30 de mayo de 2024

Domingo 2 de junio de 2024. CORPUS CHRISTI. B

 CORPUS CHRISTI. CICLO B

La Iglesia siempre ha tenido en altísima estima y veneración este augusto sacramento, pues en él se contiene, real y verdaderamente, la Persona misma del Señor, con su Cuerpo santísimo, su Sangre preciosa, y toda su alma y divinidad. En los restantes sacramentos se encierra la gracia salvífica de Cristo; pero en éste hallamos al mismo Cristo, autor de nuestra salvación.

Desde aquel primer Jueves Santo, cada Misa que celebra el sacerdote en cualquier rincón de la tierra tiene un valor redentor y de salvación universal. No sólo “recordamos” la Pascua del Señor, sino que “revivimos” realmente los misterios sacrosantos de nuestra redención, por amor a nosotros. ¡Gracias a ellos, nosotros podemos tener vida eterna!
Ojalá que, a partir de ahora, vivamos con mayor conciencia, fe, amor y gratitud cada Santa Misa y acudamos con más frecuencia a visitar a Jesucristo en el Sagrario, con una profunda actitud de adoración y veneración. Y, si de verdad lo amamos, hagamos que nuestro amor a Él se convierta en obras de caridad y de auténtica vida cristiana. Sólo así seremos un verdadero testimonio de Cristo ante el mundo.

Marcos 14, 12-16. 22-26

              El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?» Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle y allí donde entre, decid al dueño de la casa: ´El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos? El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros.» Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.» Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.» Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.

CURSO DE LITURGIA

CAPITULO 8

LOS SIGNOS DE REVERENCIA: LAS POSTURAS (2)


DE RODILLAS: Sólo ante Dios debemos doblar nuestra rodilla. Al ponernos de rodillas significa que nos reconocemos pecadores ante Él. La genuflexión ante el Santísimo es un saludo reverencial de fe, en homenaje de reconocimiento al Señor Jesús. Debemos hacerlo en forma pausada y recogida. Estaremos solamente durante la Consagración, aunque por razones de edad, incomodidad del lugar o aglomeración que lo impida se podrá estar respetuosamente de pie.

 POSTRADOS: Se usa en ciertos momentos escasos, en que el alma cristiana se siente más indigna de dirigirse a Dios, cargada de responsabilidades, o en un luto universal como el del Viernes Santo por la muerte de Jesús. Por ejemplo: el futuro sacerdote, cuando se postra el día de su ordenación sacerdotal, indicando no tanto el abatimiento, sino la necesidad de protección de Dios y la impotencia personal. Es signo de humildad y penitencia.

 LA PROCESIÓN: Más que un gesto litúrgico, es un rito. En las celebraciones habituales, por ejemplo, en la santa misa: al principio, antes del evangelio, etc. También los fieles adoptan esta actitud al presentar las ofrendas y cuando comulgan. Además, hay procesiones excepcionales unidas al año litúrgico, como la del Domingo de Ramos y la del Corpus Christi. La procesión simboliza, principalmente, el carácter peregrinante de la Iglesia. Deben hacerse con dignidad y respeto.

 Fuera de las posturas propias de la Misa hay otras posturas que pasamos a relacionar. Se pueden adoptar dos clases de posturas corporales: la inclinación y la genuflexión:

 LA INCLINACIÓN: Indica reverencia y honor a las personas o a lo que representan y puede ser de dos tipos: inclinación de cabeza e inclinación de cuerpo o profunda.

La inclinación de cabeza se le hace al nombre de Jesucristo, de la Virgen y del santo en cuyo honor se celebra la Misa. Se debe hacer reverencia profunda en el Credo arrodillándonos si es la Solemnidad de Navidad o la de la Anunciación del Señor. Asimismo la bendición presidencial que concluye la Misa se debe recibir con inclinación de cabeza.

La inclinación de cuerpo o reverencia profunda se le hace al altar cuando no está allí el Santísimo; también se debe hacer inclinación profunda cada vez que se sirva al obispo o se pase por delante de él. Deben hacer inclinación profunda al altar que simboliza a Cristo y no al sacerdote como equivocadamente se hace a veces, todas aquellas personas que suban al presbiterio para realizar alguna función como por ejemplo los lectores o los que van a hacer las peticiones de la Oración Universal de los Fieles, que vulgarmente llamamos preces, tanto al llegar como al marcharse.

