25 de abril de 2020

Reflexiones sobre la Palabra. Migaja 35

“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (35)

El pan de la Palabra a través de la figura de Noé


Queridos hermanos:

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que “los cristianos leen el Antiguo Testamento a la luz de Cristo muerto y resucitado”. Y esta lectura hace que el contenido del Antiguo Testamento sea inagotable. Según un viejo adagio, el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo (cf. nº 129). Es lo que se llama lectura “tipológica” o figurativa. Cada personaje o escena o acontecimiento del Antiguo Testamento es revelación de Dios y es figura de realidades cumplidas en Jesucristo resucitado, en su Iglesia, en el plan de Dios, hasta que “Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15,12-28). Así, Noé y su arca, “la vocación de los patriarcas y el Éxodo de Egipto, por ejemplo, no pierden su valor propio en el plan de Dios por el hecho de que son al mismo tiempo etapas intermedias”  (cf. Catecismo nº 130).

Y aquí tenemos a Noé, y su arca, y su familia, y los animales… que nos están ayudando a comer el pan de la Palabra que nos alimenta. Pues no solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios. (Mt 4, 1-4; Dt 8,1-6). Cuando nuestra vida estaba centrada en el estómago (“master chef” y “mister pizza”) y centrada en el ombligo (hacer lo que me apetece) cayendo en nuevas esclavitudes espirituales y adicciones, el Señor permite este tiempo de confinamiento para que algunos puedan descubrir otras vías de alimentación y otros centros de interés.

El pan va al estómago. Y nos dice Jesús que “no solo de pan vive el hombre”. Jesús, citando al libro del Deuteronomio, reconoce que el pan del estómago alimenta. Pero no sólo. Es decir, que hay otras vías de alimentación que no sea solo el pan que va al estómago. De esa hambre de la Palabra de Dios hablaron también los profetas. (Por ejemplo Amós 8, 9-11, que retrata muy bien lo que está pasando en muchos corazones).

La Palabra de Dios no dejará de decirte de muchas formas una sola Palabra, una Palabra viva y eficaz, una Palabra que se recibe y transforma, que se celebra, se conmemora, se actualiza en el hoy y que nos abre a un futuro de plenitud: Dios es amor. El hijo de Dios, enviado por el Padre ha muerto en la cruz por nuestros pecados y te ha amado. Que ha resucitado y vive y te ama e intercede por ti y que el Espíritu Santo también te ama. Quien se haya sabido amado de verdad, sin condiciones ni reproches o falsas exigencias, sabrá que ese amor le alimentó y ese día no habría necesitado comer el pan que va al estómago. El Señor te ama como eres. Con amor incondicional. Con amor que sana y levanta la esperanza y transforma. Amor sanante y elevante, pues nos perdona los pecados y nos lleva a la dignidad de Hijos de Dios. Que el Señor haga de ti un hambriento y sediento de este amor… y serás dichoso.
Jesús, vuestro párroco

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