18 de febrero de 2018

Domingo 18 de febrero de 2018, 1 CUA B

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com




Domingo 18 de Febrero de 2018


                 Queridos hermanos:
Jesucristo ha venido a prender fuego. (cf. Mt 3,11; Lc 12,49; Hch 2,3). A derramar el fuego de su Espíritu en nuestros corazones. El fuego de la fe, que arde por la esperanza y se extiende por la caridad. Nuestros corazones, lastimados por los engaños del diablo, heridos por nuestros pecados, tienen el peligro de enfriarse, de quedar en cenizas.
Nos imaginamos a veces a Satanás en los fuegos del infierno. Dante Alighieri, en su descripción del infierno, - nos comenta el Papa Francisco -, se imagina al diablo sentado en un trono de hielo; su morada es el hielo del amor extinguido.” (Mensaje para la Cuaresma 2018). Y esto es lo que quiere hacer con nosotros: que se apague el amor y vivamos encerrados en el hielo de un corazón endurecido. Y esto es lo que quiso hacer el diablo con Jesús. El Espíritu Santo empujó a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. ¿Y qué hace Jesús en el desierto? Permanecer, mantenerse firme, quedarse, no huir ni escapar. No se larga. Nos dice el evangelio de San Marcos: Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.” Y dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación.” (nº 539). Su permanencia fue nuestra victoria.
Hoy son tantas las formas de huida… el activismo, el ocio desmedido, el desánimo, la tristeza, la desconfianza, la apatía, la resignación, “esos demonios que cauterizan y paralizan el alma del pueblo creyente. La Cuaresma es tiempo rico para desenmascarar éstas y otras tentaciones y dejar que nuestro corazón vuelva a latir al palpitar del Corazón de Jesús.” (Francisco. 14-3-2018).
Algunas otras tentaciones se dan desde dentro mismo del encuentro con Dios. Ciertamente hay gente que no busca a Dios. Ni tan siquiera busca. Otros buscan, o buscan a Dios, pero no le han encontrado todavía. Otros lo han encontrado y le sirven con la ofrenda de sus vidas. Pero hay otros que le han encontrado, pero no le sirven. Se sirven a sí mismos. (cf. Fabrice Hadjadj. La fe de los demonios. Pág. 20). Creen en Él, pero no le aman. Han perdido el amor primero. Han caído en una sutil tentación del diablo que se interpone y enfría el amor, enfría la relación de amor con el Padre y con los demás. Han caído en una egolatría y satisfacción por las obras realizadas que lleva a un cierto desprecio de los demás, sobre todo en sus limitaciones, fallos, errores o pecados. Es la fe del fariseo, del hipócrita. Reza, da gracias, asiste a la comunidad o al culto, pero está lleno de sí, su corazón no arde de amor a Dios y al prójimo.
La Iglesia nos ofrece tres medicinas: la oración, el ayuno y la limosna, para salir de la “frialdad que paraliza el corazón y las obras” (Mensaje Cuaresma 2018).

Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del evangelio según San Marcos           1, 12-15

En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían.
Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
“Se ha cumplido el tiempo y está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio”.
Palabra del Señor
 
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“El miércoles pasado, con el rito de la Ceniza, inició la Cuaresma, y hoy es el primer domingo de este tiempo litúrgico que hace referencia a los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto, después del bautismo en el río Jordán. Escribe san Marcos en el Evangelio de hoy: «El Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían» (1, 12-13). Con estas escuetas palabras el evangelista describe la prueba que Jesús afrontó voluntariamente, antes de iniciar su misión mesiánica. Es una prueba de la que el Señor sale victorioso y que lo prepara para anunciar el Evangelio del Reino de Dios. Él, en esos cuarenta días de soledad, se enfrentó a Satanás «cuerpo a cuerpo», desenmascaró sus tentaciones y lo venció. Y en Él hemos vencido todos, pero a nosotros nos toca proteger esta victoria en nuestra vida diaria.
La Iglesia nos hace recordar ese misterio al inicio de la Cuaresma, porque nos da la perspectiva y el sentido de este tiempo, que es un tiempo de combate —en Cuaresma se debe combatir—, un tiempo de combate espiritual contra el espíritu del mal (cf. Oración colecta del Miércoles de Ceniza). Y mientras atravesamos el «desierto» cuaresmal, mantengamos la mirada dirigida a la Pascua, que es la victoria definitiva de Jesús contra el Maligno, contra el pecado y contra la muerte. He aquí entonces el significado de este primer domingo de Cuaresma: volver a situarnos decididamente en la senda de Jesús, la senda que conduce a la vida. Mirar a Jesús, lo que hizo Jesús, e ir con Él.
Y este camino de Jesús pasa a través del desierto. El desierto es el lugar donde se puede escuchar la voz de Dios y la voz del tentador. En el rumor, en la confusión esto no se puede hacer; se oyen sólo las voces superficiales. En cambio, en el desierto podemos bajar en profundidad, donde se juega verdaderamente nuestro destino, la vida o la muerte. ¿Y cómo escuchamos la voz de Dios? La escuchamos en su Palabra. Por eso es importante conocer las Escrituras, porque de otro modo no sabremos responder a las asechanzas del maligno. Y aquí quisiera volver a mi consejo de leer cada día el Evangelio: cada día leer el Evangelio, meditarlo, un poco, diez minutos; y llevarlo incluso siempre con nosotros: en el bolsillo, en la cartera... Pero tener el Evangelio al alcance de la mano. El desierto cuaresmal nos ayuda a decir no a la mundanidad, a los «ídolos», nos ayuda a hacer elecciones valientes conformes al Evangelio y a reforzar la solidaridad con los hermanos.
Entonces entramos en el desierto sin miedo, porque no estamos solos: estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo. Es más, como lo fue para Jesús, es precisamente el Espíritu Santo quien nos guía por el camino cuaresmal, el mismo Espíritu que descendió sobre Jesús y que recibimos en el Bautismo. La Cuaresma, por ello, es un tiempo propicio que debe conducirnos a tomar cada vez más conciencia de cuánto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, obró y puede obrar en nosotros. Y al final del itinerario cuaresmal, en la Vigilia pascual, podremos renovar con mayor consciencia la alianza bautismal y los compromisos que de ella derivan.
Que la Virgen santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Él, que quiere hacer de cada uno de nosotros una «nueva creatura». (Francisco. 22-2-2015)
LA CUARESMA ES EL TIEMPO DE...
Cuaresma es el tiempo para decir «no». No, a la asfixia del espíritu por la polución que provoca la indiferencia, la negligencia de pensar que la vida del otro no me pertenece por lo que intento banalizar la vida especialmente la de aquellos que cargan en su carne el peso de tanta superficialidad. La cuaresma quiere decir «no» a la polución intoxicante de las palabras vacías y sin sentido, de la crítica burda y rápida, de los análisis simplistas que no logran abrazar la complejidad de los problemas humanos, especialmente los problemas de quienes más sufren. La cuaresma es el tiempo de decir «no»; no, a la asfixia de una oración que nos tranquilice la conciencia, de una limosna que nos deje satisfechos, de un ayuno que nos haga sentir que hemos cumplido. Cuaresma es el tiempo de decir no a la asfixia que nace de intimismos excluyentes que quieren llegar a Dios saltándose las llagas de Cristo presentes en las llagas de sus hermanos: esas espiritualidades que reducen la fe a culturas de gueto y exclusión.
Cuaresma es tiempo de memoria, es el tiempo de pensar y preguntarnos: ¿Qué sería de nosotros si Dios nos hubiese cerrado las puertas? ¿Qué sería de nosotros sin su misericordia que no se ha cansado de perdonarnos y nos dio siempre una oportunidad para volver a empezar? Cuaresma es el tiempo de preguntarnos: ¿Dónde estaríamos sin la ayuda de tantos rostros silenciosos que de mil maneras nos tendieron la mano y con acciones muy concretas nos devolvieron la esperanza y nos ayudaron a volver a empezar?
Cuaresma es el tiempo para volver a respirar, es el tiempo para abrir el corazón al aliento del único capaz de transformar nuestro barro en humanidad. No es el tiempo de rasgar las vestiduras ante el mal que nos rodea sino de abrir espacio en nuestra vida para todo el bien que podemos generar, despojándonos de aquello que nos aísla, encierra y paraliza. Cuaresma es el tiempo de la compasión para decir con el salmista: «Devuélvenos Señor la alegría de la salvación, afiánzanos con espíritu generoso para que con nuestra vida proclamemos tu alabanza»; y nuestro barro —por la fuerza de tu aliento de vida— se convierta en «barro enamorado». (Francisco. Homilía miércoles de ceniza 1-3-2017).
LAS TENTACIONES EN EL DESIERTO
538          Los Evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan: "Impulsado por el Espíritu" al desierto, Jesús permanece allí sin comer durante cuarenta días; vive entre los animales y los ángeles le servían (cf. Mc 1, 12-13). Al final de este tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo se aleja de él "hasta el tiempo determinado" (Lc 4, 13).

