11 de febrero de 2018

Domingo 11 de febrero de 2018. 6 TO B.

HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com




Domingo 11 de Febrero de 2018


                 Queridos hermanos:
No temamos acercarnos a Jesús, estemos como estemos. El Evangelio de este domingo nos presenta el movimiento de un leproso hacia Jesús y el movimiento de Jesús hacia el leproso. El leproso, que era un persona enferma, estaba excluida de la población y del contacto con los demás: “vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento” (Lv 13,46). También estaba excluida del culto. Además del dolor físico y moral se añade el dolor espiritual. Fácilmente puede pensar este leproso que Dios no le quiere, que le ha despreciado. Y pasa a ser un muerto andante. Y dice el Evangelio que este leproso se acercó a Jesús, que se puso de rodillas y que le suplicó: “«Si quieres, puedes limpiarme». Ciertamente este leproso pudo acercarse a Jesús porque Jesús había salido a los caminos. Recordemos el final del evangelio de la semana pasada: “«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.» Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.”
Por eso es tan necesaria una Iglesia en salida, como nos dice el Papa Francisco. Habiendo experimentado el admirable intercambio que nos salva, es necesario salir para que pueda haber un encuentro con el necesitado. Jesús se ha unido, diríamos, matrimonialmente con el leproso, con nuestra humanidad manchada por el pecado. Él nos da su pureza que nos lava de nuestros pecados. Nosotros le damos nuestra lepra que lo lleva a morir fuera de la ciudad de Jerusalén, cargado con nuestros pecados.
Si hemos imitado en nuestra vida muchas veces al leproso, que es curado y se marcha, imitemos ahora a Jesús, que carga humildemente con el oprobio. Dijo una vez el Señor a S. Juan de la Cruz: "¿Qué recompensa quieres, hijo mío?", y Juan le respondió: "Ser despreciado y sufrir por vos, Señor"; fue escuchado su deseo pocos días más tarde, siendo tratado como religioso indigno y en forma que apenas puede creerse. (citado en Garrigou –Lagrange. Las tres edades de la vida interior. Pág 678).
“A nosotros, hoy, el Evangelio de la curación del leproso nos dice que si queremos ser auténticos discípulos de Jesús estamos llamados a llegar a ser, unidos a Él, instrumentos de su amor misericordioso, superando todo tipo de marginación. Para ser «imitadores de Cristo»... ante un pobre o un enfermo, no tenemos que tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y abrazarlo. ... ¿cuándo ayudáis a los demás, los miráis a los ojos? ¿Los acogéis sin miedo de tocarlos? ¿Los acogéis con ternura? ...¿cómo ayudáis? A distancia, ¿o con ternura, con cercanía? Si el mal es contagioso, lo es también el bien. ... Dejémonos contagiar por el bien y contagiemos el bien.” (Francisco. Ángelus 15-2-2015).
Jesús, vuestro párroco
+  Lectura del santo evangelio
según San Marcos              1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
—«Si quieres, puedes limpiarme»
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
—«Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
— «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio.
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.
Palabra del Señor.
 
CAMPAÑA MANOS UNIDAS
CONTRA EL HAMBRE EN EL MUNDO
El papa Francisco, en la carta encíclica “Laudato Si” (LS), nos ayuda a tomar conciencia de nuestra responsabilidad. “Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos” (LS 202). “No hay sistemas que anulen por completo la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos” (LS 206). “Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social” (LS 206). “Cuando somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad” (LS 208).
Algunos datos que nos pueden ayudar:
- Más de 3 millones de niños y niñas menores de cinco años mueren de hambre en el mundo al año por desnutrición. (Aproximadamente como los habitantes que tiene Madrid).
- La mayoría de los 795 millones de personas que pasan hambre viven en los países empobrecidos. (Más que todos los habitantes de Europa).
- 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de casa. (Más de 14 veces la población española).
- 66 millones de niños y niñas van al colegio con hambre. (Un poco menos que la población de Francia).
700 millones de personas tienen menos de 1,90 dólares al día para vivir, viven en extrema pobreza. 795 millones de personas carecen de alimentos suficientes. La desnutrición es la causa del 45% de las muertes de niños y niñas.

