29 de marzo de 2019

Domingo 31 de marzo de 2019. 4 CUA C.

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
Queridos hermanos:
El Papa Francisco comentó esta parábola del Evangelio de hoy en varias ocasiones. En una de ellas dijo lo siguiente: “¡Pobre padre! Un hijo se había marchado, y el otro nunca había sido verdaderamente cercano. El sufrimiento del padre es como el sufrimiento de Dios, el sufrimiento de Jesús cuando nosotros nos alejamos o porque nos marchamos lejos o porque estamos cerca sin ser cercanos.
El hijo mayor, también él necesita misericordia. Los justos, los que se creen justos, también ellos necesitan misericordia. Este hijo nos representa a nosotros cuando nos preguntamos si vale la pena hacer tanto si luego no recibimos nada a cambio. Jesús nos recuerda que en la casa del Padre no se permanece para tener un compensación, sino porque se tiene la dignidad de hijos corresponsables. No se trata de «trocar» con Dios, sino de permanecer en el seguimiento de Jesús que se entregó en la cruz sin medida.
«Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse» (v. 31). Así dice el Padre al hijo mayor. Su lógica es la de la misericordia. El hijo menor pensaba que se merecía un castigo por sus pecados, el hijo mayor se esperaba una recompensa por sus servicios. Los dos hermanos no hablan entre ellos, viven historias diferentes, pero ambos razonan según una lógica ajena a Jesús: si hacen el bien recibes un premio, si obras mal eres castigado; y esta no es la lógica de Jesús, ¡no lo es! Esta lógica se ve alterada por las palabras del padre: «Convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado» (v. 31). El padre recuperó al hijo perdido, y ahora puede también restituirlo a su hermano. Sin el menor, incluso el hijo mayor deja de ser un «hermano». La alegría más grande para el padre es ver que sus hijos se reconocen hermanos.
Los hijos pueden decidir si unirse a la alegría del padre o rechazar. Tienen que interrogarse acerca de sus propios deseos y sobre la visión que tienen de la vida. La parábola termina dejando el final en suspenso: no sabemos lo que haya decidido hacer el hijo mayor. Y esto es un estímulo para nosotros. Este Evangelio nos enseña que todos necesitamos entrar en la casa del Padre y participar en su alegría, en su fiesta de la misericordia y de la fraternidad. Hermanos y hermanas, ¡abramos nuestro corazón, para ser «misericordiosos como el Padre»!” (Audiencia General  11-mayo 2016).
Volvamos, pues, al Padre, para recuperar a nuestros hermanos. Pasemos de la necesidad de la conversión a la alegría de la conversión que entra en la fiesta de la misericordia y la fraternidad.        
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas  15, 1-3. 11-32
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”.
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.  Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo:
“Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.
Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”.
El padre le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».
Palabra del Señor.
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“En el capítulo quince del Evangelio de san Lucas encontramos las tres parábolas de la misericordia: la de la oveja encontrada (vv. 4-7), la de la moneda encontrada (vv. 8-10), y la gran parábola del hijo pródigo, o mejor, del padre misericordioso (vv. 11-32). Hoy sería bonito que cada uno de nosotros, tomara el Evangelio, este capítulo xv de Lucas, y leyera las tres parábolas. Dentro del itinerario cuaresmal, el Evangelio nos presenta precisamente esta última parábola del padre misericordioso, que tiene como protagonista a un padre con sus dos hijos. El relato nos hace ver algunas características de este padre: es un hombre siempre preparado para perdonar y que espera contra toda esperanza. Sorprende sobre todo su tolerancia ante la decisión del hijo más joven de irse de casa: podría haberse opuesto, sabiendo que todavía es inmaduro, un muchacho joven, o buscar algún abogado para no darle la herencia ya que todavía estaba vivo. Sin embargo le permite marchar, aún previendo los posibles riesgos. Así actúa Dios con nosotros: nos deja libres, también para equivocarnos, porque al crearnos nos ha hecho el gran regalo de la libertad. Nos toca a nosotros hacer un buen uso. ¡Este regalo de la libertad que nos da Dios, me sorprende siempre!
