19 de julio de 2024

Domingo 21 de julio de 2024. DOMINGO XVI TO-B


 DOMINGO 16º DEL TIEMPO ORDINARIO (T.O.). CICLO B

 

 Tres personajes encontramos en este pasaje: los apóstoles que llegaban de su misión; la gente que sedienta de una palabra de esperanza seguía a Jesús a donde fuera; y Jesús, que mostrando esa sensibilidad que le caracteriza se compadece de la gente que caminaba sin rumbo y sin pastor. El amor de Cristo por su pueblo y la esperanza que ellos encontraban en la persona de Jesús parece ser el eje central de este Evangelio.

¿Qué veían en Jesús? ¿Qué tenían sus palabras? ¿Qué era lo que atraía a tanta gente hacia Jesús? Encontraban palabras respaldadas por un testimonio, encontraban la imagen de un Dios cercano y compasivo, encontraban vida y paz en sus enseñanzas y la manera en que Él vivía. Jesús era para ellos un pastor y no un asalariado, Él estaba dispuesto a dar la vida por sus ovejas; no les hablaba como alguien que no los conocía, sino que estaba profundamente comprometido con sus vidas. Por eso ellos encontraban en Jesús una esperanza de vida, un sentido para sus sufrimientos y una cercanía de Dios a través de la persona de Jesús. Hoy en día nosotros necesitamos buenos pastores. Guías comprometidos con su fe y con el Pueblo de Dios, líderes que no nos guíen por caminos de mentira y superficialidad, sino que sepan mostrarnos el verdadero camino, el camino de Cristo. No se trata de inventar nuevos caminos, sólo hay que volver hacia Jesucristo y Él nos guiará hacia la verdad y la felicidad. Abramos los ojos, la felicidad está en Cristo y su mensaje. Él es la plenitud del hombre y su camino la manera de llegar a esta plenitud. En nadie encontraremos la compasión, la cercanía, el compromiso, la solidaridad, la paz, el amor y la vida que Él nos ofrece. ¿Por qué buscar lejos lo que está frente a nosotros? Lo tenemos en su Palabra y lo tenemos en la Eucaristía.

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 30-34

                En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Venid conmigo a un lugar solitario, para que descanséis un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.

                Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

                Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

CURSO DE LITURGIA

CAPITULO 13

ELEMENTOS ARTÍSTICOS DE LA LITURGIA: LA MÚSICA (2)

        Instrumentos que son admitidos:

         Nos contesta el Concilio Vaticano II: “En el culto divino se pueden admitir otros instrumentos, a juicio y con consentimiento de la autoridad eclesiástica territorial competente, siempre que sean aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edificación de los fieles” (Sacrosanctum Concilium, n. 120).

         Principios que ofrece el Papa para la música dentro de las celebraciones litúrgicas católicas:

“Ante todo es necesario subrayar que la música destinada a los ritos sagrados debe tener como punto de referencia la santidad”.

“No puede haber música destinada a las celebraciones de los ritos sagrados que no sea primero verdadero arte”. Sin embargo, “esta cualidad no es suficiente” advierte el Santo Padre. “La música litúrgica debe en efecto responder a sus requisitos específicos: la plena adhesión a los textos que presenta, la consonancia con el tiempo y el momento litúrgico a la que está destinada, la adecuada correspondencia con los ritos y gestos que propone”.

“El sagrado ámbito de la celebración litúrgica no debe convertirse jamás en laboratorio de experimentos o de prácticas de composición y ejecución introducidas sin una atenta revisión”, dice además el papa. El canto gregoriano, dice luego Juan Pablo II, “ocupa un lugar particular”; pues “sigue siendo aún hoy el elemento de unidad” en la liturgia.

En general, señala el papa, el aspecto musical de las celebraciones litúrgicas “no puede ser dejado a la improvisación, ni al arbitrio de los individuos, sino que debe ser confiado a una bien concertada dirección en respeto a las normas y competencias, como fruto significativo de una adecuada formación litúrgica”. Por ello, en el campo litúrgico, el Papa señala “la urgencia de promover una sólida formación tanto de los pastores como de los fieles laicos”.

El papa Benedicto XVI enumera otros criterios sobre la música sagrada, que son importantes destacar:

La letra de la música litúrgica tiene que estar basada en la Sagrada Escritura.

La liturgia cristiana no está abierta a cualquier tipo de música.

Nuestro canto litúrgico es participación del canto y la oración de la gran liturgia, que abarca toda la creación. Así vencemos el posible subjetivismo y el individualismo, que llevaría al virtuosismo y a la vanidad.

EL CAMINO DE LA ORACIÓN según Santa Teresa de Jesús (3)

4. La oración: camino de purificación

La Oración es transformante: si no cambia nuestra forma de ser, nuestro modo de vivir, nuestros valores, no está siendo provechosa, pues ORAR ES CAMBIAR DE VIDA.

