5 de octubre de 2013

Domingo 6 de octubre de 2013. XXVII TO C.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 6 de Octubre de 2013  

               Queridos hermanos:
El evangelio de esta semana nos invita a contemplarnos como siervos de Dios, colaboradores de Cristo, por la fe.
El evangelio empieza con una hermosa petición de los discípulos al ver sus limitaciones para llevar a cabo las palabras de Jesús. Le piden: “auméntanos la fe”.
“La fe —fiarse de Cristo, acogerlo, dejar que nos transforme, seguirlo sin reservas— hace posibles las cosas humanamente imposibles”. (Benedicto XVI. 3 de octubre de 2010). Por ello Jesús pone la imagen de un árbol, que por la eficacia de la palabra dicha con fe, bate los records de salto de longitud, con desarraigo, desplazamiento por el aire y plantación en el agua. Un triatlón arbóreo.
Y a continuación nos presenta la necesidad de la humildad para el servicio de la fe. “Pone el ejemplo de un siervo que ha trabajado en el campo. Cuando regresa a casa, el patrón le pide que trabaje más. Según la mentalidad del tiempo de Jesús, el patrón tenía pleno derecho a hacerlo. El siervo debía al patrón una disponibilidad completa, y el patrón no se sentía obligado hacia él por haber cumplido las órdenes recibidas”. (Idem). Jesús nos invita a la fe. Una fe, - la obediencia de la fe -, que se verifica en el servicio confiado y humilde. La fe es un servicio de 24 horas todos los días al Dios que nos habla. Y que por su Palabra hace posible ese servicio. Si es gracia, no es obra que podamos atribuirnos. “Ante Dios no debemos presentarnos nunca como quien cree haber prestado un servicio y por ello merece una gran recompensa”. (Idem). La fe es un servicio de totalidad al único Amo del cual somos administradores. Una fe que capacita para más servir. Una fe que nos hace colaboradores del Siervo. Una fe que nos hace instrumentos en manos Dios, sin presunción, sin protagonismos estériles, sin desaliento. Una fe que nos hace siervos, pobres siervos, cuyo servicio es una gracia y no un mérito o motivo de orgullo o creerse superior o con mayor capacidad. Pues el protagonista del fruto del servicio prestado es Jesucristo y el Espíritu Santo. Somos siervos inútiles al hacer lo que con su palabra nos ha mandado. La eficacia ha estado en su palabra. La fe, que es gracia, ha hecho posible lo que no era posible para las solas fuerzas humanas. Sin Él no podemos hacer nada. Y si hacemos algo es por Él. Entonces ¿dónde queda el gloriarse? (cf. Rm 3,27).
Jesús, vuestro párroco
+   Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: — «Auméntanos la fe.» El Señor contestó:
— «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar.”
Y os obedecería.
Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: “En seguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis:
“Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.”»
Palabra del Señor.
La fe es una gracia
 153   Cuando San Pedro confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, Jesús le declara que esta revelación no le ha venido "de la carne y de la sangre, sino de mi Padre que está en los cielos" (Mt 16,17; cf. Ga 1,15; Mt 11,25). La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por él, "Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede `a todos gusto en aceptar y creer la verdad'" (DV 5).

La fe es un acto humano
154   Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por él reveladas. Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus promesas (como, por ejemplo, cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario a nuestra dignidad "presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad al Dios que revela" (Cc. Vaticano I: DS 3008) y entrar así en comunión íntima con El.

La necesidad de la fe
161   Creer en Cristo Jesús y en aquél que lo envió para salvarnos es necesario para obtener esa salvación (cf. Mc 16,16; Jn 3,36; 6,40 e.a.). "Puesto que `sin la fe... es imposible agradar a Dios' (Hb 11,6) y llegar a participar en la condición de sus hijos, nadie es justificado sin ella y nadie, a no ser que `haya perseverado en ella hasta el fin' (Mt 10,22; 24,13), obtendrá la vida eterna" (Cc. Vaticano I: DS 3012; cf. Cc. de Trento: DS 1532).

