22 de noviembre de 2019

Domingo 24 de noviembre de 2019.34 TO C.

   
                  Queridos hermanos:
¿Cómo reaccionarías en un contexto hostil? ¿Qué pensamientos, palabras u obras saldrían de ti? Hay dos personajes en este evangelio que van contracorriente, que van contra el influjo potente del entorno: Jesús y el ladrón arrepentido.
Jesús ha sido abandonado, condenado, insultado, maltratado, crucificado como un malhechor. Todo pinta el mismo color para los que están presentes en la crucifixión: el insulto. Insultar es dirigir palabras, expresiones o gestos ofensivos y humillantes. Junto con el insulto la distancia a la hora de socorrer, la provocación, la tentación, la blasfemia. Intervienen las autoridades, que con su ejemplo abren la puerta a que los demás puedan hacer lo mismo, el pueblo, los soldados, hasta uno de los malhechores crucificado con Jesús. Todos encuentran justificado el insultar de formas distintas a Jesús: haciendo muecas, burlándose, ofreciendo vinagre.
“Pero ante este ataque al propio modo de ser, Jesús no habla, no reacciona. No se defiende, no trata de convencer, no hace una apología de su realeza. Más bien sigue amando, perdona, vive el momento de la prueba según la voluntad del Padre, consciente de que el amor dará su fruto” (Francisco. Homilía. 20-11-2016). Jesús sigue la corriente de la gracia, de la voluntad llena de amor del Padre y ama y reina manteniendo su misericordia en este contexto hostil.
Por otro lado, el ladrón arrepentido tiene ante sí un contexto muy hostil para ponerse a defender como abogado a Jesús, insultado por todos. Quizá la respuesta mejor hubiera sido callar. Podría haberse dicho: “mal estamos, no vaya a irme peor; no está la situación como para que salga yo en defensa de éste”. Pero al contrario: sale en defensa de Jesús y hasta llega a pedirle que se apiade de él. Y la respuesta de Jesús, lejos de ser: “déjame en paz, iros todos al cuerno”, sigue siendo la de la misericordia y el ofrecimiento de su reinado: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
La influencia nefasta de Satanás (cf. Catecismo 394) y de los pecados de todos los hombres de toda la historia (cf. Catecismo 408) hace que todo el mundo yazca en poder del maligno (cf. 1 Jn 5,19; cf. 1 P 5,8; Catecismo 409). Somos fácilmente influenciables. Los insultos de las autoridades llevó a que el pueblo y luego los soldados y hasta uno de los malhechores insultara a Jesús. Por eso el buen o mal ejemplo de las autoridades, sus declaraciones, o leyes pueden influir positiva o negativamente en el pueblo. También los medios de comunicación (Catecismo 2493). El combate de la fe que se gana con la oración y la misericordia pueden influir en la marcha de la historia. La fidelidad al Señor y el amor al prójimo, como la levadura, llevan consigo la en un contexto hostil. Y así se extiende su Reino.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 23, 35-43

En aquel tiempo, las autoridades y el pueblo hacían muecas a Jesús, diciendo:
«A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».
Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre y diciendo:
«Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».
Había encima un letrero:
«Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo:
«¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».
Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía:
«¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo.
Y decía:
«Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».
Jesús le dijo:
«En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».
Palabra del Señor.
JESÚS, REY DESDE LA CRUZ
440   El verdadero sentido de su realeza no se ha manifestado más que desde lo alto de la Cruz (cf. Jn 19, 19-22; Lc 23, 39-43).

JESÚS, SEÑOR DE LA VIDA ETERNA

679   Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. "Adquirió" este derecho por su Cruz. El Padre también ha entregado "todo juicio al Hijo" (Jn 5, 22;cf. Jn 5, 27; Mt 25, 31; Hch 10, 42; 17, 31; 2 Tm 4, 1). Pues bien, el Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar (cf. Jn 3,17) y para dar la vida que hay en él (cf. Jn 5, 26). Es por el rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí mismo  (cf. Jn 3, 18; 12, 48); es retribuido según sus obras (cf. 1 Co 3, 12- 15) y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu de amor (cf. Mt 12, 32; Hb 6, 4-6; 10, 26-31).

