HOJA
PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja
Domingo 4 de Diciembre de 2016
DAR EL FRUTO QUE PIDE LA CONVERSIÓN
Queridos hermanos:
Ante la invitación que nos hace este domingo Juan el Bautista, «convertíos, porque está cerca el reino de los cielos», y de dar el fruto que pide la conversión, viene a mi memoria las palabras de Jesús: “Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.” (Jn 15, 4-5).
¿Qué fruto pide la conversión? Vueltos a Jesucristo, unidos a la Vid, recibimos la savia del Espíritu Santo que nos permite dar fruto dulce de esperanza, paciencia, fidelidad, caridad, alegría. Ahora bien, una cosa es dar el fruto que pide la conversión y otra cosa ver ese fruto. Es fácil que el Señor no nos permita verlo. “Un día, allá arriba en la patria, verás los frutos de tus trabajos...”, le decía Santa Teresita a su hermana Celina. (Carta 149). A veces, los frutos que producimos ayudan a personas que solamente conoceremos en el cielo. Así lo dice el Papa Francisco:
“Quien se ofrece y se entrega a Dios por amor seguramente será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. Tiene la seguridad de que no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. Todo eso da vueltas por el mundo como una fuerza de vida.
A veces nos parece que nuestra tarea no ha logrado ningún resultado, pero la misión no es un negocio ni un proyecto empresarial, no es tampoco una organización humanitaria, no es un espectáculo para contar cuánta gente asistió gracias a nuestra propaganda; es algo mucho más profundo, que escapa a toda medida. Quizás el Señor toma nuestra entrega para derramar bendiciones en otro lugar del mundo donde nosotros nunca iremos. El Espíritu Santo obra como quiere, cuando quiere y donde quiere; nosotros nos entregamos pero sin pretender ver resultados llamativos. Sólo sabemos que nuestra entrega es necesaria. Aprendamos a descansar en la ternura de los brazos del Padre en medio de la entrega creativa y generosa. Sigamos adelante, démoslo todo, pero dejemos que sea Él quien haga fecundos nuestros esfuerzos como a Él le parezca.” (Francisco. Evangelii Gaudium 279).
Jesús, vuestro párroco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 3, 1-12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
- «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
“Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.”
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
- « ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.»
Palabra del Señor.
EL PAPA INVITA A CELEBRAR
EL SACRAMENTO DEL PERDÓN
“A través de los sacramentos de iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, el hombre recibe la vida nueva en Cristo. Ahora, todos lo sabemos, llevamos esta vida «en vasijas de barro» (2 Cor 4, 7), estamos aún sometidos a la tentación, al sufrimiento, a la muerte y, a causa del pecado, podemos incluso perder la nueva vida. Por ello el Señor Jesús quiso que la Iglesia continúe su obra de salvación también hacia los propios miembros, en especial con el sacramento de la Reconciliación y la Unción de los enfermos, que se pueden unir con el nombre de «sacramentos de curación». El sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación. Cuando yo voy a confesarme es para sanarme, curar mi alma, sanar el corazón y algo que hice y no funciona bien. (…)
El perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo, que nos llena de la purificación de misericordia y de gracia que brota incesantemente del corazón abierto de par en par de Cristo crucificado y resucitado. En segundo lugar, nos recuerda que sólo si nos dejamos reconciliar en el Señor Jesús con el Padre y con los hermanos podemos estar verdaderamente en la paz. Y esto lo hemos sentido todos en el corazón cuando vamos a confesarnos, con un peso en el alma, un poco de tristeza; y cuando recibimos el perdón de Jesús estamos en paz, con esa paz del alma tan bella que sólo Jesús puede dar, sólo Él.
