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Queridos hermanos:
El gran regalo
del padre y del Hijo es el Espíritu Santo que también nos regala sus dones.
Estos dones del son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia,
piedad y temor de Dios. Son disposiciones permanentes que
hacen al hombre dócil para seguir sus impulsos. (Cf. Catecismo nº 1830).
Recibir al
Espíritu Santo y sus dones te dispone. El Espíritu Santo hace un trabajo de
preparación del corazón. Es un Buen aposentador del Hijo de Dios. “El Espíritu
Santo prepara a los hombres” (Catecismo nº 737). El Espíritu Santo “prepara la
Iglesia para el encuentro con su Señor” (Catecismo nº 1092). Por eso la Iglesia
“debe prepararse para encontrar a su Señor, debe ser "un pueblo bien
dispuesto". “Esta preparación de los corazones es la obra común del
Espíritu Santo” y de nosotros (cf. nº Catecismo 1098).
Los dones del
Espíritu Santo son una riqueza del alma de Cristo, del Verbo. Son como el alma
del alma de Cristo. Dice el catecismo que “pertenecen en plenitud a Cristo,
Hijo de David (cf Is 11,1-2).” (Catecismo nº 1831).
Disponer es
poner por separado para asemejarte con el Hijo y para ayudar al bien común. Te
saca del mundo y te predispone para servir. El Espíritu Santo también ordena,
coloca las personas de modo conveniente para ser usado, visitado, conducido por
el mismo Espíritu. Para ello da sus siete dones. Hemos de decir que a la hora
de recibir estos dones el hombre no tiene derecho a recibirlos. El Señor da
gratuitamente sus dones y nos dice: tuyos son. Dispón de ellos. Y suscita en el
que los recibe la disponibilidad: “dispón de mi”, “haz de mi lo que quieras”.
Crea en el corazón la intención de servir al Señor y lo prepara para ello. Por
ello los dones del Espíritu nos dan la libertad para ofrecer la propia voluntad
al Señor y que disponga de uno mismo.
Y también
“estos dones del “del Espíritu Santo “hacen a los fieles dóciles para
obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.” (Catecismo nº
1831). El Espíritu Santo prepara, dispone, separa, ordena, y crea disposiciones.
Y para ello hace dóciles, es decir, que aprenden fácilmente, que son
obedientes, maleables. Que aceptan con agrado hacer lo que se les manda y que
son fáciles de educar. Esta docilidad lleva a la persona a pasar situaciones
muy diversas, algunas con gran dificultad, pero no se quiebra. Se mantiene
firme y sigue dando frutos de amor y alegría. Un metal dócil, en metalurgia, es
el que es capaz de someterse a grandes deformaciones mecánicas en frío sin
romperse. La docilidad es la expresión de que el Espíritu Santo está trabajando
en el corazón.
Pidamos el
Espíritu Santo que mueva nuestra vida, la renueve y nos haga disponibles y
dóciles a sus inspiraciones.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Palabra del Señor.
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
En la fiesta de hoy de Pentecostés culmina el tiempo pascual, centrado en la muerte y resurrección de Jesús. Esta solemnidad nos hace recordar y revivir el derramamiento del Espíritu Santo sobre los apóstoles y los demás discípulos, reunidos en oración con la Virgen María en el Cenáculo (cf. Hechos de los Apóstoles 2, 1-11). Aquel día se inició la historia de la santidad cristiana, porque el Espíritu Santo es la fuente de la santidad, que no es el privilegio de unos pocos, sino la vocación de todos. Por el bautismo, de hecho, estamos todos llamados a participar en la misma vida divina de Cristo y con la confirmación, a convertirnos en testigos suyos en el mundo.
«El Espíritu Santo derrama santidad por todas partes, en el santo pueblo fiel de Dios» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 6). «Dios quería santificar y salvar a los hombres, no individualmente y sin ninguna conexión entre ellos, sino que quiere convertirlos en un pueblo, reconociéndolo según la verdad y servirlo en santidad» (Cost. Dogm. Lumen gentium, 9).
Ya por medio de los antiguos profetas el Señor había anunciado al pueblo este designio suyo. Ezequiel: «Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas. […] Vosotros seréis mi pueblo yo seré vuestro Dios» (36, 27-28). El profeta Joel: «Yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos e hijas profetizarán. […] Hasta en los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. […] Todo el que invoque el nombre de Yahveh será salvo» (3, 1-2.5). Y todas estas profecías se realizan en Jesucristo, «mediador y garante de la efusión perenne del Espíritu» (Misal Romano, Prefacio después de la Ascensión). Y hoy es la fiesta de la efusión del Espíritu.
