8 de septiembre de 2010

Una mirada limpia.

Una mirada limpia

 La fotografía –de la agencia EFE- refleja el rostro de un sacerdote español, capturado por milicianos republicanos, instantes antes de ser fusilado en el 18 de agosto del año 1936.
No parece excesivamente preocupado ¿verdad?
El autor de la instantánea es el fotógrafo alemán Hans Gutmann, que posteriormente se nacionalizó español y cambió su nombre por el de Juan Guzmán.
El Sacerdote de la imagen es el beato Martín Martínez Pascual presbítero y mártir, miembro de la Sociedad de Sacerdotes Operarios Diocesanos. Recibió la corona de la gloria el 18 de agosto de 1936 en Alcañiz (Teruel) aunque el fotógrafo sitúa el lugar del fusilamiento en la localidad de Siétamo (Huesca), distante unos ciento cuarenta kilómetros de Alcañiz, diferencia que puede deberse al lugar de la sepultura o del Registro civil.
El sacerdote que recuperó la fotografía cuenta emocionado: "Conseguí la fotografía en Moscú, en un congreso. Me gustó y, al leer las frases del recuadro, me interesé mucho más. Es la fotografía de un sacerdote español, el Beato Martín Martínez, operario diocesano, natural de Valdealgorfa (Teruel), diócesis de Zaragoza. Se la tomó un fotógrafo alemán que estaba entre los republicanos, durante la guerra civil española. Fijaos bien en su mirada firme, los brazos en jarras, seguro y valiente... Se la tomaron unos segundos antes de fusilarlo".
Sin duda, la enorme fuerza de la mirada del sacerdote a las puertas del cielo debió desconcertar a sus verdugos que esperarían de su víctima una actitud menos digna con la que tranquilizar sus conciencias adoctrinadas por los que ahora son llamados en colosal sarcasmo “luchadores por la libertad y la democracia”.

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(Impresiones de algunos internautas recogidas en un blog)

-          Impresionante ...
-          Parece de ahora mismo, como si le hubieran hecho la foto esta tarde: Tipo, semblante, mirada, como una instantánea de cámara, despreocupado, simpático, ausencia de miedo, absolutamente (y de odio también, ni siquiera desafío).
-          Los Mártires son así (fueron, han sido, son así). Se acercan con toda naturalidad a lo Sobrenatural.
-          Y este está a un paso de la Gloria.
-          Sí, es impresionante.
-          Increíble la cara de paz que tiene...
-          Simplemente impresionante. Cuánto hemos de aprender de estos corazones sin miedo
-          ¡Fantástico! Si tengo que imaginar cómo se acerca un héroe o un mártir al martirio, lo imagino así, a partir de ahora. La semejanza también, dicho sea de paso, con Nuestro Señor Jesucristo, es notable.

BIOGRAFÍA
Beato Marín Martínez Pascual (1910-1936). Sacerdote Operario Diocesano
Nació en Valdealgorfa, Teruel (España) el 11 de noviembre de 1910. Hijo de padre carpintero, vivía enfrente del convento de las Clarisas y frecuentaba de niño su Iglesia con el Santísimo expuesto. Esto y la cercanía de su párroco le llevaron al sacerdocio. Sus compañeros seminaristas destacan de él su simparía y alegría contagiosa y sus invitaciones a visitar a Jesús Sacramentado.
Influenciado por la lectura de Santa Teresa del Niño Jesús, quería ser misionero; ante las dificultades para serlo, el arzobispo de Zaragoza le autoriza para ser Operario Diocesano al terminar la teología. Se ordena sacerdote el 15 de junio de 1935 y celebra la primera misa en su pueblo el día de Corpus. Su único destino pastoral fue el de Formador de seminaristas en el seminario de San José de Murcia, donde residían los seminaristas diocesanos pobres que no podían pagar la cuota del Seminario.
Al terminar el curso en junio, y ante la quema de iglesias y persecución de sacerdotes, va a su pueblo, donde le sorprende la guerra civil. No vestía traje clerical y los milicianos comunistas del pueblo le respetaron, pero el 26 de julio llega un comité con orden de captura y fusilamiento de todo sacerdote y de aquellos que lo escondan en su casa. Ese día celebró su última misa en la Clarisas, llevándose Hostias consagradas para tener la comunión.
Estuvo escondido en varias casas y por fin huyó al monte para no perjudicar a nadie. El 17 de agosto se entera que su padre está encarcelado por no delatar a su hijo. El 18 de agosto de presenta libremente al comité. Está unos minutos en la cárcel, que aprovecha para dar la comunión a los sacerdotes presos, y a las afueras del pueblo lo fusilan de frente, porque no quiso ponerse de espaldas, y diciendo ¡Viva Crsito Rey!
Es el más joven Operario mártir. Tenía 25 años y sólo uno de sacerdote.



¿Qué es el martirio?
El Papa Benedicto XVI explica que son mártires aquellos que «dan la vida, derramando la sangre, libre y conscientemente, en un acto supremo de caridad, para testimoniar su fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia». Benedicto XVI explica también que hay nuevas circunstancias para el martirio: «Aunque el motivo que impulsa al martirio sigue siendo el mismo, y tiene en Cristo su fuente y modelo, han cambiado los contextos culturales del martirio y las estrategias por parte del perseguidor, que cada vez trata de manifestar de modo menos explícito su aversión a la fe cristiana o a un comportamiento relacionado con las virtudes cristinas, pero que simula diferentes razones, por ejemplo, de naturaleza política o social». Para reconocer un martirio «es necesario recoger pruebas irrefutables sobre la disponibilidad al martirio, como el derramamiento de la sangre, y sobre su aceptación por parte de la víctima, pero también es necesario que aflore directa o indirectamente, aunque siempre de modo moralmente cierto, el odio a la fe del perseguidor. Si falta este elemento, no existirá un verdadero martirio, según la doctrina teológica y jurídica perenne de la Iglesia».

“Hoy he comprendido que los hombres se dividen en dos: los que son mis hermanos, y aquellos que todavía no saben que lo son”. Así resume el cardenal Wiszynsky en sus Memorias la experiencia de un día en que había sido torturado con especial dureza por sus carceleros comunistas. Llevaba, incluso, dos años ya completamente aislado de todo contacto humano, y, sin embargo, sus palabras de aquel día, lejos de enrolarse en el trágico círculo vicioso de la violencia, estaban construyendo una paz que no es de este mundo, ¡pero en este mundo! Ante la guerra, ante toda guerra, sea destructora de cuerpos como de almas, ¿cabe otro camino que éste?

Don Antonio Montero, hoy arzobispo emérito de Mérida-Badajoz, publicó en 1961 una Historia de la persecución religiosa en España. Según su estudio, de 1936 a 1939, habían sido asesinados:
-          13 obispos,
-          4.184 sacerdotes,
-          2.365 religiosos y
-          283 monjas.
Estas cifras no incluyen los millares de civiles que fueron paseados por confesar sus creencias religiosas. Las formas de esos crímenes fueron, a menudo, particularmente odiosas y aun repugnantes.

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