13 de junio de 2024

Domingo 16 de Junio de 2024. DOMINGO 11 T.O. - B

 DOMINGO 11º DEL TIEMPO ORDINARIO (T.O.). CICLO B

El evangelio, en la parábola de la semilla que crece por sí sola, señala a Dios como artífice único del Reino. El hombre es apenas un operario que no conoce el mecanismo de la salvación. Esta, pese a sus orígenes pequeños y modestos que no invitan mucho a la esperanza, tiene una fuerza germinal indestructible simbolizada en el grano de mostaza. Por eso, como se afirma en el salmo, el justo crecerá como un gran árbol (Sal 91,13) en virtud del obrar de Dios. Su único cometido para colaborar en esta tarea divina y alcanzar la meta final, es perseverar caminando en la fe y dándole al Señor la respuesta vital adecuada, agradándole, en palabras del Apóstol (2Co 5,7-9). El mensaje es claro: el reino de Dios, aunque requiere nuestra colaboración, es ante todo don del Señor, gracia que precede al hombre y a sus obras. Nuestra pequeña fuerza, aparentemente impotente ante los problemas del mundo, si se suma a la de Dios no teme obstáculos, porque la victoria del Señor es segura. Es el milagro del amor de Dios, que hace germinar y crecer todas las semillas de bien diseminadas en la tierra. Y la experiencia de este milagro de amor nos hace ser optimistas, a pesar de las dificultades, los sufrimientos y el mal con que nos encontramos. La semilla brota y crece, porque la hace crecer el amor de Dios. Que la Virgen María, que acogió como «tierra buena» la semilla de la Palabra divina, fortalezca en nosotros esta fe y esta esperanza.

+ Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»
Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra.»
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

CURSO DE LITURGIA

CAPITULO 10

CONCEPTO DE LITURGIA 

La palabra Liturgia viene del griego (leitourgia) y quiere decir servicio público, generalmente ofrecido por un individuo a la comunidad. Hoy se usa para designar todo el conjunto de la oración pública de la Iglesia y de la celebración sacramental.

         El Concilio Vaticano II en la "Constitución sobre la Liturgia" nos presenta un tratado amplio, profundo y pastoral sobre el tema. Citamos algunos conceptos para darnos una idea de lo importante que es vivir la Liturgia, si queremos enriquecernos de los dones que proceden de la acción redentora de Nuestro Señor. "La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y cada uno a su manera realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia".

 En esta descripción encontramos lo que es realmente la Liturgia:

 1.- Es el ejercicio del sacerdocio de Cristo. Es decir, en la Liturgia, el mismo Cristo actúa como sacerdote, ofreciéndose al Padre, para la salvación de los hombres.

 2.- Los signos sensibles realizan la santificación de los hombres en lo que quieren decir. Por ejemplo, el agua en el Bautismo significa y realiza la purificación y es principio de vida, el pan en la Eucaristía alimenta el espíritu del hombre.

 3.- En la acción litúrgica, Cristo y los cristianos, que forman el Cuerpo Místico, ejercen el culto público.

 4.- Es la acción sagrada por excelencia, que ninguna oración o acción humana puede igualar por ser obra de Cristo y de toda su Iglesia y no de una persona o un grupo.

 "La Liturgia es la cumbre a la que tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza".

¿CÓMO ORAR?
¿CÓMO HACER ORACIÓN DE CONTEMPLACIÓN?

1. Se requiere soledad y silencio:

Hay que empezar por crear soledad. "Así lo hacía Él siempre que oraba", dice Santa Teresa. Soledad para entender "con Quién estamos". Silencio del cuerpo y de la mente para buscar a Dios en nuestro interior. Es en el silencio cuando Dios se comunica mejor al alma y el alma puede mejor captar a Dios. En el silencio el alma se encuentra con su Dios y se deja amar por Él.

2. ¿Quién puede hacer este tipo de oración?

Según Santa Teresa, la oración de contemplación es la "Fuente de Agua Viva" que prometió el Señor a la Samaritana (cfr. Jn. 4). "Mirad que os llama a todos ... no dijo a unos daré y a otros no". Es decir, no dijo que daría de esta "Agua" a ciertos escogidos, sino dijo: "Todo el que beba de este agua, no volverá a tener sed" (Jn. 4, 13).

3. Nuestra participación en la oración

La persona debe poner su deseo y su disposición, principalmente su actitud de silencio (apagar ruidos exteriores e interiores). El silencio aún no es contemplación, pero es el esfuerzo que Dios requiere para dársenos y transformarnos. Además, orar se aprende orando, "sin desfallecer", como dice el Señor. La única forma de aprender a orar es: orar, orar, orar.

4. La participación de Dios

La participación de Dios escapa totalmente a nuestro control y Él -soberanamente- escoge cómo ha de ser su acción en el alma del que ora. En ese silencio de la oración contemplativa Dios puede revelarse o no, otorgando o no gracias místicas o contemplativas. Esta parte, el don de Dios, no depende del orante, sino de Él mismo, que se da a quien quiere, como quiere, cuando quiere y donde quiere. La efectividad de la oración contemplativa no se mide por el número ni la intensidad de las gracias místicas, sino por la intensidad de nuestra transformación espiritual: crecimiento en virtudes, desapego de lo material, entrega a Dios, aumento en los frutos del Espíritu, etc.

La oración contemplativa es siempre una experiencia transformante, haya gracias místicas o no. Lo que realmente es importante es nuestra actitud, nuestro deseo de oración y nuestra perseverancia en la oración, y poco a poco el Señor se hará presente en nuestro corazón.

 Horario de Misas

De lunes a sábado.. 19:30 h.

Domingos .............. 10:00—11:30 h

Rezo del Santo Rosario

De lunes a sábado .. 19:00 h.

Exposición del Santísimo

Jueves .................... 18:30—19:30 h.

Domingos .............. 10:30—11:30 h.

Confesiones

Media hora antes a cada Misa

Cuando alguien lo solicite

Despacho Parroquial

Martes, miércoles

y jueves ................ 18:00—19:00 h.

 Cáritas Parroquial

Atención los miércoles de 18 a 19 h. en los locales de Ciudad de Laval, 30.

Lectio Divina

El próximo lunes 17 de junio a las 20:30 h. último encuentro de la Lectio Divina.

Sería conveniente que durante el verano no dejásemos de practicar algún día lo que hemos aprendido, haciendo oración personal desde la Palabra de Dios con este método.

(Quien quiera puede traer algo para cenar y compartir al finalizar)

21 de JUNIO: SAN LUIS GONZAGA

              San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568. Hijo del marqués de Gonzaga. Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios para llegar a ser santo: 1º. Frecuente confesión y comunión. 2º. Mucha devoción a la Sma. Virgen. 3º. Leer vidas de Santos.  Ante una imagen de la Sma. Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro. Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.


Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen le decía: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús. En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifus negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero le contagió el tifus y Luis murió el 21 de junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Que alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor".
La madre logró asistir en 1621 a la beatificación de su hijo. 

 

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