Desde aquel día de Pentecostés, y hasta el fin de los tiempos, esta santidad, cuya plenitud es Cristo, se entrega a todos aquellos que se abren a la acción del Espíritu Santo, y se esfuerzan en serle dóciles. Es el Espíritu el que hace experimentar una alegría plena. El Espíritu Santo, viniendo a nosotros, vence la sequedad, abre los corazones a la esperanza, estimula y favorece la maduración interna en la relación con Dios y el prójimo. Es lo que dice san Pablo: «El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gálatas 5, 22). Todo esto hace el Espíritu en nosotros. Por eso, hoy festejamos esta riqueza que el Padre nos da.
Pidamos a la Virgen María que obtenga hoy un Pentecostés renovado para la Iglesia, una renovada juventud que nos dé la alegría de vivir y testimoniar el Evangelio e «infunda en nosotros un intenso anhelo de ser santos para la mayor gloria de Dios» (Gaudete et exsultate, 177).
(Francisco. Regina Coeli. 20-5-2018).
El Espíritu Santo nos prepara para que
preparemos el corazón a Jesucristo
1098 La Asamblea debe prepararse para encontrar a su Señor, debe ser "un pueblo bien dispuesto". Esta preparación de los corazones es la obra común del Espíritu Santo y de la Asamblea, en particular de sus ministros. La gracia del Espíritu Santo tiende a suscitar la fe, la conversión del corazón y la adhesión a la voluntad del Padre. Estas disposiciones preceden a la acogida de las otras gracias ofrecidas en la celebración misma y a los frutos de Vida nueva que está llamada a producir.
La acción del Espíritu Santo en los lectores
de la Palabra de Dios y en los oyentes
1101 El Espíritu Santo es quien da a los lectores y a los oyentes, según las disposiciones de sus corazones, la inteligencia espiritual de la Palabra de Dios. A través de las palabras, las acciones y los símbolos que constituyen la trama de una celebración, el Espíritu Santo pone a los fieles y a los ministros en relación viva con Cristo, Palabra e Imagen del Padre, a fin de que puedan hacer pasar a su vida el sentido de lo que oyen, contemplan y realizan en la celebración.
El Espíritu Santo actualiza el Misterio de Cristo
1104 La Liturgia cristiana no sólo recuerda los acontecimientos que nos salvaron, sino que los actualiza, los hace presentes. El Misterio pascual de Cristo se celebra, no se repite; son las celebraciones las que se repiten; en cada una de ellas tiene lugar la efusión del Espíritu Santo que actualiza el único Misterio.
La doble epíclesis
1105 La epíclesis ("invocación sobre") es la intercesión mediante la cual el sacerdote suplica al Padre que envíe el Espíritu santificador para que las ofrendas se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo y para que los fieles, al recibirlos, se conviertan ellos mismos en ofrenda viva para Dios.
La comunión del Espíritu Santo
1108 La finalidad de la misión del Espíritu Santo en toda acción litúrgica es poner en comunión con Cristo para formar su Cuerpo. El Espíritu Santo es como la savia de la viña del Padre que da su fruto en los sarmientos (cf Jn 15,1-17; Ga 5,22). En la Liturgia se realiza la cooperación más íntima entre el Espíritu Santo y la Iglesia.
La acción del espíritu Santo más allá de la celebración de la Eucaristía
1109 La Iglesia, por tanto, pide al Padre que envíe el Espíritu Santo para que haga de la vida de los fieles una ofrenda viva a Dios mediante la transformación espiritual a imagen de Cristo, la preocupación por la unidad de la Iglesia y la participación en su misión por el testimonio y el servicio de la caridad.
1112 La misión del Espíritu Santo en la Liturgia de la Iglesia es la de preparar la Asamblea para el encuentro con Cristo; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la asamblea de creyentes; hacer presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por su poder transformador y hacer fructificar el don de la comunión en la Iglesia.
Espíritu Santo, que soplas fuertemente en tu Iglesia, renueva y cambia la faz de la tierra, cambia los corazones, haznos valientes, libera nuestros corazones cerrados por el miedo, vence nuestras resistencias, danos ímpetus de entrega, ensancha los corazones estrechos, anímanos a servir a quienes yacemos en la comodidad.
