1 de marzo de 2019

Domingo 7 de marzo de 2019. 8 TO C.

 

Parroquia de Sant Francesc de Borja Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

 


                  Queridos hermanos: 


Escuchamos en el Evangelio de este domingo una invitación a la acusación de uno mismo, a ver la propia viga antes que la mota en ojo ajeno. Pues sin ver los propios pecados de los que el Señor viene a perdonarnos no es posible ver bien al otro para poder ayudarle. Y se cae en la tentación de la hipocresía que lleva a criticar, juzgar, maldecir, murmurar del hermano.

San Doroteo de Gaza dedica varias catequesis a hablar de diversos aspectos de la vida espiritual y dedica una a hablar de la acusación de sí mismo:
Abba Poimén decía gimiendo: "Todas las virtudes han entrado en esta casa menos una, y sin ella le cuesta al hombre mantenerse en pie". Cuando le preguntaron cuál era esa virtud respondió: "Acusarse a sí mismo". 

Fijémonos, hermanos, cómo nos sucede a veces que oyendo una palabra desagradable no la tenemos en cuenta, como si nada hubiésemos oído, y otras veces en cambio nos perturba de inmediato. ¿Cuál es la razón de tal diferencia? ¿Hay una o más razones? (…) la causa de la perturbación, si la buscamos cuidadosamente, es siempre el hecho de que no nos acusamos a nosotros mismos. De ahí proviene todo ese agobio y el no encontrar nunca la paz. (…) 

Sucede también que un hermano, creyendo mantenerse en paz y tranquilidad, se ve perturbado por una palabra ofensiva que acaba de decirle un hermano y juzga que la razón es suya, diciéndose en su interior: "Si este hermano no hubiese venido a hablarme y perturbarme, yo no habría pecado". Es una ilusión, un razonamiento falso. Aquel que le ha dicho esa palabra, ¿ha puesto en él esa pasión? Sencillamente le ha revelado la pasión que estaba en él, para que se arrepienta, si así lo quiere. Así este hermano se parece a un pan de trigo puro, exteriormente de buen aspecto, pero que una vez partido deja ver su podredumbre. Se creía en paz pero había en él una pasión que ignoraba. Una sola palabra de su hermano ha puesto en evidencia la podredumbre escondida en su corazón. Si desea obtener misericordia, que se arrepienta, que se purifique, que progrese, y ver que debe más bien agradecer a su hermano el haber sido motivo de tal beneficio.”

La obra de iluminación de nuestro corazón que hace el Señor lleva a ver los propios pecados. Si no se ven es por falta de humildad que nos lleva, como dice San Doroteo de Gaza, a “la costumbre de autojustificarnos, la confianza en nosotros mismos y el apego a la voluntad propia. Todos estos son distintos brotes del orgullo, el enemigo de Dios. En cambio la humildad engendra la acusación de si mismo, la desconfianza en el propio juicio, y el desprecio de la voluntad propia.”

Jesús, vuestro párroco

 
 

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas                 6, 39-45

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?
No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.»
Palabra del Señor.


 

LA BENDICIÓN
EN LOS LABIOS Y EL CORAZÓN

2644        El Espíritu Santo que enseña a la Iglesia y le recuerda todo lo que Jesús dijo, la educa también en la vida de oración, suscitando expresiones que se renuevan dentro de unas formas permanentes de orar: bendición, petición, intercesión, acción de gracias y alabanza.

2645        Porque Dios bendice al hombre, su corazón puede bendecir, a su vez, a Aquel que es la fuente de toda bendición.

LA MALEDICENCIA EN LOS LABIOS Y EL CORAZÓN

2475        Los discípulos de Cristo se han "revestido del Hombre Nuevo, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Ef 4,28). "Desechando la mentira" (Ef 5,25), deben "rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias" (1 P 2,1).

2539 San Agustín veía en la envidia el "pecado diabólico por excelencia" (ctech. 4,8). "De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad" (s. Gregorio Magno, mor. 31,45).

1853 La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: "De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios,..." (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, que es herida por el pecado.


 

EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA

«Si se encontrara una persona que jamás, jamás, jamás ha hablado mal de otra, se la podría canonizar inmediatamente»: es con una expresión fuerte que el Papa Francisco puso en guardia de la tentación «hipócrita» de apuntar con el dedo en contra de los demás. Invitando, sobre todo, a tener «la valentía de dar el primer paso» reconociendo los propios errores y las propias debilidades y acusándose a sí mismos. 

