23 de agosto de 2010

Sobre la lucha

Contaba el abad Pastor que el abad Juan, de pequeña estatura, había pedido al Señor que le librase de todas sus pasiones. Lograda esta paz del alma, fue a un anciano y le dijo: «He aquí un hombre tranquilo que no padece lucha ninguna». Pero el anciano le contestó: «Vete y pide al Señor que te envíe batallas, porque el alma adelanta luchando». Y cuando volvió a empezar la lucha, el abad Juan ya no pedía verse libre de ella, sino que decía: «Señor, dame paciencia para soportar estas luchas».

 

N. 8 del Capítulo VII “DE LA PACIENCIA Y DE LA FORTALEZA”

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