La perseverancia en la fe
162   La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; S. Pablo advierte de ello a Timoteo: "Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe" (1 Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente (cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe "actuar por la caridad" (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser sostenida por la esperanza (cf. Rom 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.
“La tarea de anunciar a Jesucristo a todos los pueblos se presenta inmensa y desproporcionada respecto a las fuerzas humanas de la Iglesia.
Las dificultades parecen insuperables y podrían desanimar, si se tratara de una obra meramente humana. En algunos países está prohibida la entrada de misioneros; en otros, está prohibida no sólo la evangelización, sino también la conversión e incluso el culto cristiano. En otros lugares los obstáculos son de tipo cultural: la transmisión del mensaje evangélico resulta insignificante o incomprensible, y la conversión está considerada como un abandono del propio pueblo y cultura.
No faltan tampoco dificultades internas al Pueblo de Dios, las cuales son ciertamente las más dolorosas. Mi predecesor Pablo VI señalaba, en primer lugar, «la falta de fervor, tanto más grave cuanto que viene de dentro. Dicha falta de fervor se manifiesta en la fatiga y desilusión, en la acomodación al ambiente y en el desinterés, y sobre todo en la falta de alegría y de esperanza». Grandes obstáculos para la actividad misionera de la Iglesia son también las divisiones pasadas y presentes entre los cristianos, la descristianización de países cristianos, la disminución de las vocaciones al apostolado, los antitestimonios de fieles que en su vida no siguen el ejemplo de Cristo. Pero una de las razones más graves del escaso interés por el compromiso misionero es la mentalidad indiferentista, ampliamente difundida, por desgracia, incluso entre los cristianos, enraizada a menudo en concepciones teológicas no correctas y marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que «una religión vale la otra». Podemos añadir —como decía el mismo Pontífice— que no faltan tampoco «pretextos que parecen oponerse a la evangelización. Los más insidiosos son ciertamente aquellos para cuya justificación se quieren emplear ciertas enseñanzas del Concilio».
Las dificultades internas y externas no deben hacernos pesimistas o inactivos. Lo que cuenta —aquí como en todo sector de la vida cristiana— es la confianza que brota de la fe, o sea, de la certeza de que no somos nosotros los protagonistas de la misión, sino Jesucristo y su Espíritu. Nosotros únicamente somos colaboradores y, cuando hayamos hecho todo lo que hemos podido, debemos decir: «Siervos inútiles somos; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17, 10). (Bto. Juan Pablo II. Redemptoris Missio 35-36. cf. Pablo VI. Evangelii Nuntiandi 80).
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“Cristo ocupó el último puesto en el mundo —la cruz—, y precisamente con esta humildad radical nos ha redimido y nos ayuda constantemente. Quien es capaz de ayudar reconoce que, precisamente de este modo, también él es ayudado; el poder ayudar no es mérito suyo ni motivo de orgullo. Esto es gracia. Cuanto más se esfuerza uno por los demás, mejor comprenderá y hará suya la palabra de Cristo: «Somos unos pobres siervos» (Lc 17,10). En efecto, reconoce que no actúa fundándose en una superioridad o mayor capacidad personal, sino porque el Señor le concede este don. A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberará así de la presunción de tener que mejorar el mundo —algo siempre necesario— en primera persona y por sí solo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor. Quien gobierna el mundo es Dios, no nosotros. Nosotros le ofrecemos nuestro servicio sólo en lo que podemos y hasta que Él nos dé fuerzas. Sin embargo, hacer todo lo que está en nuestras manos con las capacidades que tenemos, es la tarea que mantiene siempre activo al siervo bueno de Jesucristo: «Nos apremia el amor de Cristo» (2 Co 5, 14). (Benedicto XVI. Deus Cáritas Est 35)
Señor, “auméntanos la fe” (Lc 17,5). Con los Apóstoles te suplicamos al percibir que solamente en la fe, don de Dios, podemos establecer una relación personal contigo y estar a la altura de la vocación de discípulos.
“Auméntanos la fe”. Pues nos has concedido la experiencia de los propios límites. No tenemos fuerza para perdonar, corregir, anunciar, servir. “Auméntanos la fe”. (Oración inspirada en el Instrumentum Laboris para el Sínodo de la Nueva Evangelización 2012).

A partir de octubre el horario de misas será el siguiente:
De lunes a viernes: 19.30 h.
Los sábados y vísperas de fiesta: 18.00 h.; 19.30 h. y 21.00 h.
Los domingos y festivos: 9.30 h.; 11.00 h.; 12.00 h.; 19.30 h.
A partir de octubre el horario de adoración (salvo festivos) será el siguiente:
De lunes a jueves de 9.30 a 10.30 de la mañana: Exposición menor con rezo de Laudes. 
Los viernes todo el día: 
  • 9.30 h.: Rezo de Laudes con Exposición del Santísimo Sacramento. 
  • de 10.30 a 18.30 h.: Adoración. 
  • 19.00 h.: Rezo del Rosario y Reserva.
  • 19.30 h.: Eucaristía
Los primeros jueves de mes de 8.30 a 9.30 noche.
Encontrarán unos folletos en la mesita para inscribirse en los turnos de vela.

