción, sino el mostrar parte de sus escritos algunos de los cuales publicó él en vida, para así poder participar de las gracias que el Señor nos quiere ofrecer por su medio. El modo para hacerlo será el publicar pequeñas obras suyas o fragmentos de otras más extensas.

La producción literaria de San francisco de Borja es considerable, puesto que su labor como escritor se extiende a lo largo de toda su vida. Desde lo que solemos llamar su conversión hasta los últimos tiempos de su generalato, destacamos para nuestro interés por la abundancia de escritos referidos a los distintos estados en la vida (gobernantes, caballeros, casados, religiosos, etc.), el momento central que comprende sus renuncias a títulos, su ordenación de sacerdote, con el vestido público de la sotana: ¡qué escándalo resultó ver así al preferido del Emperador!…image En cuanto a los temas por él tratados, es obvio que son un reflejo de su espiritualidad personal, insistiendo en los principios que para él son más fundamentales, explana aquellos sentimientos que a él más le mueven, recomienda aquella prácticas que le son familiares.

Por eso no es de extrañar que uno de sus temas preferidos sea el del conocimiento propio. Su primer biógrafo nos dice que el Santo dedicaba cada día dos horas al ejercicio del propio conocimiento. De hecho lo recomendaba a los otros, persuadido de que “la mayor fuerza que tenemos está en el conocimiento de nuestra flaqueza y miseria”. El objeto es profundizar en “el conocimiento de Dios y de nos” y así formar lo que llama “dos montones” –uno con los beneficios otorgados por Dios y el otro con la mala correspondencia por nuestra parte-.

De aquí brota espontánea lo que él llama la confusión, tema muy tratado y recomendado en multitud de escritos. No nace solamente del conocimiento de su propia precariedad y pobreza, sino además de una confrontación con los sufrimientos de Jesucristo, con el deseo de padecer con Él y por Él y aún de derramar por Él su sangre.

Otro de los temas más frecuentemente tratados por Borja es el de la oración. No solamente escribe un Tratado espiritual de la oración, sino que la trata siempre que la ocasión se presenta. Insiste en la necesidad de la oración, en la lucha contra los impedimentos que la estorban, en el modo de combatir las distracciones y los pensamientos inútiles, en el equilibrio entre el discurso y el afecto. Prefiere la oración mental sin dejar de recomendar la vocal, dándonos algunos métodos prácticos, como cuando nos enseña el modo de rezar, meditándolos, los misterios del santo Rosario. Otro aspecto característico suyo es lo que él llama la oración continua: “entrar en ti para buscar a Dios en ti”.

También trata otros temas tales como la contemplación de la Trinidad para la cual compone varios escritos, teniendo un papel preponderante Jesucristo, la puerta para entrar en la contemplación de la divinidad. Recomienda a todos “que cada día, siquiera un cuarto de hora en toda su vida ocupe en meditar la vida de Cristo”. Tuvo una especial devoción a la preciosísima sangre de Jesucristo y al Sagrado Corazón de Jesús.

Por último, queda reseñar el amor a la Eucaristía mostrado por el Santo, con varios escritos para su correcta y fructífera participación.

En conclusión, gran variedad de temas en varios escritos que tenemos intención de publicar periódicamente a lo largo del Año Santo que pronto vamos a celebrar.

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