Una de la mayores injusticias del mundo contemporáneo consiste precisamente en esto: en que son relativamente pocos los que poseen mucho, y muchos los que no poseen casi nada. Es la injusticia de la mala distribución de los bienes y servicios destinados originalmente a todos. (Sollicitudo Rei Socialis, n. 28)
“Hoy, creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos. Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos.” (Laudato Si’ n.93)
Dice el papa Francisco: “El consumismo –en el que nuestras sociedades se ven insertas– nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos. Pero nos hará bien recordar que el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, del que tiene hambre. Esta realidad nos pide reflexionar sobre el problema de la pérdida y del desperdicio del alimento a fin de identificar vías y modos que, afrontando seriamente tal problemática, sean vehículo de solidaridad y de compartición con los más necesitados”. (Discurso del Santo Padre a la sesión anual de la Junta Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, 13 de junio de 2016)

EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“En estos domingos el evangelista san Marcos nos está relatando la acción de Jesús contra todo tipo de mal, en beneficio de los que sufren en el cuerpo y en el espíritu: endemoniados, enfermos, pecadores... Él se presenta como aquel que combate y vence el mal donde sea que lo encuentre. En el Evangelio de hoy (cf. Mc 1, 40-45) esta lucha suya afronta un caso emblemático, porque el enfermo es un leproso. La lepra es una enfermedad contagiosa que no tiene piedad, que desfigura a la persona, y que era símbolo de impureza: el leproso tenía que estar fuera de los centros habitados e indicar su presencia a los que pasaban. Era marginado por la comunidad civil y religiosa. Era como un muerto ambulante.
El episodio de la curación del leproso tiene lugar en tres breves pasos: la invocación del enfermo, la respuesta de Jesús y las consecuencias de la curación prodigiosa. El leproso suplica a Jesús «de rodillas» y le dice: «Si quieres, puedes limpiarme» (v. 40). Ante esta oración humilde y confiada, Jesús reacciona con una actitud profunda de su espíritu: la compasión. Y «compasión» es una palabra muy profunda: compasión significa «padecer-con-el otro». El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por ese hombre, acercándose a él y tocándolo. Y este detalle es muy importante. Jesús «extendió la mano y lo tocó... la lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio» (v. 41-42). La misericordia de Dios supera toda barrera y la mano de Jesús tocó al leproso. Él no toma distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio de nuestro mal; y precisamente así nuestro mal se convierte en el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros nuestra humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y capaz de sanar. Esto sucede cada vez que recibimos con fe un Sacramento: el Señor Jesús nos «toca» y nos dona su gracia. En este caso pensemos especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra del pecado. (…)
Para ser «imitadores de Cristo» (cf. 1 Cor 11, 1) ante un pobre o un enfermo, no tenemos que tener miedo de mirarlo a los ojos y de acercarnos con ternura y compasión, y de tocarlo y abrazarloSi el mal es contagioso, lo es también el bien. Por lo tanto, es necesario que el bien abunde en nosotros, cada vez más. Dejémonos contagiar por el bien y contagiemos el bien.” (Francisco. Ángelus 15-2-2015).
1504         A menudo Jesús pide a los enfermos que crean (cf Mc 5,34.36; 9,23). Se sirve de signos para curar: saliva e imposición de manos (cf Mc 7,32-36; 8, 22-25), barro y ablución (cf Jn 9,6s). Los enfermos tratan de tocarlo (cf Mc 1,41; 3,10; 6,56) "pues salía de él una fuerza que los curaba a todos" (Lc 6,19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa "tocándonos" para sanarnos.

2616         La oración a Jesús ya ha sido escuchada por él durante su ministerio, a través de los signos que anticipan el poder de su muerte y de su resurrección: Jesús escucha la oración de fe expresada en palabras (el leproso: cf Mc 1, 40-41; Jairo: cf Mc 5, 36; la cananea: cf Mc 7, 29; el buen ladrón: cf Lc 23, 39-43), o en silencio ... Curando enfermedades o perdonando pecados, Jesús siempre responde a la plegaria que le suplica con fe: "Ve en paz, ¡tu fe te ha salvado!".

827 "Mientras que Cristo, santo, inocente, sin mancha, no conoció el pecado, sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo, la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación" (LG 8; cf UR 3; 6). Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores (cf 1 Jn 1, 8-10). En todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra mezclada con la buena semilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos (cf Mt 13, 24-30). La Iglesia, pues, congrega a pecadores alcanzados ya por la salvación de Cristo, pero aún en vías de santificación:
La Iglesia es, pues, santa aunque abarque en su seno pecadores; porque ella no goza de otra vida que de la vida de la gracia; sus miembros, ciertamente, si se alimentan de esta vida se santifican; si se apartan de ella, contraen pecados y manchas del alma, que impiden que la santidad de ella se difunda radiante.
Para que los pobres, los humildes, los marginados, los que sufren las nuevas “lepras” en nuestra sociedad, reciban la atención preferencial de la Iglesia en su servicio a los más necesitados. Roguemos al Señor.
Por todos los que hacen posible la misión de la Iglesia, para que la caridad de Cristo brille en ellos y se extienda a toda la humanidad. Roguemos al Señor.
Para que los que comemos el mismo pan de la vida y nos llamamos discípulos de Cristo, demostremos con nuestras obras la fidelidad a sus enseñanzas y ejemplos. Roguemos al Señor

