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Queridos hermanos:
La semana pasada escuchábamos el
evangelio del fariseo, que se tenía por justo, estaba seguro de sí mismo y
despreciaba a los demás y el publicano, que pobre y miserable, pedía
misericordia. Éste último fue justificado, es decir, fue curado y sanado. En cambio
el fariseo permaneció en su enfermedad.
Esta semana escuchamos un evangelio
donde se pone nombre a un publicano: “Zaqueo”, y donde la muchedumbre de Jericó
se comporta como el fariseo de la semana pasada: murmurando de Zaqueo y de
Jesús por ir a hospedarse a casa de un pecador. Zaqueo es un despreciado. Pero
Jesús, como buen Pastor, ha salido a buscar al que estaba perdido.
«Hoy ha sido la
salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo
del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (vv. 9-10).
Dice San Agustín: “Como se trataba
de Zaqueo, el jefe de los publicanos y gran pecador, aquella turba, que se
creía sana, impedía que Jesús entrase en casa de un pecador, que equivale a
reprochar al médico el que entre en casa del enfermo.” Y añade: “Hoy ha llegado
la salvación a esta casa (Lc 19,9). He aquí el motivo de mi entrada: Hoy ha
llegado la salvación. Ciertamente, si el Salvador no hubiese entrado no hubiese
llegado la salvación a aquella casa. ¿De qué te extrañas, enfermo? Llama
también tú a Jesús, no te creas sano. El enfermo que recibe al médico es un
enfermo con esperanza.” (Sermón 174, 3.5-6).
Cuando aparece Jesús se abre un
futuro nuevo. Su cercanía salva a la persona y su familia: “hoy ha llegado la
salvación a esta casa”; hace salir de la injusticia: “la mitad de mis bienes se
la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces
más”; devuelve la esperanza y reintegra al que había sido excluido de
participar del amor de Dios y de la vida del pueblo de Dios: “también este es
hijo de Abraham”.
Jesús búscanos a cada uno que como
el publicano decimos: “ten compasión de nosotros.”
Jesús, vuestro
párroco
+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
Palabra del Señor.
JESÚS LIBERÓ A ZAQUEO DE LA INJUSTICIA
549 Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre (cf. Jn 6, 5-15), de la injusticia (cf. Lc 19, 8), de la enfermedad y de la muerte (cf. Mt 11,5), Jesús realizó unos signos mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo (cf. LC 12, 13. 14; Jn 18, 36), sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, la del pecado (cf. Jn 8, 34-36), que es el obstáculo en su vocación de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas.
Y LE PERDONÓ SUS PECADOS DEVOLVIENDOLO AL PUEBLO DE DIOS
1443 Durante su vida pública, Jesús no sólo perdonó los pecados, también manifestó el efecto de este perdón: a los pecadores que son perdonados los vuelve a integrar en la comunidad del pueblo de Dios, de donde el pecado los había alejado o incluso excluido. Un signo manifiesto de ello es el hecho de que Jesús admite a los pecadores a su mesa, más aún, él mismo se sienta a su mesa, gesto que expresa de manera conmovedora, a la vez, el perdón de Dios (cf Lc 15) y el retorno al seno del pueblo de Dios (cf Lc 19,9).
ZAQUEO REPARA LA INJUSTICIA COMETIDA
2412 En virtud de la justicia conmutativa, la reparación de la injusticia cometida exige la restitución del bien robado a su propietario:
Jesús bendijo a Zaqueo por su resolución: "si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo" (Lc 19,8). Los que, de manera directa o indirecta, se han apoderado de un bien ajeno, están obligados a restituirlo o a devolver el equivalente en naturaleza o en especie si la cosa ha desaparecido, así como los frutos y beneficios que su propietario hubiera obtenido legítimamente. Están igualmente obligados a restituir, en proporción a su responsabilidad y al beneficio obtenido, todos los que han participado de alguna manera en el robo, o se han aprovechado de él a sabiendas; por ejemplo, quienes lo hayan ordenado o ayudado o encubierto.
EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
“El Evangelio de hoy nos presenta un hecho acaecido en Jericó, cuando Jesús, al llegar a la ciudad, fue acogido por la multitud (cf. Lc 19, 1-10). En Jericó vivía Zaqueo, el jefe de los «publicanos», es decir de los recaudadores de impuestos. Zaqueo era un rico colaborador de los odiados ocupantes romanos, un explotador de su pueblo. También él, por curiosidad, quería ver a Jesús, pero su condición de pecador público no le permitía acercase al Maestro. Incluso más, era pequeño de estatura, y por ello sube a un árbol de sicómoro, a lo largo de la calle donde tenía que pasar Jesús.
Cuando llegó cerca de ese árbol, Jesús levantando la vista le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa» (v. 5). Podemos imaginar el asombro de Zaqueo. Pero, ¿por qué Jesús dice «es necesario que hoy me quede en tu casa»? ¿De qué tipo de necesidad se trata? Sabemos que su deber supremo es realizar el designio del Padre para toda la humanidad, que se cumple en Jerusalén con su condena a muerte, la crucifixión y, al tercer día, la resurrección. Es el plan de salvación de la misericordia del Padre. Y en este designio está también la salvación de Zaqueo, un hombre deshonesto y despreciado por todos, y por ello con necesidad de convertirse. En efecto, el Evangelio dice que, cuando Jesús lo llamó, «todos murmuraban diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”» (v. 7). El pueblo ve en él a un despreciable, que se ha enriquecido a costa de los demás. Y si Jesús hubiese dicho: «Baja, tú, explotador, traidor del pueblo. Ven a hablar conmigo para arreglar las cuentas». Seguramente el pueblo le hubiese aplaudido. En cambio, comenzaron a murmurar: «Jesús va a la casa de él, del pecador, del explotador».
Pero Jesús, guiado por la misericordia, lo buscaba precisamente a él. Y cuando entra en la casa de Zaqueo dice: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (vv. 9-10). La mirada de Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios. ¡Y esto es importante! Debemos aprenderlo. La mirada de Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios; mira a la persona con los ojos de Dios, que no se queda en el mal pasado, sino que vislumbra el bien futuro. Jesús no se resigna ante las cerrazones, sino que abre siempre, siempre abre nuevos espacios de vida; no se queda en las apariencias, sino que mira el corazón. Y aquí miró el corazón herido de este hombre: herido por el pecado de la codicia, de muchas cosas malas que había hecho este Zaqueo. Mira el corazón herido y va allí.
A veces nosotros buscamos corregir o convertir a un pecador riñendo, reprochando sus errores y su comportamiento injusto. La actitud de Jesús con Zaqueo nos indica otro camino: el de mostrar a quien se equivoca su valor, ese valor que Dios sigue viendo a pesar de todo, a pesar de todos sus errores. Esto puede provocar una sorpresa positiva, que causa ternura en el corazón e impulsa a la persona a sacar hacia fuera todo lo bueno que tiene en sí mismo. El gesto de dar confianza a las personas es lo que las hace crecer y cambiar. Así se comporta Dios con todos nosotros: no lo detiene nuestro pecado, sino que lo supera con el amor y nos hace sentir la nostalgia del bien. Todos hemos sentido esta nostalgia del bien después de haber cometido un error. Y así lo hace nuestro Padre Dios, así lo hace Jesús. No existe una persona que no tenga algo bueno. Y esto es lo que mira Dios para sacarla del mal.
Que la Virgen María nos ayude a ver lo bueno que hay en las personas que encontramos cada día, a fin de que todos sean alentados en hacer emerger la imagen de Dios grabada en su corazón. Y así podemos alegrarnos por las sorpresas de la misericordia de Dios. Nuestro Dios, que es el Dios de las sorpresas.” (Francisco. Ángelus. 30-10-2016).
EL TRABAJO REALIZADO
Y EL QUE QUEDA POR HACER
Por otra parte, de otras partes del mundo, donde el Evangelio no se ha anunciado suficientemente, nos llega un clamor: ¡"venid y ayudadnos"! No podemos seguir así. Hay que hacer algo. Se ha hecho estos años atrás mucho en nuestra diócesis con itinerarios de renovación y evangelización e incluso hemos llegado a esbozar un proyecto diocesano de evangelización, aprobado tal día como hoy hace tres años; pero hay que hacer algo más, concretar más, aprobar entre todos medidas operativas sustanciales y centrales, evaluables, pocas pero centrales y generadoras de un gran dinamismo evangelizador diocesano. POR ESO ESTE SÍNODO DIOCESANO.” (De la Homilía de D. Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, en la misa inicio Sínodo).