Pero la separación de ese hijo es sólo física; el padre lo lleva siempre en el corazón; espera con confianza su regreso, escruta el camino con la esperanza de verlo. Y un día lo ve aparecer a lo lejos (cf. v. 20). Y esto significa que este padre, cada día subía a la terraza para ver si su hijo volvía. Entonces se conmueve al verlo, corre a su encuentro, lo abraza y lo besa. ¡Cuánta ternura! ¡Y este hijo había hecho cosas graves! Pero el padre lo acoge así.
La misma actitud reserva el padre al hijo mayor, que siempre ha permanecido en casa, y ahora está indignado y protesta porque no entiende y no comparte toda la bondad hacia el hermano que se había equivocado. El padre también sale al encuentro de este hijo y le recuerda que ellos han estado siempre juntos, tienen todo en común (v. 31), pero es necesario acoger con alegría al hermano que finalmente ha vuelto a casa. Y esto me hace pensar en una cosa: cuando uno se siente pecador, se siente realmente poca cosa, o como he escuchado decir a alguno —muchos—: «Padre, soy una porquería», entonces es el momento de ir al Padre. Por el contrario, cuando uno se siente justo —«Yo siempre he hecho las cosas bien...»—, igualmente el Padre viene a buscarnos porque esa actitud de sentirse justo es una actitud mala: ¡es la soberbia! Viene del diablo. El padre espera a los que se reconocen pecadores y va a buscar a aquellos que se sienten justos. ¡Este es nuestro Padre! En esta parábola también se puede entrever un tercer hijo. ¿Un tercer hijo? ¿Y dónde? ¡Está escondido! Es el que «siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo» (Fil 2, 6-7). ¡Este Hijo-Siervo es Jesús! Es la extensión de los brazos y del corazón del Padre: Él ha acogido al pródigo y ha lavado sus pies sucios; Él ha preparado el banquete para la fiesta del perdón. Él, Jesús, nos enseña a ser «misericordiosos como el Padre». La figura del padre de la parábola desvela el corazón de Dios. Él es el Padre misericordioso que en Jesús nos ama más allá de cualquier medida, espera siempre nuestra conversión cada vez que nos equivocamos; espera nuestro regreso cuando nos alejamos de Él pensando que podemos prescindir de Él; está siempre preparado a abrirnos sus brazos pase lo que pase. Como el padre del Evangelio, también Dios continúa considerándonos sus hijos cuando nos hemos perdido, y viene a nuestro encuentro con ternura cuando volvemos a Él. Y nos habla con tanta bondad cuando nosotros creemos ser justos. Los errores que cometemos, aunque sean grandes, no rompen la fidelidad de su amor. En el sacramento de la Reconciliación podemos siempre comenzar de nuevo: Él nos acoge, nos restituye la dignidad de hijos suyos, y nos dice: «¡Ve hacia adelante! ¡Quédate en paz! ¡Levántate, ve hacia adelante!».
En este tramo de la Cuaresma que aún nos separa de la Pascua, estamos llamados a intensificar el camino interior de conversión. Dejémonos alcanzar por la mirada llena de amor de nuestro Padre, y volvamos a Él con todo el corazón, rechazando cualquier compromiso con el pecado. Que la Virgen María nos acompañe hasta el abrazo regenerador con la Divina Misericordia.” (Francisco. Ángelus. 6-marzo-2016)
Señor Jesús, que has acogido a los publicanos y pecadores, y has mostrado así el corazón de Dios Padre, un corazón de misericordia desbordante, que dignifica a la persona y le regala el don de ser hijos suyos, regalo que no depende de nuestros méritos o de nuestras acciones,
Señor Jesús, que ofreciendo el perdón gratuito de Dios nos alientas a no desesperar jamás de nosotros ni de nadie. En tu misericordia ofreces un futuro a la persona, de forma que hasta en la situación más fea o difícil podamos descubrir que Dios Padre nos espera. Concédenos volver de lo lejos que nos hayamos alejado del amor del Padre; concédenos parecernos al Padre lleno de ternura a los que estamos cerca sin ser cercanos al Padre. Concédenos permanecer en la dignidad de hijos de Dios en la Casa del padre sin buscar recompensas o compensaciones o pagas o reconocimientos, con un corazón misericordioso como el del Padre, con un corazón manso y humilde como el tuyo, que busca lo que Tú buscas, Señor: que no se pierda ninguno.
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.
Os recordamos que de lunes a viernes a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes de modo solemne y cantado.
Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. También los viernes de Cuaresma a las 18.30 h. se rezará el Rosario y a las 19.00 h. el Ejercicio del Vía Crucis.

