7 de enero de 2024

Domingo 7 de enero de 2024-B

 BAUTISMO DEL SEÑOR


Hoy la Iglesia celebra la Fiesta del Bautismo del Señor. El tiempo litúrgico de Navidad termina con esta fiesta, que ocupa el primer domingo después de la Epifanía. La fiesta de hoy completa en cierta forma la del 6 de enero, porque vuelve a contemplar el mismo misterio desde otra perspectiva.
El 6 de Enero celebramos la manifestación de Dios a los magos que representaban a los paganos, y hoy celebramos la manifestación de Dios cuando proclama a Jesús como su Hijo amado.
Como Jesús, todos los cristianos son llamados por Dios y consagrados por Él para evangelizar y colaborar en la construcción del Reino. Así el Reino llega a todos y con la colaboración de todos.
La suerte de Jesús, ser hijo amado de Dios, está a nuestro alcance, si nos decidimos a cumplir todo lo que Él quiere de nosotros. Como Jesús, nosotros hemos sido bautizados y desde ese día, Dios nos aceptó como sus hijos, pero sólo cuando nos decidamos a hacer la voluntad de Dios, seremos sus hijos preferidos.

 

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:

«Detrás de mi viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.

Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Es­píritu Santo.»

Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.

Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:

«Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.»


Formación en la fe


CAPÍTULO 5

ELEMENTOS NATURALES DE LA LITURGIA (I)

 La Iglesia, cantora de la naturaleza y de su Creador y amante del simbolismo, debía aprovechar para su liturgia algunos de esos elementos como signos eficaces de valores sobrenaturales y salvíficos. El mismo Cristo los usó y les comunicó virtudes secretas en orden a la vida sobrenatural. Por ejemplo: el agua en el perdón, la saliva en el ciego, el hálito en el cenáculo, etc. Jesús explotó su simbolismo en sus discursos y parábolas: la luz, la sal, la vid, el grano de mostaza, etc.

Vamos a analizar brevemente los principales elementos y símbolos litúrgicos que emplea la Iglesia, su significado y su uso:

 LUZ: De todas las obras de la creación, la luz parece ser la más excelente. Con ella empezó Dios a adornar el mundo. Es la más hermosa de las creaturas naturales y de ella beben la belleza todas las demás. En la Vigilia Pascual se nos da la clave. La Iglesia bendice la luz sacándola del nuevo fuego y la introduce a la iglesia con el cirio pascual. La luz, por tanto, representa y rinde tributo a Jesucristo, “Luz del mundo”, símbolo de la presencia divina y de fiesta.

 FUEGO: Es de los elementos más misteriosos y terribles, al mismo tiempo. Sin él, apenas se podría vivir. Es fuerza que quema y alumbra, mata y vivifica, destruye y purifica. La Iglesia utiliza constantemente el fuego para sus ritos:

Con el fuego anuncia la resurrección de Cristo, el Sábado Santo en la noche de la Vigilia Pascual.

En el incensario, fuego e incienso simbolizan el fervor de la oración y la entrega de nuestra vida, que se va consumiendo poco a poco como suave perfume en honor a Dios.

 AGUA: Es uno de los elementos más indispensables para la vida, y henchido de simbolismo. Al principio del mundo, el Espíritu de Dios la acarició con su soplo como elemento de fecundidad; eran aguas repletas de vida vegetal y animal. Y Jesús la santificó con su contacto en las corrientes del río Jordán. El agua con el crisma forma parte de la materia del Bautismo. La Biblia está llena de fuentes, de pozos; y con el agua del diluvio quiso Dios limpiar la maldad de la tierra. Y Jesús de su costado abierto hizo brotar “sangre y agua”. Y su agua calma siempre la sed.

 

Rincón de oración

 ORAR  ES...

 

• Orar no es “pensar” en Dios. Sólo eso no basta.

• Orar es conversar con Dios como se conversa con una persona con la que se tiene mucha confianza (con esa persona a la que se acude a contar los asuntos íntimos, lo que yo sufro y lo que me alegra, y estoy seguro que no va a ir con el chisme a nadie).

• Orar es tratar a Dios como amigo íntimo (“como un amigo habla con otro amigo”). Tratarle como algo muy natural, nada complicado, ni forzado, pero muy importante, necesario en nuestra vida...

• Orar es algo muy humano... Por eso no oran mejor los que más saben, sino los que más sienten: “Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se les has mostrado a los pequeños” (Lc 10,21)

• Orar es dejar a Dios que nos haga descubrir la necesidad que tenemos de él y sentir el amor que él nos tiene.

• Orar es sentirse hijo de Dios. Sentirse en los brazos de un Padre tan bueno y misericordioso.

• Orar es ir dejándose llenar de los sentimientos de Jesús: pensar como pensaba Jesús, sentir como sentía Jesús, querer lo que quería Jesús, amar como él amaba, hablar de lo que él hablaba, actuar como él actuaba. Claro que... esto es un ideal y aquí hay tarea para rato, pero si no se empieza no se sigue ni se acaba.

• Orar es vivir. Orar es vivir la vida, la que vivimos... la que Dios quiere que vivamos. La oración que nos saca y nos hace huir de la vida, la que nos hace dormir y estar tranquilos, no es oración.

• La oración hay que vivirla, como la amistad. Es decir, hay que vivir el encuentro con Dios. Una cosa es soñar en un río y otra cosa es disfrutar del río metiéndose dentro de él... Una cosa es saber hacer dulces y otra cosa muy diferente es comerlos... La sed se quita bebiendo agua y no “pensando” en una fuente de agua fresca. La oración se experimenta “orando”.

 Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado            19:30 h.

Domingos            10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado            19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves                  18:30—19:30 h.

Domingos            10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes de cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves                18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Tiempo ordinario

Con la celebración de la fiesta del Bautismo del Señor terminamos el ciclo de Navidad y comenzamos el Tiempo ordinario hasta el comienzo de la Cuaresma. En este tiempo no celebramos ningún misterio de Cristo en particular, sino que domingo tras domingo vamos recordando la Historia de la Salvación que el Señor ha querido hacer con nosotros.

 El ejemplo de los Santos


 9 de Enero: San Eulogio de Córdoba:  “Hasta el último momento quiero ser adorador de nuestro Señor Jesucristo”

 

San Eulogio nació en Córdoba y se le considera el gran Doctor de la Iglesia mozárabe. La comunidad cristiana española, sometida al Islam, encontró consuelo y aliento en los escritos y en el ejemplo de San Eulogio. Recibió educación cristiana en su familia, y luego fue confiado al monasterio de Santa Clara, cerca de Córdoba. A los 25 años, Eulogio es ya un destacado sacerdote de la iglesia de San Zoilo. Estando en Zaragoza se dedica a recoger en Leyre, Siresa y otros monasterios de Navarra y Aragón preciosos manuscritos de la antigüedad, que se llevó como botín a Córdoba, y sirven para conservar y restaurar la cultura cristiana. Entre los documentos recogidos los había de Horacio, Virgilio y San Agustín. Una vez en Córdoba y convertido ya en jefe del grupo de sacerdotes de San Zoilo, por su santidad y su sabiduría, se dedica a rezar y a escribir, a instruir y alentar a los cristianos, acosados y perseguidos por el Islam, si no abandonaban el cristianismo. El 11 de marzo del año 859, cuenta su biógrafo, fue decapitado. Los sagrados restos en el año 883 fueron trasladados de Córdoba a Oviedo. Su urna se conserva todavía en la Cámara Santa de esta ciudad.

 






 


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