 LA GENUFLEXIÓN: Se hace siempre con la rodilla derecha llevándola hasta el suelo y significa adoración. Por ser signo de adoración está reservada al Santísimo Sacramento y a la Santa Cruz en la liturgia del Viernes Santo. En resumen, se debe hacer genuflexión cada vez que pasemos por delante del Santísimo Sacramento e inclinación profunda al altar todos los que se acercan al presbiterio o se alejan de él (por ejemplo los que se han acercado para hacer alguna lectura o petición).


Hay varios TIPOS de ORACIÓN:

 c. ORACIÓN CONTEMPLATIVA O CONTEMPLACIÓN

En este tipo de oración el orante no razona, sino que trata de silenciar su cuerpo y su mente para adorar y/o escuchar a Dios en el silencio.

 La oración de silencio o contemplativa, típica de la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz se fundamenta en un dato de fe: Dios nos inhabita, somos “templos del Espíritu Santo”(cfr. 1ª Cor.3, 16).

Por eso la oración de silencio es un movimiento de interiorización, en la que el orante se entrega a Dios que habita en su interior; no razona acerca de Dios, sino que se queda a solas con Dios en el silencio, y Dios va haciendo en el alma su trabajo de alfarero para ir moldeándola de acuerdo a su Voluntad".

“Entra”, dice Teresa, porque tienes “al Emperador del cielo y de la tierra en tu casa ... no ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí ... Llámase recogimiento porque recoge el alma todas las potencias (voluntad, entendimiento, memoria) y se entra dentro de sí con su Dios”.

 La contemplación o gracias místicas que pueden darse en este tipo de oración, son un don de Dios, pero no pueden lograrse a base de técnicas, ni siquiera son fruto del esfuerzo que se ponga en la oración, sino que como don de Dios que son, Él da a quien quiere, como quiere y cuando quiere.

 Buscar a Dios en la oración de silencio depende del orante. Recibir el don de la contemplación depende de Dios. Dice Sta. Teresa: “Es ya cosa sobrenatural ... que no la podemos procurar nosotros por diligencias que hagamos”.

Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que las gracias místicas que puedan derivarse de este tipo de oración no son su verdadero fruto, ni siquiera son necesarias para obtener ese fruto, que es el ir haciendo nuestra voluntad una con la de Dios.

 Un error común es creer que ésta, que es la oración más elevada, está reservada sólo para unas poquísimas almas escogidas, generalmente monjas o monjes de claustros y comunidades contemplativas. Este tipo de oración es para todo aquél que desee buscarla. Santa Teresa de Jesús dice que la oración contemplativa es la “Fuente de Agua Viva” que Jesús promete a la samaritana y que la promete para todo aquél que beba” (Jn. 4, 10-14).

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Corpus Christi

Se trata de una fiesta que celebra la Iglesia católica cuyo origen se remonta al año 1208, cuando la religiosa Juliana de Cornillon propuso celebrar una fiesta en honor al Cuerpo y Sangre de Cristo. En el año 1264, el Papa Urbano IV instituyó esta fiesta con la bula  Transiturus Corpus Christi. El Corpus Christi busca ensalzar el sacramento de la Eucaristía. Si el Jueves Santo recordamos su institución, ahora ensalzamos y alabamos tan grande regalo.


5 de Junio: San Bonifacio

Winfrido (su nombre de bautizo) nació en el año 680 en Wessex - Inglaterra. Se trasladó muy joven a la abadía de Nursling. A la edad de 30 años recibió las órdenes sacerdotales y se dedicó al estudio de la Biblia. En el año 718 el Papa San Gregorio II otorgó a Winfrido un mandato directo para llevar la Palabra de Dios a los herejes en general. Éste lo escuchó complacido y le dijo: "Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio". Este nombre significa "bienhechor". 

