23 de diciembre de 2017

Domingo 24 de diciembre de 2017. 4 Adv - Navidad 2017 B.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com


Domingo 24 de Diciembre de 2017

                  Queridos hermanos:
El Evangelio de este domingo es modelo de Evangelios. Por un lado el Ángel, un mensajero de Dios, el Arcángel San Gabriel, referencia para todos los evangelizadores, que anuncia la alegría y la dicha que Dios ofrece. Y que siembra, de parte de Dios, la Palabra que fecunda las entrañas. Nos ayuda a comprender tres cosas: en primer lugar, la evangelización como obediencia a un mandato y a un envío: “el ángel Gabriel fue enviado por Dios” (Lc 1,26). El ángel, el mensajero de Dios, no va por su cuenta. Hay una misión. Otro le envía.
En segundo lugar, a comprender la evangelización como anuncio de la Buena Noticia, de una “alegría” por la presencia del “Dios-con-nosotros” con el “Alégrate” y “El Señor está contigo” (Lc 1,28). La alegría está en el Señor. “Me alegro con mi Dios” decía el estribillo del salmo del domingo pasado. Y San Pablo nos invitaba a estar siempre alegres. Aunque todas las circunstancias sean adversas. Pues nuestra alegría está en el Señor que está siempre con nosotros. Esta alegría ha de ser anunciada y testimoniada. Palabras y obras unidas. Un mensajero triste difícilmente puede transmitir la alegría. Pero un mensajero alegre también debe comunicar con palabras esa alegría.
En tercer lugar, a comprender el proceso de conversión como un engendramiento, como un embarazo del Hijo de Dios. No es sólo un transmisor de ideas. Habla al corazón, y si este corazón es un terreno cultivado y arado, (no un corazón endurecido, lleno de piedras o lleno de espinos, cf. Mc 4,1ss), recibirá la semilla que dará su fruto, como pasó en el corazón de María, un corazón arado por la gracia de Dios.
Y por el otro lado María. Hemos de pedir al Señor, en este domingo, tener el corazón de la Virgen: Inmaculado, para que se realice en nosotros lo mismo que en ella.
Decía San Ambrosio: “Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor; que en todos esté el espíritu de María para alegrarse en Dios…” (Exposición sobre evangelio de San Lucas. Lit. Horas I. 21 Diciembre). María, y “toda alma creyente concibe y engendra la Palabra de Dios y reconoce sus obras.” (Idem). María vivía en presencia de Dios. Por eso supo captar la presencia del ángel. Al estar en gracia captó “el momento favorable en el que Jesús pasa por nuestra vida y pide una respuesta disponible y generosa.” (Francisco. Ángelus. 21-12-2014). Por la obra del Espíritu Santo ella se mostró disponible a la acción del Señor: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Es una respuesta que no deja indiferente. Ella se fía de Dios y se abandona en Él. Es una respuesta de fe. Y que conviene que repitamos cada día. El mismo Jesús así lo quiso al enseñarnos a decir cada día en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad”.
Jesús, vuestro párroco
 
Lectura del santo evangelio según san Lucas    1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: – «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: – «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel­: – «¿Cómo será eso pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: – «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: – «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
Palabra del Señor.
 
EL EVANGELIO CON EL PAPA FRANCISCO

“Hoy, cuarto y último domingo de Adviento, la liturgia quiere prepararnos para la Navidad que ya está a la puerta invitándonos a meditar el relato del anuncio del Ángel a María. (…) Fijemos la mirada en esta sencilla joven de Nazaret, (…)captemos dos aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararnos para la Navidad.
Ante todo su fe, su actitud de fe, que consiste en escuchar la Palabra de Dios para abandonarse a esta Palabra con plena disponibilidad de mente y de corazón. Al responder al Ángel, María dijo: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (v. 38). En su «heme aquí» lleno de fe, María no sabe por cuales caminos tendrá que arriesgarse, qué dolores tendrá que sufrir, qué riesgos afrontar. Pero es consciente de que es el Señor quien se lo pide y ella se fía totalmente de Él, se abandona a su amor. Esta es la fe de María.
Otro aspecto es la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer el tiempo de Dios. María es aquella que hizo posible la encarnación del Hijo de Dios, «la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos» (Rm16, 25). (…) María nos enseña a captar el momento favorable en el que Jesús pasa por nuestra vida y pide una respuesta disponible y generosa. Y Jesús pasa. En efecto, el misterio del nacimiento de Jesús en Belén, que tuvo lugar históricamente hace más de dos mil años, se realiza, como acontecimiento espiritual, en el «hoy» de la Liturgia. (…) Cada uno de nosotros está llamado a responder, como María.” (Francisco. Ángelus. 21-12-2014).