Con el lema: “RESPONDES ENTREGÁNDOTE” se celebrará el Encuentro de Cáritas de la Vicaría el próximo sábado 6 abril de 2019 en la Parroquia Santa Catalina de TEULADA. El horario es el siguiente:
09:30 Acogida – Café
10:15 Oración y saludo
10:30 Motivación Inicial:
“El valor de nuestras riquezas intangibles”, a cargo de Aurora Aranda, coordinadora Área Animación CD Valencia
11:00 Mesa de experiencias: CAI-Centro de atención integral- ( Gandía ), Acogida CCPP Asunción (Denia), Proyecto Sirio ( Cullera ) y Escoltant als qui saben (Algemesí).
12:00 Talleres:
1.- El voluntariado vivido como vocación.
2.- El arte de la escucha
3.- Vivir desde dentro
4.- Dinámicas para la oración desde Cáritas
5.- El arte de acompañarnos
13:30 Eucaristía
14:30 Comida
15:45 Despedida y peregrinación a la Ermita de San Vicente Ferrer.
Para la inscripción es necesario dar nombre y apellidos, parroquia y población, y el taller al que se quiere inscribir en primer lugar y en segundo lugar. El día del encuentro se le comunicará el taller asignado.
-Tener en cuenta, que los miembros de cada parroquia, debéis inscribiros en distintos talleres para que sea más rico el compartir posterior al encuentro.
-Traer bocadillo y algo para compartir en la comida, excepto bebida, papas, cacahuetes y aceitunas. La organización se encarga del café, bebida y picada
Ante cualquier duda y para reservar tu plaza en el autobús, ponte en contacto con la coordinadora de Voluntariado (Charo), teléfono 600454258.
Y recuerda que te puedes inscribir hasta el lunes 1 de abril.