El Santo partió inmediatamente con destino a Alemania, cruzó los Alpes, atravesó Baviera y llegó al Hesse. Fue consagrado obispo regional con jurisdicción general sobre Alemania. En el año 731, el Papa Gregorio III, mandó a San Bonifacio el nombramiento de metropolitano para toda Alemania. San Bonifacio y su discípulo San Sturmi fundaron en el año de 741 la abadía de Fulda, que con el tiempo se convirtió en el Monte Cassino de Alemania. El 5 de Junio del año 754, cuando el Santo se disponía a realizar una confirmación en masa, apareció una horda de paganos hostiles que atacó al grupo."Dios salvará nuestras almas" se escuchó gritar a Bonifacio y alzó el evangelio a modo de protección. La espada partió el libro y la espada del Santo. El cuerpo del Santo fue trasladado al monasterio de Fulda, donde aún reposa.

 

21 de mayo de 2024

Domingo 26 de Mayo de 2024. LA SANTISIMA TRINIDAD

 LA SANTISIMA TRINIDAD. CICLO B

Cuando escuchamos a Cristo enviar a sus discípulos a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo nos parece un dato muy normal; pero si pensamos que los discípulos de Cristo siempre habían creído que existía un solo Dios, nos podremos imaginar cuán grande revelación era esta. Es decir, creer que Jesús era un gran profeta y el Espíritu una manifestación de Yahvé, se podía entender; pero creer que Jesús era el Hijo de Dios y que junto con el Espíritu formaban una Trinidad a un lado de Dios Padre; eso sí que fue difícil de asumir.

¿Qué significa creer hoy en la Trinidad? Debemos buscar que la fe trinitaria sea una experiencia que nos transforme como personas, ya que si nosotros estamos creados a imagen y semejanza de Dios, significa que nosotros también estamos llamados a realizarnos como Él es: una comunidad en unidad. Es decir, si aceptamos que Dios es tres personas en un solo Dios, y en Él se da la perfecta diversidad así como la perfecta unidad; entonces debemos de buscar esa misma combinación en nuestras vidas. ¿Cómo? Aceptando que los demás son diversos, distintos y que junto con ellos debemos vivir la unidad a la que estamos llamados.

Por eso en una sociedad, en una familia, y hasta en una pareja, Dios tiene una palabra que decir. Cada una de estas realidades encontrará su plenitud cuando en ellas se promueva el respeto, la autoestima, la certeza de que cada uno es diferente, y por otro lado se viva la unidad y la integración de todos sus miembros.

+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo  28, 16-20.

                                En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea y subieron al monte en el que Jesús los había citado. Al ver a Jesús, se postraron, aunque algunos titubeaban.

                Entonces, Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo os he mandado; y sabed que yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

Formación en la fe

Terminado el tiempo de cuaresma-pascua volvemos a retomar el curso de liturgia que quedó interrumpido al comienzo de ese tiempo litúrgico. 

CURSO DE LITURGIA

CAPITULO 8

LOS SIGNOS DE REVERENCIA: LAS POSTURAS (I) 

              La Ordenación General del Misal Romano da unas normas claras de las posturas corporales que hay que adoptar durante la Eucaristía. Para el Misal Romano "la postura uniforme, seguida por todos los que toman parte en la celebración, es un signo de comunidad y unidad de la Asamblea" (OGMR nº 42)

Las posturas corporales que el Misal Romano indica (OGMR 43) son las que resumimos a continuación:

ESTAR DE PIE: Es una forma de demostrar nuestra confianza filial, y nuestra disponibilidad para la acción, para el camino. El estar de pie significa la dignidad de ser hijos de Dios, no esclavos agachados ante el amo. Es la confianza llana del hijo que está ante el padre a quien respeta muchísimo y a quien al mismo tiempo tiene cariño. Al mismo tiempo, al estar en pie manifestamos la fe en Jesús resucitado que venció a la muerte, y la fe en que nosotros resucitaremos también; el estar agachado y postrado no es la última postura del cristiano; sino el estar en pie resucitado. Estaremos en pie:

-desde el canto de entrada hasta el final de la oración Colecta.

-durante la lectura del Evangelio y el canto del Aleluya que le precede.

-durante la profesión de Fe (Credo) y la oración de los Fieles.

-desde que empieza la oración sobre las ofrendas hasta la consagración.

-después de la consagración hasta después de la comunión.

-desde la oración de después de la comunión hasta que el sacerdote abandona el altar.

