DOMINGO DE PENTECOSTÉS. CICLO B
Hoy escuchamos dos narraciones sobre cómo recibieron los discípulos al Espíritu Santo. En la primera lectura, Lucas nos da una visión mucho más desarrollada de lo que significó este hecho; y en el Evangelio san Juan nos narra un acontecimientos más íntimo. Sin embargo, en ambas narraciones encontramos los elementos más importantes de este acontecimiento: los discípulos reunidos; el viento (signo de vida nueva); el fuego (signo de purificación) y la predicación (constitutiva de la Iglesia). Estos cuatro elementos nos sirven para comprender en dónde está el corazón de este gran acontecimiento. ¿Cómo vivir hoy esta fiesta de Pentecostés? Es necesario renovarnos en nuestro compromiso por construir este Nuevo Pueblo de Dios que el Santo Espíritu constituyó; nuestro compromiso por vivir la Nueva Vida en Cristo; por purificarnos de nuestros pecados y renovar nuestro esfuerzo por proclamar la Palabra de Dios. Si aceptamos que nuestras familias son el núcleo de nuestra Iglesia; que cada familia es un reflejo de los que toda nuestra Iglesia; tendríamos que empezar por hacer un buen examen de conciencia “en familia”: ¿cómo hemos dejado actuar al Espíritu Santo en nuestras relaciones, en nuestras actitudes hacia los hijos, los padres o los demás? Debemos recordar que quien construye la Iglesia es el Espíritu Santo, pero sin nuestra cooperación su acción se ve debilitada. Por lo tanto, podríamos decir que nosotros somos “co-constructores” de este gran Reino que es el de Cristo. ¿Cómo está nuestro compromiso con los más necesitados, con la predicación de la Palabra, con la purificación de nuestras faltas? Seamos constructores activos y efectivos de este gran proyecto de Dios que es su Reino; no seamos piedra de tropiezo para esta gran obra que Cristo sembró y el Espíritu Santo ha hecho crecer. La Iglesia y el Reino de Dios no pueden crecer sin nosotros. Esta semana, busca a alguien que puedas ayudar sin que te hayan pedido ayuda.
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23.
Al anochecer del día de la resurrección, estaban cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con vosotros”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con vosotros”. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid al Espíritu Santo. A los que les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar”
Formación en la fe
Celebrar la resurrección
Renovación pascual
La resurrección de Cristo fue un nuevo comienzo para la humanidad. La renovación es la gracia especial de pascua. La lectura de la carta de san Pablo a los Romanos en la misa de la vigilia pascual (Rom 6,3-11) fue una llamada a la renovación de vida: "Así como Cristo fue despertado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva".
Consideremos en primer lugar el texto del evangelio según san Juan (20,19-31) que se lee el domingo segundo de pascua. Es significativo que este mismo pasaje se vuelva a encontrar al concluir el tiempo pascual, en la misa del domingo de pentecostés. Es el relato de la aparición de Cristo en el cenáculo la tarde del domingo de pascua. El Señor les deseó la paz, les mostró sus manos y su costado, les otorgó su misión y sopló sobre ellos, diciendo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonareis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos".
Comentando este pasaje del evangelio de Juan, los escrituristas han intuido aquí una referencia implícita al relato de la creación en el primer capítulo del Génesis. Entonces la tierra era un vacío informe. Pero el Espíritu, o soplo, de Dios se cernía sobre las aguas y se oyó la voz creadora de Dios llamando a los seres a la existencia. Para san Juan, la resurrección de Cristo y la venida del Espíritu sobre los apóstoles constituye un comienzo totalmente nuevo de la humanidad. Un comentador observa: “El acto de insuflación sugiere una nueva creación. Comienza un mundo nuevo, un nuevo Israel se inaugura con la misión de los apóstoles”.
En el Apocalipsis, la voz del que está sentado en el trono declara: "He aquí que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21,5). Y esta renovación la realiza por su Hijo, muerto y resucitado, y por el Espíritu Santo, dador de vida, que Cristo resucitado nos otorga. Para ser renovados en la mente y el corazón sólo tenemos que abrirnos a la acción de Cristo y de su Espíritu en nosotros.
Considerando la cantidad de personas que cierran sus corazones a la inspiración de Dios, el papa Pablo VI se pregunta en su encíclica Gaudete in Domino (sobre la alegría cristiana): "¿No será capaz esta generación de descubrir o redescubrir la firme e inalterable novedad del misterio divino revelado en Jesucristo? ¿No ha traído él, según la espléndida expresión de san Ireneo, toda novedad en su propia persona?"
Efectivamente, Cristo ha establecido un reino que representa un nuevo comienzo para el mundo, ha instituido una nueva alianza, ha promulgado una nueva ley de amor, ha fundado un nuevo pueblo que canta un cántico nuevo. Todo esto está resumido en el cuarto prefacio de pascua:
En él fue demolida nuestra antigua miseria, reconstruido cuanto estaba derrumbado y renovada en plenitud la salvación.