ORACIONES POR LOS FIELES DIFUNTOS
Escucha con bondad, Señor, nuestras súplicas para que, al confesar nuestra fe en tu Hijo resucitado de entre los muertos, se afiance también nuestra esperanza en la futura resurrección de tus siervos.
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Oh, Dios, que hiciste pasar a tu Hijo al reino del cielo, una vez vencida la muerte, concede a tus siervos difuntos que, superada su condición mortal, puedan contemplarte para siempre como su creador y salvador.
Lo Conferencia Episcopal Española a través de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar ha convocado para febrero de 2020 un Congreso de Laicos cuyo objetivo es favorecer en la Iglesia “una conversión pastoral y misionera”, invitando a los laicos «a asumir el protagonismo que les corresponde. Se espera que este Congreso ayude a que los laicos tomemos conciencia de nuestra vocación bautismal y desde ahí nos sintamos llamados a la misión, a un compromiso decidido en la Iglesia y en la vida pública. El Congreso quiere generar un espacio de discernimiento eclesial, en el que escuchemos lo que nos está pidiendo el Espíritu Santo y tratemos de identificar los retos que el laicado tiene en la Iglesia y la sociedad actual. Los destinatarios del Congreso somos todos los bautizados laicos católicos. El congreso será el próximo sábado 9 de noviembre en el Seminario de Moncada.
Con 75 personas ya apuntadas ya, te animamos a este curso para profesores, padres y catequistas.
Comienza el lunes 18 de noviembre a las 20.15 h. en el templo parroquial. Puede apuntarse en sacristía o despacho o llamando al 608286822.
apuntarse en sacristía o despacho o llamando al 608286822.
60 € + un donativo de 50 €: 110 €.
Gracias por tu colaboración.
Donativos en BANKIA
ES83-2038-6230-7530-0042-0970
1. El próximo sábado 9 de noviembre el grupo parroquial “Paso a paso” hará una excursión por los Senderos de Rótova, ruta de “les Fonts”. A las 7.30 h. será el encuentro para salir en el aparcamiento de Juzgados de Gandía.
2. El próximo sábado 9 y domingo 10 la colecta irá destinada a la Diócesis, a ayudar a los diversos proyectos que realiza. SOMOS UNA GRAN FAMILIA CONTIGO.
Próximos eventos:
3. Formación para el matrimonio y la familia. Auditorium Matrimonii en la Parroquia de Cristo Rey. Viernes 15 de noviembre a las 21.30 h. Testimonio de Lucas Blanes “Contadlo a todo el mundo”.
Del 4 al 10 de noviembre de 2019
Lunes 4. San Carlos Borromeo, obispo. 19.30 h.: En sufragio de: Clemente Jesús Serrano Serrano y Ana Montblanc.
Martes 5. 19.30 h.: En sufragio de: Agustín Martínez García.
Miércoles 6. Beata Josefa Naval Girbés. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta.
Jueves 7. San Jacinto Castañeda, presbítero y mártir. 19.30 h.: Sin intención.
Viernes 8. 19.30 h.: Pidiendo por los enfermos de la parroquia. En sufragio de: Antonio Casanova
Sábado 9. Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán.
Por la tarde: DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO.
18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Dif. fam. García - Estruch
19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. D. Adolfo Mullor Borrell
21.00 h.: Sin intención.
Domingo 10. DOMINGO 32 DEL TIEMPO ORDINARIO.
10.00 h.: Sin intención.
11.30 h.: Pro Pópulo.
19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta
A lo largo del año, en todas las misas, se reza por todos los difuntos. Algunas celebraciones incluyen una intención particular por algún difunto o por alguna necesidad. En muchas de las ocasiones se acompaña de una ofrenda para el sacerdote llamada estipendio. Les invitamos a solicitar en el despacho la celebración de intenciones particulares o misas en sufragio.
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Hoja parroquial en formato pdf
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