Todas las oraciones deben oírse de pie como actitud de respeto y buena disposición. Está generalizada en algunos lugares y asambleas la costumbre (errónea) de oír sentados la oración sobre las ofrendas.

SENTADOS: Significa la confianza de estar con los amigos, con paz y tranquilidad. Estamos en casa cuando estamos en el templo. Sentados podemos hablar con intimidad y largamente con el Señor que está ahí presente. También uno se sienta para escuchar y aprender cuando un maestro habla. Estaremos sentados:

-durante las lecturas que preceden al Evangelio, incluido el Salmo responsorial.

-durante la homilía.

-mientras se hace la preparación de los dones en el ofertorio.

-a lo largo del silencio posterior a la comunión.

Rincón de oración

Hay varios TIPOS de ORACIÓN:

b. ORACIÓN MENTAL O MEDITACIÓN

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que la MEDITACIÓN es sobre todo una búsqueda, en la que la persona trata de comprender el por qué y cómo de la vida cristiana para responder a lo que el Señor le pide (cfr. #2705). En este tipo de oración contemplamos por medio de representaciones mentales y/o lecturas, algún pasaje de la Sagrada Escritura, o alguna verdad de nuestra fe, o alguna faceta o momento de la propia vida, para tratar de descubrir en la meditación la voluntad de Dios para sí. Es un trabajo intelectual con el que se busca mover la voluntad hacia un mejoramiento espiritual.

Dice Santa Teresa de Jesús sobre este tipo de oración: "Llamo yo meditación al discurrir mucho con el entendimiento", y en cierta forma la contrapone a la contemplación. La aprueba sin mucho entusiasmo ("es admirable y muy meritoria oración"), pero para ella, la meditación es búsqueda, tanteo; la contemplación, hallazgo, posesión.

Recomienda no convertir toda la oración en discurso: "Es bueno discurrir un rato ... pero que no se vaya todo el tiempo en esto ... porque la sustancia de la oración no está en pensar mucho, sino en amar mucho ... y amar es complacer a Dios en todo". Aconseja que "acallado el entendimiento" se dé paso al silencio amoroso, a la atención íntima, envolvente.

Advierte que no es lo mismo "componer razones" (discurrir) que "hacer actos de alabanza a Dios", ni trabajar el entendimiento "sacando muchos conceptos" que prorrumpir en palabras interiores de la persona que las expresa ante el Amigo. Y recomienda "se esté allí con Él, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe, y hable, y pida, y se humille y regale con Él". El paso a esta oración más sencilla en la que "no se discurre" y se silencia el entendimiento puede hacerse "cuando por sus secretos caminos parece que entendemos que nos oye Dios o se siente la presencia de Dios".

Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Oratorio de Universitarios

Los jóvenes del Oratorio presentarán el documental “Al principio no era así”. Tras la proyección habrá un diálogo abierto.

Sábado 1 de Junio a las 20:30 h.

El ejemplo de los Santos

27 de Mayo: San Agustín de Canterbury.

San Agustín, obispo de Canterbury, en Inglaterra, el cual, habiendo sido enviado junto con otros monjes por el papa san Gregorio I Magno para predicar la palabra de Dios a los anglos, fue acogido de buen grado por el rey Etelberto de Kent, e imitando la vida apostólica de la primitiva Iglesia, convirtió al mismo rey y a muchos otros a la fe cristiana y estableció algunas sedes episcopales en esta tierra. Murió el día 26 de mayo († 604/605). El papa encomendó la misión de evangelizar la Gran Bretaña al prior del monasterio benedictino de San Andrés, cuya principal cualidad no era la valentía, sino la humildad y la docilidad. Ese monje era Agustín. En el año 597 salió de Roma encabezando un grupo de cuarenta monjes.

Los misioneros avanzaron hacia el cortejo real en procesión y cantando las letanías, según el rito recientemente introducido en Roma. El rey acompañó a los monjes hasta la residencia que le habían preparado en Canterbury, a mitad de camino entre Londres y el mar, en donde se levantó la célebre abadía que después llevará el nombre de Agustín, corazón y sagrario del cristianismo inglés. La obra de los monjes misioneros tuvo un éxito inesperado, pues el mismo rey pidió el bautismo, llevando con su ejemplo a miles de súbditos a abrazar la religión cristiana. El santo pontífice envió con un grupo de nuevos colaboradores el palio y el nombramiento a Agustín como arzobispo primado de Inglaterra.