A lo largo del tiempo, la celebración de este sacramento pasó de una forma pública —porque al inicio se hacía públicamente— a la forma personal, a la forma reservada de la Confesión. Sin embargo, esto no debe hacer perder la fuente eclesial, que constituye el contexto vital. En efecto, es la comunidad cristiana el lugar donde se hace presente el Espíritu, quien renueva los corazones en el amor de Dios y hace de todos los hermanos una cosa sola, en Cristo Jesús. He aquí, entonces, por qué no basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón, sino que es necesario confesar humilde y confiadamente los propios pecados al ministro de la Iglesia. En la celebración de este sacramento, el sacerdote no representa sólo a Dios, sino a toda la comunidad, que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento, que se reconcilia con Él, que le alienta y le acompaña en el camino de conversión y de maduración humana y cristiana. Uno puede decir: yo me confieso sólo con Dios. Sí, tú puedes decir a Dios «perdóname», y decir tus pecados, pero nuestros pecados son también contra los hermanos, contra la Iglesia. Por ello es necesario pedir perdón a la Iglesia, a los hermanos, en la persona del sacerdote. (…)
Quisiera preguntaros —pero no lo digáis en voz alta, que cada uno responda en su corazón—: ¿cuándo fue la última vez que te confesaste? Cada uno piense en ello... ¿Son dos días, dos semanas, dos años, veinte años, cuarenta años? Cada uno haga cuentas, pero cada uno se pregunte: ¿cuándo fue la última vez que me confesé? Y si pasó mucho tiempo, no perder un día más, ve, que el sacerdote será bueno. Jesús está allí, y Jesús es más bueno que los sacerdotes, Jesús te recibe, te recibe con mucho amor. Sé valiente y ve a la Confesión.
Queridos amigos, celebrar el sacramento de la Reconciliación significa ser envueltos en un abrazo caluroso: es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Recordemos la hermosa, hermosa parábola del hijo que se marchó de su casa con el dinero de la herencia; gastó todo el dinero, y luego, cuando ya no tenía nada, decidió volver a casa, no como hijo, sino como siervo. Tenía tanta culpa y tanta vergüenza en su corazón. La sorpresa fue que cuando comenzó a hablar, a pedir perdón, el padre no le dejó hablar, le abrazó, le besó e hizo fiesta. Pero yo os digo: cada vez que nos confesamos, Dios nos abraza, Dios hace fiesta. Sigamos adelante por este camino. Que Dios os bendiga. (Francisco. Audiencia 19 de febrero de 2014).
SAN JUAN BAUTISTA, PRECURSOR...
523 San Juan Bautista es el precursor (cf. Hch 13, 24) inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino (cf. Mt 3, 3). "Profeta del Altísimo" (Lc 1, 76), sobrepasa a todos los profetas (cf. Lc 7, 26), de los que es el último (cf.Mt 11, 13), e inaugura el Evangelio (cf. Hch 1, 22; Lc 16,16); desde el seno de su madre ( cf. Lc 1,41) saluda la venida de Cristo y encuentra su alegría en ser "el amigo del esposo" (Jn 3, 29) a quien señala como "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29). Precediendo a Jesús "con el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1, 17), da testimonio de él mediante su predicación, su bautismo de conversión y finalmente con su martirio (cf. Mc 6, 17-29).
...LLAMA A LA PENITENCIA
1430 Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores "el saco y la ceniza", los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (cf Jl 2,12-13; Is 1,16-17; Mt 6,1-6. 16-18).
1431 La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron "animi cruciatus" (aflicción del espíritu), "compunctio cordis" (arrepentí-miento del corazón).
1432 El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón nuevo (cf Ez 36,26-27). La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones: "Conviértenos, Señor, y nos convertiremos" (Lc 5,21). Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él. El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron (cf Jn 19,37; Za 12,10).
Señor Jesús, que por medio de San Juan Bautista nos llamas a la conversión, haznos volver a Ti y a los hermanos. Necesitamos volver pues nos hemos alejado. Nos hemos alejado de Ti, de los demás, de nosotros mismos. Hemos dejado de confiar verdaderamente en Ti y en el Padre, confiar sin miedo. Hemos dejado de amar a los demás y nos hemos deslizado en la pendiente de pensar mal y hablar mal de ellos. Hemos caído en multitud de omisiones, dejando de realizar nuestro bien verdadero, mientras que nos atraen y seducen muchas realidades materiales, que desaparecen y al final nos empobrecen. Señor Jesús, haznos volver para dar el fruto que pide la conversión. (Oración inspirada en Francisco. Homilía 10.II.2016)
ORACIÓN COMUNITARIA
- Oración de la mañana: De lunes a viernes, a las 6.30 de la mañana y a las 9.30 de la mañana con Exposición del Santísimo Sacramento, excepto martes 6 y jueves 8 de diciembre.
