15 de junio de 2018

Domingo 17 de junio de 2018. 11 Tiempo Ordinario B

HOJA PARROQUIAL

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com





Domingo 17 de Junio de 2018


EDITORIAL

                           Queridos hermanos:
Dos son las parábolas que Jesús utiliza este domingo para ayudarnos. “En las parábolas, Jesús no es sólo el sembrador que siembra la semilla de la palabra de Dios, sino que es semilla que cae en la tierra para morir y así poder dar fruto”.  (Benedicto XVI. Jesús de Nazaret).

Podría Jesús haber utilizado la imagen de un agricultor nervioso y angustiado, casi sin dormir y preocupado acerca del éxito de lo sembrado. Al contrario: el agricultor ha hecho su trabajo: “echa semilla en la tierra” (v. 26). Y después “duerme”. Tiene confianza. Por eso puede dormir. Y “se levanta de mañana”. Tiene esperanza, por eso se levanta de mañana. El labrador no sabe cómo (cf. v. 27), pero la semilla, ella sola, (dice el texto griego aùtomáte, es decir, por sí misma), germina, ella sola crece, ella sola produce los tallos, ella sola produce la espiga y ella sola produce el grano. La semilla sabe lo que tiene que hacer. Tiene en sí todo su desarrollo. Necesita “nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor.” (Francisco. Ángelus. 14-6-2015). ¿Qué hace mientras el agricultor? Tiene paciencia, “espera el fruto precioso de la tierra aguardándolo con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y tardías” (St 5,7). El agricultor ha sembrado, espera con paciencia y esperanza. “Él confía en el poder interior de la semilla misma y en la fertilidad del terreno.” (Francisco. Ángelus. 14-6-2015). Y al final mete la hoz porque ha llegado la siega (v.29). Ha hecho bien su trabajo. Como el siervo inútil, ha hecho lo que tenía que hacer.” (cf. Lc 17,10). “La Palabra tiene en sí una potencialidad que no podemos predecir. El Evangelio habla de una semilla que, una vez sembrada, crece por sí sola también cuando el agricultor duerme (cf. Mc 4,26-29). “La Iglesia debe aceptar esa libertad inaferrable de la Palabra, que es eficaz a su manera, y de formas muy diversas que suelen superar nuestras previsiones y romper nuestros esquemas.” (Evangelii Gaudium 22). Sembremos, confiemos, esperemos, contemplemos la potencialidad de la Palabra y a su tiempo seguemos, recojamos lo sembrado para Dios, para alimento de nuestros hermanos, para próxima siembra.

En la segunda parábola podría Jesús haber utilizado la imagen del alto cedro para describirse a sí mismo, o la de la palmera. Jesús escogió para sí imágenes muy humildes. La vid, que da el fruto dulce de la uva. Y el árbol de la mostaza, cuya semilla es la más pequeña conocida, pero cuando es sembrada y crece “se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra” (v. 32). “Así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante.” (Francisco. Ángelus. 14-6-2015), pero que “echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra” (v. 32). La acogida, hermoso fruto de la caridad, que es Cristo.

Jesús, vuestro párroco




+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 26-34

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.




543           Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf. Mt 10, 5-7), este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús:

                  La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega (LG 5).

544           El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir a los que lo acogen con un corazón humilde.

546  Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza (cf. Mc 4, 33-34). Por medio de ellas invita al banquete del Reino (cf. Mt 22, 1-14), pero exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cf. Mt 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras (cf. Mt 21, 28-32). Las parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como una buena tierra (cf. Mt 13, 3-9)? ¿Qué hace con los talentos recibidos (cf. Mt 25, 14-30)? Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas. Es preciso entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristo para "conocer los Misterios del Reino de los cielos" (Mt 13, 11). Para los que están "fuera" (Mc 4, 11), la enseñanza de las parábolas es algo enigmático (cf. Mt 13, 10-15).




EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“El Evangelio de hoy está formado por dos parábolas muy breves: la de la semilla que germina y crece sola, y la del grano de mostaza (cf. Mc 4, 26–34). A través de estas imágenes tomadas del mundo rural, Jesús presenta la eficacia de la Palabra de Dios y las exigencias de su Reino, mostrando las razones de nuestra esperanza y de nuestro compromiso en la historia.
En la primera parábola la atención se centra en el hecho que la semilla, echada en la tierra, se arraiga y desarrolla por sí misma, independientemente de que el campesino duerma o vele. Él confía en el poder interior de la semilla misma y en la fertilidad del terreno. En el lenguaje evangélico, la semilla es símbolo de la Palabra de Dios, cuya fecundidad recuerda esta parábola. Como la humilde semilla se desarrolla en la tierra, así la Palabra actúa con el poder de Dios en el corazón de quien la escucha. Dios ha confiado su Palabra a nuestra tierra, es decir, a cada uno de nosotros, con nuestra concreta humanidad. Podemos tener confianza, porque la Palabra de Dios es palabra creadora, destinada a convertirse en «el grano maduro en la espiga» (v. 28). Esta Palabra si es acogida, da ciertamente sus frutos, porque Dios mismo la hace germinar y madurar a través de caminos que no siempre podemos verificar y de un modo que no conocemos (cf. v. 27). Todo esto nos hace comprender que es siempre Dios quien hace crecer su Reino —por esto rezamos mucho «venga a nosotros tu Reino»—, es Él quien lo hace crecer, el hombre es su humilde colaborador, que contempla y se regocija por la acción creadora divina y espera con paciencia sus frutos. La Palabra de Dios hace crecer, da vida. (…)
La segunda parábola utiliza la imagen del grano de mostaza. Aun siendo la más pequeña de todas las semillas, está llena de vida y crece hasta hacerse «más alta que las demás hortalizas» (Mc 4, 32). Y así es el reino de Dios: una realidad humanamente pequeña y aparentemente irrelevante.
Para entrar a formar parte de él es necesario ser pobres en el corazón; no confiar en las propias capacidades, sino en el poder del amor de Dios; (…) Cuando vivimos así, a través de nosotros irrumpe la fuerza de Cristo y transforma lo que es pequeño y modesto en una realidad que fermenta toda la masa del mundo y de la historia.
De estas dos parábolas nos llega una enseñanza importante: el Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Nuestra débil obra, aparentemente pequeña frente a la complejidad de los problemas del mundo, si se la sitúa en la obra de Dios no tiene miedo de las dificultades. La victoria del Señor es segura: su amor hará brotar y hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra. Esto nos abre a la confianza y a la esperanza, a pesar de los dramas, las injusticias y los sufrimientos que encontramos. La semilla del bien y de la paz germina y se desarrolla, porque el amor misericordioso de Dios hace que madure.
Que la santísima Virgen, que acogió como «tierra fecunda» la semilla de la divina Palabra, nos sostenga en esta esperanza que nunca nos defrauda. (Francisco. Ángelus. 14-junio-2015).




GAUDETE ET EXSULTATE


El Papa presenta dos sutiles enemigos o falsificaciones de la santidad, el gnosticismo y el pelagianismo.
Te podrías preguntar:

¿Qué es
el gnosticismo?

Es una herejía de los primeros momentos del cristianismo, que resurge en nuestros días.

Da más importancia a la propia experiencia o al propio razonamiento que a Dios mismo que sigue aconteciendo, sigue sorprendiéndonos. Y que a la vida de los demás. El gnosticismo es siempre una búsqueda de controlar a Dios, someterlo a los propios razonamientos. Y de controlar a los demás.

“Dios nos supera infinitamente, siempre es una sorpresa y no somos nosotros los que decidimos en qué circunstancia histórica encontrarlo, ya que no depende de nosotros determinar el tiempo y el lugar del encuentro. Quien lo quiere todo claro y seguro pretende dominar la trascendencia de Dios” (GE 41).

Con frecuencia se produce una peligrosa confusión: creer que porque sabemos algo o podemos explicarlo con una determinada lógica, ya somos santos, perfectos, mejores que la «masa ignorante» (GE 45). Pero en realidad, lo que mide la perfección de las personas es su grado de caridad, no la cantidad de datos y conocimientos que acumulen (GE 37).

Entonces ¿no hemos de tener experiencias de Dios? ¿Hemos de permanecer ignorantes?