18 de mayo de 2024

Domingo 19 de Mayo de 2024. DOMINGO DE PENTECOSTÉS.

  DOMINGO DE PENTECOSTÉS. CICLO B

Hoy escuchamos dos narraciones sobre cómo recibieron los discípulos al Espíritu Santo. En la primera lectura, Lucas nos da una visión mucho más desarrollada de lo que significó este hecho; y en el Evangelio san Juan nos narra un acontecimientos más íntimo. Sin embargo, en ambas narraciones encontramos los elementos más importantes de este acontecimiento: los discípulos reunidos; el viento (signo de vida nueva); el fuego (signo de purificación) y la predicación (constitutiva de la Iglesia).  Estos cuatro elementos nos sirven para comprender en dónde está el corazón de este gran acontecimiento. ¿Cómo vivir hoy esta fiesta de Pentecostés? Es necesario renovarnos en nuestro compromiso por construir este Nuevo Pueblo de Dios que el Santo Espíritu constituyó; nuestro compromiso por vivir la Nueva Vida en Cristo; por purificarnos de nuestros pecados y renovar nuestro esfuerzo por proclamar la Palabra de Dios. Si aceptamos que nuestras familias son el núcleo de nuestra Iglesia; que cada familia es un reflejo de los que toda nuestra Iglesia; tendríamos que empezar por hacer un buen examen de conciencia “en familia”: ¿cómo hemos dejado actuar al Espíritu Santo en nuestras relaciones, en nuestras actitudes hacia los hijos, los padres o los demás? Debemos recordar que quien construye la Iglesia es el Espíritu Santo, pero sin nuestra cooperación su acción se ve debilitada. Por lo tanto, podríamos decir que nosotros somos “co-constructores” de este gran Reino que es el de Cristo. ¿Cómo está nuestro compromiso con los más necesitados, con la predicación de la Palabra, con la purificación de nuestras faltas? Seamos constructores activos y efectivos de este gran proyecto de Dios que es su Reino; no seamos piedra de tropiezo para esta gran obra que Cristo sembró y el Espíritu Santo ha hecho crecer. La Iglesia y el Reino de Dios no pueden crecer sin nosotros. Esta semana, busca a alguien que puedas ayudar sin que te hayan pedido ayuda.

+ Lectura del santo Evangelio según san Juan  20, 19-23.

                Al anochecer del día de la resurrección, estaban cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos,  por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.

      Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con vosotros”. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.  Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid al Espíritu Santo. A los que les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar”

Formación en la fe

Celebrar la resurrección  

Renovación pascual

La resurrección de Cristo fue un nuevo comienzo para la humanidad. La renovación es la gracia especial de pascua. La lectura de la carta de san Pablo a los Romanos en la misa de la vigilia pascual (Rom 6,3-11) fue una llamada a la renovación de vida: "Así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva".

Consideremos en primer lugar el texto del evangelio según san Juan (20,19-31) que se lee el domingo segundo de pascua. Es significativo que este mismo pasaje se vuelva a encontrar al concluir el tiempo pascual, en la misa del domingo de pentecostés. Es el relato de la aparición de Cristo en el cenáculo la tarde del domingo de pascua. El Señor les deseó la paz, les mostró sus manos y su costado, les otorgó su misión y sopló sobre ellos, diciendo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos".

Comentando este pasaje del evangelio de Juan, los escrituristas han intuido aquí una referencia implícita al relato de la creación en el primer capítulo del Génesis. Entonces la tierra era un vacío informe. Pero el Espíritu, o soplo, de Dios se cernía sobre las aguas y se oyó la voz creadora de Dios llamando a los seres a la existencia. Para san Juan, la resurrección de Cristo y la venida del Espíritu sobre los apóstoles constituye un comienzo totalmente nuevo de la humanidad. Un comentador observa: “El acto de insuflación sugiere una nueva creación. Comienza un mundo nuevo, un nuevo Israel se inaugura con la misión de los apóstoles”.

En el Apocalipsis, la voz del que está sentado en el trono declara: "He aquí que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21,5). Y esta renovación la realiza por su Hijo, muerto y resucitado, y por el Espíritu Santo, dador de vida, que Cristo resucitado nos otorga. Para ser renovados en la mente y el corazón sólo tenemos que abrirnos a la acción de Cristo y de su Espíritu en nosotros.

Considerando la cantidad de personas que cierran sus corazones a la inspiración de Dios, el papa Pablo VI se pregunta en su encíclica Gaudete in Domino (sobre la alegría cristiana): "¿No será capaz esta generación de descubrir o redescubrir la firme e inalterable novedad del misterio divino revelado en Jesucristo? ¿No ha traído él, según la espléndida expresión de san Ireneo, toda novedad en su propia persona?"

Efectivamente, Cristo ha establecido un reino que representa un nuevo comienzo para el mundo, ha instituido una nueva alianza, ha promulgado una nueva ley de amor, ha fundado un nuevo pueblo que canta un cántico nuevo. Todo esto está resumido en el cuarto prefacio de pascua:

En él fue demolida nuestra antigua miseria, reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud la salvación.

Rincón de oración

Hay varios TIPOS de ORACION VOCAL:

b. ORACION MENTAL O MEDITACION

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que la MEDITACION es sobre todo una búsqueda, en la que la persona trata de comprender el por qué y cómo de la vida cristiana para responder a lo que el Señor le pide (cfr. #2705). En este tipo de oración contemplamos por medio de representaciones mentales y/o lecturas, algún pasaje de la Sagrada Escritura, , o alguna verdad de nuestra fe, o alguna faceta o momento de la propia vida, para tratar de descubrir en la meditación la voluntad de Dios para sí. Es un trabajo intelectual con el que se busca mover la voluntad hacia un mejoramiento espiritual.

Dice Sta. Teresa de Jesús sobre este tipo de oración: "Llamo yo meditación al discurrir mucho con el entendimiento", y en cierta forma la contrapone a la contemplación. La aprueba sin mucho entusiasmo ("es admirable y muy meritoria oración"), pero para ella, la meditación es búsqueda, tanteo; la contemplación, hallazgo, posesión.

Recomienda no convertir toda la oración en discurso: "Es bueno discurrir un rato ... pero que no se vaya todo el tiempo en esto ... porque la sustancia de la oración no está en pensar mucho, sino en amar mucho ... y amar es complacer a Dios en todo". Y recomienda "se esté allí con El, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe, y hable, y pida, y se humille y regale con El". El paso a esta oración más sencilla en la que "no se discurre" y se silencia el entendimiento puede hacerse "cuando por sus secretos caminos parece que entendemos que nos oye Dios o se siente la presencia de Dios".

c. ORACION CONTEMPLATIVA O CONTEMPLACION

En este tipo de oración el orante no razona, sino que trata de silenciar su cuerpo y su mente para adorar y/o escuchar a Dios en el silencio.

La oración de silencio o contemplativa, típica de la espiritualidad de Sta. Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz se fundamenta en un dato de fe: Dios nos inhabita, somos "templos del Espíritu Santo"(cfr. 1ª Cor.3, 16).

Por eso la oración de silencio es un movimiento de interiorización, en la que el orante se entrega a Dios que habita en su interior; no razona acerca de Dios, sino que se queda a solas con Dios en el silencio, y Dios va haciendo en el alma su trabajo de alfarero para ir moldeándola de acuerdo a Su Voluntad".

La contemplación o gracias místicas que pueden darse en este tipo de oración, son un don de Dios, pero no pueden lograrse a base de técnicas, ni siquiera son fruto del esfuerzo que se ponga en la oración, sino que como don de Dios que son, El da a quién quiere, cómo quiere y cuándo quiere.

Buscar a Dios en la oración de silencio depende del orante. Recibir el don de la contemplación depende de Dios. Dice Sta. Teresa: "Es ya cosa sobrenatural ... que no la podemos procurar nosotros por diligencias que hagamos".

Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que las gracias místicas que puedan derivarse de este tipo de oración no son su verdadero fruto, ni siquiera son necesarias para obtener ese fruto, que es el ir haciendo nuestra voluntad una con la de Dios.