1. OPERACIÓN KILO DE CÁRITAS: Durante el mes de diciembre recogeremos los botes o kilos de alimentos no perecederos para ayudar a Cáritas.
2. concurso de dibujo-pintura, redacción y poesía bajo el lema: “Tu familia en el portal de Belén”. Último día para presentar los trabajos: viernes 29 de diciembre. Entrega de un detalle a cada participante: el sábado 30 de diciembre en la misa de 19.30 h. Entrega de premios el jueves 5 de enero a las 20.30 h. coincidiendo con la presencia de SSMM los Reyes de Oriente.
3. Tiene a su disposición el Evangelio 2018 y libretas para apuntes, así como el Calendario 2018, tanto de mesa como de pared.
4. A partir del 12 de enero la parroquia recuperará la Adoración de los viernes. Será por la tarde de 16.30 h. a 19.30 h. Les invitamos a apuntarse en turnos de media hora para que la Iglesia esté abierta y el Santísimo Sacramento acompañado. Comunicarlo en despacho o sacristía.
5. La oración de la mañana se reanudará al pasar las fiestas el lunes 8 de enero a las 10.00 h.
6. El domingo 14 de enero a las 20.30 h. en el templo parroquial se convoca a todos los jóvenes de la parroquia entre 12 y 18 años y a sus padres para iniciar la nueva catequesis de postconfirmación, también para los que no están confirmados.
Del 24 de Diciembre al 1 de Enero de 2018
Domingo 24. Por la mañana: DOMINGO IV DE ADVIENTO 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR. 19.30 h.: MISA DE LA VIGILIA  24.00 h. MISA DE MEDIANOCHE. 
Lunes 25. SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención. 
Martes 26. San Esteban, Protomártir. Octava de Navidad. 19.30 h.: En sufragio de: Victor Ferragut; Dif. Fam. Oterino- Bonet; Jesús Valls Bataller. 
Miércoles 27. San Juan Evangelista. Octava de Navidad. 19.30 h.: Sin intención. 
Jueves 28. Santos Inocentes. Octava de Navidad. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes 29. Octava de Navidad. 19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche. 
Sábado 30. Por la mañana: Octava de Navidad. Por la tarde: Fiesta de la Sagrada Familia. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Escrivá- Morant; Dif. Fam. Pellicer - Bosch. 21.00 h.: Sin intención. 
Domingo 31. Por la mañana: Fiesta de la Sagrada Familia. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. Por la tarde: Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. 19.30 h.: En sufragio de: Juanita Sáez; Salvador Escrivá. 
Lunes 1 de enero. Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.


Domingo 25 de Diciembre de 2017
                  Queridos hermanos:
¿Qué nos enseña un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre? Es la señal que dio el ángel a los pastores. ¿Qué nos enseña? Estaría bien escuchar a los padres de familia lo que les enseña este Niño. Lo que les ha enseñado cada niño, que ha sido concebido, amado, esperado, sufrido...
De tal modo es fuente de sabiduría, de aprender el arte de vivir, que Jesús mismo, el Señor, el Mesías, el Salvador nos dijo que si no cambiamos y nos hacemos como niños no entraremos en el Reino de los Cielos (cf. Mt 18,3).
Todas las lecciones más importantes de la Vida se pueden aprender en la cruz de Cristo, ante Cristo crucificado, y ante un niño, envuelto en pañales y recostado en un pesebre.
No es solo un aprendizaje teórico. La sabiduría no es el engorde de la mente. Es saborear la Vida. “El nombre de sabiduría viene de sabor; como el gusto sirve para conocer el sabor de los alimentos”, dice San Isidoro (Etimologías, IX, Vº). El hombre viejo tiene el gusto del corazón corrompido y siente repugnancia y disgusto ante Dios y las cosas de Dios. En el Pesebre ha sido recostada la Sabiduría. Para que nos apacentemos, para que nos alimentemos de este Niño, pidamos un corazón como el de los pastores que obedecieron el anuncio del Ángel; o el de San José, obediente a lo que el Señor le indicaba en sueños; o al de María, fiel y humilde esclava del Señor, disponible a sus planes, aunque tuviera que sufrir de muchas formas la llegada del Salvador. Sin un corazón sanado de la corrupción del pecado no encontramos sabor en Dios y en las cosas que nos ofrece, son insípidas. ¿Encontrar alegría en la precariedad que tuvieron José y María al tener que ir a una cueva a dar a luz? ¿Saborear la dicha cuando somos despreciados, rechazados? ¿Encontrar las propias delicias en que se burlen de uno, en que le injurien, le persigan o digan con mentira toda clase de mal contra él por causa de este Niño (cf. Mt 5,11-12)? ¿Amar la humildad, el último lugar o el quedar en ridículo por amar y seguir a este Niño? ¿Acudir con presteza al lugar donde uno es despreciado antes que al lugar donde uno es respetado por todos?
Es lo que hicieron los santos. San Ignacio de Loyola, San Francisco de Asís, Santo Domingo de Guzmán. San José. La Virgen María. Corrieron tras el olor de sus perfumes, el amor de Dios le supo mejor que el vino (cf. Ct 1,2-3). Recibieron el gusto espiritual. Encontraron dulce y sabroso y hasta placentero lo que para el mundo es despreciable. Y aprendieron obediencia, humildad, mansedumbre, pobreza, paciencia..., caridad.
¿Qué nos enseña un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre?
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas                                   2, 1-14