Se han recaudado hasta el momento 630 €. Gracias por vuestra aportación generosa. Con tu limosna alivias el peso de la cruz de muchos hermanos necesitados. Puedes seguir ayudando en los sobres que encontrarás en la entrada del templo. Gracias
Domingo 31 de marzo: 17.30 h. en los locales parroquiales de San Francisco de Borja de Gandía:
TESTIMONIOS de Santiago Julián y Anabel Guaraz, de la Parroquia de San Miguel y San Sebastián de Valencia y de Iván Alamar y Mariam Saguar, de la Parroquia de San Juan de la Ribera de Valencia. Habrá cuidadores para los niños. Concluiremos con una merienda.
Concurso de dibujo-literatura en tiempo de Cuaresma con el lema: TU FAMILIA TAMBIÉN ESTABA ALLI, EN EL DOMINGO DE RAMOS. Encontrará las bases en la parroquia.
Del 1 al 17 de abril de 2019
Lunes 1.  19.30 h.: En sufragio de: José y Carmen.
Martes 2. San Francisco de Paula. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Ferrer-Puig; Alberto Belda Serra.
Miércoles 3. 19.30 h.: En sufragio de: José.
Jueves 4. 19.30 h.: En sufragio de: Fernando y Carmen.
Viernes 5. 19.30 h.: En sufragio de: Joaquín y Dolores.
Sábado 6. Por la tarde: QUINTO DOMINGO DE CUARESMA.
18.00 h.: Con niños. En Acción de gracias de una feligresa.
19.30 h.: Sin intención.
21.00 h.: Sin intención.
Domingo 7. QUINTO DOMINGO DE CUARESMA.
10.00 h.: Sin intención.
11.30 h.: Pro Pópulo.
19.30 h.: Sin intención.


A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

22 de marzo de 2019

Domingo 24 de marzo de 2019. 3 CUA C.

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
LA NECESIDAD DE LA CONVERSIÓN
Queridos hermanos:
La conversión a la que nos llama el Señor es necesaria para dar fruto. Como decía el Cardenal Francisco Javier Nguyên van Thuân cuando estaba en la cárcel: para «vivir el momento presente colmándolo de amor». Decía: «Aprovecho las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria». (Citado en Francisco. Gaudete et Exultate nº 17).
Sin la conversión caemos en la mediocridad y no damos fruto. Y caemos en una falsa seguridad de pensar que no caeremos en la falta de fe, de esperanza o de caridad. Y cuando ocurre algún acontecimiento doloroso, inesperado o trágico en nuestra vida acabamos echando las culpas a Dios o a los demás. Los acontecimientos trágicos o inesperados que ocurren en la vida nos hacen presente la precariedad de la vida, que somos frágiles por fuera y por dentro y que necesitamos volvernos a Dios cada día. ¿Para qué? Para dar el fruto que Él espera de humildad, paciencia, caridad.
“Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos que le gritan: «Fíate de mí». La fe, en cuanto asociada a la conversión, es lo opuesto a la idolatría; es separación de los ídolos para volver al Dios vivo, mediante un encuentro personal. Creer significa confiarse a un amor misericordioso, que siempre acoge y perdona, que sostiene y orienta la existencia, que se manifiesta poderoso en su capacidad de enderezar lo torcido de nuestra historia. La fe consiste en la disponibilidad para dejarse transformar una y otra vez por la llamada de Dios. He aquí la paradoja: en el continuo volverse al Señor, el hombre encuentra un camino seguro, que lo libera de la dispersión a que le someten los ídolos. (Francisco. Lumen Fidei nº 13)
Parece que las tragedias solamente les ocurren a los demás hasta que nos pasan a nosotros. En el evangelio se mencionan dos de esos acontecimientos: “la revuelta de algunos galileos, que Pilato reprimió de modo sangriento; el segundo, el desplome de una torre en Jerusalén, que causó dieciocho víctimas. Dos acontecimientos trágicos muy diversos: uno, causado por el hombre; el otro, accidental.” (Benedicto XVI. Ángelus. 11-3-2007).
Sin la conversión ese acontecimiento trágico puede hacer que salga de nosotros la murmuración, la rebeldía, la impaciencia y otros males que llevamos en el corazón y por la falta de conversión no los hemos expulsado de nosotros. La conversión lleva a poder sacar de nosotros lo mejor, aun en el más difícil de los acontecimientos. Y no solo eso. La conversión hace de nosotros trabajar por la conversión de otros hermanos: “Yo podía decirle, igual que los apóstoles: «Jesús ... Hizo de mí un pescador de almas, y sentí un gran deseo de trabajar por la conversión de los pecadores.” (S. Teresita del Niño Jesús. Historia de un alma. 5).
Jesús, vuestro párroco

