11 de enero de 2013

Domingo 13 de enero de 2013. Bautismo del Señor



HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 6 de enero de 2013.

Epifanía del Señor

                             
            Queridos hermanos:
Celebramos este domingo la Fiesta del Bautismo del Señor. Se cierra así el ciclo de Navidad y se inaugura a la vez la primera semana del tiempo ordinario. 
“En un bautismo general, Jesús también se bautizó”, dice el Evangelio. ¿Qué significa bautizar? Bautizar significa sumergir. Dice el catecismo: “bautizar (baptizein en griego) significa "sumergir", "introducir dentro del agua". (1214). Y añade el evangelista San Lucas en un detalle aportado solamente por él: “Y, mientras oraba”. Jesús se sumerge en la oración como se sumerge en el agua. Se introduce hasta el fondo. 
Propongamos un contraste: seguramente hemos visto personas en una piscina o en la orilla de la playa, zambullirse sin miedo en el agua en la parte que más cubre y otras por el contrario ir entrando en la zona que menos cubre, apenas mojado un poco los pies, se retiran, bien porque el agua está fría, bien porque salpican… Jesús se sumerge hasta la cabeza. Jesús sabe que entrar en el agua es aceptar, como venido del Padre, su propia muerte en la cruz. Pero esto lo hace sumergido también en la oración, en la relación de amor con el Padre.
¡Cuántos cristianos lo son de orillita, de mojar un dedito del pie! Nos dice el catecismo que la "inmersión" en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo de donde sale por la resurrección con El (cf Rm 6,3-4; Col 2,12) como "nueva criatura" (2 Co 5,17; Ga 6,15)”. (1214). 
Nuestro bautismo viene a sumergirnos en la oración que nos descubre a Dios que nos ama, que es nuestro Padre, que es nuestra fuerza. Viene a sumergirnos en la muerte de Cristo, muerte al pecado, al hombre viejo.
Claro que Jesús entró totalmente en el agua y también salió de ella. En oración. Anticipo de su propia resurrección. Pidamos al Padre que nuestra comunidad cristiana se adentre en el agua del bautismo, con la esperanza de una vida nueva.
Nuestra parroquia propone para jóvenes y adultos una iniciación cristiana, es decir, un itinerario que lleva a adentrarse en el agua y en la oración para redescubrir el propio bautismo. A través de unas catequesis que comenzarán el martes 15 de enero. Durante dos meses, todos los martes y viernes, a las 21.30 h. en los locales parroquiales. Entra en el agua. Sumérgete en el cristianismo que has recibido por el bautismo y verás las maravillas de la esperanza del cielo abierto, el susurro amoroso del Espíritu Santo en forma de paloma y la voz del Padre que te invita a formar parte de su familia divina por medio de su Hijo Amado.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 15-16. 21-22 

En aquel tiempo, el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no seria Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.»
En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo:
—«Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»
Palabra del Señor.

168 Por medio de la Iglesia recibimos la fe y la vida nueva en Cristo por el bautismo. En el Ritual Romanum, el ministro del bautismo pregunta al catecúmeno: "¿Qué pides a la Iglesia de Dios?" Y la respuesta es: "La fe". "¿Qué te da la fe?" "La vida eterna".
405 El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual.

536  El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53, 12); es ya "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29); anticipa ya el "bautismo" de su muerte sangrienta (cf Mc 10, 38; Lc 12, 50). Viene ya a "cumplir toda justicia" (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26, 39). A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc 3, 22; Is 42, 1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a "posarse" sobre él (Jn 1, 32-33; cf. Is 11, 2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, "se abrieron los cielos" (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación.

 537 Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección: debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del Espíritu para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir una vida nueva" (Rm 6, 4):

Enterrémonos con Cristo por el Bautismo, para resucitar con él; descendamos con él para ser ascendidos con él; ascendamos con él para ser glorificados con él (S. Gregorio Nacianc. Or. 40, 9).
Todo lo que aconteció en Cristo nos enseña que después del baño de agua, el Espíritu Santo desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y que, adoptados por la Voz del Padre, llegamos a ser hijos de Dios. (S. Hilario, Mat 2).

565 Desde el comienzo de su vida pública, en su bautismo, Jesús es el "Siervo" enteramente consagrado a la obra redentora que llevará a cabo en el "bautismo" de su pasión.

