12 de marzo de 2010

Domingo IV de Cuaresma. Domingo 14 de marzo.

HOJA

PARROQUIAL
Parroquia de Sant Francesc de Borja

Email de la parroquia: sfb500@gmail.com

Domingo 14 de marzo de 2010
Queridos hermanos:
Hoy la liturgia nos invita a alegrarnos porque se acerca la Pascua, el día de la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Estamos en el cuarto domingo de Cuaresma, domingo llamado de la alegría.
El Evangelio de hoy nos dice: “deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”
La alegría la perdió el hijo menor al reclamar la parte de la herencia que le correspondía, siendo que su padre no había muerto todavía. La alegría que creía tener, al marchar a un país lejano y vivir perdidamente, era falsa. “Me muero de hambre” se dirá al ser tratado peor que a un cerdo y no poder comer siquiera las algarrobas. Esta alegría la recuperó al ser tratado por el padre como hijo cuando él pedía ser tratado como jornalero: el mejor vestido, anillo, sandalias, ternero cebado, fiesta, música, danzas...
La alegría la perdió el hermano mayor, cuando al largarse el hermano menor pensó quitarse de encima al “calavera” de su hermano. Su alegría era falsa al estar sirviendo sin amor. Se le nota que vive sin alegría verdadera, pues vive en la casa del Padre, pero no en las entrañas compasivas del padre. Todo su servicio lo transforma en deuda: su padre le debe un cabrito paracelebrar una fiesta con sus amigos. Lo tiene todo, pero no disfruta de lo que tiene. Dice haber cumplido todas las órdenes del padre, pero no quiere entrar en la fiesta por la vuelta del hermano cuando su padre se lo dice. La orden peor cumplida por el hijo mayor: “deberías alegrarte”.
El padre de la parábola salió en busca de los dos hijos, del menor cuando aun estaba lejos. Del mayor, que no quería entrar en la fiesta. Hoy sale a tu encuentro para que participes de la alegría verdadera. No hay otra. El banquete pascual de su hijo: la Pascua.
Jesús, vuestro párroco

+   Lectura del santo evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: —«Ese acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: —«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer.
Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.”
Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.”
Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebre­mos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” Y empezaron el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.” Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.” El padre le dijo:
“Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”»
 Palabra del Señor.
1439        El proceso de la conversión y de la penitencia fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola llamada "del hijo pródigo", cuyo centro es "el Padre misericordioso" (Lc 15,11-24): la fascinación de una libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en que el hijo se encuentra tras haber dilapidado su fortuna; la humillación profunda de verse obligado a apacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de las algarrobas que comían los cerdos; la reflexión sobre los bienes perdidos; el arrepentimiento y la decisión de declararse culpable ante su padre, el camino del retorno; la acogida generosa del padre; la alegría del padre: todos estos son rasgos propios del proceso de conversión. El mejor vestido, el anillo y el banquete de fiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna, llena de alegría que es la vida del hombre que vuelve a Dios y al seno de su familia, que es la Iglesia. Sólo el corazón de Cristo que conoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordia de una manera tan llena de simplicidad y de belleza.
“Cuántos hombres en el curso de los siglos, cuántos de los de nuestro tiempo pueden encontrar en esta parábola los rasgos fundamentales de la propia historia personal. Son tres los momentos claves de la historia de este hijo, con el que se identifica, en cierto sentido, cada uno de nosotros, cuando se da al pecado.
---Itinerario del Hijo pródigo
Primer momento: el alejamiento. Nos alejamos de Dios, como se había alejado ese hijo del Padre, cuando empezamos a comportarnos respecto a cada uno de los bienes que hay en nosotros, tal como él hizo con la parte de los bienes recibidos en herencia. Olvidamos que ese bien nos lo ha dado Dios como deber, como talento evangélico. (...) Nos comportamos, a veces, como si ese bien que hay en nosotros, el bien del alma y del cuerpo, las capacidades, las facultades, las fuerzas, fuesen de nuestra propiedad exclusiva, de la que podemos servirnos y abusar de cualquier manera, derrochándola y disipándola. Efectivamente, el pecado es siempre un derroche de nuestra humanidad, el derroche de nuestros valores más preciosos. (...) El alejamiento del Padre lleva siempre consigo una gran destrucción en quien lo realiza, en quien quebranta su voluntad, y disipa en sí mismo su herencia: la dignidad de la propia persona humana, la herencia de la gracia.
El segundo momento en nuestra parábola es el del retorno a la recta razón y del proceso de conversión. El hombre debe encontrar de nuevo dolorosamente lo que ha perdido, (...) para que madure en él ese paso decisivo: “Me levantaré e iré a mi Padre” (Lc 15,18). Debe ver de nuevo el rostro de ese Padre, al que ha vuelto las espaldas y con quien ha roto los puentes para poder pecar “libremente”, para poder derrochar “libremente” los bienes recibidos. (...) Al mismo tiempo, deberá desear ardientemente retornar. La certeza de la bondad y del amor que pertenecen a la esencia de la paternidad de Dios, deberá conseguir en él la victoria sobre la conciencia de la culpa y de la propia dignidad. Más aún, esta certeza deberá presentarse como el único camino de salida, para emprenderlo con ánimo y confianza.
Finalmente el tercer momento: el retorno. El retorno se desarrollará como habla Cristo de él en la parábola. El Padre espera y olvida todo el mal que el hijo ha cometido, y no tiene en consideración todo el derroche de que es culpable el hijo. Para el Padre sólo hay una cosa importante: que el hijo ha sido encontrado; que no ha perdido hasta el fondo la propia humanidad; que, a pesar de todo, vuelva con el propósito de vivir de nuevo como hijo, precisamente en virtud de la conciencia adquirida de la indignidad y de la culpa. “Padre, he pecado..., no soy digno de llamarme hijo tuyo” (Lc 15,21).
---La misericordia de Dios
La Cuaresma es el tiempo de una espera especialmente amorosa de nuestro Padre en relación con cada uno de nosotros, que, aun cuando sea el más pródigo de los hijos, se haga, sin embargo, consciente de la dilapidación perpetrada, llame por su nombre al propio pecado, y finalmente se dirija hacia Dios con plena sinceridad. Este hombre debe llegar a la casa del Padre. El camino que allí conduce, pasa a través del examen de conciencia, el arrepentimiento y el propósito de la enmienda. Como en la parábola del hijo pródigo, estas son las etapas de la conversión. Cuando el hombre supere en sí mismo, en lo íntimo de su humanidad, todas estas etapas, nacerá en él la necesidad de la confesión. (...) En el período de Cuaresma esperan los confesonarios: esperan los confesores; espera el Padre. Podríamos decir que se trata de un período de especial solicitud de Dios para perdonar y absolver los pecados: el tiempo de la reconciliación. (Juan Pablo II. Homilía 16-III-1980)
“Con la Palabra y con los Sacramentos de su Jesús, Juan María Vianney edificaba a su pueblo, aunque a veces se agitaba interiormente porque no se sentía a la altura, hasta el punto de pensar muchas veces en abandonar las responsabilidades del ministerio parroquial para el que se sentía indigno. Sin embargo, con un sentido de la obediencia ejemplar, permaneció siempre en su puesto, porque lo consumía el celo apostólico por la salvación de las almas.”
(De la carta del Papa Benedicto XVI para la convocación de un año sacerdotal con ocasión del 150 aniversario del dies natalis del santo cura de Ars)
Cuánto más se dejará hallar a los que le buscan; según vemos que volviendo el hijo pródigo a la casa del padre, dice el evangelio que aun antes que llegase, viéndole su padre desde lejos, movido su padre de misericordia, corrió hacia él, y le echó los brazos al cuello y le besó; cosa digna de notar, para mostrar la infinita bondad del Señor y la facilidad en dejarse hallar. Y ¿qué cosa puede ser más fácil que hallarle? Si él mismo dice: he sido hallado aun por los que no me buscan; pues luego mejor se dejará hallar a los que le buscan.
(Sermón sobre San Lucas. San Francisco de Borja).
“Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las buenas ovejas salen buenos pastores”.
(San Agustín. Sermón 46)

