DOMINGO 12º DEL TIEMPO ORDINARIO (T.O.). CICLO B
Las lecturas describen el poder de Dios sobre el mal (representado en el mar). El relato del evangelio de Marcos que presenta a los discípulos en la barca en medio del lago. Un fuerte huracán hace que la barca vaya zarandeada por el viento, golpeada por el oleaje y anegada por el agua. Entonces Jesús, que iba en la barca durmiendo, es despertado por sus discípulos y con su potente voz silenció al viento y al oleaje (igual que hacía con los espíritus inmundos). Jesús trae la calma a la nave de la Iglesia que camina en medio de las dificultades de su misión y del envite del mal que se opone al proyecto del Reino. Jesús resucitado sigue presente, ya no físicamente (“dormido”), pero sí con la fuerza de su Palabra y su Espíritu. Esta misma voz interpela a los discípulos sobre su fe, mientras se preguntan quién es este que subyuga de tal forma el mal.
1. ¿Has experimentado la fuerza de Dios en las dificultades de tu vida? ¿De qué manera se te ha hecho presente?
2. “¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?”. Responde a estas preguntas del Señor y ábrele con sinceridad tu corazón.
3. ¿Te apremia el amor de Cristo? ¿De qué modo lo manifiestas
+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 35-40
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: —«Vamos a la otra orilla». Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: —«Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: —«¡Silencio, cállate!».
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: —«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?».
Se quedaron espantados y se decían unos a otros: —«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!».
CURSO DE LITURGIA
CAPITULO 11
LA LITURGIA Y EL CULTO
Para la Iglesia, la liturgia es el culto oficial y público que se tributa a Dios, según definió Pío XII. La renovación litúrgica producida en los últimos años culminó en el Vaticano II, con la Constitución sobre la Sagrada Liturgia "Sacrosantum Concilium" (SC) promulgada por Pablo VI justo cuatrocientos años después de la clausura del Concilio de Trento (4 de diciembre de 1963) devolviéndose a la liturgia su sentido de celebración del misterio pascual. Para la Iglesia posterior al Vaticano II la liturgia es "el ejercicio del sacerdocio de Cristo" (SC 7). Se llaman litúrgicas aquellas celebraciones que la Iglesia considera como suyas y están contenidas en sus libros oficiales y se realizan por la comunidad y los ministros señalados para cada caso como la Eucaristía, los sacramentos en general, la Liturgia de las Horas y los sacramentales. Posteriormente a la SC han ido publicándose otros documentos que aclaran aspectos y la desarrollan, así como advierten de abusos y prácticas no aconsejables. Nos referimos a la Revisión 2000 de la Institutio Generalis Missalis Romanis y a la Instrucción de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos titulada Redemptionis Sacramentum (RS).
En definitiva, la liturgia de la cual forma parte el culto no es más que la historia de los acontecimientos salvíficos y el ejercicio del sacerdocio de Cristo. En ningún caso debe considerarse la liturgia ni como la parte externa y sensible del culto divino ni como un conjunto de leyes y preceptos que reglamentan los ritos sagrados.
La liturgia, que emplea un lenguaje simbólico, se vale de fórmulas litúrgicas (lecturas bíblicas, salmos, letanías, cánticos, doxologías, himnos, colectas, etc.), de materias litúrgicas (pan, vino, agua, sal, aceite, ceniza, fuego, cera, ramos de flores, incienso) y de actitudes y gestos (postraciones, genuflexiones, imposición de manos, señal de la cruz, elevación de manos, etc.). Así mismo existen libros litúrgicos, hoy compendiados en el Misal Romano, Leccionario, Libro de la Sede, Libro de la Oración de los Fieles y otros.
Solamente son actos litúrgicos las celebraciones que expresan el misterio de Cristo y la naturaleza sacramental de la Iglesia; todo lo demás son actos de piedad.
Desde que en 1570 Pío V impuso la unificación de los libros litúrgicos, en todo Occidente sólo subsisten algunos casos muy contados de liturgias locales: la mozárabe de Toledo (también llamado rito hispano, propia de España) la ambrosiana de Milán y la lionesa de Lyon. Tras el Vaticano II, la Iglesia quiere de nuevo "conservar y fomentar, con igual honor, otros ritos legítimos" (SC 4) rompiendo la hegemonía de siglos de la liturgia romana sobre las locales. Los ejemplos actuales más espectaculares de liturgias no-romanas nos llevan a pueblos africanos.
También, la liturgia integra dos facetas que se complementan: la anámnesis (memorial de lo sucedido) y la mímesis (la imitación de lo acontecido). Nace así la ritualidad que imita lo que la palabra recuerda (caso de la procesión del Domingo de Ramos y de toda la religiosidad popular). En definitiva, en conocida frase, "aquello que la Palabra lleva al oído, la imagen lleva a la vista". De igual manera, lo que oramos es lo que creemos (la lex orandi es la expresión de la lex credendi), según un axioma ya clásico. El memorial que la liturgia realiza no es mero recuerdo de lo sucedido sino una presencia real que se repite.
CONDICIONES PARA LA ORACION CONTEMPLATIVA.
2. Pureza de corazón
3. Humildad
4. Sencillez, pobreza e infancia espiritual
5. Deseo inicial de oración y perseverancia
6. Entrega de la voluntad
7. Vivir el presente
De lunes a sábado.. 19:30 h.
Domingos .............. 10:00—11:30 h
Rezo del Santo Rosario
De lunes a sábado .. 19:00 h.
Exposición del Santísimo
Jueves .................... 18:30—19:30 h.
Domingos .............. 10:30—11:30 h.
Confesiones
Media hora antes a cada Misa
Cuando alguien lo solicite
Despacho Parroquial
Martes, miércoles
y jueves ................ 18:00—19:00 h.
Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.
26 de JUNIO: SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER
Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro (Huesca, España) el 9 de enero de 1902. En 1915 quebró el negocio del padre, y la familia hubo de trasladarse a Logroño, donde el padre encontró otro trabajo. En esa ciudad, Josemaría, después de ver unas huellas en la nieve de los pies descalzos de un religioso, intuye que Dios desea algo de él. Piensa que podrá descubrirlo más fácilmente si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza.
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