“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (17)
El arca de la cruz
Queridos hermanos:
La Sagrada Escritura utiliza una palabra en hebreo -“tebat”- para designar la embarcación que construyó Noé. La traducimos por arca. (No hay que confundirla con otra palabra, “aron”, referida al Arca de la Alianza). En español arca hace referencia a ambas realidades.
Esa palabra “tebat” aparece en los capítulos 6 al 9 de Génesis. Pero también aparece la palabra “arca –tebat”- otras dos veces en una escena que enseguida nos resultará familiar. ¿Dónde depositó Yoquebed a su hijo para salvarlo de la muerte segura cuando mataban a los niños en Egipto? Sí, se refiere a la cesta donde la esposa de Amram, la madre de María y Aarón, puso a Moisés (cf. Éxodo 1,22 y 2,1-10). (Yoquebed y Amram son los padres de Moisés). Moisés fue salvado de las aguas gracias a esa cesta. Igual que Noé y su familia fue salvado de las aguas gracias al arca. De hecho, el nombre de Moisés significa eso mismo: “sacado de las aguas”.
El arca salva de una muerte segura. Esa arca puede tener dos simbologías fundamentales. Veamos hoy la primera.
El arca hace referencia al madero de la cruz y a Cristo crucificado. Por el madero de la cruz ha venido la salvación al mundo entero. Esa cruz es nuestra sabiduría y nuestra esperanza. Esa sabiduría es la que protegió a los patriarcas y la que salvó a Noé en un simple tablón (cf. Sabiduría 9,18 y 10, 1-4). Esa sabiduría para nosotros es Cristo crucificado (cf. 1 Corintios 1, 18-31). Hay una sabiduría escondida en la cruz de Cristo como en toda cruz. También en esta pandemia hay cruz y hay sabiduría escondida. Como la cesta que salvó a Moisés o el arca que salvó a Noé y su familia, también la cruz es nuestra salvación. ¿Qué te está enseñando este acontecimiento de confinamiento?
El pasado viernes 29 de marzo el Papa nos dijo alguna cosa sobre lo que nos enseña esta pandemia: el miedo, la fragilidad, el descubrir que estás en una misma barca con todo el mundo, la necesidad de los otros, que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.
Jesús mismo nos invita a tener la experiencia, CON ÉL, de que no nos hundimos, que flotamos como el arca de Noé o la cesta de Moisés, y que ya ha provisto, como proveyó a la hija del faraón para sacar a Moisés del río Nilo.
No temamos ir por donde fue él pues vamos EN ÉL: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga.” (Lucas 9,22-26). Cristo es nuestra arca donde entramos y nos ponemos a salvo y nos ha mostrado el camino de la vida. El camino es Él. Vamos POR ÉL. No tengas, pues, miedo. Pide vivir con Cristo, por Cristo y en Cristo. No tengas miedo. Hay arca. Y se llama Jesús, Arca viva de nuestra salvación.
Jesús, vuestro párroco
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