“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (101)
El enfado del hijo mayor es el enfado de Sem por el regreso de Cam
Queridos hermanos:
Tras trabajar tanto tiempo el arca de Noé y últimamente la parábola del Padre misericordioso y los dos hijos, podemos descubrir, en el enfado del hijo mayor, el enfado de Sem. Los judíos (descendientes de Sem o semitas), el hijo mayor, ése Sem (que a lo largo de la historia de la salvación ha estado con el Padre y que todo lo del Padre es de él), se ha enfadado cuando ha regresado Cam, se le ha montado una fiesta y se le ha matado un ternero cebado. En el regreso de Cam, el hijo menor, están todos los gentiles.
Sem ha cargado con la Alianza, la Ley, los profetas, el culto, el templo, las promesas… (ver Romanos 9, 4-5) “y, - podría decir Sem-, ahora viene Cam, ese hijo tuyo que ha abusado de ti, levantando tu desnudez, que ha gastado tu dinero con prostitutas… y le matas el ternero cebado. ¡No hay derecho! Yo he sido fiel. Él no. En tantos años como te sirvo… toda la historia de la salvación…Yo nunca he desobedecido una orden tuya, yo… yo… en cambio a mí no me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos.” Una pena que se conforme con tan poco (un cabrito) cuando todo es suyo. ¿Y tú con qué te conformas, si todo es nuestro? (Ver 1 Corintios 3, 21 y 23).
Y el Padre de la parábola, padre de Sem y de Cam no puede menos que invitar a Sem a redescubrir en Cam un hermano que ha vuelto al arca: era preciso celebrar un banquete y alegrarse. Cam es tu hermano, le podría decir el padre. Este hermano tuyo “estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado” (15,32). Sí, Cam estaba muerto. Y ha revivido.
“¿Qué diremos? Que los gentiles [Cam], que no buscaban la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia de la fe, mientras que Israel [Sem], que buscaba la ley de la justicia, no alcanzó la ley. ¿Por qué? Porque la buscaba no en virtud de la fe, sino como si se pudiera alcanzar en virtud de las obras: tropezaron en la piedra de tropiezo” (Romanos 9, 30-32).
“En efecto, [Sem] desconociendo la justicia de Dios y buscando establecer su propia justicia, no se sometieron a la justicia de Dios; pues el fin de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree” (Romanos 10,3-4).
Para el Padre hay sitio para Sem y para Cam. Pues usa de misericordia con todos los Sem y Cam de la historia: “Así como vosotros [Cam], en otro tiempo, desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis obtenido misericordia por la desobediencia de ellos [de Sem], así también estos han desobedecido ahora con ocasión de la misericordia que se os ha otorgado a vosotros, para que también ellos alcancen ahora misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.” (Romanos 11, 30-32).
Y es que “en la casa de mi Padre hay muchas estancias”, dirá Jesús (Juan 14,2). Jesús, el verdadero hermano mayor, ha venido para que haya un solo redil, y reunir a unas ovejas y otras en una sola arca (Juan 10, 14-16).
Jesús, vuestro párroco
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