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre loa que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?
Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía este año y mientras yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”.
Palabra del Señor.
LA PENITENCIA INTERIOR
1430         Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2,12-13; Is 1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18).

1431         La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentimiento del corazón).

1432 El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón nuevo (cf Ez 36,26-27). La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones: "Conviértenos, Señor, y nos convertiremos" (Lc 5,21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él. El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron (cf Jn 19,37; Za 12,10).
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Cada día, lamentablemente, las crónicas presentan malas noticias: homicidios, accidentes, catástrofes... En el pasaje evangélico de hoy, Jesús se refiere a dos hechos trágicos que en ese tiempo habían suscitado gran impacto: una represión cruenta realizada por los soldados romanos en el templo y el derrumbe de la torre de Siloé, en Jerusalén, que había causado dieciocho víctimas (cf. Lc 13, 1-5).
Jesús conoce la mentalidad supersticiosa de su auditorio y sabe que ellos interpretan de modo equivocado ese tipo de hechos. En efecto, piensan que, si esos hombres murieron cruelmente, es signo de que Dios los castigó por alguna culpa grave que habían cometido; o sea: «se lo merecían». Y, en cambio, el hecho de salvarse de la desgracia equivalía a sentirse «sin falta». Ellos «se lo merecían»; yo no «tengo faltas».
Jesús rechaza completamente esta visión, porque Dios no permite las tragedias para castigar las culpas, y afirma que esas pobres víctimas no eran de ninguna manera peores que las demás. Más bien, Él invita a sacar de estos hechos dolorosos una advertencia referida a todos, porque todos somos pecadores. En efecto, así lo dice a quienes lo habían interrogado: «Si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo» (v. 3).
También hoy, ante ciertas desgracias y lutos, podemos ser tentados de «descargar» la responsabilidad sobre las víctimas, o, es más, sobre Dios mismo. Pero el Evangelio nos invita a reflexionar: ¿qué idea nos hemos hecho de Dios? ¿Estamos convencidos de que Dios es así? O, ¿no se trata de una proyección nuestra, de un dios hecho «a nuestra imagen y semejanza»? Jesús, al contrario, nos llama a cambiar el corazón, a hacer un cambio radical en el camino de nuestra vida, abandonando las componendas con el mal —y esto lo hacemos todos, las componendas con el mal—, las hipocresías —creo que casi todos tenemos al menos un trocito de hipocresía—, para emprender con firmeza el camino del Evangelio. Pero, he aquí de nuevo la tentación de justificarnos: «¿De qué cosa deberíamos convertirnos? Considerándolo bien, ¿no somos buena gente?». Cuántas veces hemos pensado esto: «Pero, considerándolo bien, yo soy de los buenos, soy de las buenas —¿no es así?—. ¿No somos de los creyentes, incluso bastante practicantes?». Y así creemos que estamos justificados.
Lamentablemente, cada uno de nosotros se parece mucho a un árbol que, durante años, ha dado múltiples pruebas de su esterilidad. Pero, afortunadamente, Jesús se parece a ese campesino que, con una paciencia sin límites, obtiene una vez más una prórroga para la higuera infecunda: «Déjala por este año todavía —dijo al dueño— […] Por si da fruto en adelante» (v. 9). Un «año» de gracia: el tiempo del ministerio de Cristo, el tiempo de la Iglesia antes de su retorno glorioso, el tiempo de nuestra vida, marcado por un cierto número de Cuaresmas, que se nos ofrecen como ocasiones de revisión y de salvación, el tiempo de un Año Jubilar de la Misericordia. La invencible paciencia de Jesús. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios? ¿Habéis pensado también en su obstinada preocupación por los pecadores? ¡Cómo es que aún vivimos con impaciencia en relación a nosotros mismos! Nunca es demasiado tarde para convertirse, ¡nunca! Hasta el último momento: la paciencia de Dios nos espera. Recordad esa pequeña historia de santa Teresa del Niño Jesús, cuando rezaba por el hombre condenado a muerte, un criminal, que no quería recibir el consuelo de la Iglesia, rechazaba al sacerdote, no lo quería: quería morir así. Y ella, en el convento, rezaba. Y cuando ese hombre estaba allí, precisamente en el momento de ser asesinado, se dirige al sacerdote, toma el Crucifijo y lo besa. ¡La paciencia de Dios! Y hace lo mismo también con nosotros, ¡con todos nosotros! Cuántas veces —nosotros no lo sabemos, lo sabremos en el cielo—, cuántas veces nosotros estamos ahí, ahí… [a punto de caer] y el Señor nos salva: nos salva porque tiene una gran paciencia con nosotros. Y esta es su misericordia. Nunca es tarde para convertirnos, pero es urgente, ¡es ahora! Comencemos hoy.
Que la Virgen María nos sostenga, para que podamos abrir el corazón a la gracia de Dios, a su misericordia; y nos ayude a nunca juzgar a los demás, sino a dejarnos provocar por las desgracias de cada día para hacer un serio examen de conciencia y arrepentirnos.” (Francisco. Ángelus. 28-febrero-2016).
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“Las personas y las sociedades que viven sin cuestionarse jamás tienen como único destino final la ruina. En cambio, la conversión, aunque no libra de los problemas y de las desgracias, permite afrontarlos de "modo" diverso. Ante todo, ayuda a prevenir el mal, desactivando algunas de sus amenazas. Y, en todo caso, permite vencer el mal con el bien, si no siempre en el plano de los hechos —que a veces son independientes de nuestra voluntad—, ciertamente en el espiritual. En síntesis: la conversión vence el mal en su raíz, que es el pecado, aunque no siempre puede evitar sus consecuencias. (Benedicto XVI. Ángelus. Domingo 11 de marzo de 2007).
Señor Jesús, haznos desear la conversión. Que no nos creamos seguros de nosotros mismos. Arráncanos del corazón burlón o indiferente, que no necesite volverse a Ti, sácanos del corazón endurecido e idólatra de sus falsas seguridades, danos la disponibilidad para dejarnos transformar una y otra vez por tu llamada a la conversión. (cf. Francisco. Lumen Fidei nº 13). Concédenos girar y girar siempre hacia Ti, convertirnos una y otra vez a Ti, volviéndonos a Ti, como el girasol que no quiere mirar otra cosa que el Sol. Haznos salir de un corazón hipócrita que se engaña a sí mismo creyendo ser bueno, pero que en realidad juzga, murmura, se endurece y es estéril. Señor Jesús, compasivo y misericordioso, danos una prórroga, cávanos, abónanos, concédenos un año de gracia para arrepentirnos de nuestros pecados y recibir tu perdón.
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.
Os recordamos que de lunes a viernes a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes de modo solemne y cantado.
Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. También los viernes de Cuaresma a las 18.30 h. se rezará el Rosario y a las 19.00 h. el Ejercicio del Vía Crucis.
Se han recaudado hasta el momento 370 €. Gracias por vuestra aportación generosa. Con tu limosna alivias el peso de la cruz de muchos hermanos necesitados.

