Las prisas del gobierno por promulgar la ley del aborto pueden haber hecho un favor a la causa provida
Todo se centra ahora en un mismo día. Sin darse cuenta el gobierno ha publicado en el BOE, tras la firma del Rey, la nueva ley del aborto en fecha que por los vencimientos legales la hace entrar en vigor el próximo 5 de Julio de 2010. Resulta que ese mismo día, el 5 de Julio de 2010 se cumplirán 25 años de la ley anterior de despenalización del aborto del 5 de Julio de 1985. Los que defendemos el derecho a la vida, que veníamos recordando cada 5 de Julio a las víctimas del aborto, tenemos ahora una razón más para nunca olvidar este aniversario. A partir de ahora, el 5 de Julio será, con mucha más fuerza que antes, una fecha del calendario reivindicativo por la libertad, la vida y la dignidad en España.
El próximo 5 de Julio es, no obstante, especial. Comienza a partir de ahí una nueva era: la de la imposición del holocausto intrauterino, del megagenocidio según la precisa expresión acuñada en el pasado congreso mundial provida celebrado en Zaragoza, a toda la sociedad española. A partir de esa fecha el estado español se configura públicamente por primera vez como estado abortista. Es decir, como un poder soberano que activamente defiende y procura el derecho a matar con los recursos que le proporciona el pueblo que representa.
En este sentido más que por cualquiera otra efeméride, el 5 de Julio de 2010 representa un antes y un después en la historia. Si un estado intrínsicamente injusto carece de legitimidad, el nuevo orden de cosas a que nos aboca la entrada en vigor de la nueva ley marca el momento en el que el estado puede dejar de tener justificación.
A ver si nos damos cuenta. Este cambio no es meramente cuantitativo o accidental respecto a la situación anterior. Pasar de aplicar una pena a no aplicarla no es lo mismo que transformar un delito en un derecho. Y más aún si se trata, como se trata, de defender el derecho de matar seres humanos propios: habitantes del país que aglutina el pueblo que se configura políticamente en estado. Hitler perdió toda legitimidad cuando consideró que los judíos no eran pueblo, que eran enemigos extraños. Pero esto es peor. La nueva ley del aborto no considera al no nacido como extraño o enemigo: no separa entre los no nacidos propios y los no nacidos extraños. El derecho a matar al no nacido será universal. Esencialmente, más "perfectamente" que en el caso del estado nazi, estamos aquí ante el alumbramiento de un estado genocida.
Nada será lo mismo tras el 5 de Julio. Y no lo será solamente para los provida o para los defensores del aborto. No lo será para todos nosotros: para todos los ciudadanos de este país que pagamos impuestos, nos sujetamos a las normas y leyes del lugar, y portamos un documento que dice que somos españoles. Tras esa fecha todos pasamos a ser por obra y gracia de la nueva ley co-responsables del más horrendo de los crímenes. Un holocausto que deja de ser consentido para convertirse en procurado y defendido hasta unos límites de crueldad inimaginables: la nueva ley contempla que se enseñe a los niños desde la más tierna infancia a ver en el despedazamiento de criaturas de pocas semanas de vida un signo de progreso.
¿Qué hacer? A mi juicio solo tenemos dos alternativas dignas: o cambiamos al estado o nos vamos de él. Es curioso que por obra y gracia de un partido que se dice progresista (Hitler también se pensaba así) la masa tranquila de un país mayoritariamente solidario y bueno de golpe y porrazo se despierte insumisa. Sí: primero insumisos. Este es el primer paso para salvar la coherencia. No podemos aceptar el estado de cosas que se avecina. Y tras la insumisión, a cambiar el estado y si no lo conseguimos en un plazo razonable, tendremos que preparar las maletas e irnos. No es de recibo, no es humana, la complicidad con el genocidio.
José Pérez Adán
Profesor de Sociología
Universidad de Valencia
Editorial ABC Sábado , 06-03-10
EN el mes de julio entrará en vigor la nueva ley de ampliación del aborto, si antes el Tribunal Constitucional no la ha revocado gracias al recurso de inconstitucionalidad que el Partido Popular se ha comprometido a presentar. Aunque el PP dispone de tres meses para impugnar la ley desde su publicación en el BOE -lo que sucedió el pasado jueves-, la presentación del recurso es urgente porque la Ley Orgánica del TC no prevé la suspensión del texto recurrido. Sin embargo, si en algún caso está justificada la suspensión de una ley, es éste, porque los perjuicios que puede ocasionar su entrada en vigor y posterior derogación serían trágicamente irreversibles. Por tanto, es apremiante que el PP impugne y que el Tribunal Constitucional resuelva.
Esta es una ley profundamente injusta y arbitraria, contra la que está legitimada toda acción legal y cualquier manifestación cívica de oposición, como las convocadas para mañana por asociaciones pro vida. Es una ley que vulnera la doctrina del TC, contraria al aborto libre, porque éste representa la pura y simple decisión de acabar con la vida de un ser humano. Además, es una ley que promueve directamente el aborto, al calificarlo como un derecho subjetivo de la mujer y al ordenar que sus disposiciones sean siempre interpretadas en sentido favorable a la decisión de abortar. No hay opción alguna para el feto.
Es también una ley basada en un falsedad continuada. No libera a la mujer de la cárcel, porque no hay una sola mujer en prisión por haber abortado; y tampoco establece límites al aborto. No hay límites de plazos, porque cerca del 91 por ciento de los abortos ya se practica en las catorce primeras semanas. Si hasta ahora hacía falta alegar un motivo -aunque fuera un formalismo- para abortar en este período, con la nueva ley, que suprime esta exigencia, el aborto se hará todavía más rutinario. Incluso el límite de veintidós semanas en caso de riesgo para la madre es una pura mascarada para prolongar el aborto libre hasta ese límite, porque legitima el feticidio por conveniencia, al utilizar la ley un concepto de salud comprensivo del bienestar «sociocultural» de la mujer. Y es también una ley contra la familia, al permitir a una menor de dieciséis años decidir libremente si informa o no a sus padres de la decisión de abortar. Una ley, en definitiva, corrosiva para una sociedad que se ha hecho un poco más primitiva desde el pasado jueves.
5.- No es broma, no es una imitadora: escuche cómo se expresa una Ministra de Cultura sobre la Ley del Aborto (56 segundos)
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