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero.
Éste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino goberna­dor de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
— «No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
— «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.»

Palabra del Señor.
EL EVANGELIO CON EL PAPA FRANCISCO
«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló» (Is 9,1). «Un ángel del Señor se les presentó [a los pastores]: la gloria del Señor los envolvió de claridad» (Lc 2,9). De este modo, la liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría.
También nosotros, en esta noche bendita, hemos venido a la casa de Dios atravesando las tinieblas que envuelven la tierra, guiados por la llama de la fe que ilumina nuestros pasos y animados por la esperanza de encontrar la «luz grande». Abriendo nuestro corazón, tenemos también nosotros la posibilidad de contemplar el milagro de ese niño-sol que, viniendo de lo alto, ilumina el horizonte.
El origen de las tinieblas que envuelven al mundo se pierde en la noche de los tiempos. Pensemos en aquel oscuro momento en que fue cometido el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Caín, cegado por la envidia, hirió de muerte a su hermano Abel (cf. Gn 4,8). También el curso de los siglos ha estado marcado por la violencia, las guerras, el odio, la opresión. Pero Dios, que había puesto sus esperanzas en el hombre hecho a su imagen y semejanza, aguardaba pacientemente. Dios esperaba. Esperó durante tanto tiempo, que quizás en un cierto momento hubiera tenido que renunciar. En cambio, no podía renunciar, no podía negarse a sí mismo (cf. 2 Tm 2,13). Por eso ha seguido esperando con paciencia frente a la corrupción de los hombres y de los pueblos. La paciencia de Dios. Qué difícil es entender esto: la paciencia de Dios con nosotros.
A lo largo del camino de la historia, la luz que disipa la oscuridad nos revela que Dios es Padre y que su paciente fidelidad es más fuerte que las tinieblas y que la corrupción. En esto consiste el anuncio de la noche de Navidad. Dios no conoce los arrebatos de ira y la impaciencia; está siempre ahí, como el padre de la parábola del hijo pródigo, esperando atisbar a lo lejos el retorno del hijo perdido; y todos los días, pacientemente. La paciencia de Dios.
La profecía de Isaías anuncia  la aparición de una gran luz que disipa la oscuridad. Esa luz nació en Belén y fue recibida por las manos tiernas de María, por el cariño de José, por el asombro de los pastores. Cuando los ángeles anunciaron a los pastores el nacimiento del Redentor, lo hicieron con estas palabras: «Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). La «señal» es precisamente la humildad de Dios, la humildad de Dios llevada hasta el extremo; es el amor con el que, aquella noche, asumió nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos y nuestras limitaciones. El mensaje que todos esperaban, que buscaban en lo más profundo de su alma, no era otro que la ternura de Dios: Dios que nos mira con ojos llenos de afecto, que acepta nuestra miseria, Dios enamorado de nuestra pequeñez.
Esta noche santa, en la que contemplamos al Niño Jesús apenas nacido y acostado en un pesebre, nos invita a reflexionar. ¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? «Pero si yo busco al Señor» –podríamos responder–. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me busque, quien me encuentre y me acaricie con cariño. Ésta es la pregunta que el Niño nos hace con su sola presencia: ¿permito a Dios que me quiera? (…) ¡Cuánta necesidad de ternura tiene el mundo de hoy! Paciencia de Dios, cercanía de Dios, ternura de Dios. (…) Miremos al misterio y recemos, pidiendo a la Virgen Madre: «María, muéstranos a Jesús». (Francisco. Homilía. 24-12-2014).
«Señor, ayúdame a ser como tú,
dame la gracia de la ternura
en las circunstancias más duras de la vida,
concédeme la gracia de la cercanía
en las necesidades de los demás,
de la humildad en cualquier conflicto».
(Francisco. Homilía. 24-12-2014).


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