628 El Bautismo, cuyo signo original y pleno es la inmersión, significa eficazmente la bajada del cristiano al sepulcro muriendo al pecado con Cristo para una nueva vida: "Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva" (Rm 6,4; cf Col 2, 12; Ef 5, 26).
Al entrar en el agua, los bautizandos reconocen sus pecados y tratan de liberarse del peso de sus culpas. ¿Qué hizo Jesús? Lucas, que en todo su Evangelio presta una viva atención a la oración de Jesús, y lo presenta constantemente como Aquel que ora —en diálogo con el Padre—, nos dice que Jesús recibió el bautismo mientras oraba (cf. 3, 21). A partir de la cruz y la resurrección se hizo claro para los cristianos lo que había ocurrido: Jesús había cargado con la culpa de toda la humanidad; entró con ella en el Jordán. Inicia su vida pública tomando el puesto de los pecadores. La inicia con la anticipación de la cruz. Es, por así decirlo, el verdadero Jonás que dijo a los marineros: «Tomadme y lanzadme al mar» (cf. Jon 1, 12). El significado pleno del bautismo de Jesús, que comporta cumplir «toda justicia», se manifiesta sólo en la cruz: el bautismo es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad, y la voz del cielo — «Este es mi Hijo amado» (Mc 3,17)— es una referencia anticipada a la resurrección. Así se entiende también por qué en las palabras de Jesús el término bautismo designa su muerte (cf. Mc 10, 38; Lc 12, 50). Sólo a partir de aquí se puede entender el bautismo cristiano. La anticipación de la muerte en la cruz que tiene lugar en el bautismo de Jesús, y la anticipación de la resurrección, anunciada en la voz del cielo, se han hecho ahora realidad. Así, el bautismo con agua de Juan recibe su pleno significado del bautismo de vida y de muerte de Jesús. Aceptar la invitación al bautismo significa ahora trasladarse al lugar del bautismo de Jesús y, así, recibir en su identificación con nosotros nuestra identificación con Él. El punto de su anticipación de la muerte es ahora para nosotros el punto de nuestra anticipación de la resurrección con Él. En su teología del bautismo (cf. Rm 6), Pablo ha desarrollado esta conexión interna sin hablar expresamente del bautismo de Jesús en el Jordán. (Benedicto XVI. Jesús de Nazaret).
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“El bautismo de Jesús en el Jordán es anticipación de su bautismo de sangre en la cruz, y también es símbolo de toda la actividad sacramental con la que el Redentor llevará a cabo la salvación de la humanidad. Por eso la tradición patrística se interesó mucho por esta fiesta, la más antigua después de la Pascua. "Cristo es bautizado —canta la liturgia de hoy— y el universo entero se purifica; el Señor nos obtiene el perdón de los pecados: limpiémonos todos por el agua y el Espíritu" ( Antífona del Benedictus , oficio de Laudes). Hay una íntima correlación entre el bautismo de Cristo y nuestro bautismo. En el Jordán se abrió el cielo (cf. Lc 3, 21) para indicar que el Salvador nos ha abierto el camino de la salvación, y nosotros podemos recorrerlo precisamente gracias al nuevo nacimiento "de agua y de Espíritu" ( Jn 3, 5), que se realiza en el bautismo. En él somos incorporados al Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia, morimos y resucitamos con él, nos revestimos de él, como subraya repetidamente el apóstol san Pablo (cf. 1 Co 12, 13; Rm 6, 3-5; Ga 3, 27). Por tanto, del bautismo brota el compromiso de "escuchar" a Jesús, es decir, de creer en él y seguirlo dócilmente, cumpliendo su voluntad. De este modo cada uno puede tender a la santidad, una meta que, como recordó el concilio Vaticano II, constituye la vocación de todos los bautizados”. (Benedicto XVI. Domingo 7 de enero de 2007)
Señor Jesús, que en tu Bautismo, te adentraste en las aguas del Jordán, sepulcro líquido, figura del infierno, donde has vencido al poderoso y al salir prefiguraste la victoria sobre la muerte, abriéndonos el cielo e introduciéndonos en el Señor de la Trinidad expresadas en la Paloma y la Voz.
Convierte los infiernos, abre y derriba las puertas del abismo, atrae a tu Iglesia a tantos bautizados cuyo bautismo resulta ineficaz, haznos participar de tu misma vida, ser guiados por tu Espíritu y buscar hacer la voluntad del Padre para que no se pierda ninguno y podamos colaborar contigo en la salvación de todos los hombres.
 misterioso y encantador Niño. Él es la luz del mundo.” (Pablo VI, Ángelus 8 enero 1978)
1. En las misas del sábado 12 y domingo 13 de enero se harán los anuncios de las catequesis de adultos y jóvenes. 
El martes 15 darán comienzo las catequesis para jóvenes y adultos. Será a las 9.30 de la noche en los locales parroquiales. Continuarán los martes y viernes de los meses de enero y febrero. Os invitamos a rezar para que sean muchos los cristianos que se adentren en las aguas bautismales.
2. El lunes a las 10.00 de la mañana reunión del Equipo de Pastoral de la Salud.
3. El jueves 17 a las 20.30 h. reunión del Equipo de Liturgia.
4. El viernes 18 a las 18.00 rito de entrega con el grupo de 1º de Anatolé.
5. Peregrinación a la Catedral con motivo del Año de la Fe el sábado 26 de enero a las 11.00 h. Se invita a todos los feligreses a asistir al encuentro con Nuestro Sr. Arzobispo, celebrar la Eucaristía con Él y confesar nuestra fe en la Madre de las Iglesias de nuestra Diócesis: la Catedral de Valencia. Los que tengan dificultad de desplazamiento en coche o tren comuniquen con el párroco o vicario.
6. Un icono réplica de la Virgen de Czestochova, está peregrinando por todo el mundo en defensa de la Vida y la familia. Estará D.m. en Valencia el lunes 14 y el martes 15. HORARIO PROVISIONAL: Lunes 14: Recepción en el ayuntamiento de Valencia o en Les Corts a las 18.00. Traslado a Casa Cuna. A las 19.00 (aprox); Misa y después Vigilia organizada por la comunidad polaca. Durante la noche habrán turnos de vela para acompañar toda la noche al icono. Martes 15: El icono estará en Casa Cuna hasta las 13.00 que se trasladará a la iglesia del Temple donde a las 19.30 se rezará el Rosario y después se celebrará  la Eucaristía de despedida.

