“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (25)
El bautismo es nuestra Pascua
Queridos hermanos:
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “La Iglesia ha visto en el Arca de Noé una prefiguración de la salvación por el bautismo.” (nº 1219)
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «Por el bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección: debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del Espíritu para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir una vida nueva"» (nº 537).
El bautismo nos asimila a Jesús muerto y resucitado.
1. Jesucristo, al morir en la cruz y ser sepultado murió al pecado para siempre. Del mismo modo, en el bautismo queda sepultada nuestra vieja condición de pecadores para vivir bajo la gracia. El que es bautizado se asocia a Jesucristo, se une a Jesucristo, participa de su muerte en cruz, “por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte”, dirá San Pablo. El que es bautizado muere al pecado, deja de servir al pecado: “nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado”.
2. Jesucristo al resucitar, la muerte ya no tiene dominio sobre él y vive para Dios. Y el que es bautizado resucita con Jesucristo, como dice San Pablo: “si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya”. El bautismo, pues, nos hace vivir con Jesucristo para Dios andando en una vida nueva (Romanos 6, 1-14).
El bautismo es nuestra Pascua (cf. Himno Oficio de Lectura. Liturgia de las Horas). El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra (catecismo de la Iglesia Católica nº 1213. Ver 1 Pedro 1, 3-5 y 23-25).
3. El bautismo nos devuelve el poder caminar, nos hace pasar de ser lisiados de nacimiento a andar, dar brincos y alabar al Señor (ver Hechos de los apóstoles 3, 1-10) porque lo que era visible en las acciones de Cristo y de su Iglesia ha pasado a los sacramentos (cf. catecismo de la Iglesia Católica nº 1115).
4. El bautismo nos devuelve la esperanza, nos abre el oído a la instrucción de Jesús, nos abre el entendimiento a las Escrituras cumplidas en Jesucristo, nos abre los ojos a su presencia con nosotros en nuestro día a día, nos hace pedir que Jesús se quede con nosotros en nuestra casa, nos hace reconocerlo en la fracción del pan, nos hace volver a su Iglesia y reunirnos en el nombre del Señor para escuchar el testimonio de fe de los discípulos de Jesús y la enseñanza de Pedro (ver Lucas 24, 13-35).
Jesús, vuestro párroco
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