LA ORACIÓN INFLUYE EN LA MARCHA DE LA HISTORIA

2660   Es justo y bueno orar para que la venida del Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante amasar con la oración las humildes situaciones cotidianas. Todas las formas de oración pueden ser esa levadura con la que el Señor compara el Reino (cf Lc 13, 20-21).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“El Evangelio presenta la realeza de Jesús al culmen de su obra de salvación, y lo hace de una manera sorprendente. «El Mesías de Dios, el Elegido, el Rey» (Lc 23,35.37) se muestra sin poder y sin gloria: está en la cruz, donde parece más un vencido que un vencedor. Su realeza es paradójica: su trono es la cruz; su corona es de espinas; no tiene cetro, pero le ponen una caña en la mano; no viste suntuosamente, pero es privado de la túnica; no tiene anillos deslumbrantes en los dedos, pero sus manos están traspasadas por los clavos; no posee un tesoro, pero es vendido por treinta monedas.
Verdaderamente el reino de Jesús no es de este mundo (cf. Jn 18,36); pero justamente es aquí —nos dice el Apóstol Pablo en la segunda lectura—, donde encontramos la redención y el perdón (cf. Col 1,13-14). Porque la grandeza de su reino no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas. Por este amor, Cristo se abajó hasta nosotros, vivió nuestra miseria humana, probó nuestra condición más ínfima: la injusticia, la traición, el abandono; experimentó la muerte, el sepulcro, los infiernos. De esta forma nuestro Rey fue incluso hasta los confines del Universo para abrazar y salvar a todo viviente. No nos ha condenado, ni siquiera conquistado, nunca ha violado nuestra libertad, sino que se ha abierto paso por medio del amor humilde que todo excusa, todo espera, todo soporta (cf. 1 Co 13,7). Sólo este amor ha vencido y sigue venciendo a nuestros grandes adversarios: el pecado, la muerte y el miedo.
Hoy queridos hermanos y hermanas, proclamamos está singular victoria, con la que Jesús se ha hecho el Rey de los siglos, el Señor de la historia: con la sola omnipotencia del amor, que es la naturaleza de Dios, su misma vida, y que no pasará nunca (cf. 1 Co 13,8). Compartimos con alegría la belleza de tener a Jesús como nuestro rey; su señorío de amor transforma el pecado en gracia, la muerte en resurrección, el miedo en confianza.
(…) Además de Jesús, aparecen tres figuras. (…) En primer lugar, el pueblo: el Evangelio dice que «estaba mirando» (Lc 23,35): ninguno dice una palabra, ninguno se acerca. El pueblo está lejos, observando qué sucede. Es el mismo pueblo que por sus propias necesidades se agolpaba entorno a Jesús, y ahora mantiene su distancia. Frente a las circunstancias de la vida o ante nuestras expectativas no cumplidas, también podemos tener la tentación de tomar distancia de la realeza de Jesús, de no aceptar totalmente el escándalo de su amor humilde, que inquieta nuestro «yo», que incomoda. Se prefiere permanecer en la ventana, estar a distancia, más bien que acercarse y hacerse próximo. Pero el pueblo santo, que tiene a Jesús como Rey, está llamado a seguir su camino de amor concreto; a preguntarse cada uno todos los días: «¿Qué me pide el amor? ¿A dónde me conduce? ¿Qué respuesta doy a Jesús con mi vida?».
 Hay un segundo grupo, que incluye diversos personajes: los jefes del pueblo, los soldados y un malhechor. Todos ellos se burlaban de Jesús. Le dirigen la misma provocación: «Sálvate a ti mismo» (cf. Lc 23,35.37.39). Es una tentación peor que la del pueblo. Aquí tientan a Jesús, como lo hizo el diablo al comienzo del Evangelio (cf. Lc 4,1-13), para que renuncie a reinar a la manera de Dios, pero que lo haga según la lógica del mundo: baje de la cruz y derrote a los enemigos. Si es Dios, que demuestre poder y superioridad. Esta tentación es un ataque directo al amor: «Sálvate a ti mismo» (vv. 37. 39); no a los otros, sino a ti mismo. Prevalga el yo con su fuerza, con su gloria, con su éxito. Es la tentación más terrible, la primera y la última del Evangelio. Pero ante este ataque al propio modo de ser, Jesús no habla, no reacciona. No se defiende, no trata de convencer, no hace una apología de su realeza. Más bien sigue amando, perdona, vive el momento de la prueba según la voluntad del Padre, consciente de que el amor dará su fruto. (…)
En el Evangelio aparece otro personaje, más cercano a Jesús, el malhechor que le ruega diciendo: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino» (v. 42). Esta persona, mirando simplemente a Jesús, creyó en su reino. Y no se encerró en sí mismo, sino que con sus errores, sus pecados y sus dificultades se dirigió a Jesús. Pidió ser recordado y experimentó la misericordia de Dios: «hoy estarás conmigo en el paraíso» (v. 43). Dios, apenas le damos la oportunidad, se acuerda de nosotros. Él está dispuesto a borrar por completo y para siempre el pecado, porque su memoria, no como la nuestra, olvida el mal realizado y no lleva cuenta de las ofensas sufridas. Dios no tiene memoria del pecado, sino de nosotros, de cada uno de nosotros, sus hijos amados. Y cree que es siempre posible volver a comenzar, levantarse de nuevo” (Francisco. Homilía. 20-11-2016).
Señor Jesús, que acogiéndote al Padre y fiel a tu misión, has permanecido en la cruz y, aun hoy, permaneces en la intercesión ante el Padre pidiendo perdón por nuestros pecados y justificándonos con tu sangre. Como el ladrón arrepentido ábrenos a la esperanza de recibir tu perdón y tu gracia. Con la gracia de tu Espíritu concédenos no cerrar nunca la puerta de la reconciliación y del perdón, el saber ir más allá del mal, el dar una nueva oportunidad a los demás, el saber esperar, saber perdonar, saber, amar como Tú.
EL EJEMPLO DE
SANTA TERESA DE JESÚS (III)