Un error común es creer que ésta, que es la oración más elevada, está reservada sólo para unas poquísimas almas escogidas, generalmente monjas o monjes de claustros y comunidades contemplativas. Este tipo de oración es para todo aquél que desee buscarla.

Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Lectio Divina

La próxima sesión será el día 20 de Mayo a las 20:30 h.

El ejemplo de los Santos

22 de MAYO: SANTA RITA DE CASIA

La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en su corazón reinaba Jesucristo. Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y rebeliones. La muerte violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era fácil lograrlo. Ella se volvió a Jesús en oración.

Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada.  Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios. Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario. Los últimos años de su vida fueron de expiación.  Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años.  Ella observó cómo su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios.  Santa Rita recorrió el camino de la perfección, la vía purgativa, la iluminativa y unitiva. Conoció el sufrimiento y en todo creció en caridad y confianza en Dios.   El crucifijo es su mejor maestro. Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo. 

 


9 de mayo de 2024

Domingo 12 de Mayo de 2024. ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

 ASCENSIÓN DEL SEÑOR. CICLO B

Que Cristo haya retornado victorioso a la casa de su Padre ¿qué nos dice a nosotros? Antes que nada, nos marca el camino que nosotros hemos de andar en la actualidad. Es decir, en un mundo donde existen tantas opciones, tantos caminos que seguir para lograr nuestra realización plena como seres humanos; me parece importantísimo que los cristianos tengamos claro hacia dónde vamos, es decir, hacia la casa de nuestro Padre, tal como lo hizo Jesús. A todos nosotros nos toca tomar muchas decisiones, unas trascendentes y otras no tanto, pero cada una de esas decisiones tomadas nos van guiando hacia una meta, hacia un destino. ¿Cuál es el camino por el que nuestras decisiones nos están llevando? ¿Nos van guiando hacia la casa del Padre? La manera de comportarte en el trabajo, tus principios en tus relaciones, la manera en la que tratamos a nuestros hijos, cómo llevo mi relación con mi novia, la carrera que he elegido, etc. Todas y cada una de estas decisiones me van marcando un camino. Dejemos que Cristo guíe nuestro caminar; no nos quedemos contemplando el cielo esperando ver a Jesús y pongámonos manos a la obra para encontrarnos con él. La ascensión no es un acontecimiento que podamos celebrar pasivamente; ya los ángeles se lo dijeron a los apóstoles “¿Qué hacéis ahí parados, mirando al cielo?” Pongámonos a trabajar, necesitamos poner todo de nuestra parte para que nuestra vida sea un verdadero esfuerzo por construir el Reino de Dios, por alcanzar la cima que alcanzó Cristo mismo, la gloria del Padre.

Esta semana, “deja de mirar el cielo”; es decir, lleva tu oración a la práctica. Ayuda al necesitado, perdona a quien lo necesita, transforma tu ambiente de trabajo. Recuerda: es a nosotros a quien nos corresponde dar testimonio de que Cristo sigue entre nosotros, de que Él está vivo y se manifiesta a través de nosotros.

+ Lectura del santo Evangelio según san Marcos  16, 15-20.

                En aquel tiempo, se apareció Jesús a  los Once y les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.

           El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

Formación en la fe

Celebrar la resurrección  

Una pregustación de la gloria eterna.

Cristo es el buen pastor que conduce su rebaño a los pastos eternos; por eso pedimos al Padre: "Concédenos la alegría del reino de tus elegidos, para que así el débil rebaño de tu Hijo tenga parte en la admirable victoria de su pastor".

El gozo pascual se experimenta con particular intensidad en la celebración eucarística, tanto en la ofrenda de los dones como en la comunión. Así se expresa la oración sobre las ofrendas para el domingo de pascua:

"Rebosantes de gozo pascual, celebramos, Señor, estos sacramentos en los que tan maravillosamente ha renacido y se alimenta tu Iglesia".

Semejante a ésta es la del lunes de la segunda semana:

"Recibe, Señor, las ofrendas de tu Iglesia, exultante de gozo, y pues en la resurrección de tu Hijo nos diste motivo de tanta alegría, concédenos participar también del gozo eterno".

