Nunca faltarán pobres en este país,
por esto te doy Yo este mandato:
debes abrir tu mano a tu hermano,
a aquel de los tuyos que
es indigente y pobre en tu tierra.
Deuteronomio 15,11
El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza es una fecha que ha sido decretada y se ha venido observando cada año, desde 1993, cuando fue decretada la Asamblea General de las Naciones Unidas (Resolución 47/196), con el propósito de promover mayor conciencia sobre las necesidades para erradicar la pobreza y la indigencia en todos los países, en particular en los países en desarrollo, necesidad que se ha convertido en una de las prioridades del desarrollo.
En la Cumbre del Milenio, los jefes de estado y de gobierno, se comprometieron a reducir a la mitad, hasta el año 2015, el porcentaje de las personas que viven en la indigencia - cuyos ingresos sean inferiores a 1 dólar por día.
Con esta resolución los mandatarios de todo el mundo adquieren un grandísimo compromiso (en teoría), dedicar esfuerzos y recursos a erradicar la pobreza mundial, ¿podrán hacerlo? ¿Se quedará todo en ideales y vanas promesas?: El que se burla de los pobres insulta a su Creador; el que se alegra de la desgracia ajena no quedará sin castigo (Proverbios 17,5). El rey que imparte a los pobres una verdadera justicia tendrá estable su poder (Proverbios 29,14).
Este compromiso pasa por: generar condiciones de equidad para todos, mayor acceso a la información, mayor uso del recién inventado término del “empoderamiento”, respeto de la cultura propia de cada pueblo, principios éticos y morales, y lidiar también con los desastres ecológicos, y su consecuente cambio climático mundial.
Expertos climáticos estiman que por causa del calentamiento global al menos unas 600 millones de personas de África pueden caer en la desnutrición por causa del deterioro de los sistemas agrícolas; que casi dos mil millones adicionales pueden padecer escasez de agua, especialmente en Asia. Más de 70 millones de bangladesíes, 22 millones de vietnamitas y seis millones de egipcios se verán afectados por inundaciones relacionadas con el clima. Pasa también por reconocer los derechos de la mujer y los niños. Ya con la simple mención de todo esto, se ve que la tarea es ardua y cuesta arriba.
Esto no es un asunto que concierne únicamene a quienes están en el poder, corresponde también a los cristianos hacer su parte . ¿Qué podemos hacer los cristianos para erradicar la pobreza?
El compendio del Catecismo de la Iglesia Católica nos dice:
¿En qué se inspira el amor a los pobres? El amor a los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas y en el ejemplo de Jesús en su constante atención a los pobres. Jesús dijo: «Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25, 40). El amor a los pobres se realiza mediante la lucha contra la pobreza material, y también contra las numerosas formas de pobreza cultural, moral y religiosa. Las obras de misericordia espirituales y corporales, así como las numerosas instituciones benéficas a lo largo de los siglos, son un testimonio concreto del amor preferencial por los pobres que caracteriza a los discípulos de Jesús. (Compendio del CEC. CEC nº 2443-2449 2462-2463).
Indicaciones prácticas para combatir la pobreza, proporcionadas por la Biblia misma:
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- Cultivar la generosidad y el desprendimiento y luchar por lo que es justo: Hijo mío, no niegues su pan al pobre; no hagas esperar al que te mira con ojos suplicantes. No apenes al que tiene hambre, ni hagas enojarse a un indigente. No discutas con el desesperado, ni dejes que el necesitado suspire por tu limosna. No eches al mendigo agobiado por su miseria, ni le des la espalda al pobre. No des la espalda al que está necesitado, ni des a alguien un motivo para que te maldiga. Pues si alguien te maldice movido por su amargura, El que lo ha creado escuchará su súplica. Haz que la comunidad hable bien de ti, inclínate ante el que dirige. Atiende al pobre, respóndele con serenidad, dile palabras amables. Libra al oprimido de manos del opresor, y no seas blando cuando hagas justicia. Sé como un padre para el huérfano y como un marido para su madre. Entonces serás como un Hijo del Altísimo, te amará más que tu propia madre (Sirácides 4, 1-9; Malaquías 3,10).
- Trabajar honradamente: La mano perezosa atrae la pobreza; la mano diligente se enriquece (Proverbios 10,4).
- Estar dispuestos a soportar pruebas: Pero no te preocupes, hijo mío, porque nos hemos vuelto pobres: tú poseerás una gran riqueza si temes a Dios, si evitas cualquier pecado y si haces lo que agrada al Señor tu Dios (Tobías 4,21).
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En los momentos de abundancia acuérdate de los instantes de miseria; en los días de riqueza piensa en la pobreza y en la carencia de todo (Sirácides 18,25).
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- Ser diligentes: No te acostumbres a dormitar, vendría la pobreza; ten abiertos los ojos y tendrás pan (Proverbios 20,13).
- Tener metas realistas: ¡Dos cosas te pido, Dios mío, no me las niegues hasta el día de mi muerte: aleja de mí la falsedad y la mentira, no me des ni pobreza ni riqueza. Dame sólo mi ración de pan. Porque con la abundancia podría dejarte y decir: «¿Pero, quién es Yavé?» Y en la miseria podría ponerme a robar: lo que sería deshonrar el nombre de mi Dios! (Proverbios 30, 7-8).
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- Apartarse de los vicios: ¡Pobres de aquellos que se levantan muy temprano en busca de aguardiente y hasta muy entrada la noche continúan su borrachera! (Isaías 5,11).
- Pobreza de corazón: Ricos, ilustres o pobres, su único orgullo debe ser el temer al Señor (Sirácides 10,22).
- No esclavizarse en el trabajo: Hay quiénes se fatigan en el trabajo, se agotan y se atormentan y se encuentran más pobres que antes (Sirácides 10,22).
- Cumplir nuestras obligaciones como ciudadanos: Jesús les replicó: «Devuelvan, pues, al César las cosas del César, y a Dios lo que corresponde a Dios.» (Mateo 22,15-22)
- Dar a Dios el lugar que le corresponde: Siempre tienen a los pobres con ustedes y en cualquier momento podrán ayudarlos, pero a Mí no me tendrán siempre (Mc 14,7; Mt 26,11; Jn 12,8).
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Nadie puede servir a dos patrones: necesariamente odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero. (Mt 6,24).
No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos?, o ¿qué beberemos?, o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero su Reino y su justicia, y se les darán también todas esas cosas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas (Mateo 6, 31-34).
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