Encuentro de los agentes de Pastoral de la Salud de Vicaría en el Centro Parroquial de El Vergel el sábado 19 de enero de 10.00 h. a 13.00 h.

“Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres (cf. Mt 10,32; Rom 10,9)”, dice el Catecismo nº 14. Por ello os proponemos, a partir del domingo que viene, confesar la fe en las misas.
¿Cómo hacerlo? Muy sencillo:
- Primero decídete a presentarte voluntario. “Que nadie se vuelva perezoso en la fe”, nos dice el Papa. (Porta Fidei 15).
- Luego elige una misa de un fin de semana de los turnos que están en la sacristía.
- Contesta por escrito de forma sencilla y sin pasar de un folio, las cuatro preguntas que están al final de este escrito. Si quieres, los sacerdotes de la parroquia te podemos ayudar.
- Invita a todos tus familiares y amigos a asistir ese día a la misa en que darás testimonio público de tu fe.
- En esa misa, después de la homilía y antes del Credo, el sacerdote te llamará para dar el testimonio.
A todos nos cuesta hablar en público, pero tu fe saldrá fortalecida, todos nos beneficiamos de los testimonios de los demás, y tras el testimonio experimentarás una paz interior única.
¡Ánimo! ¡No esperes a ser el último!
Preguntas para el testimonio personal de fe:

1.- ¿Por qué Creo en Dios?
2.- ¿En qué cosas concretas de tu vida puedes decir como San Pablo: “Para mi la vida es Cristo?
3.- ¿Por qué estoy en la Iglesia católica?
4.- ¿Cuál es la experiencia de fe más importante de mi vida?

Del  14 al 20 de enero de 2013

Lunes 14. S. JUAN DE RIBERA. 19.30 h.: sin intención.
Martes 15. 19.30 h.: En sufragio de Francisco Dalmau.
Miércoles 16. 19.30 h.: En sufragio de Estanislao Estrugo Castillo.
Jueves 17. S. Antonio Abad. 19.30 h.: sin intención.
Viernes 18. 19.30 h.: sin intención.
Sábado 19. II T.O. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de los difuntos de la familia Espí—Sanchis. 21.00 h.: sin intención.
Domingo 20. II T.O. 12.00 h. Pro Pópulo.

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