Estamos en el tercer año del trienio “Plántale cara al hambre”, que iniciamos en 2016. Tiene el objetivo de disminuir el hambre en el mundo y reforzar el Derecho a la Alimentación de las personas más pobres y vulnerables del planeta. Esta es nuestra misión fundacional. El hambre no es una fatalidad, un destino del que muchas personas en el mundo no pueden escapar; es el resultado de una injusticia que se puede combatir y eliminar: lo que se dio para toda la humanidad, suficiente para todos, ha sido acaparado por unos pocos y hay muchedumbres que no tienen lo necesario para vivir dignamente. Es la paradoja de la abundancia. (Juan Pablo II) En Manos Unidas llevamos 58 años luchando contra esta situación injusta y contraria a lo que Dios quiere. La solidaridad fundamenta nuestro trabajo. Nos enseña a entender que somos “nosotros”, no solo yo y tú; que formamos una comunidad global, que compartimos una casa común, unos recursos, unas necesidades y unas posibilidades. Se realiza cuando todas las personas podemos tomar parte de lo que está a nuestra disposición. Además, la fe en Jesús nos invita a compartir como modo de vida. La señal de que somos seguidores del Señor es que ponemos en común, “comunicamos”, nuestra vida, nuestras alegrías y penas, nuestras inquietudes y esperanzas, nuestros bienes, participando del Reino que Jesús inauguró. En este tercer año del trienio, con el lema “Comparte lo que importa”, vamos a poner en común experiencias, iniciativas y propuestas de cambio que nos ayudan a vivir esa solidaridad, COMPARTIENDO:
A. Iniciativas de acceso a los alimentos para el consumo humano y no para el beneficio económico, mediante alternativas de producción y consumo y acciones de denuncia contra la especulación.
B. Sistemas de producción medioambientalmente sostenibles, a través de la educación en sostenibilidad, la producción sostenible y la denuncia de las causas estructurales de la producción agrícola insostenible.
C. Propuestas y experiencias contra la pérdida y el desperdicio de alimentos en los países empobrecidos y en España: grupos de consumo, huertos urbanos… Además, denunciaremos la realidad y los impactos de dicha pérdida.

  
1. JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO: El domingo 11 de febrero se celebrará la Misa de la Jornada Mundial del Enfermo a las 11.30 h. y por la tarde a las 17.30 h. en los locales nuevos se pasará una película sobre este tema de la salud.
2. FORMACIÓN ARCIPRESTAL DE CATEQUISTAS. 
El lunes 12 de febrero a las 17.30 h. y a las 20.15 h. en los locales parroquiales de San Francisco de Borja de Gandía seguiremos trabajando sobre la pedagogía de la Fe y de la esperanza y los medios pobres.
3. Se han recaudado para la Infancia misionera 204 € de la colecta que se hizo y de 6.400 moneditas de 1, 2 y 5 céntimos.
4. COMIENZA LA CUARESMA
El próximo miércoles 14 de febrero comienza la Cuaresma con el llamado miércoles “de Ceniza”, día de ayuno y abstinencia de comer carne, en que el signo externo de recibir la imposición de ceniza ayuda a exteriorizar la actitud del corazón.
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.
Además todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. Os recordamos que durante toda la cuaresma, en los días laborables, a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes en el Templo parroquial de modo solemne y cantado. Y a las 10.00 h. Oración de la mañana con Exposición del Santísimo Sacramento en la Capilla de la Comunión.
También los viernes de Cuaresma hay Adoración eucarística en la parroquia por la tarde de 16.30 h. a 19.00 h. Durante ese tiempo se puede celebrar el Sacramento del Perdón. A las 18.30 se rezará el Rosario y a las 19.00 h. se hará la Reserva para hacer el Ejercicio del Vía Crucis.
5. El Sábado 17 de febrero en la misa de 18.00 h. los niños de 3º de Jesús es el Señor recibirán el Credo.
Lunes 12. 19.30 h.: En sufragio de: Dolores Puig Matoses. Martes 13. 19.30 h.: Sin intención.
COMIENZA EL TIEMPO DE CUARESMA
Miércoles de ceniza 14. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 
Jueves de ceniza 15. 19.30 h.: Sin intención. 
Viernes de ceniza 16. 19.30 h.: Sin intención. 
Sábado 17. Por la tarde: PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención. 
Domingo 18. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.
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