Lunes 25 de marzo: 18.00 h.: Exposición del Santísimo Sacramento; 19.00 h.: Rezo del santo Rosario por la vida; 19.30 h.: Eucaristía. Solemnidad de la Anunciación del Señor;
20.30: Vídeos de testimonios sobre la vida y coloquio.
De lunes 25 a viernes 29: Rezo del Santo Rosario por la vida a las 19.00h. (excepto el viernes a las 18.30 h.).
Viernes 29 de marzo: 19.00 h.: Vía Crucis por la Vida
Domingo 31 de marzo: 17.30 h. en los locales parroquiales de San Francisco de Borja de Gandía: TESTIMONIOS de Santiago Julián y Anabel Guaraz, de la Parroquia de San Miguel y San Sebastián de Valencia y de Iván Alamar y Mariam Saguar, de la Parroquia de San Juan de la Ribera de Valencia. Habrá cuidadores para los niños. Concluiremos con una merienda.



1. El lunes 25 de marzo a las 10.15 h. se reunirá el Equipo de Pastoral de la Salud.
2. El lunes 25 de marzo a las 18.00 h. y el viernes 29 de marzo a las 17.30 h. habrá celebración del Perdón con los niños de Anatolé.
3. El lunes 25 de marzo después de la Eucaristía de las 20.00 h. en el Palacio Ducal habrá un Retiro de Cuaresma guiado por el Padre José Luis Miravet, jesuita, entrada por la calle Duc Alfons el Vell.
4. DEL 25 AL 31 DE MARZO: SEMANA DE LA VIDA EN LA PARROQUIA.
5. El sábado 30 de marzo de 9.30 h. a 13.00 h. será el Retiro Espiritual de Cuaresma en la parroquia de San José de Tavernes a cargo de D. Jesús Sánchez, párroco de San Francisco de Borja de Gandía.
6. El sábado 30 de marzo se hará la excursión a la cima del Mondúver, organizada por el grupo parroquial “Paso a Paso”. La salida será desde el parking de los Juzgados a las 7.30 h. A partir de 12 años.
7. EFEMÉRIDE:
El pasado 19 de marzo hizo 40 años de la primera misa en la parroquia, que fue en el Cine Alameda, pues por entonces no tenía templo parroquial. Comenzaba una larga andadura hasta hoy.
8. Ya tiene a su disposición en la sacristía o el despacho el segundo número de la Revista “Callejeros de la Fe”. Actualmente hay 81 personas suscritas.
9. Concurso de dibujo-literatura en tiempo de Cuaresma con el lema: TU FAMILIA TAMBIÉN ESTABA ALLI, EN EL DOMINGO DE RAMOS. Encontrará las bases en la parroquia.
Del 25 al 31 de marzo de 2019
Lunes 25. SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR. 19.30 h.: Pidiendo por el respeto a la vida.
Martes 26. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio y Petra. Miércoles 27. 19.30 h.: En sufragio de: las almas del purgatorio. Jueves 28. 19.30 h.: En sufragio de: Pedro y Juan Pedro. Viernes 29. 19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche.
Sábado 30.  Por la tarde: CUARTO DOMINGO DE CUARESMA.
18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Pedro Vicente y Patrocinio. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 31. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA.
10.00 h.: En sufragio de: Vicente. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: Tomás y Josefa.
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

16 de marzo de 2019

Domingo 17 de marzo de 2019. 2 CUA C.

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
De la oración a la pasión por el prójimo
                 Queridos hermanos:
La oración ocupa un lugar muy importante en el Evangelio de San Lucas. Así queda reflejado en el Evangelio de este domingo: “tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar.” (v. 28). “La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo.” (Catecismo 2725). Es el esfuerzo de la ascensión a ese monte donde se produce el encuentro con el Señor glorioso.
Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.” (v. 29). La oración, que es posible realizar en cualquier momento, transfigura el corazón (cf. Catecismo 2739), transfigura al discípulo y lo hace parecerse a su Maestro (cf. Catecismo 2844), anima y transfigura nuestras obras a semejanza de las de Cristo (cf. Catecismo 2668).
Aparece también la oración como conversación amistosa. Así Moisés y Elías que “conversaban con él…, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.” (30-31).
La oración es un combate. “¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios” (Catecismo 2725). Combate contra el sueño, contra la pereza, contra la falta de fe. “Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria” (v. 32). Mantenerse firmes y perseverantes nos une a Jesús y nos alcanza ver su gloria: “No te aflijas si no recibes de Dios inmediatamente lo que pides: es él quien quiere hacerte más bien todavía mediante tu perseverancia en permanecer con él en oración” (Evagrio, or. 34). (Catecismo 2737). Permanecer, perseverar, estar y esperar suplicando escucharle, verle…
También aparece la oración sin saber muy bien lo que pedimos, como le pasó a San Pedro: “Dijo Pedro a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas...» No sabía lo que decía” (v. 33). “¿Estamos convencidos de que "nosotros no sabemos pedir como conviene" (Rm 8, 26)? ¿Pedimos a Dios los "bienes convenientes"?” (Catecismo 2736).
La oración también es entrar en un ámbito donde somos abrazados y desbordados por la luz, la nube y la voz: “una nube los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. Y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo» (v. 34-35).
Y también la oración es la respuesta a una palabra de amor, una obediencia a la Palabra de Dios. “Escuchadlo”. Y fruto de la oración es la misión. “Déjate transformar, déjate renovar por el Espíritu, para que eso sea posible.” (cf. Francisco. Gaudete et Exultate 23-24).
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas                 9, 28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía. Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube.
Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
Palabra del Señor.
La oración, camino de transfiguración

2668         La invocación del santo Nombre de Jesús es el camino más sencillo de la oración continua. Repetida con frecuencia por un corazón humildemente atento, no se dispersa en "palabrerías" (Mt 6, 7), sino que "conserva la Palabra y fructifica con perseverancia" (cf Lc 8, 15). Es posible "en todo tiempo" porque no es una ocupación al lado de otra, sino la única ocupación, la de amar a Dios, que anima y transfigura toda acción en Cristo Jesús.

2739 La transformación del corazón que ora es la primera respuesta a nuestra petición.

2740 La oración de Jesús hace de la oración cristiana una petición eficaz. El es su modelo. El ora en nosotros y con nosotros. Puesto que el corazón del Hijo no busca más que lo que agrada al Padre, ¿cómo el de los hijos de adopción se apegaría más a los dones que al Dador?