Viendo y escuchando a Santa Teresa, Teresa de Jesús, me vienen a la mente como dichas por ella, aquellas impresionantes palabras del Papa san Juan Pablo II, elegido Papa precisamente al día siguiente de la santa: "No tengáis miedo, abrid de par en par las puertas a Cristo. Abrid a su fuerza salvadora las fronteras de los Estados, los sistemas económicos y políticos, los vastos campos de la cultura, de la civilización, del desarrollo. No tengáis miedo. Cristo sabe lo que hay dentro del hombre. Sólo Él lo sabe. A menudo el hombre se siente invadido por la duda, que se transforma en desesperación. Permitid por tanto, os lo ruego, os lo imploro con humildad y confianza permitid a Cristo que hable al hombre". Llamemos a la conversión, a que los cristianos volvamos de verdad a Cristo, Y surgirá y se edificará una humanidad nueva.
Esto nos dijo el sucesor de Pedro, al que tan unida, como hija fiel de la Iglesia, estuvo santa Teresa; al que tanto quiso, por el que tanto rogó y al que tanto ayudó en vida. Y esto nos diría, nos dice también la santa: que escuchemos y obedezcamos al Papa Francisco que nos está urgiendo constantemente a evangelizar para la conversión personal, que es ahí donde radica la conversión pastoral. Ella, Teresa de Jesús, nos ruega que nos abramos a Cristo, que le acojamos, es lo mejor que puede decirnos y pedirnos santa Teresa. Que para esto, además, hemos convocado e iniciado este Sínodo diocesano. (De la Homilía de D. Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en la misa inicio Sínodo. 15-10-2019).








La parroquia ofrece una rifa de un jamón para ayudar a recaudar ingresos para atender a los necesitados de la parroquia. Es una campaña de Cáritas parroquial.
185 € + un donativo de 50 € para los ventanales:
235 €
Gracias por tu colaboración. Donativos en BANKIA
ES83-2038-6230-7530-0042-0970
1. El lunes 25 de noviembre a las 10,15 se reunirá el Equipo de Pastoral de la Salud.
2. COMIENZA EL ADVIENTO. El sábado 30 de noviembre, con las primeras vísperas, comienza el Tiempo de Adviento. Se realizará la ORACIÓN COMUNITARIA de lunes a viernes, a las 6.30 de la mañana.
3. En breve estará a la venta el Calendario 2020. Ayúdenos a difundirlo. Es una pequeña campaña económica que realiza la parroquia para sufragar los muchos gastos que ocasiona la hipoteca y el crédito. Se deben todavía unos 170.000 €.
4. YA ESTÁ A SU DISPOSICIÓN EL EVANGELIO 2020 Y LIBRETAS PARA APUNTES.
5. La Revista Callejeros de la Fe saldrá el próximo domingo.

Con 107 personas apuntadas, te animamos a este curso para profesores, padres, catequistas educadores.

El curso es los lunes: 25 de noviembre, 2, 9, 16 de diciembre y 13, 20 y 27 de enero; a las 20.15 h. es la acogida y a las 20.30 h. comienza la sesión en el templo parroquial.
Del 25 de noviembre al 1 de diciembre de 2019
Lunes 25. Santa catalina de Alejandría, virgen y mártir. 19.30 h.: en acción de gracias.  
Martes 26. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta.  
Miércoles 27. Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. 19.30 h.: Sin intención. 
Jueves 28. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta
Viernes 29. 19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche.
Sábado 30. Por la mañana: Fiesta de San Andrés, apóstol.
Por la tarde: PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO.
18.00 h.: Con niños. En sufragio de: dif.fam. Ojeda - Peiró. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta; Víctor Ferragut.  21.00 h.: Sin intención.
Domingo 1. PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO.
10.00 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: dif.fam. Ferrer - Puig; Alberto Belda Serra.


A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

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