Queridos hermanos:
San José. ¡Qué
hermosa la obra que Dios ha hecho en esta persona! Gracias Señor por San José.
Gracias, San José, por ser dócil al mandato del Señor por medio del ángel.
Recientemente
ha salido un documento de la Conferencia Episcopal Española llamado «Sembradores
de esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta
vida», con motivo del debate social sobre la eutanasia, el suicidio
asistido y la muerte digna.
San José recibe
este mandato: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María,
tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo.»
Y se convierte
en modelo de esperanza, modelo de acogida, modelo de protección de la vida, de
la mujer, de la familia, del niño no nacido. Diríamos, parafraseando el
documento, que San José es sembrador de esperanza, misionero del Evangelio de
la vida y promotor de la cultura de la vida y de la civilización del amor.
San José se
convierte en custodio de la persona. No instrumentaliza a María en función de
sus intereses personales o proyectos preconcebidos. Acoge a María como es y la
acoge conforme el proyecto de Dios. El Señor reorienta en San José su
esperanza. Si primero repudia en secreto, tras el anuncio del ángel, acoge. Por
eso San José es modelo del que acoge a la persona sin reducirla a un objeto,
sin reducirla a algo que se pueda usar o utilizar y cuando no me aporta o me
sirve desecharlo: “cuando la vida ya no sirve (…) se la descarta sin tantos
reparos, como en el caso de los enfermos, los enfermos terminales, de los ancianos
abandonados y sin atenciones, o de los niños asesinados antes de nacer». (cf.
Discurso Papa Francisco ante el Parlamento Europeo el 25 de noviembre de 2014,
citado en el documento de la CEE). Como San José, estamos llamados “a no
abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para
dar esperanza. Porque la eutanasia y el suicidio asistido son una derrota para
todos” (cf. Papa Francisco. Tuit del mes de junio de 2019)
San José será
el promotor de una cultura de la vida y del encuentro, del amor y la
verdadera compasión.
Encomendemos a
la protección de san José nuestras familias, nuestros familiares. También a los
médicos, a los profesionales de la salud, voluntarios y tantas personas que
colaboran en la pastoral de la salud y de la familia, y a todos los que sufren
en su cuerpo o en su espíritu. Que San José, junto con la Virgen María, Salud
de los enfermos, Consuelo de los afligidos y Auxilio de los cristianos, nos
acompañen siempre en la tarea apasionada de acoger, proteger y acompañar toda
vida humana.
Jesús, vuestro párroco
+ Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Palabra del Señor.
La acción del Espíritu Santo
recayó sobre María y José
“La acción del Espíritu Santo recayó sobre los dos. Siendo, dice, un hombre justo. Justo era el varón, justa la mujer. El Espíritu Santo, que reposaba en la justicia de ambos, a ambos les dio el hijo. Pero en el sexo al que correspondía dar a luz obró lo que al nacer sería también para el marido. Así, pues, el ángel ordena a los dos que impongan el nombre al niño, con lo que se manifiesta que ambos tienen autoridad paterna. (…)
Se dice también a María: “He aquí que vas a concebir un hijo y le pondrás por nombre Jesús”: Y a José: “José, hijo de David, no temas recibir a María como tu esposa, porque lo que en ella ha nacido es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús: él salvará a su pueblo de todos sus pecados”. Se afirma también: Y le dio a luz un hijo, con lo que se le reconoce como padre, no por obra de la carne, sino por la del amor. Así es como él es padre. (…)¿Cómo es que era padre? Porque su paternidad era tanto más auténtica cuanto más casta. Ciertamente era considerado como padre de nuestro Señor Jesucristo, pero de otra manera. (…)
El Señor no nació de la sangre de José, aunque así se pensase; sin embargo, a la piedad y caridad de José le nació de la Virgen María un hijo, Hijo a la vez de Dios”. (San Agustín. Sermón 51)
¿Cómo ejerce san José la custodia del Redentor?
“Hemos escuchado en el Evangelio que “José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer” (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custos, custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: “Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo” (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1). ¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús. ¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio. (…) José es “custodio” porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas.
En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación. Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos.
Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios. (...) Pero, para “custodiar”, también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.
Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura. (Francisco. Homilía en la Misa inaugural de su pontificado. 19-3-2013).
Oración a la Sagrada Familia
“Jesús, María y José en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero amor,
a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos
Noé es figura de Jesucristo. Pero también es figura de San José. San José recibe el encargo del ángel de acoger a María embarazada del Verbo por obra del Espíritu Santo. Y Noé, igual que San José, acogieron a aquellos que se les había encomendado, cuidándolos, alimentándolos, protegiéndolos. Noé es cuidador de la familia y de todo lo creado. Acogió todo tipo de animales en el arca. José acogerá a Jesús, primogénito de la Nueva creación y a María, Madre del Cristo Total, pues es Madre de Dios y Madre de la Iglesia, que acogerá en su seno a todas las gentes. Noé se convirtió en pregonero de la justicia (cf. 2 P 2,5) y San José en pregonero de la maternidad virginal de María y de su Hijo nuestro Salvador, Jesús, que salvará al pueblo de sus pecados. Por eso el papel de San José es insustituible, importantísimo. ¡Tanta responsabilidad fue dejada en manos de un hombre! Un hombre que hace presente el consuelo de Dios, pues no dejará sola a la mujer y al niño. San José cuidará de la familia y de la Nueva Eva y del nuevo Adán. Pongamos también nuestra familia bajo la fiel custodia e intercesión de San José. Nuestra arca estará en buenas manos.
Organizado por Cáritas interparroquial, como conclusión de los actos con motivo de su 50 aniversario, se ofrece un encuentro de Familias el sábado 28 de diciembre con el siguiente programa:
• 9:00 Encuentro en la plaza del Ayuntamiento - Colegiata.
• 9:30 Pasacalles por Gandía, recogiendo a las familias de las parroquias en los lugares indicados. Nuestra parroquia ha de acudir a la plaza de Cristo Rey, donde está el Instituto Ausias March.
• 10:45 Llegada al final del recorrido. Acogida. Momento de oración.
• 11:30-12:45 Charlas simultáneas (escoger una)
- La familia, santuario de la vida, escuela de sufrimiento, lugar de la belleza. Ponente: Julio Tudela
- Nuevos retos familiares en la era digital: tecnoadicciones y tecnopornografia. (Catedra Scholas Occurrentes de la UCV). Ponente: Yolanda Ruiz
• 13:00-14:15 Charlas simultáneas (escoger una)
- La ingeniería social al servicio de un nuevo concepto de naturaleza y de persona. Ponente: Enrique Burguete
- Proyecto Raquel. Testimonios sobre el aborto.
14:30 Comida fraterna a compartir.
15:45 Actividades en familia.
17:00 Fin de la Jornada
Del 23 al 29 de diciembre de 2019
Lunes 23. San Juan de Kety. 19.30 h.: En sufragio de: José Antonio Cabanilles; Dif. Fam. Cremades-Moscardó-Tobar.
Martes 24. Por la tarde:
SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.
18.00 h.: MISA DE LA VIGILIA. Con niños.
19.30 h.: MISA DE LA VIGILIA.
24.00 h.: MISA DE MEDIANOCHE.
Miércoles 25. SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR.
10.00 h.: MISA DE LA AURORA.
11.30 h.: MISA DEL DÍA. Pro Pópulo.
19.30 h.: MISA DEL DÍA.
Jueves 26. FIESTA DE SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR. 19.30 h.: En sufragio de: Francisco Rodríguez.
Viernes 27. FIESTA DE SAN JUAN, APÓSTOL Y EVANGELISTA. 19.30 h.: Sin intención.
Sábado 28. FIESTA DE LOS SANTOS INOCENTES, MÁRTIRES.
12.30 h.: Bodas de Oro: Emilio García y Mª Carmen Villanueva.
Por la tarde. FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.
18.00 h.: Con niños. Sin intención.
19.30 h.: En sufragio de: Rosendo Roche.
21.00 h.: Sin intención.
Domingo 29. FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA.
10.00 h.: Sin intención.
11.30 h.: Pro Pópulo.
19.30 h.: Sin intención.
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
-----------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario