9 de marzo de 2019

Domingo 10 de marzo de 2019. 1 CUA C.

Parroquia de Sant Francesc de Borja
Email de la parroquia: sfb500@gmail.com
                  Queridos hermanos:
El miércoles pasado comenzamos la Cuaresma. Un tiempo para recuperar la Cabeza, que es Jesucristo, y que rija nuestra vida, nuestros movimientos, afectos, pensamientos, relaciones, deseos, comunicaciones… Un tiempo para preparar nuestras mentes y nuestro corazón a la celebración del Triduo Pascual: pasión, muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Es un tiempo en el que imitamos a Jesús que fue llevado por el Espíritu Santo al desierto para ser tentado por el diablo. Cuarenta días que marcarán un cambio en nuestra vida, una nueva creación. Cuarenta días para unirnos a Jesús, redescubrir que la vida nos viene de la Palabra de Dios y no del pan; que la vida nos viene de la aceptación de nuestra vida concreta sin salirse de ella y sin tentar al Señor; que la vida nos viene del Único Señor y solo de Él sin adorar a nada ni nadie más que a Él. Cristo mismo quiere purificar nuestros corazones y actúa por medio de este tiempo litúrgico y de sus prácticas penitenciales, a través de la oración, el ayuno y la limosna.
En el Evangelio de este domingo leemos las tentaciones de Jesús. Ninguno ha vencido las tentaciones. Adán y Eva entraron en la tentación y cayeron. El pueblo de Israel también sucumbió a las tentaciones de volver a Egipto, de tentar a Dios, de hacerse un becerro de oro. Solamente Jesús ha vencido. Jesús es el nuevo Adán, el nuevo Israel, el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad de Dios. Como hijo, acepta lo que su Padre le ofrece cada día, sin buscar otra vía que permanecer fiel y obediente al Padre.
Orígenes comenta que “Dios no quiere imponer el bien, quiere seres libres... En algo la tentación es buena. Todos, menos Dios, ignoran lo que nuestra alma ha recibido de Dios, incluso nosotros. Pero la tentación lo manifiesta para enseñarnos a conocernos, y así, descubrirnos nuestra miseria, y obligarnos a dar gracias por los bienes que la tentación nos ha manifestado” (Orígenes, citado en Catecismo de la Iglesia Católica nº 2847). La tentación nos descubre nuestra miseria y debilidad y la necesidad de estar apegados a Jesucristo, de unirnos mayormente a Él. “Reconocer la propia debilidad no es la desgracia de la vida humana, sino la condición para abrirse a aquel que es verdaderamente fuerte. ... es por su propia insuficiencia que el hombre se abre a la paternidad de Dios. La libertad del hombre nace al dejar que el verdadero Dios sea el único Señor. Esto permite aceptar la propia fragilidad y rechazar los ídolos de nuestro corazón. Nosotros cristianos volvemos la mirada a Cristo crucificado (cf. Jn 19, 37), que es débil, despreciado y despojado de toda posesión. Pero en Él se revela el rostro del Dios verdadero, la gloria del amor y no la del engaño resplandeciente” (Francisco. Audiencia General. Miércoles, 8 de agosto de 2018).
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas                 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
En todos aquellos días estuvo sin comer y, al final, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó:
«Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre”».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo: «Está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto”».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden”, y también: “te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra”».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor.
Poner los medios para vencer las tentaciones

2340         El que quiere permanecer fiel a las promesas de su bautismo y resistir las tentaciones debe poner los medios para ello: el conocimiento de sí, la práctica de una ascesis adaptada a las situaciones encontradas, la obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales y la fidelidad a la oración. "La castidad nos recompone; nos devuelve a la unidad que habíamos perdido dispersándonos" (S. Agustín, conf. 10,29; 40).

Tentación de la fe

164 Las experiencias del mal y del sufrimiento, de las injusticias y de la muerte parecen contradecir la buena nueva, pueden estremecer la fe y llegar a ser para ella una tentación.

2113 La idolatría no se refiere sólo a los cultos falsos del paganismo. Es una tentación constante de la fe. Consiste en divinizar lo que no es Dios.
  
Frente a las tentaciones en la oración

2732 La tentación más frecuente, la más oculta, es nuestra falta de fe. Esta se expresa menos en una incredulidad declarada que en unas preferencias de hecho. Se empieza a orar y se presentan como prioritarios mil trabajos y cuidados que se consideran más urgentes.

2753 En el combate de la oración debemos hacer frente a concepciones erróneas, a diversas corrientes de mentalidad, a la experiencia de nuestros fracasos. A estas tentaciones que ponen en duda la utilidad o la posibilidad misma de la oración conviene responder con humildad, confianza y perseverancia.

2755  Dos tentaciones frecuentes amenazan la oración: la falta de fe y la acedia que es una forma de depresión debida al relajamiento de la ascesis y que lleva al desaliento.