Rincón de oraciónHay varios TIPOS de ORACION VOCAL:
b. ORACION MENTAL O MEDITACION
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica que la MEDITACION es sobre todo una búsqueda, en la que la persona trata de comprender el por qué y cómo de la vida cristiana para responder a lo que el Señor le pide (cfr. #2705). En este tipo de oración contemplamos por medio de representaciones mentales y/o lecturas, algún pasaje de la Sagrada Escritura, , o alguna verdad de nuestra fe, o alguna faceta o momento de la propia vida, para tratar de descubrir en la meditación la voluntad de Dios para sí. Es un trabajo intelectual con el que se busca mover la voluntad hacia un mejoramiento espiritual.
Dice Sta. Teresa de Jesús sobre este tipo de oración: "Llamo yo meditación al discurrir mucho con el entendimiento", y en cierta forma la contrapone a la contemplación. La aprueba sin mucho entusiasmo ("es admirable y muy meritoria oración"), pero para ella, la meditación es búsqueda, tanteo; la contemplación, hallazgo, posesión.
Recomienda no convertir toda la oración en discurso: "Es bueno discurrir un rato ... pero que no se vaya todo el tiempo en esto ... porque la sustancia de la oración no está en pensar mucho, sino en amar mucho ... y amar es complacer a Dios en todo". Y recomienda "se esté allí con El, acallado el entendimiento. Si pudiere, ocuparle en que mire que le mira, y le acompañe, y hable, y pida, y se humille y regale con El". El paso a esta oración más sencilla en la que "no se discurre" y se silencia el entendimiento puede hacerse "cuando por sus secretos caminos parece que entendemos que nos oye Dios o se siente la presencia de Dios".
c. ORACION CONTEMPLATIVA O CONTEMPLACION
En este tipo de oración el orante no razona, sino que trata de silenciar su cuerpo y su mente para adorar y/o escuchar a Dios en el silencio.
La oración de silencio o contemplativa, típica de la espiritualidad de Sta. Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz se fundamenta en un dato de fe: Dios nos inhabita, somos "templos del Espíritu Santo"(cfr. 1ª Cor.3, 16).
Por eso la oración de silencio es un movimiento de interiorización, en la que el orante se entrega a Dios que habita en su interior; no razona acerca de Dios, sino que se queda a solas con Dios en el silencio, y Dios va haciendo en el alma su trabajo de alfarero para ir moldeándola de acuerdo a Su Voluntad".
La contemplación o gracias místicas que pueden darse en este tipo de oración, son un don de Dios, pero no pueden lograrse a base de técnicas, ni siquiera son fruto del esfuerzo que se ponga en la oración, sino que como don de Dios que son, El da a quién quiere, cómo quiere y cuándo quiere.
Buscar a Dios en la oración de silencio depende del orante. Recibir el don de la contemplación depende de Dios. Dice Sta. Teresa: "Es ya cosa sobrenatural ... que no la podemos procurar nosotros por diligencias que hagamos".
Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que las gracias místicas que puedan derivarse de este tipo de oración no son su verdadero fruto, ni siquiera son necesarias para obtener ese fruto, que es el ir haciendo nuestra voluntad una con la de Dios.
Un error común es creer que ésta, que es la oración más elevada, está reservada sólo para unas poquísimas almas escogidas, generalmente monjas o monjes de claustros y comunidades contemplativas. Este tipo de oración es para todo aquél que desee buscarla.
Actividades parroquiales
De lunes a sábado.. 19:30 h.
Domingos .............. 10:00—11:30 h
Rezo del Santo Rosario
De lunes a sábado .. 19:00 h.
Exposición del Santísimo
Jueves .................... 18:30—19:30 h.
Domingos .............. 10:30—11:30 h.
Confesiones
Media hora antes a cada Misa
Cuando alguien lo solicite
Despacho Parroquial
Martes, miércoles
y jueves ................ 18:00—19:00 h.
Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.
Lectio Divina
La próxima sesión será el día 20 de Mayo a las 20:30 h.
22 de MAYO: SANTA RITA DE CASIA
La santa de lo imposible. Fue una hija obediente, esposa fiel, esposa maltratada, madre, viuda, religiosa, estigmatizada y santa incorrupta. Santa Rita lo experimentó todo pero llegó a la santidad porque en su corazón reinaba Jesucristo. Nació en Mayo del año 1381, un año después de la muerte de Santa Catalina de Siena. Su vida comenzó en tiempo de guerras, terremotos, conquistas y rebeliones. La muerte violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era fácil lograrlo. Ella se volvió a Jesús en oración.
Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada. Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios. Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario. Los últimos años de su vida fueron de expiación. Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años. Ella observó cómo su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios. Santa Rita recorrió el camino de la perfección, la vía purgativa, la iluminativa y unitiva. Conoció el sufrimiento y en todo creció en caridad y confianza en Dios. El crucifijo es su mejor maestro. Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo.
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