2843 Allí es, en efecto, en el fondo "del corazón" donde todo se ata y se desata. No está en nuestra mano no sentir ya la ofensa y olvidarla; pero el corazón que se ofrece al Espíritu Santo cambia la herida en compasión y purifica la memoria transformando la ofensa en intercesión.

2844   La oración cristiana llega hasta el perdón de los enemigos (cf Mt 5, 43-44). Transfigura al discípulo configurándolo con su Maestro.
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio hoy, segundo domingo de Cuaresma, nos invita a contemplar la transfiguración de Jesús....
Este episodio está ligado a lo que sucedió …días antes, cuando Jesús había desvelado a sus discípulos que en Jerusalén debería «sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitado a los tres días».
Este anuncio había puesto en crisis a Pedro y a todo el grupo de discípulos, que rechazaban la idea de que Jesús terminara rechazado por los jefes del pueblo y después matado.
Ellos, de hecho, esperaban a un Mesías poderoso, fuerte, dominador; en cambio, Jesús se presenta como humilde, como manso, siervo de Dios, siervo de los hombres, que deberá entregar su vida en sacrificio, pasando por el camino de la persecución, del sufrimiento y de la muerte.
Pero, ¿cómo poder seguir a un Maestro y Mesías cuya vivencia terrenal terminaría de ese modo? Así pensaban ellos. Y la respuesta llega precisamente de la transfiguración. ¿Qué es la transfiguración de Jesús? Es una aparición pascual anticipada.
Jesús toma consigo a los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan y «los lleva, a ellos solos, a parte, a un monte alto»; y allí, por un momento, les muestra su gloria, gloria de Hijo de Dios.
Este evento de la transfiguración permite así a los discípulos afrontar la pasión de Jesús de un modo positivo, sin ser arrastrados. Lo vieron como será después de la pasión, glorioso.
Y así Jesús les prepara para la prueba. La transfiguración ayuda a los discípulos, y también a nosotros, a entender que la pasión de Cristo es un misterio de sufrimiento, pero es sobre todo un regalo de amor, de amor infinito por parte de Jesús.
El evento de Jesús transfigurándose sobre el monte nos hace entender mejor también su resurrección. Para entender el misterio de la cruz es necesario saber con antelación que el que sufre y que es glorificado no es solamente un hombre, sino el Hijo de Dios, que con su amor fiel hasta la muerte nos ha salvado. El padre renueva así su declaración mesiánica sobre el Hijo, ya hecha en la orilla del Jordán después del bautismo y exhorta: «Escuchadle».
Los discípulos están llamados a seguir al Maestro con confianza, con esperanza, a pesar de su muerte; la divinidad de Jesús debe manifestarse precisamente en la cruz, precisamente en su morir «de aquel modo», tanto que el evangelista Marcos pone en la boca del centurión la profesión de fe: «Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios» (15, 39). Nos dirigimos ahora en oración a la Virgen María, la criatura humana transfigurada interiormente por la gracia de Cristo. Nos encomendamos confiados a su maternal ayuda para proseguir con fe y generosidad el camino de la Cuaresma.” (Francisco. Ángelus. 25 de febrero de 2018).
LA NECESIDAD DE LA ORACIÓN
Con la ayuda de la carta Gaudete et Exultate
104. Podríamos pensar que damos gloria a Dios solo con el culto y la oración, o únicamente cumpliendo algunas normas éticas es verdad que el primado es la relación con Dios, y olvidamos que el criterio para evaluar nuestra vida es ante todo lo que hicimos con los demás. La oración es preciosa si alimenta una entrega cotidiana de amor. Nuestro culto agrada a Dios cuando allí llevamos los intentos de vivir con generosidad y cuando dejamos que el don de Dios que recibimos en él se manifieste en la entrega a los hermanos. 
105. Por la misma razón, el mejor modo de discernir si nuestro camino de oración es auténtico será mirar en qué medida nuestra vida se va transformando a la luz de la misericordia.
147. El santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios.  
148. San Juan de la Cruz recomendaba «procurar andar siempre en la presencia de Dios, sea real, imaginaria o unitiva, de acuerdo con lo que le permitan las obras que esté haciendo». (…) «Procure ser continuo en la oración, y en medio de los ejercicios corporales no la deje. Sea que coma, beba, hable con otros, o haga cualquier cosa, siempre ande deseando a Dios y apegando a él su corazón». 
150. Para todo discípulo es indispensable estar con el Maestro, escucharle, aprender de él, siempre aprender. Si no escuchamos, todas nuestras palabras serán únicamente ruidos que no sirven para nada. 
151. Recordemos que «es la contemplación del rostro de Jesús muerto y resucitado la que recompone nuestra humanidad, también la que está fragmentada por las fatigas de la vida, o marcada por el pecado. No hay que domesticar el poder del rostro de Cristo». Entonces, me atrevo a preguntarte: ¿Hay momentos en los que te pones en su presencia en silencio, permaneces con él sin prisas, y te dejas mirar por él? ¿Dejas que su fuego inflame tu corazón? Si no le permites que él alimente el calor de su amor y de su ternura, no tendrás fuego, y así ¿cómo podrás inflamar el corazón de los demás con tu testimonio y tus palabras? Y si ante el rostro de Cristo todavía no logras dejarte sanar y transformar, entonces penetra en las entrañas del Señor, entra en sus llagas, porque allí tiene su sede la misericordia divina.
Señor Jesús, que nos adormecemos en la vida sin darnos cuenta y no estamos atentos a tu presencia y a tu Palabra. Concédenos que esta Cuaresma sea un subir al monte contigo y con nuestros hermanos, de tal forma que nos muevas a orar con confianza de hermanos, de hijos de tu Padre, animados por el Espíritu Santo. Concédenos perseverar en la oración. Que el Tentador no nos separe de la oración, de la unión contigo. Ayúdanos a combatir, a ponerte el primero, a darte tiempo, a dejarnos conducir por el Espíritu Santo al desierto de la oración, a la montaña de la oración, para dejarnos transformar y renovar por el Espíritu. Dinos, Señor, qué esperas de nosotros en cada momento, purifícanos y únenos a Ti de tal forma que reflejemos la luz de tu amor y así estemos disponibles para ser encendidos en fuego de amor apasionado por nuestros hermanos.
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.
Os recordamos que durante esta semana el jueves 21 y el viernes 22 a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes en el Templo parroquial de modo solemne y cantado. (Con motivo de las fiestas en honor a San José se suprime de lunes a miércoles).
Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. También los viernes de Cuaresma a las 18.30 h. se rezará el Rosario y a las 19.00 h. el Ejercicio del Vía Crucis.