2612 En comunión con su Maestro, la oración de los discípulos es un combate, y velando en la oración es como no se cae en la tentación (cf Lc 22, 40. 46).
Hay un enemigo «seductor» que se aprovecha «de nuestra curiosidad y nuestra vanidad» prometiendo «regalos bien envueltos» en un bonito «paquete, sin dejarnos ver qué hay dentro»; que es como «un perro rabioso y encadenado» al que no acercarse —porque de otra manera «te muerde, te destruye»— y con el que no hay que dialogar nunca, al contrario, combatir con las armas de la oración, de la penitencia y del ayuno.
«El demonio es un derrotado, «no está muerto, está vivo»; al máximo «podemos decir que es un moribundo», pero es también «un derrotado». Por este motivo «no puede prometer nada, no puede darnos la esperanza de construir algo. No, es un derrotado».
Sin embargo, aunque «nosotros sabemos que está derrotado», «en la vida no es fácil interiorizar este concepto, llevarlo a nuestra convicción». Y el porqué es fácil de comprender: «antes de todo porque el diablo es un seductor y nos gusta ser seducidos. (…) él se presenta con gran poder: te promete cosas, te lleva regalos —bonitos, bien envueltos— “¡Oh, qué bonito!” — pero tú no sabes qué hay dentro— “Pero, el papel de afuera es bonito”. Nos seduce con el paquete sin hacernos ver qué hay dentro. Sabe presentar a nuestra vanidad, a nuestra curiosidad, sus propuestas». De hecho, «va a morir, pero como el dragón, como el cocodrilo —que cuando va a morir los cazadores dicen: “No te acerques al cocodrilo, porque con un golpe de la cola te puede mandar al otro mundo— es peligrosísimo». Y «es un seductor. Se presenta con todo el poder. Y nosotros, tontos, creemos».
«Sabe hablar bien. Habla muy bien». No solo: «sabe también tocar, sabe cantar; incluso el Aleluya pascual es capaz de cantar, para engañar. Es el gran mentiroso, el padre de la mentira». Por otro lado «sus propuestas son todas mentiras, todas». Pero lamentablemente «presenta las mentiras y nosotros creemos. Es un derrotado, pero se mueve como vencedor». Hasta el punto que «es también capaz de darnos luz, ¡ilumina! Pero la luz del diablo es deslumbrante, como los fuegos artificiales, y no es duradera. Un instante, después desaparece». Sin embargo «la luz del Señor es tenue, pero permanente». El diablo «nos engaña, nos seduce, sabe tocar nuestra vanidad, la curiosidad y nosotros compramos todo. Y ahí, caemos en la tentación. Si fuera la tentación de un gran guerrero, al menos ha luchado». Pero, «es la tentación presentada por un cobarde —porque es cobarde— por un mentiroso, por un seductor». En resumen, es «un derrotado peligroso».
«Estad atentos», «debemos estar atentos al diablo. “Padre, ¿qué hago ante este diablo derrotado, pero astuto, mentiroso, seductor que quiere tomarme para sí? ¿Qué debo hacer?”». «Jesús nos dice, lo dice a los apóstoles, qué hacer: vigilar y rezar. “Vigilad y rezad”: primera cosa. Y cuando rezamos el Padre Nuestro pedimos la gracia de no caer en tentación, que nos proteja para no resbalar en la tentación». Por tanto la primera arma es la «oración». Pero, «cuando la seducción es fuerte —nosotros nos damos cuenta, pero él trata de iluminarnos con su luz artificial— penitencia, ayuno». Otras armas por tanto en el arsenal de los cristianos para esta lucha; de hecho «Jesús dice del diablo en estos momentos más fuertes: “A este se le vence con oración y ayuno”». El Señor es claro: «vigilad, rezad y después, por otra parte, dice: oración y ayuno. Solamente con esto».
«Otra cosa que debemos hacer es no acercarnos. Un padre de la Iglesia dice que “el diablo es un perro enfadado —o mejor rabioso— y encadenado”. Él está encadenado. ¿Pero no vas a hacerle una caricia? No vayas a hacerle una caricia porque te muerde, te destruye. Él allí, yo aquí». Por tanto «no acercarse», porque «si yo sé que si espiritualmente me acerco a ese pensamiento, si me acerco a esas ganas, si yo voy a esa parte o a la otra, me estoy acercando al perro enfadado y encadenado. Por favor, no lo hagas».
«Otra cosa que debemos hacer: estar atentos y no dialogar con el diablo. Eva cayó por dialogar. (…) Pobrecilla: se creyó una gran teóloga y cayó». Sin embargo «no dialogar», visto que «Jesús nos da el ejemplo. En el desierto, cuando el diablo lo lleva a la tentación —las tres tentaciones— ¿cómo responde Jesús»? «Con las palabras de Dios —fue la respuesta decidida— con la palabra de la Biblia. Nunca con una palabra suya; no dialoga con él. Jesús expulsa a los demonios, les expulsa o responde con la palabra de Dios. Algunas veces, pregunta el nombre. No hace otro diálogo con ellos». En resumen «con el diablo no se dialoga, porque él nos vence, es más inteligente que nosotros. Es un ángel; es un ángel de luz. Y muchas veces se acerca a nosotros haciendo ver esta luz, pero ha perdido la luz, y se disfraza como ángel de luz, pero es un ángel de sombra, un ángel de muerte».
Y al final, ir donde la madre, como los niños», ya que «cuando los niños tienen miedo, van donde la madre: “Mamá, mamá... ¡tengo miedo!”, cuando tienen pesadillas... van donde la madre». Y para el cristiano la madre es «la Virgen; ella nos custodia». Por eso «los padres de la Iglesia, sobre todo los místicos rusos, dicen “en el tiempo de las turbaciones espirituales, refugiarse bajo el manto de la gran Madre de Dios”. Ir donde la Madre». (Francisco. Meditaciones diarias. Martes, 8 de mayo de 2018)
Señor Jesús, que permaneciste fiel al Padre velando en oración, y ayunando durante cuarenta días, concédenos con docilidad combatir al enemigo con las armas de la oración confiada y perseverante, el ayuno de nuestros vicios y pecados, la limosna y la misericordia. Que este tiempo de Cuaresma nos ayude a conocer a lo que está apegado nuestro corazón sin autojustificarnos con el deseo de estar más unidos a ti y a tu Evangelio.
La Cuaresma es un tiempo de conversión y de preparación a la Pascua.