539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.

540 La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres (cf Mt 16, 21-23) le quieren atribuir. ... La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.

LA CUARESMA, TIEMPO DE PENITENCIA
1438 Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico (el tiempo de Cuaresma, cada viernes en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia. Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes (obras caritativas y misioneras).
Señor Jesús, concédenos el fuego de tu Espíritu Santo, da calor a nuestro corazón, para que se detenga dando tiempo a la familia, a los amigos, a los hijos, a los abuelos, a la gratuidad… a Dios. Abre los ojos de nuestro corazón para mirar los signos de fe, esperanza y caridad, signos de vida que has sembrado a nuestro alrededor, ojos que vean a los que sufren o pasan dificultades y sácanos de la desconfianza, la apatía y la resignación. Haznos volver a la casa del Padre que no se cansa ni se cansará de tender la mano. (Inspirada en la homilía del Papa Francisco. 14-3-2018).
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.
Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. Os recordamos que durante toda la cuaresma, en los días laborables, a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes en el Templo parroquial de modo solemne y cantado. Y a las 10.00 h. Oración de la mañana con Exposición del Santísimo Sacramento en la Capilla de la Comunión.
También los viernes de Cuaresma hay Adoración eucarística en la parroquia por la tarde de 16.30 h. a 19.00 h. Durante ese tiempo se puede celebrar el Sacramento del Perdón. A las 18.30 se rezará el Rosario y a las 19.00 h. se hará la Reserva para hacer el Ejercicio del Vía Crucis.
Durante el tiempo de Cuaresma invitarles al ejercicio de la limosna. Como dice el Papa Francisco en el mensaje para la Cuaresma de este año: “nos libera de la avidez y nos ayuda a descubrir que el otro es mi hermano: nunca lo que tengo es sólo mío. Cuánto desearía que la limosna se convirtiera para todos en un auténtico estilo de vida… Y cuánto querría que también en nuestras relaciones cotidianas, ante cada hermano que nos pide ayuda, pensáramos que se trata de una llamada de la divina Providencia: cada limosna es una ocasión para participar en la Providencia de Dios hacia sus hijos; y si él hoy se sirve de mí para ayudar a un hermano, ¿no va a proveer también mañana a mis necesidades, él, que no se deja ganar por nadie en generosidad?”.


FORMACIÓN DE CÁRITAS “LOS LUNES COMPARTIDOS”

El lunes 26 de febrero a las 20.00 h. en la sede de Cáritas Interparroquial con el tema “El estilo propio de Evangelizar desde Cáritas” a cargo de Pepe Real, responsable del área de formación de Cáritas Diocesana de Valencia.
  
1. FORMACIÓN ARCIPRESTAL DE CATEQUISTAS. 
El lunes 19 de febrero a las 17.30 h. y a las 20.15 h. en los locales parroquiales de San Francisco de Borja de Gandía trabajaremos el tema del primer anuncio y el ambiente en la catequesis.

2. Se ha recaudado para la colecta de Manos Unidas unos 700 €.
3. El sábado 24 de febrero de 9.30 h. a 13.00 h. en la parroquia de San José de Tavernes de la Valldigna se hará el Retiro arciprestal de Cuaresma.

4. El sábado 24 de febrero en la misa de 18.00 h. se hará la entrega de la oración del shemá a los niños de primero de la catequesis de Jesús es el Señor.
Del 19 al 25 de febrero de 2018
Lunes 19. 19.30 h.: Sin intención. Martes 20. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Espí-Sanchis. Miércoles 21. San Pedro Damián, obispo y doctor. 19.30 h.: Sin intención. Jueves 22. Fiesta de la Cátedra del apóstol san Pedro. 19.30 h.: Sin intención. Viernes 23. San Policarpo, obispo y mártir. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles; Rvdo. D. Ismael Fos Santamaría. Sábado 24. Por la tarde: DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Juanita Saez. 21.00 h.: Sin intención. Domingo 25. DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.

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