Convivencia parroquial con la Asamblea y comida fraterna el miércoles 9. De 9.30 a 10.30 será la acogida. 10.30: Laudes. 11.30: Asamblea parroquial. 12.30: Eucaristía solemne. 14.00: Comida en el Paseo. 15.30: Videos actividades veraniegas. 16.30: Película y Cineforum. 18.30: Vísperas y conclusión.
1.  Inicios de curso de catequesis: 
  • El Buen Pastor el día 18 de octubre a las 17.45 h. 
  • Catequesis de infancia: 1º, el día 7 a las 18.00 h.; 2º, el día 8 a las 18.00 h.
2.  El grupo del IDR se reunirá el lunes a la 20.30 h. para la celebración de la entrega del Credo.
3.  El día 9, en la parroquia de Ntra. Sra. de la Encarnación de Xeraco, entrará como párroco el sacerdote D. Víctor Pascual Gallart.
4.  El jueves 10 estará la reunión con las catequistas del Buen Pastor a las 19.00 h. en los locales parroquiales.
5.  El jueves 10, a las 20.30 h., estará la Misa inicio de curso en nuestra parroquia con todos los agentes de Cáritas interparroquial.
6.  El viernes 11 tendrá lugar la visita ordinaria a los enfermos de la parroquia a partir de las 10.30 h.
7.  Los niños de 2º de comunión tendrán la entrega del Catecismo en la Misa de las 18.00 h. el día 12.

8. El próximo domingo 13 de octubre en Tarragona serán beatificados 522 mártires. Fueron firmes y valientes testigos de la fe en la persecución religiosa de los años treinta del siglo XX. que nos estimulan con su ejemplo y nos ayudan con su intercesión.
Desde 1987, cuando tuvo lugar la beatificación de los primeros de ellos -las carmelitas descalzas de Guadalajara- han sido beatificados 1001 mártires, de los cuales 11 han sido también canonizados.
Entre los 522 hay tres obispos: los siervos de Dios, Salvio Huix, de Lérida; Manuel Basulto, de Jaén y Manuel Borrás, de Tarragona. También sacerdotes diocesanos, benedictinos, hermanos hospitalarios de San Juan de Dios, hermanos de las escuelas cristianas, siervas de María, hijas de la caridad, redentoristas, misioneros de los Sagrados Corazones, claretianos, operarios diocesanos, hijos de la Divina Providencia, carmelitas, franciscanos, dominicos, hijos de la Sagrada Familia, calasancias, maristas, paúles, mercedarios, capuchinos, franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor, trinitarios, carmelitas descalzos, mínimas, jerónimos; también seminaristas y laicos.
Los mártires murieron perdonando. Por eso, son mártires de Cristo, que en la Cruz perdonó a sus perseguidores. No hay mayor libertad espiritual que la de quien perdona a los que le quitan la vida.
Del 7 al 13 de octubre de 2013
Lunes 7. Ntra. Sra. Virgen del Rosario. En sufragio de Mª Luisa Soler Llopis. 
Martes 8. S. Luis Bertrán. 19.30 h.: En sufragio de Antonio Casanova, Dolores Gómez Gasent, Pascual Deusa. 
Miércoles 9. DEDICACIÓN DE LA S.I. CATEDRAL. 12.30 h.: sin intención. 
Jueves 10. Sto. Tomás de Villanueva. 19.30 h.: En sufragio de Jorge Martínez Albiñana. 
Viernes 11. 19.30 h.: En sufragio de Consuelo Canet, y Nicolás Roche y Justina López. 
Sábado 12. XXVIII T.O. 18.00 h.: Misa con niños: sin intención. 19.30 h.:  En sufragio de Vicente Grau Enguix (para el Santísimo Cristo de la fe y el P. Juan Bonal). 21.00 h.: En sufragio de Vicente Cabrera y Asunción Romero. 
Domingo 13. XXVIII T.O. 9.30 h.: sin intención. 11.00 h.: sin intención. 12.00 h. Pro Pópulo. 19.30 h.: sin intención.


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