Os recordamos que durante toda la cuaresma, de lunes a viernes, a las 6’30 de la mañana, se reza la oración comunitaria de Laudes en el Templo parroquial de modo solemne y cantado.
Todos los viernes de Cuaresma también son días de abstinencia de comer carne. También los viernes de Cuaresma a las 18.30 h. se rezará el Rosario y a las 19.00 h. el Ejercicio del Vía Crucis.
“La tradición cristiana ha propuesto en el inicio de la Cuaresma la tríada: oración, ayuno y limosna. La abnegación más agradable a Dios, será sin duda aquella que más nos ayude a ser libres para la adoración y el ejercicio de la caridad.
Pues bien, ¿no sería, tal vez, especialmente adecuada para esta Cuaresma la abnegación referida al buen uso de la tecnología? ¿Cuántas personas sufren al sentirse atrapadas por la adicción al juego online de las casas de apuestas, a la pornografía en Internet, o al simple uso compulsivo de los teléfonos móviles; hasta el punto de alterar gravemente sus relaciones personales? Necesitamos recuperar nuestra libertad para poder adorar a Dios y para poder servir al prójimo.
Es un hecho que las nuevas tecnologías de la comunicación son un buen siervo, pero un malísimo señor. La herida narcisista que llevamos dentro de nosotros es explotada de forma cruel desde las adicciones tecnológicas, haciendo de nosotros unos esclavos postmodernos fácilmente manipulables. No en vano, la dictadura más consolidada es aquella que consigue que los esclavos sientan placer en serlo.
Pero volvamos a la tesis de partida: la Cuaresma es una oportunidad inmejorable para redescubrir la llamada que nos hace Jesucristo: «Convertíos y creed en el Evangelio»; es decir, «Dios existe y no soy yo». Estamos llamados a vivir en la confianza en Dios («¡relájate!»), pero no al modo narcotizante de la Nueva Era, sino fundados en la tríada cuaresmal: adoración, abnegación y ejercicio de la misericordia. (Monseñor José Ignacio Munilla).
1. El domingo 10 de marzo será el cuarto aniversario de la Adoración perpetua eucarística en Gandía. habrá una celebración de la Eucaristía a las 19.00 h. en la Colegiata de Gandía y posterior traslado al Convento de las Clarisas. Con este motivo SE SUPRIME LA MISA DE 19.30 H. EN LA PARROQUIA EL 10 DE MARZO.

2. Ya tiene a su disposición en la sacristía o el despacho el segundo número de la Revista “Callejeros de la Fe”.
Os invitamos a ser cireneos que alivien el peso de la cruz de hermanos nuestros colaborando con vuestra aportación en las diversas necesidades que aparecen en la cruz que hemos puesto a la entrada de la Iglesia. Podréis entregar las limosnas en sobres donde se especifique la ayuda concreta o entregándolo a los sacerdotes o en el buzón parroquial.

Como el Buen samaritano, tengamos misericordia de nuestros hermanos más pobres. Dar limosna produce un doble bien: te ayuda a ti y ayuda al que la recibe. Pero hagámoslo en secreto: que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.
Muchas gracias en nombre de los que más lo necesitan.
Del 11 al 17 de marzo de 2019
Lunes 11. 19.30 h.: Sin intención. Martes 12. 19.30 h.: Sin intención. Miércoles 13. 19.30 h.: Sin intención.
Jueves 14. 19.30 h.: En sufragio de: José Mascarell; José Monllor, padre del Rvdo. D. Arturo Monllor.
Viernes 15. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Lozano y Vicente Lloret.
Sábado 16.
Por la tarde: SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Mª José Mascarell. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 17. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: Sin intención.


A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Puedes descargar la Hoja Parroquial:

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