Porque «la hipocresía» es un riesgo que corremos todos, a comenzar del Papa hacia abajo».

«En estos días la liturgia hizo reflexionar muchas veces sobre la paz, sobre el trabajo de pacificar y de reconciliar como lo hizo Jesús, y también sobre nuestro deber de hacer lo mismo», es decir, «hacer la paz, hacer la reconciliación». Además, prosiguió el Papa, «la liturgia nos ha hecho reflexionar, además, sobre el estilo cristiano, sobre todo sobre dos palabras, palabras que Jesús llevo a la práctica: perdón y misericordia». Pero, «debemos realizarlas también nosotros».

Y así en estos días, la liturgia nos ha dado que pensar en esto, en reflexionar sobre este camino de la misericordia, del perdón, del estilo cristiano con esos sentimientos de ternura, bondad, humildad, mansedumbre, magnanimidad». El estilo cristiano, en efecto, cosiste en «soportarnos mutuamente, el uno al otro»: una actitud que lleva al amor, al perdón, a la magnanimidad». Porque «precisamente, el estilo cristiano es magnánimo, es grande».

«El Señor nos ha dicho además que, con este espíritu grande, está también otra cosa: esa generosidad, generosidad del perdón, generosidad de la misericordia». Y «nos impulsa a ser así, generosos, y a dar: dar todo de nosotros, de nuestro corazón; dar amor, sobre todo». En esta perspectiva, añadió, «nos habla de la “recompensa”: no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados. Esto, por lo tanto, «es el resumen del Señor: perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará». Pero «¿qué se os dará? Una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, plena, desbordante os verterán, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Así «es el resumen del pensamiento de la liturgia en estos días». Todos nosotros, comentó, «podemos decir: ¡Esto es bello, ¿eh?, pero ¿cómo se hace, cómo se comienza con esto? Y ¿cuál es el primer paso para seguir en este camino?».

Precisamente en la liturgia, es la respuesta sugerida por el Papa, vemos este «primer paso, ya sea en la primera lectura, ya en el Evangelio». Y, el primer paso es la acusación de sí mismos, la valentía de acusarse a sí mismos, antes que acusar a los demás». El apóstol Pablo, en la primera lectura a Timoteo (1,1-2.12-14), «alaba al Señor porque lo eligió y da gracias porque “se fió de mí y me confió este ministerio, a mí que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente”». Esta «ha sido misericordia». Pablo «dice de sí mismo quién era, un blasfemo, pero quien blasfemaba era condenado con la lapidación, con la muerte». Pablo era, por lo tanto un «perseguidor de Jesucristo, un insolente, un hombre que no tenía paz en su alma ni hacía la paz con los demás». Y he aquí que hoy «Pablo nos enseña a acusarnos a nosotros mismos».

En el pasaje evangélico de Lucas (6, 39-42) «el Señor, con aquella imagen de la paja que está en el ojo de tu hermano y de la viga que llevas en el tuyo, nos enseña lo mismo: hermano, déjame que te saque la mota del ojo, primero acúsate a ti mismo; sólo entonces verás bien para poder quitar la mota del ojo de tu hermano». Por lo tanto el «primer paso» es: «acúsate a ti mismo».

El Papa sugirió también un examen de conciencia «cuando nos vienen pensamientos sobre otras personas», del tipo: «Pero mira este así, aquel así, aquel hace esto y esto...». Precisamente en esos momentos es oportuno preguntarse a sí mismos: «¿Y tú qué haces? ¿Qué haces? ¿Yo qué hago? ¿Soy justo? ¿Me siento juez para quitar la mota de los ojos de los demás y acusar a los demás?».

Por estas situaciones Jesús escoge la palabra «hipócrita» que, «usa solamente con aquellos que tienen doble cara, doble alma: ¡hipócrita!». Todos, ¿eh? Todos. Comenzando por el Papa en adelante: todos». En efecto, prosiguió, «si uno de nosotros no tiene la capacidad de acusarse a sí mismo y después decir, si es necesario, a quien se debe decir las cosas de los demás, no es cristiano, no entra en esta obra tan hermosa de la reconciliación, de la magnanimidad, de la misericordia que nos ha traído Jesucristo».

Por eso, «si tú puedes dar este primer paso, pide la gracia al Señor de una conversión». Y, efectivamente «el primer paso es este: ¿yo soy capaz de acusarme a mí mismo? ¿Y cómo se hace?». La respuesta en el fondo es «sencilla, es un ejercicio sencillo». «Cuando me viene a la mente el deseo de decir a los demás los defectos de los otros, detenerse: “¿Y yo?”».