CELEBRACIÓN DEL PERDÓN
- Media hora antes de las misas.
- Celebración comunitaria del Perdón: la semana antes de la Navidad.
LIMOSNA PENITENCIAL
Durante el tiempo de adviento las limosnas y donativos penitenciales (fruto de la conversión y el Sacramento del Perdón), irán destinadas a Cáritas parroquial.
CAMPAÑA DEL BOTE O DEL KILO
En todas las misas del tiempo de Adviento, antes o después de la misa, se podrán ofrecer botes o kilos de alimentos no perecederos para el Economato Interparroquial
que serán depositados en una cesta en el templo.
Colecta del segundo domingo de mes
Será el 10-11 de diciembre. Prepare una buena aportación para los más necesitados.
BIENHECHORES DE CARIDAD
Aportación de una pequeña cantidad mensual (5 €) en suscripción bancaria a la cuenta de Bankia:
2038-6230-71-6000004245
El jueves 8 de diciembre es la Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Además de la Eucaristía, os invitamos a participar en estos dos actos:
- El miércoles 7 de diciembre se realizará la Vigilia arciprestal de la Inmaculada con jóvenes a las 10 noche en la parroquia de la Sagrada Familia.
- El jueves 8 de diciembre a las 5 de la tarde habrá una procesión de la imagen de la Inmaculada llevada por los niños por las calles del barrio Al finalizar la procesión realizaremos una pequeña oración a la Virgen María y una merienda.
GASTOS RESTAURACIÓN VIVIENDA PARROQUIAL
5.623,32 €
Donativo de 50 €:
Se recaudaron: 1.195,90 €
Falta pagar: 4.427,42 €
Donativos en BANKIA
(Paseo Germanías 82)
2038-6230-75-3000420970
1. EXCURSIÓN CON LAS FAMILIAS. El martes 6 de diciembre tendrá lugar la excursión de los niños de la catequesis, de Anatolé y de sus padres y los que lo deseen al Santuario de la Virgen de Agres. Salida: 9.30 h. desde Parking de Juzgados.
2. CONFIRMACIONES: El domingo 11 de diciembre en la misa de 11.30 h. serán las confirmaciones de varios jóvenes de nuestra parroquia. Con este motivo habrá celebración del perdón el lunes 5 a las 20.30 h. y una Vigilia de oración el viernes 9 a las 20.30 h.
3. RETIRO DE ADVIENTO. El sábado 10 de diciembre de 9.30 h. a 13.00 h. será el retiro de Adviento.
4. En la misa de 6 tarde del sábado 10 de diciembre se entregará el Ángelus a los niños de 3º de Jesús es el Señor.
Del 5 al 11 de diciembre de 2016
Lunes 5. 19.30 h.: En sufragio de: Lucía Colomina.
Martes 6. San Nicolás. San Pedro Pascual, Ob. y mr.19.30 h.: Sin intención.
Miércoles 7. Por lamañana: San Ambrosio, Ob. y Dr. Por la tarde: Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 18.00 h.: Con niños. Sin intención. 19.30 h.: Sin intención. 21.00 h.: Sin intención.
Jueves 8. Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova.
Viernes 9. San Juan Diego Cuauhtlatoatzin. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 10. Por la tarde: Domingo III de Adviento. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Dif. Fam. García-Estruch. 19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Calvet-Sancho. 21.00 h.: Sin intención.
Domingo 11. Domingo III de Adviento. 10.00 h.: Sin intención. 11.30 h.: Pro Pópulo. CONFIRMACIONES. 19.30 h.: Sin intención.
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