HOJA
PARROQUIAL
Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Queridos hermanos:
La “conjura contra la vida” de que nos habla el Papa Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae nº 12, y que sigue su camino a través de leyes aprobadas con propuestas educativas (la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, más conocida como nueva ley del aborto, que lleva también consigo la educación afectivo sexual según la ideología de género en los colegios y centros educativos) y propuesta de nuevas leyes (Ley sobre cuidados paliativos, que abre el camino a la Eutanasia), comienza, queridos hermanos, cuando nos cerramos a la conversión al Señor, y por tanto, la conversión a la Vida, que es Dios mismo. Cerrarse a la Vida no es solamente vivir una vida desordenada y libertina como el hijo pródigo. También puede estar cerrado a la vida el hermano que vive en casa, que no da “el fruto que pide la conversión”. San Juan Bautista nos invita hoy seriamente a la conversión con una predicación cruda y fuerte. Él no da por supuesto que tengamos fe viva. La conversión debe ser continua, diaria. Si la semana pasada se nos invitaba a la vigilancia, esta semana se nos invita a la conversión.
Dice el catecismo nº 1428 que “la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que "recibe en su propio seno a los pecadores" y que siendo "santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación" (Lumen Gentium 8). Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del "corazón contrito" (Sal 51,19), atraído y movido por la gracia a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero.” Esta conversión tiene una dimensión personal y otra comunitaria. Conversión del corazón, conversión de las relaciones en la familia, en la parroquia... Decía San Juan Bautista: "Es preciso que El crezca y que yo disminuya" (Jn 3, 30).” La conversión es dejar crecer a Jesús, dejar de ocupar el centro en todo lo que hacemos y que ese centro lo ocupe Jesús. Convertirse es dejarse abrazar por Dios y ser transformados por el fuego de su amor, el “Espíritu Santo y fuego” del que habla San Juan Bautista. La conversión es también abrazar, amar a los hermanos, fruto de la conversión. No hay conversión personal a Dios que no lleve a una conversión al hermano.
Jesús, vuestro párroco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 3, 1‑12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
‑ «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
“Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
‑ « ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor.
523 San Juan Bautista es el precursor (cf. Hch 13, 24) inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino (cf. Mt 3, 3). "Profeta del Altísimo" (Lc 1, 76), sobrepasa a todos los profetas (cf. Lc 7, 26), de los que es el último (cf.Mt 11, 13), e inaugura el Evangelio (cf. Hch 1, 22; Lc 16,16); desde el seno de su madre ( cf. Lc 1,41) saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser "el amigo del esposo" (Jn 3, 29) a quien señala como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús "con el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1, 17), da testimonio de él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio (cf. Mc 6, 17-29).
1430 Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2,12-13; Is 1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18).
1431 La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentimiento del corazón).
1432 El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón nuevo (cf Ez 36,26-27). La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones: "Conviértenos, Señor, y nos convertiremos" (Lc 5,21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él. El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron (cf Jn 19,37; Za 12,10).
Te pedimos, Señor, por los jóvenes que van a ser confirmados este domingo: que la puerta de sus corazones esté siempre abierta y preparada a la visita del Señor y estén dispuestos a recibirle y a que sea el Niño pequeño que nacerá en Belén el que pastoree sus vidas. Concédeles el abrazo del Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría e inteligencia; Espíritu de consejo y fortaleza, Espíritu de ciencia y de piedad, Espíritu del Santo temor de Dios.
“Hoy, segundo domingo de Adviento, nos presenta la figura austera del Precursor, que el evangelista san Mateo introduce así: «Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"» (Mt 3, 1-2). Tenía la misión de preparar y allanar el sendero al Mesías, exhortando al pueblo de Israel a arrepentirse de sus pecados y corregir toda injusticia. Con palabras exigentes, Juan Bautista anunciaba el juicio inminente: «El árbol que no da fruto será talado y echado al fuego» (Mt 3, 10). Sobre todo ponía en guardia contra la hipocresía de quien se sentía seguro por el mero hecho de pertenecer al pueblo elegido: ante Dios —decía— nadie tiene títulos para enorgullecerse, sino que debe dar "frutos dignos de conversión" (Mt 3, 8).