El camino de Oración va siendo trazado por una secuencia de acciones que Dios va realizando en la persona que lo busca sinceramente. La total entrega a Dios, la total identificación de la persona con Dios, no puede ser fruto sólo de nuestro esfuerzo personal, pues excede nuestra capacidad. Es fruto de la acción de Dios en el alma que se deja guiar por Él, por el camino estrecho de la purificación interior, que lleva a la transformación de la persona en el modelo que es Cristo. Sin embargo, Teresa de Jesús nos dice que es esencial la práctica de la virtud, pues es imposible ser contemplativo sin tener virtudes y que "es menester no sólo orar, porque si no procuráis virtudes, os quedaréis enanas". Al practicar las virtudes, facilitamos la acción de Dios en nosotros y el alma se hace más apta para sentir y seguir las mociones del Espíritu Santo.

Tan importante es para Santa Teresa el crecimiento de las virtudes, que ha llegado a decir: "Yo no desearía otra oración, sino la que me hiciese crecer las virtudes". Y también: "Si (la oración) es con grandes tentaciones y sequedades y tribulaciones, y esto me dejase más humilde, esto tendría por buena oración". La mejor oración, entonces, será la que más cambie nuestra vida, la que más nos lleva a imitar a Cristo, la que más no haga crecer en los "frutos del Espíritu", que refiere San Pablo en su carta a los Gálatas (5, 22).

5. La oración: camino de paz

Una persona totalmente entregada a la voluntad de Dios, no puede sino vivir en paz, que es uno de los frutos del Espíritu. No importa cuál sea la situación, propia o de nuestros hijos o familiares, si estamos entregados a Dios, si estamos en sus manos, estaremos en paz. San Pablo corrobora esto en su "Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil.4, 13).

6. La oración: camino de servicio al prójimo

Las gracias místicas, aún las más elevadas, no son un regalo de Dios sólo para que el alma las disfrute, sino que son para fortalecerla, hacerla generosa y animarla a servir a los demás. Para ayudar en el servicio al prójimo, en algún momento en la vida de oración, pueden comenzar a surgir en algunos orantes -como un auxilio especialísimo del Señor- los CARISMAS O DONES CARISMÁTICOS, llamados por los Místicos Gracias Extraordinarias, que son dados para utilidad de la comunidad, pues su manifestación está dirigida hacia la edificación de la fe y como auxilio a la evangelización y como un servicio a los demás, tal como lo indica San Pablo (1ª Cor. 12, 7).

Los Carismas son, pues, dones espirituales, gratuitamente derramados, que no dependen del mérito ni de la santidad personal, ni tampoco son necesarios para llegar a la santidad. Sin embargo, el ejercicio abnegado de ellos de hecho produce progreso en la vida espiritual por ser actos de servicio al prójimo. Y es así que mientras más se adelanta en la Oración, más debe acudirse a las necesidades del prójimo. La Oración que adormece, que ensimisma, no es genuina, pues la verdadera oración genera servicio a los hermanos. Para saber qué clase de oración se tiene, debemos medir cómo es nuestro compromiso con los demás, antes que apreciar cómo pasamos los ratos de oración.

La vida de oración debe ser un balance entre María y Marta, las hermanas de Lázaro (cfr. Lc. 10, 38-41), entre la vida contemplativa y la activa.

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

A partir de septiembre. 

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

24 de julio: SANTOS BERNARDO, MARÍA Y GRACIA, mártires

Según la leyenda, san Bernardo de Alcira fue un cisterciense español, martirizado en el año de 1180. Se llamaba Ahmed y era hijo de un emir; se educó en la corte de Valencia. El príncipe le envió a Cataluña con asuntos de negocios. A su regreso pasó por el monasterio de Poblet, recientemente fundado por los cistercienses en la diócesis de Tarragona. Ahmed, después de convertirse, se hizo monje. Pronto se le nombró ecónomo.
Logró convertir a una tía y, después, en Valencia a sus dos hermanas Zoraida y Zaída, quienes cambiaron sus nombres por los cristianos de María y Gracia. Pero otro hermano, llamado Ahemed, desde el momento en que tuvo la dignidad de emir, no contemporizaba con las apostasías de sus consanguíneos. Mandó arrestar a los tres fugitivos y los condenó a morir. Bernardo pereció colgado del tronco de un árbol por medio de un enorme clavo que le atravesó la cabeza. Sus hermanas fueren pasadas por la espada. Sus cuerpos fueron enterrados en el mismo lugar de su ejecución, en Alcira, cerca de Valencia. Cuando Jaume I de Aragón reconquistó en el siglo XIII aquellas tierras, construyó una iglesia que otorgó a los trinitarios para guardar las reliquias. Por los milagros, se concedió a estos mártires oficio y misa, que celebraban los cistercienses españoles; en 1871 la fiesta se extendió a la orden entera. La diócesis de Valencia los recuerda y venera el día 24 de Julio.

 


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