“¡Ánimo! Que soy yo; no temáis” (65)
El trabajo por la paz en el arca
Queridos hermanos:
El trabajo realizado en el arca no era un trabajo servil. La tareas realizadas por Noé, Sem, Cam, Jafet o por sus esposas, en el mantenimiento y cuidado de los animales o de ellos mismos, era una colaboración con Dios. Realizaron tareas que sirvieron para el bien de ellos y de la creación entera. Gracias a su trabajo hoy contemplamos la maravilla de esta creación. Nosotros, como ellos, somos colaboradores de Dios con nuestro trabajo. “Cada trabajador, afirma San Ambrosio, es la mano de Cristo que continúa creando y haciendo el bien” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia nº 265).
Jesús en el evangelio nos dejará una Bienaventuranza que habla del trabajo: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9).
“En su predicación, Jesús enseña a apreciar el trabajo. Él mismo se hizo semejante a nosotros en todo, dedicó la mayor parte de los años de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero en el taller de José (…) Jesús condena el comportamiento del siervo perezoso, que esconde bajo tierra el talento (cf. Mt 25,14-30) y alaba al siervo fiel y prudente a quien el patrón encuentra realizando las tareas que se le han confiado (cf. Mt 24,46). Él describe su misma misión como un trabajar: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo» (Jn 5,17)” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia nº 259).
Los judíos le acusaban de haber curado a un paralítico en el día del descanso, en el sábado. Entre otras cosas ¿en qué trabaja el Padre y en qué trabaja Jesús? Jesús mismo contará a los judíos que su trabajo es resucitar muertos y dar vida, igual que el Padre (ver Juan 5, 19-21).
“Durante su ministerio terreno, Jesús trabaja incansablemente, realizando obras poderosas para liberar al hombre de la enfermedad, del sufrimiento y de la muerte. (…) Liberar del mal, practicar la fraternidad y compartir, significa conferir al trabajo su significado más noble, es decir, lo que permite a la humanidad encaminarse hacia el Sábado eterno” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia nº 261).
Igual te puedes plantear: trabajar ¿para qué? Trabajar para colaborar con Dios en la custodia de la creación. Trabajar para para el bien común. Trabajar por la paz en tu casa. Son buenos motivos. La ociosidad es una injusticia y conlleva muchas peleas con padres, hijos, hermanos o compañeros de trabajo. ¡A ver si encuentras más motivos para trabajar!
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9).
Ociosidad – injusticia –guerras y discusiones interminables.
Trabajo-justicia y caridad-paz.
Pidamos la gracia del Espíritu Santo que nos mueva al trabajo, a los buenos frutos, al trabajo por la paz (Ver Santiago 3, 17-18)
Pidamos la gracia del Espíritu Santo que nos mueva al trabajo del amor fraterno, para ayudar a los demás y para no tener necesidad de ser ayudado, más bien de ayudar (ver 1 Tesalonicenses 4 9-12).
Jesús, vuestro párroco
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