Mientras prosigue el camino del Adviento, mientras nos preparamos para celebrar el Nacimiento de Cristo, resuena en nuestras comunidades esta exhortación de Juan Bautista a la conversión. Es una invitación apremiante a abrir el corazón y acoger al Hijo de Dios que viene a nosotros para manifestar el juicio divino. El Padre —escribe el evangelista san Juan— no juzga a nadie, sino que ha dado al Hijo el poder de juzgar, porque es Hijo del hombre (cf. Jn 5, 22. 27). Hoy, en el presente, es cuando se juega nuestro destino futuro; con el comportamiento concreto que tenemos en esta vida decidimos nuestro destino eterno. En el ocaso de nuestros días en la tierra, en el momento de la muerte, seremos juzgados según nuestra semejanza o desemejanza con el Niño que está a punto de nacer en la pobre cueva de Belén, puesto que él es el criterio de medida que Dios ha dado a la humanidad.
El Padre celestial, que en el nacimiento de su Hijo unigénito nos manifestó su amor misericordioso, nos llama a seguir sus pasos convirtiendo, como él, nuestra existencia en un don de amor. Y los frutos del amor son los «frutos dignos de conversión» a los que hacía referencia san Juan Bautista cuando, con palabras tajantes, se dirigía a los fariseos y a los saduceos que acudían entre la multitud a su bautismo.
Mediante el Evangelio, Juan Bautista sigue hablando a lo largo de los siglos a todas las generaciones. Sus palabras claras y duras resultan muy saludables para nosotros, hombres y mujeres de nuestro tiempo, en el que, por desgracia, también el modo de vivir y percibir la Navidad muy a menudo sufre las consecuencias de una mentalidad materialista. La "voz" del gran profeta nos pide que preparemos el camino del Señor que viene, en los desiertos de hoy, desiertos exteriores e interiores, sedientos del agua viva que es Cristo.
Que la Virgen María nos guíe a una auténtica conversión del corazón, a fin de que podamos realizar las opciones necesarias para sintonizar nuestra mentalidad con el Evangelio.” (Benedicto XVI. Ángelus. 9-12-2007)
“La vida que exigiría más acogida, amor y cuidado es tenida por inútil, o considerada como un peso insoportable y, por tanto, despreciada de muchos modos. Quien, con su enfermedad, con su minusvalidez o, más simplemente, con su misma presencia pone en discusión el bienestar y el estilo de vida de los más aventajados, tiende a ser visto como un enemigo del que hay que defenderse o a quien eliminar. Se desencadena así una especie de «conjura contra la vida», que afecta no sólo a las personas concretas en sus relaciones individuales, familiares o de grupo, sino que va más allá llegando a perjudicar y alterar, a nivel mundial, las relaciones entre los pueblos y los Estados.” (Juan Pablo II. Evangelium Vitae nº 12)
“En este Año Santo Compostelano, como Sucesor de Pedro, he querido yo también peregrinar a la Casa del Señor Santiago, que se apresta a celebrar el ochocientos aniversario de su consagración, para confirmar vuestra fe y avivar vuestra esperanza, y para confiar a la intercesión del Apóstol vuestros anhelos, fatigas y trabajos por el Evangelio. Al abrazar su venerada imagen, he pedido también por todos los hijos de la Iglesia, que tiene su origen en el misterio de comunión que es Dios. Mediante la fe, somos introducidos en el misterio de amor que es la Santísima Trinidad. Somos, de alguna manera, abrazados por Dios, transformados por su amor. La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad.” (BENEDICTO XVI. Catedral de Santiago de Compostela. 6-11-2010).