Os invitamos a ser cireneos que alivien el peso de la cruz de hermanos nuestros colaborando con vuestra aportación en las diversas necesidades que aparecen en la cruz que hemos puesto a la entrada de la Iglesia. Muchas gracias en nombre de los que más lo necesitan.
Lunes 25 de marzo: 18.00 h.: Exposición del Santísimo Sacramento; 19.00 h.: Rezo del santo Rosario por la vida; 19.30 h.: Eucaristía. Solemnidad de la Anunciación del Señor;
20.30: Vídeos de testimonios sobre la vida y coloquio.
Viernes 29 de marzo: 19.00 h.: Via Crucis por la Vida
Domingo 31 de marzo: 17.30 h. en los locales parroquiales de San Francisco de Borja de Gandía: TESTIMONIOS de Santiago Julián y Anabel Guaraz, de la Parroquia de San Miguel y San Sebastián de Valencia y de Iván Alamar y Mariam Saguar, de la Parroquia de San Juan de la Ribera de Valencia. Habrá cuidadores para los niños. Concluiremos con una merienda.


1. Colectas: Día del Seminario 2-3 marzo: 585 €.
Cáritas parroquial 9-10 marzo: 263,50 €.
2. Ya tiene a su disposición en la sacristía o el despacho el segundo número de la Revista “Callejeros de la Fe”. Actualmente hay 77 personas suscritas.
3. Con motivo de las fiestas en honor a San José habrá un horario especial de misas para el día 18 y 19 de marzo. SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, ENSÉÑANOS A CUIDAR A JESÚS, A CUIDAR LA FE, A CUIDAR A NUESTRO HERMANOS.
4. El miércoles 20 de marzo se reunirá el Equipo de Cáritas parroquial a las 17.30 h.
5. El sábado 23 de marzo a las 18.00 h. se hará la entrega del Padrenuestro a los niños de 2º de comunión.
Del 18 al 24 de marzo de 2019
Lunes 18. Por la mañana: San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor. Por la tarde: SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA.
 18.00 h.: Con niños. Sin intención.
19.30 h.: Sin intención.
Martes 19. SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA. 10.00 h.: Sin intención.
11.30 h.: Pro Pópulo.
19.30 h.: En sufragio de: Dolores Gómez.
Miércoles 20. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Espí-Sanchis.
Jueves 21. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Olaso-Martínez.
Viernes 22. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. D. Rafael Reig Armiñana.
Sábado 23. Por la mañana: Santo Toribio de Mogrovejo, obispo. Por la tarde. TERCER DOMINGO DE CUARESMA.
18.00 h.: Con niños. Sin intención.
19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles.
21.00 h.: Sin intención.
Domingo 24. TERCER DOMINGO DE CUARESMA.
10.00 h.: Sin intención.
11.30 h.: Pro Pópulo.
19.30 h.: En sufragio de: Francisco Rodríguez Melis.
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial: