«Mando a todos los españoles, particulares y autoridades que guarden y
hagan guardar esta ley orgánica»…
Pues mi respuesta, Majestad, es la de Lope de Vega, y por lo tanto,
actuaremos en consecuencia.
«Todo lo que manda el Rey,
que va contra lo que Dios manda,
no tiene valor de Ley,
ni es Rey quien así se desmanda»
(Lope de Vega)
El que faltaba, Marisa Pérez Toribio
http://www.religionenlibertad. com/articulo.asp?idarticulo= 7507
«A todos los que la presente vieren y entendieren. Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente ley orgánica». Así se dirige a todos el Jefe del Estado a través del BOE. La ley orgánica a la que se refiere es, por supuesto, la ley de salud sexual y reproductiva, la famosa ley del aborto. Ya estamos un paso más cerca. Supongo que estas feministas que tenemos dirigiendo la política de nuestro país (e incluyo aquí a Zapatero, que sonreía emocionado al escuchar aquello de «Ista, ista, ista, Zapatero feminista») se habrán abrazado satisfechas y felices, una vez más.
Lo cierto es que lo del Rey era un puro trámite; ya lo sabíamos. En cualquier caso, era un trámite necesario para sacar la ley adelante…y un buen momento para que el rey se retratara. Otros en su lugar han dado un testimonio valiente. El Gobierno habría encontrado la forma de pasar por encima del rey igual que ha encontrado la forma de pasar por encima de tanta gente. Ahora bien, esa gente a la que han pasado por encima ha alzado la voz y la va a seguir alzando; se ha echado a la calle y se va a seguir echando; muchos han puesto su conciencia por encima de la ley actual y la van seguir poniendo cuando entre en vigor la nueva ley. En cambio Su Majestad, que no tuvo el menor reparo en soltar aquello tan poco protocolario de «¿Por qué no te callas?», parece que ahora no tenía motivos para decir nada. Ha sancionado esta ley inmoral sin más: «Juan Carlos R». Punto final. ¿Qué toca ahora en la agenda real?
Esta ley trata de justificar con palabrería lo injustificable. En el fondo, para los que se han empeñado en sacar esta ley adelante, la cosa es muy sencilla. Que se lo digan a los defensores del aborto que escriben en los blogs. Ellos sí se atreven a decir, en pocas palabras, lo que le gustaría decir a la ministra de igualdad. El artículo 14 de la Ley del aborto dice así: «Interrupción del embarazo a petición de la mujer. Podrá interrumpirse el embarazo dentro de las primeras catorce semanas de gestación a petición de la embarazada, siempre que concurran los requisitos siguientes…», y a continuación enumera dichos requisitos. Pues bien, los defensores del aborto que escriben en los blogs se dejan de requisitos y de explicaciones inútiles y lo traducen así en sus comentarios: «Ahora con la independencia de la mujer decide ella lo que hace con su vida y con su feto y con su vagina, en resumen su cuerpo», o, «la que no quiera que no aborte, así de simple». Pues efectivamente, así es. Tan brutal y tan simple: la ley le permite a una mujer decidir no ya lo que hace con su vida, sino lo que hace con la vida de su hijo durante sus primeras catorce semanas de vida: catorce semanas de impunidad para acabar con una vida, sin explicaciones, «a petición de la embarazada»… y a partir de las catorce semanas, lo de antes, los supuestos; es decir, el coladero.
La otra novedad de la ley: el capítulo educativo. ¿Cuál sería aquí el equivalente de «la que no quiera que no aborte»? Porque en este caso, los que no queramos para nuestros hijos la corrupción de menores que nos tienen preparada sólo tenemos una salida: incumplir la ley y desobedecer a nuestro rey, que nos ha dado este mandato vía BOE: «Mando a todos los españoles, particulares y autoridades que guarden y hagan guardar esta ley orgánica». Sinceramente, no tenía ni idea de que el rey, a estas alturas de la historia, podía mandarnos algo así a los españoles. Sin duda es pura retórica, pero yo me pregunto: majestad, ¿que nos va a pasar a los españoles que no tenemos la más mínima intención de guardar y hacer guardar esta ley orgánica inmoral e injusta?
A unos cuantos nos puede poner cara el próximo domingo, porque vamos a salir a la calle precisamente a decir que esta ley no va con nosotros; que haremos lo posible para que sea derogada y que mientras esté en vigor la vamos a incumplir. Vamos a decirles que no existe el derecho a matar, que lo que existe es el derecho a vivir. Vamos a decirles que este Gobierno no les va a quitar la infancia a nuestros hijos metiéndoles en la cabeza su visión de la sexualidad. Les vamos a decir que los niños de 12 años no necesitan preservativos especiales de talla XS, como ya se están comercializando en Suiza; que lo que más necesitan los niños en este momento es padres fuertes que les defiendan de los ladrones, de estos ladrones que les están robando la infancia y la posibilidad de vivir una vida plena y hermosa cuando sean adultos. Les vamos a decir que somos muchos los que vamos a poner nuestra conciencia por encima de esta ley.
Y a pesar del drama que supone esta ley, vamos a tomar la calle en un ambiente festivo, porque la vida y la inocencia de los niños se defienden en familia, con alegría, con globos, con música… y con firmeza, con mucha firmeza.
«A todos los que la presente vieren y entendieren. Sabed: Que las Cortes Generales han aprobado y Yo vengo en sancionar la siguiente ley orgánica». Así se dirige a todos el Jefe del Estado a través del BOE. La ley orgánica a la que se refiere es, por supuesto, la ley de salud sexual y reproductiva, la famosa ley del aborto. Ya estamos un paso más cerca. Supongo que estas feministas que tenemos dirigiendo la política de nuestro país (e incluyo aquí a Zapatero, que sonreía emocionado al escuchar aquello de «Ista, ista, ista, Zapatero feminista») se habrán abrazado satisfechas y felices, una vez más.
Lo cierto es que lo del Rey era un puro trámite; ya lo sabíamos. En cualquier caso, era un trámite necesario para sacar la ley adelante…y un buen momento para que el rey se retratara. Otros en su lugar han dado un testimonio valiente. El Gobierno habría encontrado la forma de pasar por encima del rey igual que ha encontrado la forma de pasar por encima de tanta gente. Ahora bien, esa gente a la que han pasado por encima ha alzado la voz y la va a seguir alzando; se ha echado a la calle y se va a seguir echando; muchos han puesto su conciencia por encima de la ley actual y la van seguir poniendo cuando entre en vigor la nueva ley. En cambio Su Majestad, que no tuvo el menor reparo en soltar aquello tan poco protocolario de «¿Por qué no te callas?», parece que ahora no tenía motivos para decir nada. Ha sancionado esta ley inmoral sin más: «Juan Carlos R». Punto final. ¿Qué toca ahora en la agenda real?
Esta ley trata de justificar con palabrería lo injustificable. En el fondo, para los que se han empeñado en sacar esta ley adelante, la cosa es muy sencilla. Que se lo digan a los defensores del aborto que escriben en los blogs. Ellos sí se atreven a decir, en pocas palabras, lo que le gustaría decir a la ministra de igualdad. El artículo 14 de la Ley del aborto dice así: «Interrupción del embarazo a petición de la mujer. Podrá interrumpirse el embarazo dentro de las primeras catorce semanas de gestación a petición de la embarazada, siempre que concurran los requisitos siguientes…», y a continuación enumera dichos requisitos. Pues bien, los defensores del aborto que escriben en los blogs se dejan de requisitos y de explicaciones inútiles y lo traducen así en sus comentarios: «Ahora con la independencia de la mujer decide ella lo que hace con su vida y con su feto y con su vagina, en resumen su cuerpo», o, «la que no quiera que no aborte, así de simple». Pues efectivamente, así es. Tan brutal y tan simple: la ley le permite a una mujer decidir no ya lo que hace con su vida, sino lo que hace con la vida de su hijo durante sus primeras catorce semanas de vida: catorce semanas de impunidad para acabar con una vida, sin explicaciones, «a petición de la embarazada»… y a partir de las catorce semanas, lo de antes, los supuestos; es decir, el coladero.
La otra novedad de la ley: el capítulo educativo. ¿Cuál sería aquí el equivalente de «la que no quiera que no aborte»? Porque en este caso, los que no queramos para nuestros hijos la corrupción de menores que nos tienen preparada sólo tenemos una salida: incumplir la ley y desobedecer a nuestro rey, que nos ha dado este mandato vía BOE: «Mando a todos los españoles, particulares y autoridades que guarden y hagan guardar esta ley orgánica». Sinceramente, no tenía ni idea de que el rey, a estas alturas de la historia, podía mandarnos algo así a los españoles. Sin duda es pura retórica, pero yo me pregunto: majestad, ¿que nos va a pasar a los españoles que no tenemos la más mínima intención de guardar y hacer guardar esta ley orgánica inmoral e injusta?
A unos cuantos nos puede poner cara el próximo domingo, porque vamos a salir a la calle precisamente a decir que esta ley no va con nosotros; que haremos lo posible para que sea derogada y que mientras esté en vigor la vamos a incumplir. Vamos a decirles que no existe el derecho a matar, que lo que existe es el derecho a vivir. Vamos a decirles que este Gobierno no les va a quitar la infancia a nuestros hijos metiéndoles en la cabeza su visión de la sexualidad. Les vamos a decir que los niños de 12 años no necesitan preservativos especiales de talla XS, como ya se están comercializando en Suiza; que lo que más necesitan los niños en este momento es padres fuertes que les defiendan de los ladrones, de estos ladrones que les están robando la infancia y la posibilidad de vivir una vida plena y hermosa cuando sean adultos. Les vamos a decir que somos muchos los que vamos a poner nuestra conciencia por encima de esta ley.
Y a pesar del drama que supone esta ley, vamos a tomar la calle en un ambiente festivo, porque la vida y la inocencia de los niños se defienden en familia, con alegría, con globos, con música… y con firmeza, con mucha firmeza.
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