5 de octubre de 2019

Domingo 6 de octubre de 2019. 27 TO C.

                 Queridos hermanos:
Leemos en el Evangelio la petición que los apóstoles hacen a Jesús: “auméntanos la fe”. Pues el justo vivirá de fe, como dice Habacuc. En medio de violencias, crímenes, opresiones, destrucción, disputas y contiendas (cf. Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4) la fe ayuda a seguir confiando, a seguir esperando, a seguir a Jesús sin reservas.
Y entonces viene la sorprendente respuesta de Jesús que sitúa la fe  

       1. en la obediencia a la Palabra recibida, 
       2. una fe que se abre al servicio.

1. Con la palabra dada o mandato del Señor se regala toda la gracia para que se realice aquellos que se manda. Jesús habla de la fe del centurión: “Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe.» (Mateo 8, 8-10). Una fe vinculada a la obediencia de un corazón dócil. Es como la fe de María. Bastó el anuncio del Ángel para que María lo acogiera y se cumpliera en ella la Palabra de Dios: «He aquí la esclava del Señor. Hágase en mi según tu Palabra». Por eso Jesús pone la imagen de una palabra dicha y su cumplimiento en la imagen de la morera: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.»
Es necesario para ello no tener el corazón endurecido para ser dóciles y obedientes a la Palabra y abrirnos así a la fe.

2. Y si la fe va vinculada a la obediencia también se abre al servicio. En la parábola que ofrece Jesús los siervos obedecen las órdenes del amo en las tareas de labranza o pastoreo. Basta las órdenes para que se cumpla lo mandado. Y una vez han trabajado para el amo quiere el amo que le atiendan a Él: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”. Jesús presenta dos formas de obedecer al amo: hacer cosas por él y tener un servicio íntimo de atención. Esta segunda forma de atender al amo (“prepárame de cenar, cíñete y sírveme”) nos recuerda las veces que Jesús dice “dame de beber”, “tengo sed”, reclamando no solo que se haga cosas por Jesús, cosas que ha mandado Él, sino entrar en una relación de intimidad con Jesús. Relación de intimidad que lleva siempre a trabajar más y mejor en su campo y con su ganado, con sus ovejas.
Pidamos al Señor aumento de fe, corazón dócil, obediencia a su Palabra, servicio desinteresado a sus cosas (los demás) y a Él diciendo como dijo San Francisco de Borja: «Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer».
Jesús, vuestro párroco

 

+ Lectura del santo Evangelio según San Lucas 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
Palabra del Señor.

PEDIR Y ALIMENTAR LA FE

162 La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; S. Pablo advierte de ello a Timoteo: "Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe" (1 Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente (cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe "actuar por la caridad" (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser sostenida por la esperanza (cf. Rom 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

LA FE NO ES SOLO INDIVIDUAL

166 La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros.

168 La Iglesia es la primera que cree, y así conduce, alimenta y sostiene mi fe. La Iglesia es la primera que, en todas partes, confiesa al Señor y con ella y en ella somos impulsados y llevados a confesar también: "creo", "creemos".



 

EL EVANGELIO COMENTADO POR EL PAPA
La palabra de Dios nos presenta hoy dos aspectos esenciales de la vida cristiana: la fe y el servicio. A propósito de la fe, le hacen al Señor dos peticiones concretas.
La primera es del profeta Habacuc, que suplica a Dios para que intervenga y restablezca la justicia y la paz, que los hombres han destruido con la violencia, las disputas y las contiendas: «¿Hasta cuándo, Señor —dice—, pediré auxilio sin que tú me escuches?» (Ha 1,2). Dios, en su respuesta, no interviene directamente, no resuelve la situación de modo brusco, no se hace presente con la fuerza. Al contrario, invita a esperar con paciencia, sin perder nunca la esperanza; sobre todo, subraya la importancia de la fe. Porque el hombre vivirá por su fe (cf. Ha 2,4). Así actúa Dios también con nosotros: no favorece nuestros deseos de cambiar el mundo y a los demás de manera inmediata y continuamente, sino que busca ante todo curar ...el corazón de cada uno; Dios cambia el mundo cambiando nuestros corazones, y esto no puede hacerlo sin nosotros. El Señor quiere que le abramos la puerta del corazón para poder entrar en nuestra vida. Esta apertura a él, esta confianza en él es precisamente lo que ha vencido al mundo: nuestra fe (cf. 1 Jn 5,4). Porque cuando Dios encuentra un corazón abierto y confiado, allí puede hacer sus maravillas.
Pero tener fe, una fe viva, no es fácil, y de ahí la segunda petición, esa que los Apóstoles dirigen al Señor en el Evangelio: «Auméntanos la fe» (Lc 17,6). Es una hermosa súplica, una oración que también nosotros podríamos dirigir a Dios cada día. Pero la respuesta divina es sorprendente, y también en este caso da la vuelta a la petición: «Si tuvierais fe...». Es él quien nos pide a nosotros que tengamos fe. Porque la fe, que es un don de Dios y hay que pedirla siempre, también requiere que nosotros la cultivemos. No es una fuerza mágica que baja del cielo, no es una «dote» que se recibe de una vez para siempre, ni tampoco un superpoder que sirve para resolver los problemas de la vida. Porque una fe concebida para satisfacer nuestras necesidades sería una fe egoísta, totalmente centrada en nosotros mismos. No hay que confundir la fe con el estar bien o sentirse bien, con el ser consolados para que tengamos un poco de paz en el corazón. La fe es un hilo de oro que nos une al Señor, la alegría pura de estar con él, de estar unidos a él; es un don que vale la vida entera, pero que fructifica si nosotros ponemos nuestra parte.
Y, ¿cuál es nuestra parte? Jesús nos hace comprender que es el servicio. En el Evangelio, en efecto, el Señor pone las palabras sobre el servicio después de las referidas al poder de la fe. Fe y servicio no se pueden separar, es más, están estrechamente unidas, enlazadas entre ellas. Para explicarme, quisiera usar una imagen que os es familiar, la de una bonita alfombra. ... Cada alfombra, lo sabéis bien, se va tejiendo según la trama y la urdimbre; sólo gracias a esta estructura el conjunto resulta bien compuesto y armonioso. Así sucede en la vida cristiana: hay que tejerla cada día pacientemente, entrelazando una trama y una urdimbre bien definidas: la trama de la fe y la urdimbre del servicio. Cuando a la fe se enlaza el servicio, el corazón se mantiene abierto y joven, y se ensancha para hacer el bien. Entonces la fe, como dice Jesús en el Evangelio, se hace fuerte y realiza maravillas. Si avanza por este camino, entonces madura y se fortalece, a condición de que permanezca siempre unida al servicio.
Pero, ¿qué es el servicio? Es posible pensar que consista sólo en ser fieles a nuestros deberes o en hacer alguna obra buena. Pero para Jesús es mucho más. En el Evangelio de hoy, él nos pide, incluso con palabras muy fuertes, radicales, una disponibilidad total, una vida completamente entregada, sin cálculos y sin ganancias. ¿Por qué Jesús es tan exigente? Porque él nos ha amado de ese modo, haciéndose nuestro siervo «hasta el extremo» (Jn 13,1), viniendo «para servir y dar su vida» (Mc 10,45). Y esto sucede aún hoy cada vez que celebramos la Eucaristía: el Señor se presenta entre nosotros y, por más que nosotros nos propongamos servirlo y amarlo, es siempre él quien nos precede, sirviéndonos y amándonos más de cuanto podamos imaginar y merecer. Nos da su misma vida. Y nos invita a imitarlo, diciéndonos: «El que quiera servirme que me siga» (Jn 12,26).
Por tanto, no estamos llamados a servir sólo para tener una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por amor nuestro. Y no estamos llamados a servir de vez en cuando, sino a vivir sirviendo. El servicio es un estilo de vida, más aún, resume en sí todo el estilo de vida cristiana: servir a Dios en la adoración y la oración; estar abiertos y disponibles; amar concretamente al prójimo; trabajar con entusiasmo por el bien común.
También los creyentes sufren tentaciones que alejan del estilo de servicio y terminan por hacer la vida inservible. Donde no hay servicio, la vida es inservible. Aquí podemos destacar dos. Una es dejar que el corazón se vuelva tibio. Un corazón tibio se encierra en una vida perezosa y sofoca el fuego del amor. El que es tibio vive para satisfacer sus comodidades, que nunca son suficientes, y de ese modo nunca está contento; poco a poco termina por conformarse con una vida mediocre. El tibio reserva a Dios y a los demás algunos «porcentajes» de su tiempo y de su corazón, sin exagerar nunca, sino más bien buscando siempre recortar. Así su vida pierde sabor: es como un té que era muy bueno, pero que al enfriarse ya no se puede beber. Estoy convencido de que vosotros, viendo los ejemplos de quienes os han precedido en la fe, no dejaréis que vuestro corazón se vuelva tibio. Toda la Iglesia, que tiene una especial simpatía por vosotros, os mira y os anima: sois un pequeño rebaño pero de gran valor a los ojos de Dios.
Hay una segunda tentación en la que se puede caer, no por ser pasivos, sino por ser «demasiado activos»: es la de pensar como dueños, de trabajar sólo para ganar prestigio y llegar a ser alguien. Entonces, el servicio se convierte en un medio y no en un fin, porque el fin es ahora el prestigio, después vendrá el poder, el querer ser grandes. «Entre vosotros —nos recuerda Jesús a todos— no será así: el que quiera ser grande entre vosotros que sea vuestro servidor» (Mt 20,26). Así se edifica y se embellece la Iglesia. ...
Que nos ayude la intercesión de la Virgen Inmaculada y de los santos, en particular santa Teresa de Calcuta, los frutos de cuya fe y servicio están entre vosotros. Acojamos algunas de sus espléndidas palabras, que resumen el mensaje de hoy: «El fruto de la fe es el amor; el fruto del amor es el servicio; y el fruto del servicio es la paz» (Camino de sencillez, Introducción). (Francisco. Homilía 2 de octubre de 2016).

 


1. El Domingo 6 de octubre tendrá lugar la Convivencia parroquial con motivo de las fiestas parroquiales. Horario.
10.00: Almuerzo parroquial
(No habrá misa de 10.00 h.)
11.30: Eucaristía dominical
12.30: Foro parroquial. Trabajo en grupos
14.00: Comida.
16.30: Puesta en común del trabajo realizado.
Para los niños se dispondrá de unos monitores que estén con ellos durante el día con diversas actividades y un castillo hinchable por la tarde.
18.00: Merienda
19.30: Eucaristía dominical
2. El Lunes 7 de octubre celebraremos Nuestra Señora del Rosario.
A las 15.00 h. se invita a unirse en el Rezo del santo Rosario internacional por las misiones a través de la Radio María
19.00: Rezo del Rosario con Exposición del Santísimo
19.30: Eucaristía
20.30: CELEBRACIÓN PENITENCIAL COMUNITARIA
3. El martes 8 de octubre celebraremos la memorias de un santo valenciano, San Luis Bertrán.
19.00: Rezo del Rosario con Exposición del Santísimo
19.30: Eucaristía
4. El Miércoles 9 de octubre será la Peregrinación a la Virgen del Milagro de Cocentaina y a la Virgen de los Lirios en Alcoy. HORARIO DE LA PEREGRINACIÓN:
8.00: Salida desde Parking de Juzgados.
9.00: Llegada a Cocentaina y almuerzo
9.45: Visita de la parroquia de Santa María de Cocentaina.
10.00: Acogida y rezo de Laudes.
11.00: Salida en dos grupos para visitar en dos rutas la parroquia de El Salvador y el Palau Condal.
12.00: Concentración en la Capilla de San Antonio.
12.30: Eucaristía jubilar.
La colecta irá destinada a Cáritas Interparroquial de Cocentaina para un proyecto de Caridad.
14.15: Comida en el Restaurante del Centro Social de Cocentaina.
16.00: Salida hacia el Santuario de la Verge del Lliris en la Font Roja de Alcoy. Visita del lugar.
17.30: Rezo de Vísperas en el Santuario.
18.30: Salida hacia el Monasterio del Santo Sepulcro de Alcoy donde está el Jesuset del Miracle.
19.00: Acogida y Adoración Eucarística dirigido por las hermanas del Monasterio.
20.15: Salida hacia Gandía.
CON ESTE MOTIVO SE SUPRIME LA MISA
DEL MIÉRCOLES 9 DE OCTUBRE
EN EL TEMPLO PARROQUIAL

 

5. Catequesis parroquial
Catequesis del Buen Pastor (3-5 años):
Inicio el sábado 19 de octubre a las 16.30 h..
Catequesis de Jesús es el Señor (de comunión):
Los sábados a las 16.30 h.
Catequesis de Confirmación (9-11 años):
Los viernes a las 18.00 h.
Catequesis de Postconfirmación (12-18 años):
Los viernes a las 20.00 h.
Habrá reunión con los padres del segundo curso de Jesús es el Señor el sábado 19 de octubre a las 16.45 h. y con los de primero el sábado 26 de octubre a la misma hora.

6. CURSILLOS PREMATRIMONIALES
El lunes 14 de octubre  a las 21.00 h. comienzan los cursillos prematrimoniales en la parroquia de San Francisco de Borja de Gandía. Continúan durante 10 sesiones los jueves y lunes siguientes.
7. Tienen a su disposición la Revista Callejeros de la fe nº 5.
8. Próximos eventos:
- el 15 de octubre a las 19.30 h. en la parroquia de la Sagrada Familia tendrá lugar la Eucaristía de inicio de curso de Cáritas interparroquial.
- el 17 de octubre a las 12.00 h. habrá una charla sobre Medio Ambiente organizado por Cáritas interparroquial en la Universidad Politécnica de Gandía.
- el 17 de octubre a las 19.00 h. se ofrecerá el Rosario por la Vida y tras la misa un rato de Adoración pidiendo por la defensa de la vida.
- 21-24 de octubre: Semana de las personas sin Hogar organizado por Cáritas interparroquial. El 22 de octubre habrá una Vigilia de oración en las clarisas a las 20.00 h.



Lunes 7. Nuestra Señora del Rosario. 19.30 h.: En sufragio de: Agustín Martínez García.  
Martes 8. San Luis Bertrán, presbítero. 19.30 h.: En sufragio de: Antonio Casanova.  
Miércoles 9. Dedicación de la Santa Iglesia Catedral de Valencia. No habrá misa con motivo de la peregrinación a Cocentaina y Alcoy. 
 Jueves 10. Fiesta de Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia. 19.30 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 
 Viernes 11. San Juan XXIII, papa. 19.30 h.: En sufragio de: Isabel Mª Villanueva Domingo.  
Sábado 12. Por la mañana: Fiesta de Nuestra Señora del Pilar. Por la tarde: DOMINGO 28 DEL TIEMPO ORDINARIO. 18.00 h.: Con niños. En sufragio de: Cristina. 19.30 h.: En sufragio de: Rvdo. D. José Pérez. 21.00 h.: Sin intención.  
Domingo 13. DOMINGO 28 DEL TIEMPO ORDINARIO. 10.00 h.: En sufragio de: José y Nicomedes Peiró Bolta. 11.30 h.: Pro Pópulo. 19.30 h.: En acción de gracias.

 

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