Haz caminar a los que nos creemos ya llegados. Haz soñar a los que caemos en tibieza. Haznos libres por dentro para afrontar los problemas, caminando con confianza, haciendo que no nos cansemos jamás de la vida. Mantén joven el corazón renovándolo, perdonándolo y haznos pasar de esclavos del pecado a ser libres, de siervos a hijos, de descartados a valiosos, de decepcionados a esperanzados. Haz que renazca la alegría, que florezca la paz en el corazón.
Trae tu fuerza de cambio que es al mismo tiempo centrípeta y centrífuga.
Centrípeta porque empujas hacia el centro, porque actúas en lo más profundo del corazón. Trae unidad en la fragmentariedad, paz en las aflicciones, fortaleza en las tentaciones. Regala la intimidad con Dios, la fuerza interior para ir adelante.
Centrífuga, porque empujas hacia el exterior, a la periferia, hacia toda periferia humana, hacia los hermanos.
Conviértenos en testigos y por eso infunde amor, misericordia, bondad, mansedumbre.
Espíritu Santo, viento impetuoso de Dios, sopla sobre nosotros. Sopla en nuestros corazones y haznos respirar la ternura del Padre. Sopla sobre la Iglesia y empújala hasta los confines lejanos para que, llevada por ti, no lleve nada más que a ti. Sopla sobre el mundo el calor suave de la paz y la brisa que restaura la esperanza. Ven, Espíritu Santo, cámbianos por dentro y renueva la faz de la tierra. Amén.
(Oración inspirada en la homilía del Papa Francisco del 20-5-2018).
Durante varios domingos se realizan encuentros de oración y predicación de la Buena Noticia llamados Misión en las Plazas con el Papa Francisco. Se realiza esta misión en las principales ciudades de Europa.
Es una reunión festiva, de oración y de anuncio del Evangelio durante una hora.
Será en el parque San Pere de 11.00 a 12.00 h. el domingo 9 de junio.
Campamento de confirmación para niños de 9 a 12 años y los que han tomado la comunión en este año: del 27 al 30 de junio de 2019 en la Casa Baradello-Casa de Don Cirilo de Alcoy en el parque natural de la Sierra de Mariola. Información: Josep: 661456211. María: 618075857.
Campamento interparroquial para niños de 6 a 12 años. Del 7 al 14 de julio. En la Sierra de Mariola (Bocairent). Información D. Jesús: 608 286822.
Campamento de post-confirmación: del 14 al 18 de agosto en Villarluengo (Teruel). Información Oscar: 661 539 242.
Los que necesiten ayuda de Cáritas para ir al Campamento rogamos la soliciten cuanto antes pues hay un plazo de petición de ayudas.
PRÓXIMAS FIESTAS LITÚRGICAS:
1. El lunes 10 de junio es la Fiesta de Santa María, Madre de la Iglesia. El jueves 13 de junio es la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote y la Jornada de oración por la santificación del Clero. Les invitamos a orar por esta intención. Y el domingo que viene es la Fiesta de la Santísima Trinidad y la Jornada Pro Orantibus. Les invitamos a rezar por aquellas personas cuyo carisma es rezar por todos nosotros.
2. Encuentros de Verano 2019 organizados por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para matrimonios, novios, sacerdotes, consagrados y seminaristas en Málaga (del 28 de julio al 3 de agosto y del 11 al 17 de agosto), Segorbe (del 4 al 10 de agosto) y Tui (del 18 al 24 de agosto). Inscripción del 3 al 17 de junio. Más información: 913658083. www.jp2madrid.es.
Del 10 al 16 de junio de 2019
Lunes 10. Santa María, Madre de la Iglesia 19.30 h.: En acción de gracias..
Martes 11. San Bernabé, apóstol. 19.30 h.: En sufragio de: José Mª Durá.
Miércoles 12. 19.30 h.: A intención de Rosa Nieves.
Jueves 13. Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. 19.30 h.: En sufragio de: Montserrat del Pilar Blay García.
Viernes 14. 19.30 h.: En sufragio de: Elisa y Vicente Artés.
Sábado 15. Por la mañana: Santa María Micaela del Santísimo Sacramento.
Por la tarde: Solemnidad de la Santísima Trinidad. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 16. Solemnidad de la Santísima Trinidad. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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