“En este Año Santo Compostelano, como Sucesor de Pedro, he querido yo también peregrinar a la Casa del Señor Santiago, que se apresta a celebrar el ochocientos aniversario de su consagración, para confirmar vuestra fe y avivar vuestra esperanza, y para confiar a la intercesión del Apóstol vuestros anhelos, fatigas y trabajos por el Evangelio. Al abrazar su venerada imagen, he pedido también por todos los hijos de la Iglesia, que tiene su origen en el misterio de comunión que es Dios. Mediante la fe, somos introducidos en el misterio de amor que es la Santísima Trinidad. Somos, de alguna manera, abrazados por Dios, transformados por su amor. La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad.” (BENEDICTO XVI. Catedral de Santiago de Compostela. 6-11-2010).
Avisos diocesanos y arciprestales:
Vigilia de la Inmaculada arciprestal: el martes 7 de diciembre en la Parroquia de la Sagrada Familia. A las 21.30 h.: Acogida. A las 22.00 h.: Vigilia. A las 23.00 h.: “Chocolatá”.
Reuniones parroquiales y actos para el tiempo de adviento:
1. Oración de la mañana a las 6.30 h.: jueves y viernes: y a las 9.30 h. con exposición del Santísimo (lunes, martes, jueves y viernes)
2. Retiros parroquiales de Adviento:
el sábado 11 de diciembre de 11 a 12.30 h., o bien
el domingo 12 de diciembre de 18 a 19.30 h.
3. Excursión del grupo de postcomunión Anatolé al Seminario Menor de Xátiva: lunes 6 de diciembre.
4. Reunión del Equipo de Cáritas: jueves 9 a las 17.00 h.
5. Inicio del cursillo sobre liturgia dirigido por D. Arturo: jueves 9 de diciembre a las 20.30 h.
6. Reunión de responsables de la peregrinación a Madrid con motivo de la JMJ 11: domingo 12 a las 21.00 h. en la parroquia de San Francisco de Borja.
7. Colecta Día Iglesia Diocesana: 316 €.
Actos de la Semana de la Familia:
- Miércoles 8 de diciembre a las 17.30 h.:
Película para los adultos y cineforum. También habrá película para los niños. Traed palomitas.
- Lunes 13 de diciembre a las 20.30 h.:
“El misterio de la paternidad de Dios y la oración familiar”. Charla a cargo del Rvdo. D. Juan de Dios Larru Ramos de la congregación religiosa de Discípulos de los Corazones de Jesús y María, vicedecano del Instituto Pontificio Juan Pablo II, ingeniero industrial y doctor en Teología.
- Jueves 16 de diciembre a las 20.30 h.:
"La adolescencia y el papel de los padres", charla a cargo de Joaquín García Vilar, jefe de estudios durante 8 años del Colegio de la Escuela Pía de la Malvarrosa (Valencia)
- Viernes 17 de diciembre a las 20.30 h.:
“La educación sexual en la escuela”, Charla a cargo de D. Jorge Sánchez-Tarazaga, Presidente de VAEL y D. Federico Mulet, Presidente de la Asociación Católica de Maestros.
- Domingo 19 de diciembre a las 17.30 h.:
Festival de Villancicos. Los grupos o participantes póngase en contacto con D. Arturo y Ester.
Donativos recibidos para los nuevos locales en la calle Ciudad de Laval:
Ingresados hasta el 26-11-2010: 36.820,79 €.
+ 530
Ingresados hasta el 3-12-2010: 37.350,79 €.
Colabore en la cuenta que la parroquia tiene en
Caixa Ontinyent, c. Madrid 38:
Del 6 al 12 de diciembre de 2010
Lunes 6. San Nicolás de Bari. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. García-Estruch.
Martes 7. Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Antonio Casanova.
19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Matoses-Martínez; Miguel Ferrer y Mª Mercedes Ferrer.
21.00 h.: Sin intención
Miércoles 8. Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 12.00 h. Pro Pópulo.
Jueves 9. 19.30 h.: En sufragio de: las benditas almas del purgatorio.
Viernes 10. 19.30 h.: En sufragio de: Mª Carmen Calvet.
Sábado 11. Tercero de Adviento. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Jesús Antonio Sánchez López
19.30 h.: En sufragio de: Consuelo Canet Simó.
21.00 h.: Sin intención
Domingo 12. Tercero de Adviento. 12.00 h. Pro Pópulo.
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