Señor Dios, Padre Celestial, Tu Hijo Jesucristo nos dijo: "La mies es abundante, pero los obreros pocos. Pedid al dueño de la mies que envíe obreros a su mies". Animados por estas enseñanzas, te pedimos que envíes a tu Iglesia, numerosas y santas vocaciones para el sacerdocio, a la vida religiosa y al apostolado laical. Consérvales fieles en su ministerio hasta el fin; y concédeles, por tu Espíritu Santo, un gran amor a Dios y a los hermanos, para que en su ministerio y en su vida busquen solamente tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1. El martes 16 de marzo a las 8.30 noche habrá una reunión del Consejo de pastoral de la parroquia para organizar las celebraciones de Semana Santa.
2. El sábado 20 de marzo en la misa de 6 de la tarde con niños tendrá lugar la renovación de las promesas del bautismo de los niños de 3º de comunión.
3. Colecta del mes de enero de Cáritas parroquial: 770 €. Donativos para Cáritas parroquial meses enero y febrero: 1.179 €.
4. El viernes 19 es la solemnidad de San José. El jueves 18 habrá misa a las 6 y a las 7.30 tarde. El viernes habrá misa a las 12.00 h.
5. Actos cuaresmales: Oración de Laudes a las 6.30 de la mañana de lunes a jueves. No habrá Vía Crucis esta semana.
6. Programa de actos Semana de la Vida en la Parroquia.
· Domingo 21 de marzo a las 17.30 h.: Película El Octavo Día, de Jaco Van Dormael, para mayores de 13 años, y coloquio posterior: En los locales de Ciudad de Laval.
· Para los más pequeños habrá otra película adecuada a ellos en los locales parroquiales.
· Lunes 22 de marzo 20.30 h.: Testimonios sobre la vida: Miriam Fernández, Esperanza Puente, Encarnación Muñoz.
· Martes 23 de marzo 20.30 h. Conferencia Sobre cuestiones generales de bioética. A cargo del Dr. Ignacio Gómez Pérez, médico y profesor de bioética en el Instituto Juan Pablo II.
· Jueves 25 de marzo: Solemnidad de la Anunciación del Señor.
· 19.30 h. Solemne Eucaristía. 20.30 h. Vigilia de Oración por la Vida, con Exposición del Santísimo Sacramento.
· Viernes 26 de marzo 20.30 h.: Reflexiones sobre la “actual” Educación sexual en la escuela. El proyecto educativo dentro de la nueva ley del aborto. A cargo de D. Fabián Fernández de Alarcón, secretario general de la Asociación “Profesionales por la Ética”
· Para los más peques: Elaboración de dibujos por la Vida que serán expuestos durante la Semana de la Vida.
7. Se está organizando una peregrinación a Santiago de Compostela con adultos del 3 al 9 de julio. Los interesados ponerse en contacto con Ramón y Miren o en el despacho parroquial.

De no esperar que los difuntos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos; mas si consideraba que una magníficarecompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era unpensamiento santo y piadoso.
2 Macabeos 12, 44-45

 Del 15 al 21 de marzo de 2010



Lunes 15.  19.30 h.: En sufragio de: Jesús Boix Peiró.
Martes 16. 19.30 h.: En sufragio de: María Just Morant.
Miércoles 17. 19.30 h.: Sin intención.
Jueves 18. Solemnidad de San José.
18.00 h.: Con niños. Sin intención.
19.30 h.: Sin intención.
Viernes 19. Solemnidad de San José. 12.00 h. Pro Pópulo.
Sábado 20. V de Cuaresma.
18.00 h.: Con niños. Sin intención.
19.30 h.: En sufragio de: Dif. Fam. Espí-Sanchis.
21.00 h.: Sin intención
Domingo 21. V de Cuaresma. 12.00 h. Pro Pópulo. 13.15 h.: Bautismo.

Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.

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