Lo que sabemos o hemos experimentado debe abrirnos a “tocar la carne sufriente de Cristo en los otros” (GE 37), descubriendo la presencia de Dios en toda vida humana: “Aun cuando la existencia de alguien haya sido un desastre, aun cuando lo veamos destruido por los vicios o las adicciones, Dios está en su vida” (GE 42). El gnosticismo suele disfrazarse de una espiritualidad desencarnada. prefieren «un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia, una Iglesia sin pueblo» (GE 37).

Que sepamos cosas de Dios, que estudiemos teología, que acudamos a charlas de formación no es malo. Que hagamos ejercicios espirituales, vayamos a retiros, celebremos la Palabra de Dios, estudiemos la Sagrada Escritura o hagamos convivencias espirituales no es nada malo. El peligro estaría en quedarse en esa experiencia o ese conocimiento y no ir a Dios o al hermano, absolutizando la propia experiencia o conocimiento y juzgando a los demás según la capacidad que tengan de comprender la profundidad de determinadas doctrinas” (GE 37).

Es decir, lo que sabemos o hemos experimentado acerca de Dios, de Jesucristo, de la vida de la gracia, de la Iglesia, debe ayudarnos a crecer en la vida de piedad, sin apagar el espíritu de oración y devoción y creciendo en la misericordia para con el prójimo (cf. GE 46).



 El campamento de este año se realizará del lunes 2 al domingo 8 de julio en el Campamento San Juan Pablo II de Siete Aguas para niños entre 6 y 12 años. 

Es un campamento organizado por las Parroquias de Cristo Rey y San Francisco de Borja de Gandía.

Ocasión para crecer en la relación con Jesucristo, para crecer humanamente en todos los aspectos de la vida del niño, un verdadero paso del Señor por la vida de los niños.

Hay unos sesenta niños apuntados hasta el momento. Y contará con la ayuda de unos 15 monitores, unos 10 premonitores, dos sacerdotes y equipo de cocina.

TE ESPERAMOS






Campaña de recogida de donativos para la obra de los ventanales.
Coste de toda la obra: 1.915,43 €.
Recaudado: 555 €
Falta pagar: 1.360, 43 €
Por favor ¿puedes ayudarnos?
Se acerca el verano y los ingresos en la Parroquia bajan considerablemente. Pero seguimos teniendo que pagar casi 3.000 € al mes.


...facilitas que siga
entrando aire y luz
a nuestra parroquia!!!

Puedes hacer tus donativos en BANKIA

ES83-2038-6230-75-3000420970

O bien poniendo un sobre en el buzón parroquial






1.El sábado 23 de junio es la Ordenación de presbíteros en nuestra diócesis. En la catedral de Valencia a las 11.00 h. Les invitamos a rezar por los candidatos al presbiterado.
2. El domingo 24 de junio es la Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista. Con este motivo las misas del sábado 23 por la tarde (19.30 h. y 21.00 h.) y las del domingo 24 serán de esta solemnidad.
3. Campamento de POSTCONFIRMACIÓN: Del 15 al 19 de agosto en el Hostal de la Trucha en la población de Villarluengo (Teruel). Preinscripción de 25 € antes del 22 de junio.

De lunes a viernes:
a las 19.30 h.
 HORARIO de los sábados:
Misas los sábados tarde a las 19.30 h.
y a las 21.00 h. (con las comunidades).
HORARIO de los domingos:
10.00 h. 11.30 h. y 19.30 h.
HORARIO DE CONFESIONES
Media hora antes de las misas
La misa de 6 tarde de los sábados se suprime hasta octubre




Del 18 al 24 de junio de 2018


Lunes 18.  19.30 h.: Sin intención. Martes 19. San Romualdo, abad. 19.30 h.: Sin intención. Miércoles 20. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Espí– Sanchis. Jueves 21. San Luis Gonzaga. 19.30 h.: Sin intención. Viernes 22. San Paulino de Nola, obispo; San Juan Fisher, obispo y Santo Tomás Moro, mártir. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 23. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 24. SOLEMNIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: Juanita Saez; Juana y María Gassent.







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