Tenemos ahora las primeras flores; ¡esperamos los frutos maduros! El tema constante es: del gozo presente a la plenitud futura.

Recibe, Señor, en tu bondad las ofrendas de tu pueblo, para que, renovados por la fe y el bautismo, consigamos la eterna bienaventuranza.

Y también:

Concede a estos hijos tuyos que han recibido la gracia incomparable del bautismo poder gozar un día de la felicidad eterna.

La eucaristía nos conduce a la meta, que es la "gloria de la resurrección". Esto refleja la enseñanza de Cristo. "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día" (Jn 6,54). La liturgia romana refleja la persuasión del estrecho vínculo que existe entre la comunión sacramental y la resurrección de los cuerpos, como se desprende de las siguientes oraciones:

Que la participación en los sacramentos de nuestra redención nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas.

Concédenos, Señor, que la celebración de estos misterios pascuales nos llene siempre de alegría, y que la actualización repetida de nuestra redención sea para nosotros fuente de gozo incesante.

Ya poseemos la vida eterna, por lo menos de manera parcial o inicial. De ello nos alegramos, aunque nuestro gozo sea limitado de varias maneras por nuestra condición humana; por dolores, como en la pérdida de los seres queridos; pruebas interiores y exteriores, y por nuestra lucha constante contra el pecado. Esto nos lleva a hablar de la cruz.

Rincón de oración

Hay varios TIPOS de ORACION VOCAL:

Arrepentimiento:

Es el comienzo de una oración justa y pura, pues nos coloca en nuestra realidad de pecadores que somos y desde esta realidad clamamos perdón a quien hemos ofendido. Es la oración del publicano, que se reconoce ante Dios como es: un pobre pecador necesitado de su misericordia.

Reparación:

Oración de desagravio por pecados propios, de otros, o de la humanidad. Ejemplos: el Acto de Desagravio al Santísimo Sacramento. La Cruzada Permanente de Oración por los errores y herejías de la "Nueva Era" contiene un acto de desagravio, referido a todos estos errores que van contra la divinidad de Nuestro Señor y pretenden destruir la fe de su Iglesia.

Acción de gracias:

Todo acontecimiento y toda gracia del Señor pueden traducirse en un acto de acción de gracias. Es propio del cristiano tener un corazón agradecido.  "En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesús quiere de vosotros" (1ª Tes.5, 18).

Alabanza:

Es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. El orante le canta por Él mismo, le da gloria no por lo que hace, sino por lo que Él es. De entre las formas de oración vocal, la de alabanza es la más elevada. (cfr. CIC #2639)

Oración en lenguas:

Aquella en que no sabiendo nosotros orar como conviene, "el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables" (Rom.8, 36). Es el Espíritu Santo orando en nosotros sin saber nosotros qué decimos. Es una gracia especial del Espíritu Santo, que san Pablo cita en la lista entre los carismas.

Actividades parroquiales

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Pascua del Enfermo

El lunes 13 de Mayo, memoria de la Virgen de Fátima, testimonio del padre José Marín con el lema “Dar esperanza en la tristeza”.

Ese mismo día en la Eucaristía de las 19:30 h. se administrará el sacramento de la unción de enfermos.

Lectio Divina

La próxima sesión será el día 20 de Mayo a las 20:30 h.

El ejemplo de los Santos
17 de Mayo: San Pascual Bailón

Hijo de humildes campesinos, Pascual nació el 16 de mayo de 1540 en Torrehermosa, Aragón. El segundo de seis hermanos. Le llamaron Pascual porque nació en la vigilia de Pentecostés. Desde los 7 a los 24 años trabajó como pastor de ovejas.
A los 24 años ingresó en el convento de los frailes menores (franciscanos) de Alvatera. Apenas había aprendido a leer para rezar el pequeño oficio de la Santísima Virgen María que llevaba siempre mientras pastoreaba. Los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero.

Su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Se destacó por su humildad y amor a los pobres y afligidos. Era famoso por sus milagros y su don para llevar las almas a Cristo. Cuando estaba moribundo oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y murió. Era el 15 de Mayo de 1592, el Domingo de Pentecostés, en Villareal. Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León XIII.