Es necesario tener también «el valor que tuvo Pablo» en escribir de sí mismo a Timoteo: «Yo era un blasfemo, un perseguidor, un insolente». Pero, «¿Cuántas cosas podemos decir de nosotros mismos?». Y así «nos ahorramos los comentarios sobre los demás y hacemos comentarios sobre nosotros mismos». De este modo damos, en verdad, «el primer paso en este camino de la magnanimidad». Porque quien «sabe mirar solamente las motas en el ojo del otro, acaba en la mezquindad: un alma mezquina, llena de pequeñeces, llena de críticas».

Antes de seguir con la celebración, el Pontífice invitó a pedir en la oración «al Señor la gracia —esta es la valentía de Pablo —de seguir el consejo de Jesús: ser generosos en el perdón, ser generosos en el perdón, ser generosos en la misericordia». De modo que, concluyó, «para reconocer como santa a una persona, hay todo un proceso, se necesita un milagro, y después la Iglesia la proclama santa. Pero si tú encontraras una persona que jamás, jamás, jamás haya hablado mal del otro, se le podría canonizar inmediatamente. Es hermoso, ¿no?». (Francisco. Meditaciones diarias. Viernes 11 de septiembre de 2015).



Señor Jesús, Luz del mundo, 
ilumina las tinieblas de nuestro corazón 
para que, viendo nuestros pecados, 
nos acusemos a nosotros mismos 
y, experimentando la luz de tu amor, 
podamos ayudar a nuestros hermanos.

  

“El seminario, misión de todos” es el lema de este año para el Día del Seminario. Esta jornada se celebra en nuestra Diócesis el 3 de marzo.

La vocación al ministerio sacerdotal es un regalo de Dios a la Iglesia que requiere la participación activa de todos los cristianos como miembros del Cuerpo de Cristo. El ejemplo en el trabajo pastoral cotidiano, el acompañamiento previo al ingreso en el seminario, el papel de la familia y de las parroquias de origen, son agentes necesarios para que la llamada de Dios sea escuchada en cualquier momento de la vida.

El Día del Seminario se celebra desde el año 1935 con el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.



 
   
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.

El próximo miércoles 6 de marzo comienza la Cuaresma con el llamado miércoles “de Ceniza”, día de ayuno y abstinencia, en que el signo externo de recibir la imposición de ceniza ayuda a exteriorizar la actitud del corazón.

Celebraremos la Eucaristía a las 18.00 h.; 19.30 h.; y 21.00 h. para facilitar la asistencia.

Os recordamos que durante toda la cuaresma, en los días laborables, a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes en el Templo parroquial de modo solemne y cantado. 

Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne.

También los viernes de Cuaresma a las 18.30 h. se rezará el Rosario y a las 19.00 h. el Ejercicio del Vía Crucis.

1. El lunes 4 de marzo a las 10.15 habrá reunión del Equipo de pastoral de la Salud.

2. El sábado 9 de marzo habrá formación arciprestal de pastoral de la Salud en la parroquia de Cristo Rey a las 10.30 h.

3. Ya tiene a su disposición en la sacristía o el despacho el segundo número de la Revista “Callejeros de la Fe”.

4. El domingo 10 de marzo será el cuarto aniversario de la Adoración perpetua eucarística en Gandía. habrá una celebración de la Eucaristía a las 19.00 h. en la Colegiata de Gandía y posterior traslado al Convento de las Clarisas. Con este motivo SE SUPRIME LA MISA DE 19.30 H. EN LA PARROQUIA EL DIEZ DE MARZO.

 

Del 4 al 10 de marzo de 2019

Lunes 4. San Casimiro. 19.30 h.: En sufragio de: José Jaime Gutierrez Segura; José Santacatalina y Concepción Camarena.  
 Martes 5. 19.30 h.: Sin intención.
Miércoles 6. DE CENIZA. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Jueves 7. Después de ceniza. Santa Perpetua y Felicidad. 19.30 h.: Sin intención.  
Viernes 8. Después de ceniza. San Juan de Dios. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova.
Sábado 9. Por la mañana: Después de ceniza. Santa Francisca Romana. 
Por la tarde: PRIMER DOMINGO DE CUARESMA.
18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: En sufragio de: Amparo Buendía Mena. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 10. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA.
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: no habrá misa por el aniversario de la adoración eucarística perpetua.


 

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